La llamada gran prensa ha pasado por el alto el verdadero significado de una resolución en la que la Cámara de Representantes de Estados Unidos expresa una fuerte condena contra la Federación Rusa. Para el político estadounidense Ron Paul, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, esa moción constituye, a pesar de su presentación como una moción inofensiva, un paso peligrosísimo en un camino que solo puede conducir a una guerra contra Rusia.
Ron Paul, ex miembro de la Cámara de Representantes por el Estado de Texas y ex candidato a la presidencia de Estados Unidos.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha adoptado hoy [4 de diciembre de 2014] lo que considero uno de los peores proyectos de resolución nunca vistos.
La Hig Resolution 758 ha sido presentada como una resolución que «condena firmemente las acciones de la Federación Rusa, bajo la presidencia de Vladimir Putin, que ha aplicado una política de agresión contra países vecinos con fines de dominación política y económica».
La realidad es que ese proyecto de ley se compone de 16 páginas de una propaganda de guerra que haría sonrojarse a los neoconservadores, si estos fuesen capaces de tal cosa.
Este es el tipo de resoluciones que siempre he observado de cerca en el Congreso, presentadas como declaraciones de opiniones «sin peligro» pero que a menudo conducen a la adopción de sanciones y a la guerra. Recuerdo que en 1998 argumenté fuertemente contra la Ley sobre la Liberación de Irakporque, como dije en aquel momento, sabía que nos llevaría a la guerra.
Yo no me oponía a aquella ley porque fuese un admirador de Sadam Husein –como tampoco soy ahora un admirador de Vladimir Putin ni de cualquier otro dirigente político extranjero– sino más bien porque sabía que otra guerra en Irak no resolvería los problemas y probablemente no haría más que empeorar las cosas. Y ya sabemos lo que sucedió después.
Es por eso que me cuesta creer que logren salir indemnes con esta nueva ley, sobre todo teniendo en cuenta que lo que está en juego esta vez es mucho más importante: ¡provocar una guerra con Rusia podría significar la destrucción total!
Si alguien piensa que estoy exagerando la naturaleza realmente nociva de esta resolución, permítaseme proporcionar aquí varios ejemplos sacados de la ley misma:
En el párrafo 3, la resolución acusa a Rusia de haber invadido Ucrania y condena la violación de la soberanía ucraniana por parte de Rusia, declaración que se hace sin prueba alguna de que tales cosas hayan sucedido. Con todos nuestros sofisticados satélites capaces de leer desde el espacio la placa de inmatriculación de un auto, deberíamos tener videos y fotos que prueben tal invasión rusa. Pero no se ha reportado nada de eso.
En cuanto a la violación por Rusia de la soberanía ucraniana, ¿por qué no se habló de violación de la soberanía de Ucrania en febrero, cuando Estados Unidos participaba en el derrocamiento del gobierno electo en ese país? Hemos oído las grabaciones donde varios funcionarios del Departamento de Estado conspiraban con el embajador de Estados Unidos en Ucrania para derrocar aquel gobierno. Oímos a la secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, jactarse de que Estados Unidos había gastado 5 000 millones de dólares [para provocar] el cambio de régimen en Ucrania. ¿Por qué no hay problema con eso?
En el párrafo 11, la resolución acusa a varias personas en el este de Ucrania de haber realizado en noviembre «elecciones fraudulentas e ilegales». ¿Por qué cada vez que las elecciones no arrojan los resultados que el gobierno estadounidense espera esas elecciones son calificadas de «ilegales» y «fraudulentas»? ¿Será que el pueblo del este de Ucrania no tiene derecho a la autodeterminación? ¿No es ese un derecho humano fundamental?
En el párrafo 13, la resolución exige que las fuerzas rusas se retiren de Ucrania, a pesar de que el gobierno de Estados Unidos no ha presentado ninguna prueba de que el ejército ruso haya penetrado en Ucrania. Este párrafo también exhorta el gobierno de Kiev a reanudar las operaciones militares contra las regiones del este que proclaman su independencia.
En el párrafo 14, la resolución indica con toda certeza que el vuelo 17 de la Malaysia Airlines que se estrelló en Ucrania fue derribado por un misil «disparado por las fuerzas separatistas respaldadas por los rusos en el este de Ucrania». Eso es simplemente falso. El informe final sobre la investigación no será revelado hasta el año próximo y el informe preliminar ni siquiera indica que haya sido un misil lo que derribó el avión. El informe preliminar –realizado con la participación de todos los países interesados– ni siquiera culpa a ninguna de las partes.
El párrafo 16 de la resolución condena a Rusia por la venta de armas al gobierno de Assad en Siria. Por supuesto, no menciona que esas armas servirán para luchar contra el Emirato Islámico –del que decimos ser enemigos– ¡mientras que el armamento estadounidense enviado a los rebeldes en Siria en realidad acaba en manos del Emirato Islámico!
