A todos nos han enseñado y nos han dicho, que el Santo Grial es el cáliz, la copa de la que bebió Jesús en la Última Cena. Este cáliz ha sido buscado por miles de personas a lo largo de la historia, siendo una de las reliquias de primer orden. ¿Fue realmente el Santo Grial un cáliz? El Santo Grial portaba la sangre de Cristo, y en este sentido, sí que decían la verdad. Pero desde este instante, conocerás la verdad, el misterio desvelado de lo que realmente es el Santo Grial, su importancia y por qué es tan buscado.
No dudes en llegar hasta el final, y sorprenderte en cada palabra, cada párrafo, cada acontecimiento, cada prueba, porque nada volverá a ser como antes.
El secreto del Santo Grial, su custodia, lo salvaguardaba una Orden Masónica de caballería conocida como el Priorato de Sión. Esta Orden la fundó Godofredo de Bouillon, que no fue un simple creyente, o un simple caballero, sino que representa algo mucho más importante.
El Priorato de Sión es conocido por ser los portadores de un secreto trascendental, que si fuera revelado, sacudiría los cimientos de la iglesia y de todo lo que creemos como verdad, y sin duda alguna, cambiaría nuestra realidad y la vida de millones de personas. Esta Orden fue fundada en 1.099, durante la Primera Cruzada. Esta Orden se creó dentro de la misma organización que eran los Templarios, mitad monjes mitad soldados.
Algunos de los Grandes Maestres que formaron parte del Priorato a lo largo de la historia, fueron Jean de Saint-Clair, René de Anjou, Botticelli, Robert Boyle, Isaac Newton, Victor Hugo, Debussy… y por supuesto, Leonardo Da Vinci. Aunque no fueron maestres en sí, también pertenecieron a la Orden Juana de Arco, el Papa Juan XXIII y Nostradamus.
¿Se creó esta Orden compuesta de personajes ilustres, aristócratas y familias reales para conservar un tesoro material, un cáliz? ¿Es posible que antepusieran sus vidas por salvaguardar un cáliz? ¿Es lógico que dedicaran sus vidas por algo tan material? ¿Era una Sociedad exclusivamente política? Obviamente no!!!
Uno de esos maestres, Leonardo Da Vinci, dibujó una obra entre 1.495 y 1.497 titulada “Il Cenacolo “. No se trata de un cuadro, sino que fue pintada en una de las paredes de la Santa Maria delle Grazie en Milán. Da Vinci, muy vinculado al Priorato de Sión, y conocedor de lo que salvaguardaban, de los secretos que conocía, decidió dejar plasmado muchos de esos secretos en esta obra. Absolutamente todo lo representado en esta obra está lleno de simbologías, de mensajes cifrados, de revelaciones. Analicemos detenidamente esta obra del Maestre más importante e influyente de la Orden, “La Última Cena” de Leonardo Da Vinci, porque en ella está la respuesta al Santo Grial y a muchas otras cuestiones.
El Nuevo Testamento habla que en esta cena, fue donde Jesús instituyó el sacramento del pan y el vino, que son su carne y su sangre. Esta cena, es el momento que antecede a la crucifixión de Jesús. La Última Cena es descrita en tres de los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento (Mateo, Marcos y Lucas), pero no en el Evangelio de Juan.
En esta cena, Jesús dijo. “Que pase de mí este cáliz…”, y se ha interpretado como que Jesús ofrecía una copa a sus discípulos, pero curiosamente, en la mesa no hay vino. También ofreció el pan a sus comensales, pero no se ven pedazos de pan partidos para ofrecer, sino que cada uno poseía su pedazo de pan. En la mesa de la Última Cena, sabemos realmente los nombre de seis de los discípulos que estaban, además de Jesús: Pedro, Santiago, Juan, Simón, Andrés y Judas… el resto de personajes que forman el cuadro, son interpretaciones y mensajes que quiere enviar Leonardo.
Da Vinci pintó la escena, donde todos los discípulos están posicionados detrás de una mesa. Esto sería imposible en la realidad, ya que las cenas según la costumbre judía en aquella época, los invitados al Séder, se disponían a los comensales en divanes alrededor de una mesa en forma de “U”, llamado triclinio, y los comensales estarían reclinados, medio tumbados y no sentados.
