Por Redaccioninfovaticana | 28 mayo, 2023
El pasado 4 de mayo el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán intervino como anfitrión de la Conferencia de Acción Política Conservadora.
El líder conservador lanzó un discurso valiente y esperanzador sobre el futuro de Europa en donde hizo valer los éxitos logrados por su gobierno conservador en Hungría como la defensa de las fronteras y la lucha contra la inmigración ilegal y su frontal oposición a las políticas woke y a la ideología de género.
Les ofrecemos el discurso completo que pronunció Viktor Orbán:
Discurso de Viktor Orbán en la inauguración de la Conferencia de Acción Política Conservadora CPAC Hungría
4 de mayo de 2023, Budapest
¡Buenos días a todos, estimados amigos estadounidenses y conservadores de todo el mundo reunidos aquí!
Doy la bienvenida a Budapest a los defensores del mundo libre. Os agradecemos la oportunidad de estar aquí juntos. Aquí veo a colegas, personas que merecen mi más alta consideración. El Presidente de Georgia está aquí con nosotros. De él podemos aprender cómo vivir a la sombra de Rusia y, al mismo tiempo, conservar el propio país y preservar la paz.
Hoy está en posesión de los conocimientos más valiosos de toda Europa. ¡Os deseamos mucho éxito! Y aquí está con nosotros mi amigo, el Sr. Babiš, cuyo mandato fue una época de rotunda amistad checo-húngara. Juntos, en las reuniones del Consejo Europeo, luchábamos hasta altas horas de la noche. Tengo que admitir que él es más luchador que yo. A las cuatro de la madrugada seguía plantando cara.
Y confieso que, si no hubiera estado allí cuando tuvimos que decidir sobre la migración, tal vez no habríamos podido evitar que otros líderes del Consejo Europeo inundaran Europa de migrantes. Y el Presidente Klaus también está aquí con nosotros. No le gusta oírnos decirlo, pero no puedo ocultar la verdad, y tengo que decir que, probablemente, sea hoy día el líder más sabio de Europa. Si alguien se enfrenta a una decisión difícil, sólo puedo aconsejarle que se asegure de pedirle su opinión.
Esto también demuestra que los checos están bien dotados de fuerza intelectual. No entiendo por qué no están a la vanguardia de Europa, pero espero que con el tiempo lo veamos. Y aquí con nosotros tenemos a mi colega, el Primer Ministro Janez Janša, a quien llamamos simplemente el funcionario de más alto rango. Fue hace mucho tiempo, así que sólo los viejos como yo lo recuerdan, pero desempeñó un papel importante para que Eslovenia saliera de Yugoslavia y obtuviera su independencia nacional con el menor sacrificio posible.
Ha sido Primer Ministro varias veces. Es el gran especialista de la remontada, mi modelo a seguir, un hombre que nunca se rinde ni pierde la compostura. Les recomiendo tener presente que cuanto más bajo habla, más importantes son las cosas que dice.
Si tienes un buen hábito, aférrate a él, porque quien tiene buenos hábitos será más feliz y tendrá más éxito en la vida. Para nosotros, se ha convertido en un buen hábito que el mundo conservador acuda a Budapest en primavera.
En otras palabras: cuando llega la primavera, es hora de calibrar la brújula y ajustar el reloj en Budapest. Una buena costumbre puede convertirse en tradición. Siempre serán bien recibidos en Budapest. ¡Vuelvan el año que viene! Mientras me preparaba para el acto de hoy, pensé en cómo hemos llegado hasta aquí: en por qué CPAC viene a Budapest. Hay CPAC en Estados Unidos, México, Brasil, Israel y Japón. Y hay CPAC en Hungría.
No es mala compañía. Pero ¿cómo han conseguido los húngaros entrar en un club tan prestigioso? No somos grandes, no somos temibles, no somos ricos. No tenemos un gran ejército, ni un PIB enorme, ni una población especialmente numerosa. ¿A quién le interesa? ¿A quién le interesamos?
Sin embargo, aquí estamos todos hoy. Creo que sólo hay una razón por la que estamos en este club de élite. Hay una cosa que hace de nuestro país un lugar importante: el hecho de que Hungría sea realmente una incubadora, donde se experimenta con la política conservadora del futuro. Hungría es el lugar donde no sólo hablamos de derrotar a los liberales progresistas y dar un giro político conservador y cristiano, sino el lugar donde realmente lo hemos hecho.
