Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Michigan que trabaja actualmente en el yacimiento de la antigua ciudad romana de Gabii, a unos 18 kilómetros al Este de Roma, acaba de dar a conocer el hallazgo de un misterioso ataúd de plomo con más de 1.500 años de antigüedad.
Al parecer, el peculiar descubrimiento tuvo lugar en el año 2009 –cuando comenzaron los trabajos de excavación–, pero ha sido ahora cuando se han sacado a la luz los detalles del hallazgo.
La pieza de plomo, que pesa unos 360 kilogramos, supone un irritante acertijo para los arqueólogos por diversos motivos. En primer lugar, no era muy habitual que los antiguos romanos empleasen ataúdes para sus enterramientos y, cuando lo hacían, éstos solían ser de madera.
De hecho, según ha explicado Nicola Terrenato, uno de los miembros del equipo, sólo se conocen unos pocos ejemplos de este tipo, y siempre en otras regiones. Por otra parte, este tipo de ataúdes suelen tener una forma rectangular, mientras éste consiste en una gruesa lámina de plomo plegada hacia adentro. El material empleado supone, precisamente, uno de los mayores inconvenientes para los investigadores, pues imposibilita el uso de rayos X y cierto tipo de escáner para averiguar qué contiene en su interior, sin que el ataúd resulte dañado.
“Es excitante y al mismo tiempo frustrante, porque no se conocen otros ejemplos similares”, explicóJeffrey Becker, director del proyecto de la Universidad de Michigan, financiado por la Sociedad National Geographic. Para solventar este problema, los arqueólogos esperan utilizar endoscopias (cámaras de pequeño tamaño) y técnicas de termografía. Si estos intentos fracasaran, intentarían someter al ataúd a una resonancia magnética.
Lo que parece claro, a juzgar por el material empleado y su cantidad (el plomo era un metal muy valioso en la época) es que el ataúd podría contener los restos de una persona muy importante. En este sentido, los otros enterramientos de plomo encontrados en otros lugares podrían ofrecer pistas muy jugosas sobre el “dueño” del ataúd: en dichos casos, los cadáveres se correspondían con miembros de la jerarquía eclesiástica, destacados militares romanos e incluso alguna mujer gladiadora. Esta última posibilidad, sin embargo, parece poco probable en opinión de Bruce Hitchner, profesor de arqueología clásica en la Universidad de Oxford, pues por el sarcófago data de los siglos IV o V d.C., cuando las luchas de gladiadores ya no estaban en auge. En un caso u otro, habrá que esperar a nuevos estudios para resolver este intrigante misterio.
© Fotografía: Jeffrey Becker / University of Michigan
Publicado el 30 marzo 2010 por Redacción
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