La cena que tuvo lugar, es lo que se conoce como Séder de Pésaj, la cena que antecede al Día de Pascua. En los Séder, era costumbre que participaran también las mujeres, así que es imposible que en la Última Cena, sólo hubiera varones. Esta cena era una fiesta, un motivo de celebración, y es impensable e iba contra las tradiciones, que no hubiera mujeres.
Da Vinci, en su obra, representó a los doce discípulos junto a Jesús, pero realmente, el número 12 es simbólico. No existe ninguna prueba ni justificación para que esto fuera así.
En la mitología y la religión, la importancia de esta cifra es notable. Para los griegos, los dioses olímpicos del Panteón eran doce, como también fueron doce los trabajos encargados al héroe romano Hércules como penitencia. Según la Biblia, Jacob tuvo doce hijos, y hubo doce tribus de Israel. El número doce, está considerado como el número solar por excelencia y una constante en la cultura mediterránea, símbolo del orden cósmico, de la perfección y de la unidad. La Luna gira doce veces alrededor de la Tierra, hecho que ya observaron y conocieron los pueblos primitivos, en la sincronía entre el año solar y los ciclos lunares. De ahí que los antiguos astrónomos establecieran más adelante los doce signos del Zodiaco.
En el cristianismo, la multiplicación de la trinidad por los 4 puntos cardinales da como resultado el número 12. Para los hebreos, el cumpleaños número 12 de una mujer, significa el paso a la vida adulta y se celebra con el rito denominado Bar Mitzvah. En la cosmología japonesa el creador está sentado sobre 12 almohadones. En sánscrito, lengua sagrada del hinduismo, el sol tiene 12 nombres.
Un número simbólico es aquel que no indica una cantidad, sino que expresa una idea, un mensaje distinto de él, que lo supera y lo desborda. No siempre es posible saber por qué tal número significa tal cosa. La asociación entre ambas realidades a veces es desconocida. Para nosotros, esto es difícil de entender, pero los semitas los usaban con toda naturalidad para transmitir ideas, mensajes o claves.
El número 12 significa “elección”. Por eso se habla de las 12 tribus de Israel, cuando en realidad el Antiguo Testamento menciona más de 12. Esto lo que quiere expresar, es que eran tribus “elegidas”. Igualmente se agrupan en 12 a los profetas menores del Antiguo Testamento. También el Evangelio menciona 12 apóstoles de Jesús, que resultan ser más de doce, pero se los llama “Los Doce”, porque son los elegidos del Señor. Jesús asegura tener 12 legiones de ángeles a su disposición y el Apocalipsis habla de 12 estrellas que coronan a la Mujer, 12 puertas de Jerusalén, 12 ángeles y 12 frutos del árbol de la vida.
Así que, no existe ninguna razón para pensar que a la cena acudieron Jesús y los doce apóstoles, sino que Da Vinci, lo utiliza como simbolismo para expresar una imagen, y utilizar esa numeración como forma de descifrar un mensaje oculto.
Ahora bien, si esta no fue la disposición original de la mesa, ¿cuál fue? Anteriormente expuse que la tradición de la época, era sentarse en triclinios en forma de “U”. La casa donde se celebró la cena, tenía dos pisos, y en el piso superior era donde todo estaba dispuesto. Los discípulos al entrar en dicha estancia, se encontraron con un amplio salón, con una mesa central rodeada de trece triclinios.
Había un diván más elevado que el resto, que obviamente, sería el lugar destinado a Jesús, con un lecho a su derecha, y los demás dispuestos alrededor de la mesa, hasta llegar al segundo lecho preferencial, justo al otro lado donde situaría Jesús. Al entrar los discípulos, dudaron si sentarse en el sitio que quisieran o esperar a Jesús y ser dispuestos en un lugar determinado, pero Judas, se adelantó al pensamiento de los demás, y sin dudarlo, tomó asiento en el lecho justo a la izquierda de Jesús y Juan, hizo lo mismo sentándose en el lecho a la derecha. Esos lugares, supuestamente eran para los “elegidos”, para los más próximos a Jesús, y estos dos discípulos decidieron que eran ellos los que más merecerían esta mención, lo que enfadó al resto.
