El presidente egipcio, el islamista Mohamed Mursi, ha dado este sábado un paso al frente en la guerra sectaria que suníes y chíies libran en territorio sirio.
El sucesor de Mubarak ha anunciado que Egipto rompe los últimos lazos diplomáticos con la Siria de Bashar al Asad: cierra la embajada siria en El Cairo y retira al encargado de negocios egipcio en Damasco. “Hezbolá debe abandonar Siria”, ha apostillado Mursi.
“La historia no nos perdonará”, ha advertido Mursi durante una conferencia en solidaridad con Siria organizada por los clérigos suníes que han llamado esta semana desde El Cairo a la “guerra santa” en Siria. El jefe del Estado egipcio ha pedido además la declaración de una zona de exclusión aérea en Siria para detener la ofensiva del régimen de Asad que, con la ayuda de paramilitares de la milicia chií libanesa Hizbulá, recuperaron el pasado 5 de junio la localidad de Quseir.
En este sentido, Mursi -que durante los primeros meses de su mandato trató de relanzar las relaciones diplomáticas con Irán- ha instado a la milicia de Hasan Nasrala a abandonar Siria y cesar su “injerencia”. Ante un auditorio abarrotado por islamistas que han ondeado banderas egipcias, sirias y saudíes, el presidente ha instado a los egipcios a acoger a los refugiados sirios y ha insistido en la necesidad de mantener una Siria unificada. “No hay lugar para este régimen en el futuro de siria”, ha agregado.
Mursi ha señalado además que ha contactado con países árabes y musulmanes para organizar una reunión de urgencia que aborde la ayuda al castigado pueblo sirio.
El pasado jueves más de 500 ulemas reunidos en El Cairo llamaron a la “yihad” (guerra santa) contra Asad y denunciaron que la injerencia de Irán y Hezbolá es una “declaración de guerra contra el islam”. El comunicado final manifestó que participar en los combates en Siria y apoyar con dinero o con armas a los rebeldes resulta “un deber para salvar al pueblo sirio de las manos de la criminalidad sectaria”.
En mitad de la escalada sectaria que amenaza Oriente Próximo, los Hermanos Musulmanes -el poderoso grupo al que pertenece Mursi- también se han sumado a la petición. Un asesor presidencial precisó el jueves que los egipcios son libres de viajar a Siria para unirse a la rebelión y aclaró que no serán procesados cuando regresen a Egipto. Aunque no existen cifras, decenas de egipcios han muerto combatiendo en Siria. La mayoría fueron reclutados y enviados por organizaciones salafistas (ultraconservadoras).
Para la oposición egipcia, blanco de duras críticas durante el acto de este sábado, Mursi trata de volcarse en la política internacional y el avispero sirio para desviar la atención de las masivas protestas convocadas por sus detractores para el próximo 30 de junio coincidiendo con el primer aniversario de su investidura. La oposición ha reunido más de 15 millones de firmas pidiendo su renuncia. “Los restos del régimen (de Hosni Mubarak) están tratando de empujar al país hacia una espiral de violencia y caos”, ha indicado tras subrayar que no tolerarán manifestaciones violentas.
Fuente: El Mundo
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