Vea bien el video por favor. No se apresure a leer este breve artículo, véalo completo. Son poco más de 7 minutos, un extracto nomás de un fenómeno que puede parecer extraño para algunos, bizarro para otros, e irreal y hasta surrealista para algunos pocos, pero no lo es. Esto es nada más y nada menos que la realidad al desnudo.
¿Qué vio usted? Déjeme contarle lo que yo vi.
De seguro usted ha tenido la oportunidad de ver películas de zombies ¿no es así? ¿No ve acaso un siniestro parecido entre esas aterradoras producciones cinematográficas y lo que aparece en este grotesco compilado? Pues déjeme decirle que yo sí, yo veo más que un parecido, veo un reflejo, un espeluznante paralelismo.
¿Cuál le parece que es la característica distintiva de un zombie? Quizá sea un comportamiento compulsivo, casi mecánico, como un autómata programado para realizar una cierta tarea, o para perseguir un cierto propósito. En las películas este propósito es alimentarse de seres vivos, sujetos normales (o de sus cerebros). En la realidad es conseguir algo, lo que sea; fíjese que muchos de estos sujetos no saben ni lo que buscan, golpean, aplastan, empujan, sólo manotean desesperados bolsas o cajas y sacan un botín que ni siquiera saben lo que es. Sólo sienten que deben hacerlo. Pero… acaso no nos damos cuenta: es BLACK FRIDAY.
Ese es el nombre del programa que ejecutan, instrucción tras instrucción, sin control, sin conciencia, sin notar qué hay alrededor, sin entender y sin conocimiento de qué es lo que está ocurriendo. “BLACK FRIDAY” fue “descargado” e “instalado” en cada uno de estos sujetos y “BLACK FRIDAY” es el programa que ellos ejecutan.
Un profesional de la informática está familiarizado con esta dinámica, pero nada más que en el reino de los ordenadores, es decir, en un ámbito acotado a dispositivos con un mecanismo definido, que no cuentan con habilidades creativas y que no pueden pensar por sí mismos, sólo seguir instrucciones precisas, paso a paso, sin medir, sin considerar, sin comprender. Pues eso justamente es lo que vemos en este vídeo, máquinas, dispositivos programados para seguir instrucciones.
¿Se puede imaginar un mundo poblado por sujetos así? No necesita imaginación, encienda su televisor, o más sencillo, deténgase unos instantes a mirar a su alrededor. ¿Qué ve? Sí, así es, se ven autómatas a diestra y siniestra ejecutando programas, siguiendo instrucciones. Mire por ejemplo las protestas callejeras, 15M, Ocupa Wall Street, … elija la que quiera. ¿Ve acaso que sobresalen hombres con conciencia, con pleno conocimiento de qué es lo que está ocurriendo? ¿Ve acaso seres humanos coherentes con entero control de sus facultades enfocados en la búsqueda de un objetivo “superior”, trascendente? ¿Ve acaso a hombres creando a cada paso nuevas alternativas, nuevos caminos, que no se comportan como ganado arreado al corral?
Pues lamento decirle que yo no veo nada de esto. En cambio, sí se me hace palpable y evidente que estas protestas o marchas, como quiera llamarlas, están plagadas de autómatas que como células de un organismo deben cumplir con lo ya determinado. Un programa ha sido “instalado” en cada uno de estos individuos y este programa está siendo ejecutado. El programa puede llamarse “indignación ciudadana”, “estamos hartos”, o “abajo el capitalismo”,… da igual, es sólo un nombre; las instrucciones son idénticas para cada uno. Apenas existen pequeñas variaciones triviales que poco cambian el curso de los acontecimientos.
Y yo me pregunto, ¿quiénes son los programadores detrás de estos programas? ¿Quiénes son esos sujetos (o grupos, u organizaciones) que conocen a estas máquinas con todo lujo de detalles y diseñan estos programas perfectos que transforman a estos sujetos en verdaderos zombies, verdaderos ejecutores de instrucciones?
Mmmm…. veo que quizá nunca se hizo esta pregunta porque usted es una de esas personas que creen que la realidad es regida por el caos, por la sumatoria de acciones individuales, desconectadas, que todo lo que acontece es el resultado de una ecuación cuyas variables son fundamentalmente humanas y su lógica esencialmente dialéctica, el choque continuo de tesis y antítesis, fuerzas opuestas en pugna y una supuesta síntesis superando la disputa, iterando ad infinitum, en una danza cósmica sin propósito ni sentido.
Si usted piensa de este modo quizá debería reconsiderar su posición, pues es un hecho que las matemáticas y otras ciencias afines han sugerido y argumentado que donde hay patrones regulares (el comportamiento del “autómata” por ejemplo) hay un conjunto de reglas rigiendo este comportamiento, y donde hay reglas hay alguien o algo que las determina, las impone. Es decir, donde hay reglas, existe “un diseño”, y ante la presencia de un diseño es posible afirmar con un importante nivel de certeza que ALGUIEN lo diseñó, que en su origen haya un DISEÑADOR.