Quien más recriminó este gesto y se enfadó, fue Simón Pedro, que como forma de protesta, lo que hizo fue tomar sitio en el lecho más bajo de la mesa, justo en el extremo, enfrente de Juan. En esta imagen, podéis ir visualizando cómo realmente debían estar sentados.
Para los judíos, la parte más importante de la mesa no era el centro, sino el lado izquierdo, esencialmente el segundo lugar, pintado en amarillo en la imagen. Así que Juan, se sentó justo en el extremo (a su derecha), y Judas lo hizo a su izquierda, ocupando el tercer sitio del triclinio.
El lugar de menor importancia, era el que estaba situado más cerca de la puerta, ya que éste era el lugar que solía ocupar el siervo, que debía estar constantemente atento por si tenía que ir a buscar más agua, comida, vino, etc… y éste fue el lugar que ocupó Simón para demostrar su enfado. Así que ya conocemos exactamente donde se colocaron cuatro de los personajes de la última cena. En Juan 13:23,25, se puede leer: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús, cerca de su pecho“.
Según la disposición real, a su lado estaban Judas y Juan. Si observamos el cuadro de Da Vinci, a la derecha de Jesús está Juan y a su izquierda Tomás, así que, quien debió recostarse sobre su pecho fue Juan. Ahora bien, aquí viene uno de los secretos revelados por Da Vinci en “La Última Cena”. La persona que está a su derecha no es Juan, sino que se trata de María Magdalena.
Da Vinci nos está revelando dos secretos: 1.- que sí había mujeres en la cena, como era común en las comidas de festividades y 2.- que su discípulo predilecto, el elegido, era María Magdalena.
Da Vinci nos dejó otra pista para decirnos que sí hubo presencia de mujeres en dicha cena, un nudo en un extremo del mantel.
La palabra “nudo” en italiano hace referencia a un vínculo (vincoli). Así que Da Vinci, nos está dando otra pista, que en la mesa existe un vínculo muy especial.
Si pudiéramos presenciar la pintura original según lo pintó Da Vinci, y pudiéramos ver los colores de forma nítida, podríamos apreciar otro simbolismo, otro mensaje cifrado. Los ropajes de Jesús, eran azul y rojo, y el de María Magdalena son los mismos, únicamente cambia la posición, está de forma inversa. Da Vinci nos informa que uno completa al otro, que estaban unidos mucho más allá de un simple trato afectuoso maestro-discípulo, sino que su relación era mucho más importante, como un matrimonio.
En la Biblia, se nos dice que Juan, es decir, realmente María Magdalena, estaba recostado sobre el pecho de Jesús (que otro hombre estuviera en esa postura con el Maestro, no sería una imagen adecuada ni creíble en aquella época, así que sólo una mujer, una mujer muy unida a él, como una esposa o una madre o una hermana, podía hacerlo, y Mª Magdalena no era ni su madre ni su hermana).
Si observamos “La Última Cena”, podemos observar que junto a Jesús, realmente no hay nadie, que existe un espacio a ambos lados, y que a su izquierda, bien podría haber una persona reclinada sobre él, sobre su pecho, sobre su regazo.
Da Vinci incorporó una técnica llamada escritura invertida o de espejo, dejando mensajes ocultos que solo pueden ser revelados con el uso de espejos o superposiciones. En la Universidad de Northeastern (Boston), el diseñador gráfico Terrence Masson utiliza desde hace años una tecnología informática para buscar los mensajes ocultos en las obras de Leonardo. Terrence descubrió que Da Vinci tenía una gran curiosidad y dominio sobre la reflexión y la refracción de la luz, óptica y anatomía humana del ojo. También se interesaba por cómo estaban captados los reflejos de los espejos cónicos. Así que la imagen real podría ser claramente esta.
Es decir, si juntamos una obra original y el mismo, pero invertido, aparecen imágenes que parecen estar situadas en otra dimensión, fuera del alcance del ojo humano a simple vista. Da Vinci, quería revelar algunas cosas en esta parte esencial de la obra. Por un lado, vemos que Juan, que se supone es el predilecto de Jesús y quien, según los escritos, fue la persona que se recostó en su pecho durante la cena, se aparta de la figura de Jesús, algo realmente extraño y fuera de lugar si hiciéramos caso a lo que dice la Biblia.
