El plan soberanista de Artur Mas recibió este domingo un serio varapalo por parte de los electores catalanes, que apostaron por mantener a Convergència i Unió en el Gobierno de la Generalitat pero muy alejada de la “mayoría excepcional” que habían pedido los nacionalistas. La victoria de Artur Mas fue mucho menor de lo que esperaba CiU cuando adelantaron las elecciones dos años. Entonces el objetivo indisimulado era llegar a la mayoría absoluta y poder gestionar sin ataduras el proceso soberanista. CiU no solo se ha quedado lejos de la mayoría absoluta, sino que ha empeorado, y mucho, los resultados respecto a 2010, algo que amenaza la arquitectura del proyecto de Artur Mas. CiU ganó las elecciones, pero Mas salió derrotado y hasta tendrá que buscar apoyos para garantizarse la investidura.
El Parlamento catalán surgido de las urnas sigue teniendo una clara mayoría soberanista, algo que en principio permitiría a Mas continuar adelante con su agenda de convocar una consulta de autodeterminación. CiU se hizo con 50 diputados, ERC logró por primera vez la segunda posición con 21 y el PSC quedó en tercer puesto con 20. El PP logró 19; Iniciativa-Esquerra Unida, 13; Ciutadans, 9 y la CUP, 3.
Ese resultado significa que Mas tendrá que apoyarse en Esquerra Republicana. Por esto en su primera comparecencia, Mas pidió, sin citarlos, el apoyo de los republicanos para avanzar hacia “el derecho a decidir”. El Estado propio, admitió, queda aparcado. “Una cosa es el derecho a decidir, la otra el Estado propio; para tenerlo, con estos resultados, tendremos que seguir trabajando”.
Los 12 diputados que perdió Artur Mas hicieron que en algunos momentos de la noche en CiU se viera peligrar incluso la continuidad del presidente al frente del Gobierno. Mas tardó en comparecer, pero cuando lo hizo dejó claro que se queda. Admitió haber quedado “lejos” de su objetivo, algo que atribuyó a la mala situación económica global. Dicho esto, defendió que CiU tiene que formar gobierno, que él será presidente y llamó a pactos estables, dentro o fuera del Gobierno.
Si Convergència i Unió pretendía capitalizar el fragor independentista surgido de la manifestación de la Diada, el 11 de septiembre, finalmente, es Esquerra Republicana quien lo ha hecho. Y es también muy relevante el salto al Parlamento catalán que ha hecho la Candidatura de Unidad Popular (CUP), independentista y anticapitalista, hasta ahora representada solo en los Ayuntamientos.
El fracaso fue doble para Artur Mas, porque tampoco consiguió que los partidos soberanistas ampliaran su hegemonía en la cámara catalana hasta los dos tercios. Si en el Parlamento salido de las elecciones de 2010 los partidarios eran 86 diputados de un total de 135, en el Parlamento surgido anoche serán 87. Esto contando dentro del bloque a Iniciativa, un partido que no está nada claro que apoye el proceso de Mas, si es que este decide activarlo. Sin ICV el bloque soberanista se queda en 75 diputados, uno menos que en la
anterior legislatura.
El Parlamento catalán surgido de las urnas sigue teniendo una clara mayoría soberanista, algo que en principio permitiría a Mas continuar adelante con su agenda de convocar una consulta de autodeterminación. CiU se hizo con 50 diputados, ERC logró por primera vez la segunda posición con 21 y el PSC quedó en tercer puesto con 20. El PP logró 19; Iniciativa-Esquerra Unida, 13; Ciutadans, 9 y la CUP, 3.
Ese resultado significa que Mas tendrá que apoyarse en Esquerra Republicana. Por esto en su primera comparecencia, Mas pidió, sin citarlos, el apoyo de los republicanos para avanzar hacia “el derecho a decidir”. El Estado propio, admitió, queda aparcado. “Una cosa es el derecho a decidir, la otra el Estado propio; para tenerlo, con estos resultados, tendremos que seguir trabajando”.
Los 12 diputados que perdió Artur Mas hicieron que en algunos momentos de la noche en CiU se viera peligrar incluso la continuidad del presidente al frente del Gobierno. Mas tardó en comparecer, pero cuando lo hizo dejó claro que se queda. Admitió haber quedado “lejos” de su objetivo, algo que atribuyó a la mala situación económica global. Dicho esto, defendió que CiU tiene que formar gobierno, que él será presidente y llamó a pactos estables, dentro o fuera del Gobierno.
Si Convergència i Unió pretendía capitalizar el fragor independentista surgido de la manifestación de la Diada, el 11 de septiembre, finalmente, es Esquerra Republicana quien lo ha hecho. Y es también muy relevante el salto al Parlamento catalán que ha hecho la Candidatura de Unidad Popular (CUP), independentista y anticapitalista, hasta ahora representada solo en los Ayuntamientos.
