La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos recolecta información telefónica de millones de clientes de Verizon, una de las telecoms más grandes de ese país, bajo una orden secreta emitida por la corte en abril. La orden que le permite al gobierno de Estados Unidos espiar todos los días a todas horas a millones de sus ciudadanos en llamadas dentro y fuera de Estados Unidos ha sido obtenida por el diario británico The Guardian y constituye la prueba más grande de vigilancia estatal en tiempos recientes, en una alianza que disuelve la frontera entre corporaciones y gobierno.
El tamaño de los registros que están siendo enviados a la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y la naturaleza ilimitada de la requisición no tiene paralelos en la historia moderna –constituye un esfuerzo de vigilancia masivo de proporciones sólo encontradas entre estados totalitarios.
La Casa Blanca por el momento ha declinado comentar al respecto; Verizon, que también declinó réplica, tiene una orden de la corte que le prohíbe revelar la existencia del requerimiento del gobierno o de la misma orden de la corte.
Más allá de que esta información sea usada solamente para proteger a los ciudadanos de la sombra invisible del terrorismo o sea usada como una mina de datos para conocer conductas y vigilar a todo tipo de individuos –no sólo criminales o terroristas–, queda claro que cada pantalla, cada gadget, cada nodo es un ojo (encendido o apagado) del tan anticipado Big Brother. El rizoma tecnológico es el cuerpo perfecto de la vigilancia aparentemente descentralizada pero que remite toda la data de regreso a la Gran Oficina de la Policía del Pensamiento.
Fuente: http://pijamasurf.com/
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