La canciller alemana Angela Merkel muestra una cara muy distinta en casa. Mientras sigue recomendando austeridad y recortes de déficit para los países en problemas, para asegurarse la reelección en Alemania promete más gasto para atraer a los votantes.
En su manifiesto electoral, su partido, la CDU, promete alrededor de 30.000 millones de euros en nuevo gasto, con medidas como nuevas carreteras y puentes, subsidios a las madres, nuevas desgravaciones a las familias e incluso imponer topes a los alquileres, según recoge The Wall Street Journal.
Además, Merkel ha descartado subir impuestos para pagar por estas medidas, lo que ha generado ya críticos, incluso entre los partidos de la coalición que actualmente sustenta su gobierno. Por ejemplo, el Partido Democrático Libre (FDP), actuales socios de gobierno, asegura que estas promesas solo podrán cumplirse a cambio de elevar el déficit del EStado.
Su líder, Rainer Brüderle, ha descrito el programa electoral de la CDU como “unos grandes almacenes” que ofrecen un poco a todo al mundo, y ha asegurado que estas promesas no podrán ser financiadas.
Las promesas de Merkel incluyen medidas para contentar a todo el espectro político alemán, con guiños a los conservadores en temas como la familia, Turquía o la mano dura en la Eurozona, y guiños a la izquierda con los controles al alquiler y la subida de las pensiones a los padres que se queden en casa.
Los sondeos de opinión siguen dando como favorito al partido de Merkel de cara a las elecciones de septiembre. El problema es la debilidad de sus socios del FDP, que podría quedar incluso fuera del Parlamento. Ante esta situación, el resultado más probable es una nueva gran coalición con los socialistas del SPD, tal y como sucedió en el primer mandato de Merkel.
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