El fracaso fue doble para Artur Mas, porque tampoco consiguió que los partidos soberanistas ampliaran su hegemonía en la cámara catalana hasta los dos tercios. Si en el Parlamento salido de las elecciones de 2010 los partidarios eran 86 diputados de un total de 135, en el Parlamento surgido anoche serán 87. Esto contando dentro del bloque a Iniciativa, un partido que no está nada claro que apoye el proceso de Mas, si es que este decide activarlo. Sin ICV el bloque soberanista se queda en 75 diputados, uno menos que en la
anterior legislatura.
Se abre una etapa de inestabilidad en Convergència i Unió. El entorno de Artur Mas solo había considerado crecer en estas elecciones y anoche dieron por hecho que el presidente hará una “reflexión profunda”. Las caras largas de anoche en el hotel Majestic de Barcelona, sede electoral de CiU, ponían en evidencia que se ha quebrado algo más que el proyecto soberanista del líder.
Las urnas también ahondaron la crisis de los socialistas catalanes, el principal referente de la izquierda catalana los últimos 30 años y que por primera vez han perdido la condición de segunda fuerza en favor de ERC, a la que ganan en 28.000 votos. Su candidato, Pere Navarro, pagó las consecuencias de los serios problemas que ha tenido para definir un proyecto alternativo al soberanismo de Artur Mas y a la recentralización del PP. Su apuesta por el federalismo no ha funcionado. Los socialistas catalanes perdieron seis de los 28 diputados que lograron en 2010 y este resultado era ya el peor de su historia. Lo único que puede contener, o al menos disimular, los problemas internos del PSC son las crisis que se puedan abrir ahora en Convergència i Unió. La profundidad de los problemas del PSC se ejemplifica en Barcelona, ciudad que los socialistas gobernaron durante 30 años: en la capital catalana quedaron en cuarta posición.
El PP ha logrado sumar un diputado a los 18 que ya tenía, algo que es un buen resultado, pero no tanto como esperaban sus dirigentes. La candidata, Alicia Sánchez-Camacho, aspiraba a liderar la oposición. No lo ha conseguido. Tampoco ha capitalizado la oleada de voto antiindependentista, que ha favorecido mayoritariamente a Ciutadans. Los recortes de Mariano Rajoy, como los que pactó con Mas en Cataluña, pueden haberle impedido el crecimiento del PP y explican el voto a Ciutadans, que se presentaba con un programa de izquierdas.
Con todo esto, Mas solo podrá apoyarse en ERC si no quiere abortar por completo su plan soberanista. El republicano Oriol Junqueras fue el gran triunfador de la noche, al colocarse como jefe de la oposición y, quién sabe, si como socio de Artur Mas.
Junqueras ha capitalizado el voto de los soberanistas que no confiaban en Artur Mas porque le ven como un arribista. ERC ha hecho borrón y cuenta nueva a sus siete años de gobiernos tripartitos con el Partit dels Socialistes, ha renovado toda la dirección, ha cosido el discurso y ha moderado su perfil de izquierdas. Todo para centrarse en el independentismo. Los votantes le han premiado doblando los resultados de 2010 y acercando a Oriol Junqueras a la posición récord que en 2003 consiguió Josep Lluís Carod Rovira con 23 diputados. Junqueras se quedó este domingo con 21.
Iniciativa-Esquerra Unida no ha podido capitalizar todo el descontento de los ciudadanos contra los recortes de Artur Mas. Pese a ser el partido que ha abanderado las protestas en el ámbito social y educativo, los ecosocialistas solo lograron sumar tres escaños a los 10 que consiguieron en 2010. El partido de Joan Herrera podía apoyar sin riesgo de fracturas el proceso de Mas para convocar un referéndum pero en ningún caso sus políticas de gobierno en lo económico y lo social. Con los resultados obtenidos por Mas difícilmente hallará ahora apoyo alguno en las filas ecosocialistas, que ven al presidente catalán profundamente desgastado.
Los principales movimientos ascendentes en la izquierda hay que buscarlos en Ciutadans y la Candidatura de Unidad Popular, que han recogido voto descontento de los márgenes del sistema.
Ciutadans ha abierto su discurso, antes monopolizado por sus ataques a la discriminación positiva de la lengua catalana en el ámbito educativo y de la Administración. Su candidato, Albert Rivera ha hablado en esta campaña de corrupción y ha lanzado duras críticas al sistema bancario, con lo que este domingo consiguió la confianza de sectores más amplios del área metropolitana de Barcelona antes dominada en exclusiva por el PSC. El voto a Ciutadans ha sido un aviso al PSC, pero también al Partido Popular, formación que no ha conseguido capitalizar el voto contrario a la independencia. El resultado fue que Albert Rivera pasó de tener solo tres diputados hasta los nueve y por primera vez grupo parlamentario.