Si observamos con mayor detalle la figura de Juan, parece claro que lo que se está representando es a una mujer. Toda la figura es claramente femenina, donde pueden verse las manos pequeñas, los rasgos del semblante son finos y armoniosos, se intuyen pechos femeninos y lleva un collar de oro. ¿Por qué Da Vinci la pintó a su derecha y no justo al lado de Jesús, en la izquierda, apoyada en su regazo?
Hay que tener en cuenta que Da Vinci pintaba para la iglesia, y no se podía permitir ciertas licencias creativas, por mucho que él conociera la verdad de los hechos, porque le habrían acusado de herejía, blasfemia… y su destino hubiera sido bastante oscuro. Así que, Da Vinci, se veía obligado a dejar como legado su conocimiento como maestre del Priorato de Sión, en forma de secretos ocultos y acertijos.
Si nos fijamos en la composición general de esta escena, lo más destacado es que la configuración que describen Jesús y María Magdalena, es como una gran “M”.
Dos líneas azules y dos líneas rojas. Da Vinci nos revela que se trata, efectivamente, de María Magdalena, porque no sólo aparece una “M” (María), sino que los panes de ambos, perfectamente posicionados donde Da Vinci quería, forma una segunda “M” (Magdalena). Leonardo nos facilita todos los detalles para decirnos que Jesús y María Magdalena, estaban ambos presentes en la última cena, y que el lugar preferencial lo ocupaba María Magdalena y no Juan entre sus discípulos.
La mayoría de los libros y la historia, nos dicen que la escena refleja el momento exacto donde Jesús, dice a sus discípulos que uno de ellos le iba a traicionar. Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará” (Amen dico vobis, quia unis vestrum me traditurus est – Mateo 26).
Jesús ocupa el centro de la escena, a sus lados, existe un equilibrio con seis discípulos a cada lado. Si nos fijamos, se puede ver que los discípulos están agrupados de tres en tres. Los discípulos están agrupados en “rectángulos”, cuyo significado es unidad y estabilidad. En el centro está Jesús, y al contrario que todos los demás, se encuentra circunscrito en un “triángulo equilatero”, que significa equilibrio, majestuosidad, el triángulo donde reside el ojo de Dios. El número tres representa al hombre (cuerpo, mente y espíritu) y a la deidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Al fondo, podemos observar tres ventanales que iluminan la parte central donde está Jesús.
Vamos a ver quién es cada uno y su posición en la mesa y qué ocurre en el momento exacto donde Jesús, presuntamente, anuncia que va a ser traicionado por un discípulo que se encuentra sentado a la mesa.
A la derecha de Jesús, se encuentran Juan (María Magdalena en realidad), Judas y Pedro, y en el extremo Andrés, Santiago y Bartolomé. A la izquierda de Jesús, se encuentran Santiago el Mayor, Tomás y Felipe, y en el extremo Mateo, Tadeo y Simón.
Viendo la escena, todos los discípulos se encuentran en actitud inquieta, de sorpresa y de indignación, excepto Jesús y María Magdalena, que se encuentran en un estado de total normalidad, calmados, serenos. Si realmente éste fuera Juan y no Mª Magdalena, también se encontraría airado, contrariado y sorprendido por lo que acaba de decir Jesús, es otra muestra de Da Vinci, para decirnos que esta persona no es Juan, y que como elegido de Jesús, conoce de antemano todo lo que él piensa y lo comparte con ella.
Jesús tiene la palma izquierda hacia arriba y abierta, una posición que expresa paz, sinceridad, honestidad. En cambio, su mano derecha está hacia abajo y mucho más tensa que la izquierda, que expresa una posición dominante y que, no está diciendo toda la verdad. Así que Jesús, está diciendo la verdad pero hay algo que oculta. Ahora bien ¿lo oculta él o lo oculta Da Vinci? Justamente la mano derecha, es la que está al lado de Juan (María Magdalena), así que nos da otra pista que aquello que parece, no es.
El trinomio más alejado a la izquierda de Jesús (a la derecha cuando se contempla el cuadro), y por cercanía a éste, lo forman Mateo, Tadeo y Simón. Como vimos anteriormente, cuando los discípulos llegaron al lugar donde todo estaba predispuesto para la cena, Simón se sentó en el lugar menos privilegiado, lo más alejado de Jesús. Da Vinci, aquí es fiel a la historia real, y coloca a Simón lejos de Jesús, en el extremo izquierdo, el de menos importancia en una mesa judía.