Estimados invitados:
Todo comenzó en 2010. Hay un dicho húngaro que dice: «Donde la necesidad es grande, la ayuda está cerca» o «Donde hay veneno, hay remedio». Amigos míos, es difícil imaginar un país en peor situación que Hungría en 2010, cuando volvimos al gobierno tras ocho años en la oposición.
Recuerdo que la cuestión entonces era si las políticas conservadoras podrían restaurar un país en bancarrota por culpa del liberalismo desenfrenado. Pensamos entonces que, si ello se podía lograr aquí, también se podría lograr en cualquier parte.
Después de Nueva York, también era cierto para Budapest: «Si se puede hacer allí, se puede hacer en todas partes». El experimento ha tenido éxito, y somos la prueba de que solo las políticas conservadoras pueden ayudar en aquellos lugares donde los liberales, los izquierdistas han destrozado un país. Y la historia de éxito húngara ha continuado desde entonces: pleno empleo, niveles récord de inversión, impuestos planos, un 40% menos de abortos, la mejor seguridad pública de Europa, la inmigración bajo control y una fuerte identidad nacional.
Queridos amigos:
Sin embargo, también es cierto que, aunque el éxito húngaro brilló con luz propia en 2010, como lo demuestra nuestra reelección con una mayoría de dos tercios en 2014, ello no interesó a nadie en el mundo hasta 2015. Como dicen los húngaros, no interesaba ni a los perros.
Seguía siendo nuestro secreto. No éramos famosos en absoluto. Simplemente, vivíamos mejor y más felices que antes. Quizá me entiendan cuando digo que, a veces, añoro los días en que no éramos el centro de atención. Pero no se puede hacer nada al respecto: el hombre propone, Dios dispone. De hecho, el experimento húngaro debe su fama mundial a George Soros. E
n efecto, los caminos de Dios son inescrutables. Si George Soros no hubiera atacado a Hungría, si no hubiera anunciado su programa para reasentar a millones de inmigrantes ilegales en Europa con la ayuda de sus ONGs mercenarias, nunca habríamos figurado en los titulares de la prensa de todo el mundo. Pero el tío Georgie anunció su programa de reasentamiento, movilizó a su ejército de ONGs y se puso a ejecutar su “gran plan”. Inundaron los Balcanes de inmigrantes ilegales y construyeron una ruta de contrabando de personas hasta el corazón de Europa.
Pero entonces se toparon con Hungría. Dimos la orden de alto, asumimos el reto y nos defendimos: construimos una valla y defendimos nuestro país. Al cabo de un tiempo, me di cuenta de que no bastaba con defender nuestras fronteras, no bastaba con luchar en defensa propia física, sino que sólo podríamos defender nuestro país si también emprendíamos batallas intelectuales e ideológicas. Pues nos encontrábamos en medio de un campo de batalla intelectual e ideológico, porque la migración es una parte importante de la filosofía de los progresistas liberales.
No tuvimos más remedio que denunciar la ideología de la sociedad abierta y, con ella, todo el imperio de George Soros. Y esto es lo que ocurrió, queridos amigos. Algunas personas darían media vida por ser mundialmente famosas, pero no lo consiguen. Nosotros no queríamos ser famosos y, sin embargo, lo somos. Desafiamos el canon liberal y fuimos llevados a la fama mundial. No sé si nos sorprendió más a nosotros o a los liberales, pero quizá eso no importe.
Señoras y señores, queridos invitados:
Es esencial, sobre todo para los que vienen del extranjero, entender claramente que los húngaros no atacamos. No queremos decir a otros países lo que deben pensar sobre la migración, la teoría de género o incluso el superestado europeo y, desde luego, no queremos decírselo a los estadounidenses. Cada pueblo tiene derecho a vivir según su propia voluntad y naturaleza.
Sí, no atacamos, nos defendemos. Nos defendemos porque la élite progresista globalista quiere imponernos su voluntad, quiere decirnos qué pensar y cómo vivir. Nuestra lucha por la libertad se ha vuelto importante para el mundo occidental porque ha resultado que no sólo Hungría está siendo atacada, sino también todas las naciones del mundo libre. El año pasado, por estas fechas, me dirigí a ustedes como anfitrión. El verano pasado, en Texas, fui el hombre que viene de lejos y bromea con facilidad.