La CUP fue el otro partido situado en los margenes del sistema que cosechó ayer un buen resultado al entrar en el Parlamento. No lo había intentado nunca hasta la fecha pese a tener cierta implantación en los ayuntamientos, especialmente de Girona. Con una campaña no tradicional, muy basada en las redes sociales, en el boca oreja y en actos de pequeño formato en los barrios modestos, la CUP se ha beneficiado del malestar social y de algunos votantes independentistas del movimiento 15-M. La formación antisistema consiguió tres diputados. La CUP es independentista, pero no le pondrá las cosas nada fáciles a Mas, que tiene una complicada legislatura por delante.
Las urnas también ahondaron la crisis de los socialistas catalanes, el principal referente de la izquierda catalana los últimos 30 años y que por primera vez han perdido la condición de segunda fuerza en favor de ERC, a la que ganan en 28.000 votos. Su candidato, Pere Navarro, pagó las consecuencias de los serios problemas que ha tenido para definir un proyecto alternativo al soberanismo de Artur Mas y a la recentralización del PP. Su apuesta por el federalismo no ha funcionado. Los socialistas catalanes perdieron seis de los 28 diputados que lograron en 2010 y este resultado era ya el peor de su historia. Lo único que puede contener, o al menos disimular, los problemas internos del PSC son las crisis que se puedan abrir ahora en Convergència i Unió. La profundidad de los problemas del PSC se ejemplifica en Barcelona, ciudad que los socialistas gobernaron durante 30 años: en la capital catalana quedaron en cuarta posición.
El PP ha logrado sumar un diputado a los 18 que ya tenía, algo que es un buen resultado, pero no tanto como esperaban sus dirigentes. La candidata, Alicia Sánchez-Camacho, aspiraba a liderar la oposición. No lo ha conseguido. Tampoco ha capitalizado la oleada de voto antiindependentista, que ha favorecido mayoritariamente a Ciutadans. Los recortes de Mariano Rajoy, como los que pactó con Mas en Cataluña, pueden haberle impedido el crecimiento del PP y explican el voto a Ciutadans, que se presentaba con un programa de izquierdas.
Con todo esto, Mas solo podrá apoyarse en ERC si no quiere abortar por completo su plan soberanista. El republicano Oriol Junqueras fue el gran triunfador de la noche, al colocarse como jefe de la oposición y, quién sabe, si como socio de Artur Mas.
Junqueras ha capitalizado el voto de los soberanistas que no confiaban en Artur Mas porque le ven como un arribista. ERC ha hecho borrón y cuenta nueva a sus siete años de gobiernos tripartitos con el Partit dels Socialistes, ha renovado toda la dirección, ha cosido el discurso y ha moderado su perfil de izquierdas. Todo para centrarse en el independentismo. Los votantes le han premiado doblando los resultados de 2010 y acercando a Oriol Junqueras a la posición récord que en 2003 consiguió Josep Lluís Carod Rovira con 23 diputados. Junqueras se quedó este domingo con 21.
Iniciativa-Esquerra Unida no ha podido capitalizar todo el descontento de los ciudadanos contra los recortes de Artur Mas. Pese a ser el partido que ha abanderado las protestas en el ámbito social y educativo, los ecosocialistas solo lograron sumar tres escaños a los 10 que consiguieron en 2010. El partido de Joan Herrera podía apoyar sin riesgo de fracturas el proceso de Mas para convocar un referéndum pero en ningún caso sus políticas de gobierno en lo económico y lo social. Con los resultados obtenidos por Mas difícilmente hallará ahora apoyo alguno en las filas ecosocialistas, que ven al presidente catalán profundamente desgastado.
Los principales movimientos ascendentes en la izquierda hay que buscarlos en Ciutadans y la Candidatura de Unidad Popular, que han recogido voto descontento de los márgenes del sistema.
Ciutadans ha abierto su discurso, antes monopolizado por sus ataques a la discriminación positiva de la lengua catalana en el ámbito educativo y de la Administración. Su candidato, Albert Rivera ha hablado en esta campaña de corrupción y ha lanzado duras críticas al sistema bancario, con lo que este domingo consiguió la confianza de sectores más amplios del área metropolitana de Barcelona antes dominada en exclusiva por el PSC. El voto a Ciutadans ha sido un aviso al PSC, pero también al Partido Popular, formación que no ha conseguido capitalizar el voto contrario a la independencia. El resultado fue que Albert Rivera pasó de tener solo tres diputados hasta los nueve y por primera vez grupo parlamentario.
La CUP fue el otro partido situado en los margenes del sistema que cosechó ayer un buen resultado al entrar en el Parlamento. No lo había intentado nunca hasta la fecha pese a tener cierta implantación en los ayuntamientos, especialmente de Girona. Con una campaña no tradicional, muy basada en las redes sociales, en el boca oreja y en actos de pequeño formato en los barrios modestos, la CUP se ha beneficiado del malestar social y de algunos votantes independentistas del movimiento 15-M. La formación antisistema consiguió tres diputados. La CUP es independentista, pero no le pondrá las cosas nada fáciles a Mas, que tiene una complicada legislatura por delante.
Miquel Noguer Barcelona26 NOV 2012 - 00:56 CET3266
Fuente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/25/catalunya/1353862311_696922.html
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