Dicen de él que es un experto vaticanista, aunque Arturo San Agustín (Barcelona, 1949) se define como un simple notario, un compañero periodista. Ahora, cuando se cumplen dos años de la elección de Francisco como pontífice, acaba de publicar Tras el portón de bronce, (Península) un libro en el que narra las decenas de conversaciones que ha tenido en El Vaticano en los últimos meses con monseñores, sacerdotes, monjas y trabajadores del que, dicen, es el Estado con más secretos del mundo.
Asegura que allí no hay tantas incógnitas como pueda parecer, pero admite que El Vaticano atrae. Por eso, afirma que ha intentado explicar cómo funciona el Estado a pesar de que conseguir información allí es una tarea poco menos que imposible. Él ha logrado, entre otras cosas, saber que un cardenal de la curia cobra 4.500 euros al mes; que una monja, dependiendo de su experiencia, recibe unos 2.000 euros al mes y que un ujier gana 1.200 euros.
San Agustín también describe cómo son las relaciones en la cúpula de la Iglesia a partir de sus conversaciones con influyentes religiosos que, a menudo, prefieren mantener el anonimato. Unas relaciones que no son siempre suaves.
¿Quién manda realmente en El Vaticano?
Cuando hacía un año que Francisco había sido elegido, me dio la sensación de que algunos conocidos tenían miedo. Y deduje que el papa mandaba. Posteriormente, alguien me hizo ver que no, que este papa tampoco manda y dicen que es bueno que el papa no mande. Me vinieron a decir que no ha habido ningún papa que haya mandado y Francisco tampoco lo hace, aunque por ciertas actitudes y lenguaje gestual dé la sensación de que manda. Pero no.
Entonces, ¿el papa no manda nada?
Digamos que influye o que manda un poco. Hasta su llegada, en todos los departamentos en los que se tocaba dinero había un italiano y ahora eso ya no es así. Y eso es importante. Digamos que no manda, porque ningún papa manda, pero quizá este influye más que otros.
¿Por qué dice que es bueno que el papa no mande?
Es lo que dicen en El Vaticano. Creen que la Iglesia ha durado tantos años pese a los intentos por cargársela, incluso desde dentro, porque eso ha sido siempre así. Entonces entienden que es bueno que el papa no haya mandado.
Entonces, ¿quién manda en El Vaticano?
Mandan muchos. La curia. Por ejemplo, Francisco se ha rodeado del llamado G9, que son ocho cardenales y el secretario de Estado. Es una especie de caballeros de la tabla redonda y ese grupo yo creo que influye, y mucho. De alguna manera, él se ha protegido y en ese G9 están representados todos los continentes. Antes estos grupos estaban formados sólo por italianos.
[El llamado G9 lo forman los cardenales Giuseppe Bertello, Francisco Javier Errázuriz Ossa, Oswald Gracias, Reinhard Marx, Laurent Monsengwo Pasinya, Sean Patrick O'Malley, George Pell y Andrés Rodríguez Maradiaga y también fue incluido posteriormente el Secretario de Estado, Pietro Parolin]
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¿Hay muchas tensiones dentro de la Iglesia?
Las tensiones son inevitables en cualquier grupo humano y El Vaticano es una organización donde mandan los hombres, por lo que existen las mismas tensiones que en otros organismos. Lo que a mí me dicen es que El Vaticano ya no tiene poder, aunque influye.
"LOS PRINCIPALES ENEMIGOS DE FRANCISCO SON ALGUNOS DE LOS LLAMADOS PROGRES"
En un momento de su libro se dice que “de Francisco no sólo se habla mal en algunos círculos Vaticanos, que lo consideran ‘bastante acomplejado intelectualmente”. ¿Dónde más se habla mal del papa?
Los principales enemigos de Francisco son algunos de los llamados 'progres', que siempre le han tenido por conservador. Inclusive un sector de los jesuitas le siguen viendo todavía como un hombre conservador. Además, hay un sector muy italiano dentro de la curia, tanto cardenales como obispos, al que no le gusta las maneras del papa, que no son todo lo refinadas que ellos quisieran. Por otro lado, el sector más intelectual de la Santa Sede considera que Francisco no tiene la preparación intelectual que tenía, por ejemplo, Benedicto XVI.
Entonces, el papa no gusta a todos en El Vaticano, ni mucho menos...
Alguien me dijo que el papa nunca gusta. Cuando sale un papa popular, suspiran por un papa intelectual. Cuando llega un papa intelectual, quieren uno popular. Lo cierto es que la gente no entendía a Benedicto XVI y a Francisco lo entiende todo el mundo.A quienes más gusta el papa es a los menos creyentes y a los periodistas que hasta el momento eran más anticlericales, y esto a Francisco le ha generado alguna hostilidad. Muchos católicos ven que se ha convertido en un líder social, pero que ante todo es papa. Y, siendo papa, ven cosas que les parece que son oportunistas, o que dice lo que la gente quiere oír. Le reprochan que habla más para los de fuera que para los de dentro de la Iglesia.