De los cuatro trinomios que conforman el cuadro, éste es el único donde los discípulos tienen sus manos alzadas hacia arriba. ¿Estamos ante los discípulos más honestos y sinceros que tenía Jesús? Simón el Zelote y Judas Tadeo iban siempre juntos a predicar, ambos recibieron el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego el Día de Pentecostés y ambos murieron el mismo día en el mismo lugar.
Simón, no parece estar tan sorprendido por la noticia de Jesús, más bien su gestualidad expresa afirmación, como aseverando las palabras de Jesús, estando de acuerdo que uno le va a traicionar y que éste, será Judas, aquel que osó a sentarse en primer lugar junto a Jesús. Junto a él, en el medio de los tres, está Judas Tadeo. Este personaje es digno de resaltar, porque Tadeo realmente es Leonardo Da Vinci.
Se han usado técnicas informáticas y software avanzado para la comparación y confrontación de imágenes, utilizando un autorretrato de Leonardo Da Vinci y el San Judas Tadeo de La Última Cena. Para realizar esta operación se han utilizado programas de robotización de imágenes, tratamiento y comparación como Facette (usado por los cuerpos policiales de diversos países), Adobe Photoshop y un software de comparación facial diseñado exclusivamente para este tipo de estudios.
Después de someter las imágenes a estas herramientas, la conclusión a la que se ha llegado, es que entre ambas imágenes existe un nivel de concordancia del 70,1% en modo normal. Esto indica que entre las dos imágenes confrontadas existe “familiaridad”, y que por tanto ambos retratos podrían pertenecer a la misma persona. En modo forzado, el programa arroja un índice de coincidencia del 88,6%, lo que confirma que el modelo para ambas imágenes fue una misma persona.
Por otra parte, el nivel de concordancia antropométrica errónea entre ambos rostros era sólo de un 13,2%, habiendo coincidencias plenas en un 86,8%. Entre ellas, destacan especialmente la concordancia aproximada de los arcos oculares, supranasales, maxilares y una dimensión craneal similar. La figura o matriz que dibujan ambos rostros es altamente coincidente.
Del aspecto estético destacan los accesos capilares, tanto en el cabello como en la barba. Aunque habría que matizar que existe una diferencia notable de envejecimiento de una imagen a la otra. Eso explicaría por qué aún dándose un índice de concordancia alto entre ambas imágenes existen algunas diferencias entre ellas. Los pómulos, la comisura labial, el tabique nasal, la frente y laxitud expresiva hacen y conforman unas exactitudes coincidentes del 67,2%. Otra característica coincidente es la distribución y distancias entre globos oculares, nariz y boca. Ninguna de las dos imágenes muestra orejas que comparar. En este punto del estudio el nivel de concordancia es del 70,01%.
Los datos fueron concluyentes, y determinaron que se trata de la misma persona. ¿Por qué Leonardo se dibujó a él mismo suplantando la figura de Judas Tadeo?
Judas es una palabra hebrea que significa “alabanzas sean dadas a Dios”. Tadeo quiere decir “valiente para proclamar su fe”, y da Vinci, es muy valiente al plasmar y revelar todo lo que existe en esta obra. Da Vinci sólo expresa el nombre de Tadeo y obvia el de Judas, ¿quizás para diferenciarlo del Judas Iscariote traidor? ¿o nos está diciendo que en esta obra él nos revela sus intenciones para que conozcamos la verdadera fe que hay que tener y hacia quién? Una de las características más conocidas de Tadeo, fue ser un gran predicador que conseguía evangelizar a muchos pueblos, así como ser el portador de la Sábana Santa para entregársela al Rey Agbar de Edessa.
Da Vinci nos está revelando, que posee secretos y conocimientos sobre la verdad, que traerían como consecuencia una conversión de fe, una nueva religión, y que él es portador de la verdad sobre Jesús. Hay que tener en cuenta también, que es imposible que los apóstoles tuvieran una edad tan avanzada, porque tras la muerte de Jesús, muchos vivieron largos años, imposibles para personas tan mayores en el momento de la Última Cena, y Da Vinci, pinta a Tadeo y a Simón con avanzada edad.
Si Tadeo realmente es Da Vinci, Simón es representado como Platón. ¿Cuál es la finalidad para representarle con el rostro del filósofo griego?