Hoy mi papel es otro. Hoy, como responsable de un programa de incubación, les informo de que todos estamos siendo atacados, tanto en Europa como en Estados Unidos. También debo informarles de que el ataque no es de naturaleza económica: se trata de un arma biológica. Han lanzado un ataque vírico contra nosotros. El virus fue desarrollado en laboratorios liberales progresistas. Este virus ataca el punto más vulnerable del mundo occidental: la nación. Es un virus devorador de naciones llamado a atomizar y pulverizar nuestras naciones.
Amigos míos:
La nación es el gran invento de Occidente, es el corazón del mundo libre. Pero también es el talón de Aquiles del mundo occidental. Si las naciones se evaporan, se desintegran o se corroen, se pierde la posibilidad de la vida libre y Occidente caerá. Los pueblos sin patria nunca pueden ser libres: sólo pueden ser errantes, para ser trasplantados aquí o allá, juguetes de la élite global.
La tradición judeocristiana nos enseña que Dios dividió el mundo en naciones, e incluso designó un ángel de la guarda para cada nación. Y, hablando de ángeles de la guarda, Su Santidad el Papa Francisco estuvo aquí recientemente. Fue nuestro invitado durante tres días. Y pudimos rezar con él por la paz en el mundo y en Hungría. Fue un viaje apostólico fantástico.
El pueblo húngaro está muy agradecido al Santo Padre. Hace un año, el Papa Francisco y CPAC estuvieron aquí, pero separados por unos seis meses. Este año la diferencia ha sido de sólo una semana. Quién sabe, si las cosas siguen así ¡el año que viene quizás el Santo Padre nos visite en este evento!
Pero permítanme que vuelva a mi mensaje. Amigos míos, la idea de nación es nuestra particular herencia occidental. Por eso los húngaros también reconocieron este hecho, por eso hicieron un juramento de sangre, por eso se organizaron en una nación, por eso nos unimos al mundo occidental y por eso no desaparecimos en las brumas de la historia, como les ocurrió a los demás pueblos asiáticos que llegaron a Occidente. A medida que la organización política basada en la nación se extendía en Occidente, nosotros ascendíamos y, en la competición entre civilizaciones, Occidente superó a sus competidores. La nación demostró ser el mejor marco.
Es el mejor marco para liberar las fuerzas latentes en los ciudadanos de un país y servir a los intereses de toda la comunidad. Si alguien conoce, acepta y abraza una lengua, una historia y una cultura comunes, esa persona es miembro de pleno derecho de la nación y, por tanto, libre. Esa fue la enorme ventaja de la civilización occidental, la razón por la que íbamos siglos por delante de otros continentes. Esta es la ventaja competitiva de la civilización, queridos amigos, la que está siendo atacada hoy día. Y lamento decir que el ataque está teniendo éxito.
Nuestro progreso se ha ralentizado, e incluso se ha estancado. Otras civilizaciones se han fortalecido, se han acelerado y, en muchas áreas, simplemente nos han superado. Nos han alcanzado económicamente. Hace treinta años, el mundo occidental representaba más del 60% de la producción mundial. Hoy esta cifra ronda el 40%. Nos hemos quedado rezagados en cuanto a recursos naturales.
Estados Unidos quizá menos, pero Europa está a merced de otros, dependiente de la importación de portadores energéticos. El 80% de las materias primas vitales para una economía moderna se encuentran fuera de Occidente. Y también estamos mal demográficamente: la población mundial crece, pero la de Occidente disminuye.
Los reasentamientos y las migraciones enmascaran el problema, pero no lo remedian. En lo único en que seguimos en primer lugar es en la fuerza militar. A primera vista, esto último en una buena noticia. Pero en una segunda vista, resulta obvio que, si hemos perdido todas nuestras demás ventajas y sólo nuestra fuerza militar sigue siendo competitiva, esto empujará los acontecimientos en la dirección de los conflictos militares.
Esto es lo que está ocurriendo hoy. Así que no nos va bien, a Occidente no le va bien en la competición entre civilizaciones. Y lo peor de todo es que sólo podemos culparnos a nosotros mismos. Ninguno de nuestros competidores podría haber causado tales estragos.