No se confunda, no estamos hablando aquí de dioses, lo que aquí estamos afirmando es simplemente que cuando estos desconcertantes comportamientos mecánicos y repetitivos se manifiestan en un colectivo de sujetos, es muy probable que exista “algo” o “alguien” que los determine, los imponga, los “instale” en cada individuo que, símil a un ordenador, ejecutará el conjunto de instrucciones destinadas a conseguir una conducta definida.
Considerando lo dicho hasta aquí, es imposible evadir la pregunta de cómo es que estos programas son “instalados” en estos “dispositivos humanos”. Bueno, déjeme decirle que esta pregunta no tiene una respuesta sencilla, pero me es posible sugerir que un modo de llevar adelante tamaña tarea puede ser a través de la imposición de ilusiones, de falsas “verdades”, de percepciones sesgadas. Sí, si lo piensa sólo un poco podrá darse cuenta de que sin duda las mentiras constituyen auténticos programas que se ejecutan en nuestras mentes y nos transforman en verdaderos autómatas.
¿Qué cree usted que ocurre con estos sujetos vulnerables a la programación? ¿Qué determina que estos seres pierdan todo rasgo de individualidad, cualquier atisbo de humanidad? Hay respuesta para estas preguntas. Existen hombres que son extremadamente permeables al manejo y la manipulación. Un especial ejemplo de tales sujetos son los llamados seguidores de autoritarios. Estos son “individuos que básicamente son una pizarra en blanco y que su única estructura de personalidad es la creada por el sistema sociocultural en el que viven. ¡No hay nada más allí! Eso es lo que los hace tan buenos robots, seguidores de tipos patológicos que los utilizan para representar la visión de la mayoría, o al menos, para reforzarla” (extraido de Ley Marcial y el Seguidor de los Autoritarios, de Laura Knight-Jadczyk, ¡recomendable artículo!).
Ahora, ¿qué pensaría usted si le dijera que todos estamos conectados a este colosal “aparato” de programación y que somos vulnerables a sus programas? Una persona mentalmente sana y con ansias de conciencia seguro que se preocuparía y empezaría cuando menos a prestar atención a su comportamiento y al origen del mismo.
Piense en esto. A los sujetos del vídeo se les pudo haber “instalado” un sencillo programa cuyas instrucciones básicas dicen algo así como que “deben aprovechar a como dé lugar las superofertas del BLACK FRIDAY para conseguir cosas que es importante que posean, y que dichos bienes, mayormente de caracter material, cualquiera que sean éstos, son indispensables, fundamentales, esenciales para su vida, su bienestar, y su felicidad“. Una vez que se está ejecutando este programa ya no importa si lo que sacan de una caja, una bolsa o un aparador de una tienda es un televisor, una plancha, una XBOX, una moladora, una caña de pescar o una pack de papel higiénico. Tampoco importa si para conseguirlo tuvieron que amasijar al que estaba a su lado, destruir una persiana, atropellar a quien esté en frente, o quizá hasta matar a quien sea de algún modo un potencial obstáculo.
¿Qué significa realmente hoy día tener una buena “calidad de vida” cuando la felicidad se mide según la cantidad de objetos materiales que uno posee, cuando los demás pasan a segundo plano, cuando las relaciones interpersonales, la ayuda mútua, la compasión y el respeto no entran dentro de la ecuación, ya que no tienen valor monetario alguno? ¿Acaso todas esas mentiras y esa programación nos han despojado de lo que significa ser humanos? ¿Acaso lo que yo veo en ese video es un síntoma de la robotización del alma, por así llamarla? ¿Qué futuro promete esto para las nuevas generaciones, para nuestros hijos y nietos?
¿Mucho para pensar no? Hablando de hijos y nietos permítame despedirme con una interesante referencia. No hace mucho tuve la oportunidad de leer un cuento que a mi juicio representa con magistral realismo a través de una sencilla metáfora los tiempos actuales, y más aún, los tiempos venideros. En él se delinea una marcada diferencia entre dos tipos de hombres: aquellos que responden como soldados a la manipulación, y aquellos que con un destello de conciencia vislumbran lo trascendente. Lamento tener que decir que hay una extraordinaria similitud entre el comportamiento de los primeros y los sujetos del video (me tomo el atrevimiento de sugerirle al lector que le eche un ojo al cuento para ver cómo les va a estos sujetos).
Tomando todo esto en perspectiva, lamentablemente me veo sentenciado a pensar que semejante comportamiento no es más que otra “Señal de los tiempos”.
Escrito por Mauricio Santecchia / Sott.net
Fecha del artículo Diciembre de 2013
Nov 25, 2016
http://buscandolaverdad.es/2016/11/25/black-friday-consumismo-y-los-automatas-humanos/