Platón era una persona mal vista por la Iglesia, al igual que Simón el Zelote, ya que los zelotes eran una facción extrema religiosa y violenta. Platón intentó demostrar de manera racional la existencia de Dios, y los límites entre la razón y la fe, le obligaron a buscar un método de ordenar el pensamiento con rigor, un método lógico, y quien mejor había desarrollado los temas lógicos, era Aristóteles.
Platón no creía en Dios como ser único, transcendente, infinito y personal, sino que creía en innumerables personalizaciones limitadas y finitas de lo divino, el cual no se concentra en una sola entidad personal e infinita. En el universo todo lo que existe tiene vida y todo cuanto tiene vida es divino. Es decir, ser viviente y ser divino, para Platón son ideas equivalentes. Platón no solamente decía que un dios podía comportarse como un hombre, sino que un hombre podía llegar a ser un dios. Este tipo de pensamiento, era herético para los judíos como para los cristianos. Por este tipo de razonamientos e ideas, Platón no era del agrado de la iglesia.
Así que Da Vinci mantiene un tranquilo diálogo con Platón, pareciendo estar ajenos a lo que sucede en la mesa, al revuelo creado, como si ellos estuvieran hablando de cosas más trascendentales e importantes. Da Vinci no creía en la divinidad de Jesús y tampoco aceptaba la santidad de los apóstoles ni comulgaba con el milagro de la eucaristía. El tercero de este trinomio, es Mateo, el más heterodoxo de los discípulos. Así que no es casual que uno de los cuatro trinomios, esté formado por estos tres personajes, que representan los puntos más alejados de la iglesia ortodoxa y más críticos.
Ninguno de los tres mira a Jesús, otro signo revelador que indica que estos personajes y sus pensamientos, estaban muy lejos de Jesús, no sólo en el extremo menos importante de la mesa, sino en el extremo opuesto de la religión que predicaba Jesús.
El trinomio en el lado opuesto de la mesa, está formado por Andrés, Santiago el Menor y Bartolomé. Andrés, tiene las dos manos alzadas con las palmas apuntando hacia el frente, un gesto de desaprobación y estar contrariado e indignado por la situación, así como de sorpresa, pero una sorpresa no agradable para él. Santiago el Menor hace un gesto con su mano izquierda de intentar frenar el arrebato de Pedro y Bartolomé se inclina hacia delante en un ademán de ver o escuchar más nítidamente lo que ocurre, con las manos apoyadas en la mesa, un gesto que indica que está tomando impulso y quiere dirigirse al centro de la mesa.
El trinomio justo al lado de estos, está compuesto por María Magdalena, Judas y Pedro. Parece más que evidente que, quien todos afirman es Juan, justo a la derecha de Jesús, se trata de una mujer. Judas, es el personaje que se encuentra en un nivel más bajo del resto de discípulos. Mª Magdalena con rostro sereno y postura cómoda, sin tensión, parece escuchar algo que le está diciendo Pedro. Lo curioso de esta imagen, es que Pedro porta en su mano un cuchillo, pero su rostro no acompaña a la acción, el cual parece estar simplemente comentando a Magdalena. ¿Por qué porta Pedro un cuchillo en plan amenazador?
Judas parece querer escuchar lo que Pedro está diciendo a María Magdalena. Pedro no sólo amenaza blandiendo un cuchillo con su mano derecho, sino que con su mano izquierda, amenaza de vida a María Magdalena, como insinuando que aquello que acaban de revelar en la mesa, debía ser castigado con la muerte, pero el rostro de Magdalena, no es de terror ni miedo, sino que se inclina hacia Pedro para escuchar sus sugerencias. La postura fisionómica de Pedro es antinatural, muy forzada. ¿A quién quiere matar Pedro?
El trinomio a la izquierda de Jesús, está formado por Tomás, Santiago el Mayor y Felipe. Llama la atención Tomás con el dedo apuntando hacia el cielo. Esta representación es muy típica de Da Vinci. Quién levanta su dedo derecho y mira a alguien se muestra como el “primero entre iguales”. La palabra príncipe, realmente significaba “primero entre iguales”, y tiene su origen etimológico en la palabra latina “princeps” y ésta a su vez proviene de la palabra griega “arkhon”.