Cuando la izquierda desató su virus en el mundo, muchos conservadores bienintencionados dijeron que este virus antinacional no era más que una fuga accidental de laboratorio. Seguramente, dijeron, la izquierda no quiere –o no puede– soltar a sus radicales en el mundo; ellos mismos los frenarán. Pero no ha sido así. No seamos ingenuos. Hoy podemos ver que este virus no se ha escapado simplemente: se ha criado, se está propagando y extendiendo por todo el mundo. Migración, género, woke: todo esto no son más que variantes del mismo virus.
Señoras y Señores:
La esencia de la inmigración ilegal es la destrucción de la comunidad nacional. Es el desmantelamiento de los cimientos culturales necesarios para el funcionamiento del Estado-nación, y la creación en su lugar de grupos marginados, atomizados, coexistentes –pero mutuamente hostiles– que nunca formarán una comunidad y que, en última instancia, nunca formarán un Estado. Esto mismo es el objetivo del movimiento woke y de la propaganda de género. Obviamente, ustedes como extranjeros no saben que los húngaros no tenemos palabras separadas para el sexo social y el sexo biológico.
De hecho, les diré algo aún más asombroso: nuestro idioma utiliza el mismo pronombre personal para todos, así que en Hungría no hay nada que discutir al respecto. Por tanto, vemos –quizá con más claridad que la gente de otras partes del mundo– que el movimiento woke y la ideología de género son exactamente lo que eran el comunismo y el marxismo: dividen artificialmente a la nación en minorías con el fin de fomentar la discordia entre grupos. Esta es su base de poder.
El experimento conservador húngaro tiene éxito porque podemos detectar a los marxistas a kilómetros de distancia, incluso por el olor, sin necesidad de verlos. Han estado sobre nuestras espaldas durante cincuenta años. También dividen a la nación en clases y proclaman que la clase es más importante que la nación, primando sobre la pertenencia a la nación y sobre la identidad nacional.
Amigos míos:
Viví veintiséis años bajo la opresión marxista. En aquella época, había un chiste popular que definía la lucha de clases absoluta como el gato de la sede del Partido persiguiendo al ratón de la iglesia. Si ustedes no entienden este chiste, no pasa nada, de hecho, es una buena señal. Tienen suerte y espero que siga siendo así. Dondequiera que la lucha de clases asoma la cabeza, los países basados en la cooperación pacífica se convierten en escenario de disturbios. El respeto y la aceptación mutuos dejan de existir y solo queda una hostilidad implacable.
Señoras y señores:
La tercera variante viral que amenaza hoy a las naciones occidentales es la política exterior progresista. La política exterior progresista siempre nos lleva a la guerra. Subvierte países en nombre de la exportación de la democracia y, luego, se va o se queda empantanada, atascada en el desorden que ha creado. He visto muchas de esas «revoluciones de colores».
Comienzan con el lema de la libertad, continúan con la reeducación liberal-progresista y la mejora humana, y terminan en caos, desorden y la desgracia de países abandonados a su suerte. Estoy seguro de que, si el presidente Trump fuera presidente, hoy Ucrania y Europa no estarían azotadas por ningún tipo de guerra. ¡Vuelva, señor Presidente! ¡Engrandezca nuevamente a América y tráiganos la paz!
Señoras y señores:
En los últimos años, los progresistas han vuelto a dividir el mundo en buenos, malos, nazis, no nazis, democracias y autocracias. Los progresistas siempre persiguen una política imperialista. Lo que están haciendo es imperialismo de manual. En primer lugar, presionan diplomáticamente a las naciones, esperando que se comprometan, que declaren si apoyan o no la migración, la propaganda de género, la relativización de las familias y la sexualización de los niños.
Los que se niegan a hacerlo son el enemigo y sobre ellos se pronuncia una fatwa liberal. Si dices que el género y los movimientos LGBTQ tienen que ver con la sexualización de los niños, serás acusado de traicionar los valores occidentales. Si dices que las universidades no deben servir para educar ideológicamente, sino para buscar la verdad, estarás atacando la libertad académica. Si dices que la guerra no interesa al mundo occidental, te tachan de ser simpatizante de Putin.