En el libro hay una frase muy contundente. Un embajador ante la Santa Sede le dice a usted que todos en Roma saben que el papa está evitando que le envenen…
Me sorprendió que dos o tres embajadores me dijeran que en El Vaticano no hacen ninguna comida especial para él, que come lo de todos porque así no lo envenerarán.A mí me queda claro que al papa Juan Pablo I no lo enveneraron, pero le provocaron un infarto. Sabían que estaba delicado del corazón y le abrumaron con burocracia, con legajos.
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En algún momento del libro le dicen que en El Vaticano, con Francisco, está habiendo “una revolución silenciosa”. ¿Usted lo cree así?
Yo no hablaría de revolución porque creo que un papa no puede ser revolucionario, ya que ha de aceptar ciertos dogmas. Pero puede ser el inicio de una evolución.
¿Qué tendría que pasar para hablar de una revolución de Francisco?
Un monseñor italiano me dijo que los cambios del papa han sido necesarios, pero más cosméticos que reales. Me dijo que revolución sería el día que los divorciados puedan comulgar, cuando la mujer tuviera un papel más importante en la Iglesia, cuando los laicos tengan un protagonismo real e importante en la jerarquía y cuando se dé opción al celibato.
Pero el papa ha creado muchísimas expectativas en todos esos temas.
Si tú creas una expectativa excesiva, aunque consigas un éxito a la gente no se lo va a parecer. El peligro del papa Francisco es que ha creado unas expectativas brutales y puede defraudar no ya por lo que él ha dicho, sino por lo que la gente ha entendido que ha dicho.
"MUCHOS TIENEN MIEDO DE QUE ALGUIEN LES CUELGUE EL SAMBENITO DE PEDERASTAS"
¿En qué ha cambiado Francisco el Vaticano?
Las formas han cambiado. Ya no se ven los coches que algunos monseñores utilizaban, los sastres dicen que ahora no hay tanta alegría en las telas para hacer los trajes de los religiosos… Un monseñor, además, me dijo: ‘El miedo ha acabado. El papa Francisco ha acabado con el miedo que algunos sacerdotes, monseñores y cardenales tenían al Vaticano’.
¿Miedo a qué?
Supongo que con Francisco se ha acabado con ciertos grupos que ejercieron despóticamente su mando.
En su libro habla con muchísimos monseñores, gente cualificada del Vaticano, que prefiere no dar su nombre. Eso hace intuir que sigue habiendo miedo…
Muchos tienen ahora el miedo de que alguien les cuelgue el sambenito de pederastas porque eso es un arma de destrucción masiva. Este papa ha dicho que tolerancia cero con la pederastia y realmente es tolerancia cero. Y eso puede ser utilizado por algunos individuos que quieren deshacerse de otros.
¿Individuos de dentro de la Iglesia, religiosos?
Sí, sí, sí. Estamos hablando siempre de la Santa Sede. Eso se tapaba antes y ahora puede ser un arma. Y si me lo dicen supongo que es porque alguien ya la ha utilizado. Por otro lado, la seguridad se ha sofisticado y algunos cardenales han entrado en una cierta paranoia y se creen vigilados porque hay cámaras y antes no era así. Eso hace que algunos hablen de miedo. Y luego hay otros que temen que el papa les diga que tienen que volver a sus países de origen a hacer de curas.
¿La Iglesia ha aprendido a comunicar mejor desde que ha llegado Francisco?
Yo donde me he encontrado gente con mayor dominio de la palabra ha sido en la jerarquía de la Iglesia. El problema de la mayor parte de sacerdotes es que cuando utilizan la homilía acostumbran a soltar un rollo brutal que sólo ahuyenta a la gente. El papa ha hecho hablar como habla la gente normal de la calle. En eso le favorece su pasado, porque antes viajaba en metro y sabe cómo habla la gente y lo que la gente entiende. Se nota, hasta en algunos cardenales y obispos españoles, que hay un intento por hablar sencillo. Pero no todos lo consiguen.
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El papa dijo claramente que quería “una Iglesia pobre y para los pobres”.Pero no da la sensación de que la Iglesia sea precisamente pobre…
Yo creo que la Iglesia no es pobre. La frase suena muy bien, pero una Iglesia pobre no podría ayudar a nadie. Hay católicos que creen que tendría que ser pobre y que se acabasen los palacios, El Vaticano etc. Y es verdad, no pasaría nada. Pero si fuese tan pobre como algunos pretenden, no podría ayudar a mucha gente.
¿Cómo es la relación de los religiosos en El Vaticano con el dinero?
Claro que hay delincuentes y chorizos, pero en otros casos la soledad de los religiosos hace que tengan necesidad de tener amigos. En la mayoría de los casos, el dinero les da apuro, se despreocupan, y siempre está el pirata que sabiendo eso se acerca a ellos. Muchos de los que han pasado como grandes delincuentes financieros en el fondo han sido grandes ingenuos en manos de delincuentes financieros. Lo cual no quita la responsabilidad. Luego hay un 20 o un 30% de auténticos delincuentes también.
¿Cómo influyó usted en la camiseta que Francisco tiene enmarcada de Messi?
Soy amigo de Sandro Rosell y le dije: ‘Al papa le haría ilusión tener una camiseta dedicada’. Y se la envió. Según algunas monjas, que son las que lo saben todo en El Vaticano, una de las más apreciadas por el papa es la de Messi, que está muy bien enmarcada.
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