El párrafo 17 de la resolución condena a Rusia por lo que Estados Unidos llama sanciones económicas («medidas económicas coercitivas») contra Ucrania, ¡sin tener cuenta que Estados Unidos ha adoptado repetidamente sanciones económicas contra Rusia y proyecta adoptar más sanciones!
En el párrafo 22, la resolución estipula que Rusia invadió la República de Georgia en 2008. Eso es simplemente falso. ¡Hasta la Unión Europea –que no es precisamente amiga de Rusia– concluyó en su investigación sobre los hechos de 2008 que fue Georgia la que «desató una guerra injustificada» contra Rusia! ¿Cómo puede el Congreso aceptar mentiras tan flagrantes? ¿Será que los congresistas ni siquiera se toman el trabajo de leer las resoluciones antes de votarlas?
En el párrafo 34, la resolución comienza incluso a convertirse en cómica cuando condena a los rusos por lo que describe como «ataques contra las redes informáticas de Estados Unidos» y «adquisición ilícita de información» sobre el gobierno estadounidense. Después de las revelaciones de Snowden sobre el espionaje estadounidense contra el resto del mundo, ¿qué autoridad moral puede tener Estados Unidos para condenar a los demás por ese tipo de acciones?
Fríamente, la resolución apunta contra los medios de prensa financiados por el Estado ruso y los ataca afirmando que «falsean la opinión pública». Pero al gobierno de Estados Unidos le parece normal dedicar miles de millones de dólares al financiamiento y apadrinamiento de medios, como la Voz de la Américas (VOA) y Radio Free Europe/Radio Liberty, y a subvencionar medios «independientes» en innumerables países. ¿Cuánto falta para que fuentes de información alternativas como [el canal de televisión satelital] Russia Today acaben siendo prohibidos en Estados Unidos? Este proyecto de ley nos acerca al día infausto en que será el gobierno quien decida qué tipo de programas podemos ver o no y además hable de tal violación de la «libertad».
En el párrafo 45, la resolución da luz verde al presidente ucraniano Petro Porochenko para que reanude su asalto militar contra las provincias independentistas del este, exhortando sin embargo al «desarme de los separatistas y de las fuerzas paramilitares en este de Ucrania». Eso significará más muertes de miles de civiles.
Para ello, la resolución implica directamente al gobierno estadounidense en el conflicto al llamar al presidente de Estados Unidos a «proporcionar al gobierno ucraniano material de defensa letal y no letal, los servicios y la formación necesarias para defender eficazmente su territorio y soberanía». Eso significa armamento estadounidense en manos de fuerzas militares «entrenadas por Estados Unidos» e implicadas en una guerra caliente, en la frontera de Rusia. ¿Acaso parece eso una buena idea para todo el mundo?
Quedan aún en ese proyecto de ley demasiadas declaraciones todavía más ridículas y horribles como para que valga la pena seguir enumerándolas.
La parte más perturbadora de la presente resolución es probablemente la declaración que menciona una «intervención militar» de la Federación Rusa en Ucrania que «constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales». No es casual el uso de esa terminología: esa frase es la semilla envenenada introducida en ese proyecto de ley para justificar futuras resoluciones aún más agresivas. Después de todo, si aceptamos que Rusia representa una «amenaza» para la paz internacional. ¿cómo podemos ignorar algo así? Esas son las pendientes resbalosas que conducen a la guerra.
Esta peligrosa legislación fue adoptada hoy, 4 de diciembre [de 2014], ¡con sólo 10 votos en contra! Sólo 10 congresistas temen el uso de propaganda y de mentiras flagrantes tendientes a estimular un irresponsable ruido de botas hacia Rusia.
He aquí los nombres de los miembros de la Cámara de Representantes que votaron «No» en relación con esa legislación. Si no encuentra usted en esta lista el nombre de su congresista, ¡llámelo y pregúntele por qué votó para acercarnos a una guerra contra Rusia! Y si encuentra el nombre de su representante en esta lista, llámelo y dele las gracias por haberse opuesto a los quieren llevarnos a la guerra.
Congresistas que votaron «No» a la High Resolution 758:
Justin Amash (Republicano por Michigan)
John Duncan (Republicano por Tennessee)
Alan Grayson (Demócrata por Florida)
Alcee Hastings (Demócrata por Florida)
Walter Jones (Republicano por Carolina del Norte)
Thomas Massie (Republicano por Kentucky)
Jim McDermott (Demócrata por Washington)
George Miller (Demócrata por California)
Beto O’Rourke (Demócrata por Texas)
Dana Rohrabacher (Republicano por California)