No seamos ni hipócritas ni inocentes: los estados acostumbran a atacarse entre sí mediante atentados de falsa bandera que son achacados al grupo terrorista de turno, pero siempre matando civiles “de bajo nivel”, es decir, peones sacrificables como ustedes o yo, y nunca diplomáticos de alto nivel. Según los estándares de relación entre los estados y nuestros estimadísimos gobernantes que tanto nos quieren y respetan, matar a un embajador, siempre será más grave que matar a 300 personas anónimas.
Así es como nos ven y así es como nos tratan.
Por lo tanto, de haber relaciones ocultas tras el atentado, estaríamos ante un hecho bastante grave en lo que se refiere a las relaciones internacionales.
Pero cuando uno empieza a darle vueltas al asunto, empieza a ver que quizás esto no es lo que parece…
Hay varios aspectos que debemos tener en cuenta, así como un conjunto de cuestiones extrañas que rodean a este suceso y que nos haremos posteriormente.
La primera relación que nos viene a la cabeza, obviamente, es que el ataque se produce precisamente en la víspera de una reunión en Moscú entre los cancilleres de Rusia, Irán y Turquía, los tres países que mantienen negociaciones desde hace semanas para coordinar la intermitente evacuación de decenas de miles de civiles y combatientes rebeldes sirios en Alepo.
El propio embajador Karlov, había jugado un papel importante en las negociaciones de la semana pasada entre Rusia y Turquía para cerrar un acuerdo sobre la evacuación del este de Alepo.
Tal y como informa pagina12…
“La Cancillería rusa ratificó hoy la reunión de los ministros pese al asesinato del embajador. La evacuación fue fruto de un acuerdo entre Rusia, Turquía, Irán e insurgentes que controlaban la mitad este de Alepo desde 2012. Los rebeldes, apoyados por Turquía, aceptaron el acuerdo al verse vencidos y acorralados por una vasta ofensiva de Siria, Rusia e Irán, tras casi cinco años de enfrentamientos”.
Por lo tanto, siguiendo la lógica, todo apuntaría a que alguien estaría intentando dinamitar las relaciones entre Rusia y Turquía y perjudicar cualquier posibilidad de acuerdo entre ambos países de cara a la resolución del conflicto sirio.
Al respecto, de forma inmediata y coordinada, tanto Vladimir Putin como Recep Tayyip Erdogan, han salido a escena para exponer el mismo argumento.
Así es como nos lo ha expuesto rápidamente, RT…
Según Putin: “El objetivo del ‘vil asesinato’ del embajador Kárlov es ‘minar las relaciones rusoturcas'”.
Putin ha declarado que la respuesta al asesinato de este diplomático ruso tiene que ser “la intensificación de la lucha contra el terrorismo” y ha subrayado que quienes realizan esos actos “pagarán por ello”.
El presidente ruso ha destacado que el atentado que ha acabado con la vida de Kárlov ha sido “una provocación destinada a minar las relaciones rusoturcas”.
Por su parte, Erdogan ha ofrecido un mensaje similar…
Erdogan: “La idea del asesinato del embajador ruso es empeorar las relaciones entre Moscú y Ankara”
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha estimado que el asesinato del embajador de Rusia en su país, Andréi Kárlov, “es una provocación dirigida contra el proceso de normalización de las relaciones bilaterales entre Moscú y Ankara”.
Erdogan ha confirmado que ha conversado con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, al que ha expresado sus condolencias por la pérdida del diplomático, con quien las autoridades turcas se habían visto “hace una semana”. Además, este mandatario ha destacado que su país vigila “la situación de cerca”.
Por lo tanto, ambos mandatarios coinciden en el mismo argumento y de forma implícita, están acusando a un tercer actor de realizar un acto de terrorismo de alto nivel.
¿Y saben lo mejor? Les dan la razón todos los medios occidentales (al menos españoles que hemos leído y no solo la propaganda rusa RT y Sputnik).
Añadamos a ello lo que ha comentado el propio Trump, añadiéndose al coro y pidiendo mano dura con los terroristas: Trump: El embajador ruso fue asesinado por “radicales islamistas del terror”
Como decíamos antes, las primeras informaciones apuntan a que el atentado ha sido perpetrado por un partidario del clérigo opositor a Erdogan, Fetulá Gülen, al que el propio régimen de Erdogan, ha acusado de intentar perpetrar el golpe de estado del pasado julio y tras el cual, también se ocultarían los propios EEUU.
Al respecto, el alcalde de la capital turca, Melih Gokcek, dijo que el joven atacante era un policía y que era miembro del movimiento liderado por el predicador autoexiliado en Estados Unidos, Fetulah Gülen, el mismo que Turquía acusa de terrorista y de haber planeado el fallido golpe de Estado de julio pasado.
Luego, en una conferencia de prensa, el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, confirmó que el autor del atentado era un policía antidisturbios de 22 años, identificado como Mevlut Mert Altintas, que hacía sólo dos años y medio había ingresado a la fuerza y posteriormente, en otros medios, se ha empezado a hablar de la posible vinculación del terrorista con el Frente al-Nusra.
Bien, sea de Al-Nusra o sea de FETO, todo parece encajar…a no ser que nos hagamos algunas preguntas…
Y la primera pregunta que nos debemos hacer es:
¿Cómo “ha sabido” tan rápido el gobierno turco que el atacante estaba vinculado con el clérigo opositor Gülen?
El atacante no lo ha reivindicado durante el atentado…sin embargo en tan solo dos horas, el gobierno turco ha descubierto estos vínculos. Algo muy curioso, teniendo en cuenta que el gobierno turco lleva meses persiguiendo y encerrando a miles de opositores partidarios de Gülen. No obstante, éste Gulenista que era policía (y que por lo tanto iba armado y tenía la libertad de movimientos propias de un agente policial, lo que lo convertía en peligroso), no fue detectado durante meses.
¡Ya es casualidad!