Aquí, en Budapest, estamos un poco cansados de todo esto, pero no podemos simplemente desentendernos. El último objetivo imperial de política exterior de los progresistas es privar a los Estados miembros de la Unión Europea del derecho a dirigir su propia política exterior. Hay que detenerlos. Esta será la mayor batalla en Bruselas en los próximos meses.
Queridos amigos:
Por último, este virus está adormeciendo los cerebros de las naciones, embotando sus corazones y paralizando sus miembros. Está convirtiendo naciones vivas en comunidades sin vida. Lo que celebramos aquí es que haya incubadoras como la de Hungría, cuya finalidad es la defensa. Pero no olvidemos que también hay laboratorios de investigación progresista donde desarrollan cada vez más el virus que ataca a Occidente.
Aquí, en Europa, uno de esos laboratorios es Bruselas y la élite progresista que lo dirige. Imagino que también existen laboratorios de este tipo en Estados Unidos. Algunos de ellos están en manos privadas, en las ONGs de multimillonarios adinerados, mientras que otros se encuentran en el mundo de las fundaciones de los partidos progresistas y de los think tanks. La buena noticia, queridos amigos estadounidenses, es que aquí en Europa la «Reconquista» ha comenzado. Hay resultados alentadores.
En Italia, nuestros amigos conservadores han ganado, la Sra. Meloni ha ganado. Pero debemos reconocer que el trabajo no termina con la victoria electoral. Podría hablar mucho de que esto no ha hecho más que empezar. El verdadero trabajo siempre empieza con la victoria. Estamos deseando que la Sra. Meloni obtenga resultados inspiradores con los Hermanos de Italia lo antes posible.
Y, en Jerusalén, también han ganado las fuerzas conservadoras. Veo que la izquierda progresista tampoco acepta los hechos allí. Pero tengo buenas noticias para el Primer Ministro Netanyahu: cuanto más ruidosos son los liberales, tanto más rápido pierden popularidad. Lo digo por experiencia. Luego tenemos las prometedoras próximas elecciones generales españolas, y las estrellas se perfilan bien para nuestros amigos polacos. Y llegarán las elecciones al Parlamento Europeo, cuando, por fin, podremos derrocar a la élite progresista y drenar el pantano de Bruselas.
Amigos míos:
La buena noticia para todos es que no necesitamos buscar más un antídoto para el virus progresista: está aquí, en Hungría. Está disponible para todos. Se puede tomar libremente, sólo se necesita una pequeña adaptación local y funcionará en cualquier lugar: en climas cálidos o fríos, en el Norte o en el Sur. Protege contra todas las variantes de las fuerzas progresistas y no tiene efectos secundarios. Pregunte a su médico o farmacéutico. Todo lo que hace falta, antes de las elecciones, es escribir en letras grandes y prominentes en tu bandera: «¡No a la migración! ¡No al género! ¡No a la guerra!»
Amigos míos:
Hemos detenido la migración en nuestras fronteras, hemos prohibido la propaganda de género y la sexualización de los niños en las escuelas, y también estamos trabajando sin concesiones por la paz. Y está funcionando. Hemos ganado cuatro veces seguidas. La gente siente que su futuro está en juego. Apoyarán a la fuerza política que proteja a toda la nación y represente sus intereses. Sí, la principal debilidad de las fuerzas progresistas es la voluntad popular: la propia democracia. Así es como se les puede vencer.
Señoras y señores:
Hay dos maneras de ocupar una ciudad. Esto es algo que ya se sabía en la antigua Roma. O se toman las murallas de la ciudad, o se toman los santuarios de la ciudad. Sugiero que empecemos con los santuarios y, luego, tomemos las murallas. En los últimos años, hemos ocupado grandes santuarios europeos: Budapest, Varsovia, Roma y Jerusalén, y la situación en Viena también es esperanzadora. Pero lo cierto es que los dos principales santuarios de la democracia moderna –Washington y Bruselas– siguen en manos de los liberales. Asegurémonos de que no siga siendo así.
Para ello, os deseo a todos el apoyo de Dios y perseverancia en vuestro trabajo. Y ya que ha resultado que estamos aquí el 4 de mayo, ¡que la fuerza os acompañe!
https://infovaticana.com/2023/05/28/orban-el-movimiento-woke-y-la-ideologia-de-genero-son-exactamente-lo-que-eran-el-comunismo-y-el-marxismo/