Si alguien sospechaba que había una conspiración detrás de la actual pandemia, la reciente actitud por parte de Pekín agrega más leña al fuego.
Y es que ha impuesto restricciones a la publicación de investigaciones académicas sobre los orígenes del nuevo coronavirus.
Así fue reportado por varias noticias publicadas online por dos universidades chinas, que posteriormente tuvieron que ser eliminadas. Bajo la nueva política, todos los artículos científicos sobre el COVID-19 serán sometidos a escrutinio antes de ser enviados para su publicación.
Esto quiere decir que los estudios sobre el origen del virus recibirán una revisión extra y deberán ser aprobados por los funcionarios del gobierno central.
Este parece ser el último esfuerzo de China por controlar la narrativa sobre los orígenes de la pandemia de coronavirus, que ya se ha cobrado más de 100.000 vidas e infectado a cerca de 2 millones de personas alrededor del mundo desde que salió de la ciudad de Wuhan en diciembre pasado.
Algunos hallazgos que se dieron al principio, cuando la transmisión de humano a humano apareció, han puesto en tela de juicio la verdadera cantidad de afectados en los orígenes del brote, desatando la controversia en las redes sociales.
El presidente Xi Jinping inspecciona la investigación científica sobre el coronavirus durante su visita a la Academia Militar de Ciencias Médicas en Pekín. 2 de marzo de 2020.
Ahora, las autoridades del gigante asiático parece haber ajustado la correa en cuanto a las publicaciones que puedan contradecir o poner en dudas lo que se dice oficial y políticamente. Un investigador que habló en condiciones de anonimato por miedo a represalias, dijo que esta movida es preocupante y probablemente obstruya y censure cualquier estudio científico independiente.
«Pienso que se trata de un esfuerzo coordinado por parte del gobierno chino para controlar el relato, y hacer ver que el brote no se originó en China», declaró a CNN. «No pienso que vayan a tolerar estudios objetivos que apunten a encontrar los orígenes de la enfermedad».
CNN intentó contactar el ministro de relaciones exteriores de China pero aún no ha recibido respuesta. Escrutinio intenso De acuerdo la directiva promulgada por el Departamento de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Educación, «los artículos sobre el rastreo de los orígenes del virus deben ser estrictamente administrados».
Esto quiere decir que los estudios deberán pasar varios controles por parte de comités académicos en universidades, luego ser enviados al Ministerio y finalmente a un cuerpo especial del Consejo del Estado para su escrutinio.
Si supera estas tres etapas, entonces es aprobado para su divulgación en revistas científicas.
El documento con esta directiva fue publicado el viernes de la semana pasada en el sitio web de la Universidad Fudan en Shanghái, una de las principales de China.
Cuando CNN llamó a un número de contacto al pie de la noticia, un miembro del equipo del ministerio —quien no reveló su nombre— confirmó que dicha directiva era real pero que «no se suponía que se hiciera pública» porque era «un documento interno».
Pocas horas después, la página que contenía la información fue retirada del sitio web de la universidad. Técnicos con muestras del coronavirus en un laboratorio de Hengyang, provincia de Henan, China. La Universidad de Geociencias de China en Wuhan también se hizo eco de la noticia sobre el escrutinio extra para los artículo sobre el COVID-19.
Pero la publicación en su sitio web también ha sido borrada —a pesar que aún es accesible por medio del caché web—. «No me sorprende que el gobierno busque controlar la investigación científica para que sus hallazgos no desafíen la narrativa oficial sobre los orígenes del virus y la respuesta gubernamental a la crisis», señaló el profesor Yanzhong Huang, miembro del Programa de Salud Global en el Consejo de Relaciones Exteriores y profesor de la Universidad Seton Hall en Nueva Jersey.
«El peligro está cuando los científicos están sujetos a las necesidades de aquellos en el poder. Esto socava la credibilidad del relato del gobierno, haciendo a las acusaciones de encubrimiento y desinformación más convincentes», concluye.
El controvertido origen y la lucha de poderes El martes pasado, el presidente de EE.UU, Donald Trump, suspendió los fondos que Washington destina a la Organización Mundial de la Salud (OMS), alegando que el organismo tuvo un «mal manejo» de la enfermedad y que encubrió su propagación.
Esto último generó críticas de Bill Gates, quien decidió aportar más de su fortuna a la OMS para solventar la decisión de Trump.
A la vez, el tecnócrata ha sido acusado de ser uno de los creadores del nuevo coronavirus con el objetivo de imponer una vacuna obligatoria y un subsecuente control de los ciudadanos por medio de microchips (tatuajes de puntos cuánticos) para evitar futuras pandemias.
Se sabe que la OMS tenía conocimiento del brote del nuevo coronavirus desde finales de diciembre de 2019, habiendo sido advertida por profesionales de Taiwán, quienes habían detectado en Wuhan un virus desconocido que provocaba una neumonía atípica.
Sin embargo, la institución habría desoído estas advertencias, lo que provocó que la epidemia se convirtiera en la actual pandemia.
Una de las teorías más populares y controvertidas es que el patógeno «escapó» de un laboratorio en Wuhan, donde se experimentaba con virus SARS en murciélagos. Fuente: CNN.