Algo no cuadra cuando el Pentágono, que debiera esforzarse por parecer poderoso, empieza a hacerse la víctima.
Así ejemplifica Julian Assange la reacción inicial de la institucionalidad estadunidense ante las revelaciones masivas de documentos efectuadas por Wikileaks hace tres años.
En contraste, el australiano pondera el poder que los nuevos sistemas de información pueden otorgar a los ciudadanos y lo caracteriza como el más importante campo de educación política masiva que haya existido jamás.
En cuanto a los medios tradicionales de Estados Unidos, siempre han sido muy corruptos y han renunciado a su tarea de vigilar los actos del poder: Son meros espacios para dirimir pleitos entre distintas facciones del régimen, acusa.
La plática con el fundador de Wikileaks tiene lugar en la paz de la embajada de Ecuador en Londres, en un amplio salón con ventanales elevados que dan a la calle. De pronto llega un rumor en sordina. El entrevistado aguza el oído, interrumpe la plática con gesto cortés y camina hacia el balcón. En la acera opuesta se ha hecho presente un pequeño grupo que enarbola retratos de Assange y corea consignas en favor de su liberación. El refugiado separa un poco la cortina y saluda a sus simpatizantes con un movimiento de mano suave, casi tímido, y hace con los dedos la V de la victoria. Permanece así unos momentos y luego vuelve al sofá monumental.
El saludo es parte de su rutina diaria desde el 19 de junio del año pasado, cuando se introdujo a la representación diplomática ecuatoriana, solicitó asilo político y dejó a sus perseguidores de Estados Unidos, Suecia y Gran Bretaña con un palmo de narices. Se inició, de esta forma, un diferendo diplomático en el que Washington no reconoce su parte y deja a Londres y Estocolmo el trabajo sucio de desconocer el derecho de asilo. La semana entrante el impasse cumplirá un año y el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, viajará a la capital británica para tratar de destrabar el conflicto y de obtener de su contraparte inglesa un salvoconducto que permita al australiano abandonar el Reino Unido y viajar a Ecuador.
Antes hacían guardias de 24 horas, platica un colaborador de Assange en relación con los entusiastas que gritan en la calle su solidaridad. Ahora vienen todos los días.
La plática es interrumpida en otro momento, cuando los colaboradores de Assange llevan los primeros reportes sobre la filtración que acaba de hacer el ex empleado de la CIA Edward Snowden acerca de la extensa e ilegal red de espionaje telefónico y cibernético erigida por el espionaje militar estadunidense (National Security Agency, NSA).
Y reacciona el entrevistado: “Es muy interesante comparar esta reciente revelación, de la cual llevábamos años hablando, pero ahora hay muy sólida evidencia de ella, de esta orden de espionaje a todos los teléfonos, diario, a dónde habla la gente, a quién le marca, qué tipo de teléfonos tiene, que todo sea enviado diariamente a la NSA. Es una violación tan grande que incluye a todos los reporteros, a todas las dependencias, incluye a todos. Es una gran violación de… ¿cuál enmienda?, ¿la cuarta? [http://goo.gl/Txhcs] Bueno, es una violación a las protecciones constitucionales contra los registros ilegales y el decomiso; una violación tan grande como te puedas imaginar” [Ayer, Assange expresó su solidaridad con Snowden y le aconsejó que busque asilo en América Latina: http://goo.gl/tzt7b].
En 2010 Wikileaks hizo tres revelaciones demoledoras de documentos oficiales estadunidenses, muchos de ellos secretos hasta entonces: los correspondientes a las guerras de Irak e Irán, y los cables del Departamento de Estado. Rememora Julian Assange:
“La reacción del Pentágono fue hacerse la víctima, decir que estaba muy dañado y preocupado. Vimos a Robert Gates [secretario de Defensa estadunidense entre 2006 y 2011] casi al borde de las lágrimas, y eso parece haber sido reflejo de lo aterrados que estaban: sus malas acciones quedarían expuestas. Sabían que teníamos mucho material hasta entonces inédito, cientos de miles de documentos clasificados; no los habían leído todos, no sabían qué impacto tendrían, estaban aterrorizados ante lo desconocido y desarrollaron, dentro de Estados Unidos, una especie de neomacartismo que terminó por proyectarse al mundo externo. Fue interesante observarlo.
“Ahora bien: el Pentágono es una organización que se especializa en verse fuerte y poderosa para que sus amenazas tengan algún sentido. Básicamente, el Pentágono es un mecanismo de chantaje: amenaza con dominar físicamente países, o quitarles protección y dejarlos expuestos a la dominación de un tercero, o bien se involucra en la venta de armas a países vecinos, y amaga a gobiernos con dejar de venderles armas. En fin, es un aparato de intimidación, de aplicación de amenazas para obtener concesiones de muchos países e instituciones, y por eso debe verse fuerte todo el tiempo. Pero si hubiera por ahí integrantes de la mafia haciéndose las víctimas, ello significaría que la operación de la mafia no está funcionando. En suma, estaban aterrados.
La teoría de la crítica
“Algo más: hay un concepto de la teoría crítica [Critical Security Studies, CSS, o Estudios Críticos de Seguridad; ver http://goo.gl/xBrLN y http://goo.gl/63Xo0], no muy conocido, pero muy útil, llamado segurización [securitization]. Lo describiré en mis términos: todos estamos motivados por el miedo o el deseo de algo; esencialmente tenemos miedo o esperanza de ir hacia delante. El querer más de algo lleva, a causa del miedo, al alejamiento y a la repulsión. En un extremo, el miedo dominará por completo a la esperanza o el deseo. Y eso es porque en un extremo, el miedo es a perder la vida o las vidas de la gente que amas, y si pierdes la vida, todas tus esperanzas desaparecen. Si nos trasladamos de este nivel sicológico a una descripción política, una institución tomará una situación y tratará de extraerle valor al miedo, y a eso se le llama segurización: transformar una situación en amenaza contra la seguridad y luego proponer que la institución te puede salvar de la amenaza. Bien. La segurización es a lo que el Pentágono se dedica todos los días: buscar cualquier situación en el mundo que pueda segurizarse y decir que la solución al miedo es la protección con la fuerza de las armas. De modo similar, la policía intenta hacerlo con todas las circunstancias: la solución al asesinato, los robos, el espionaje, el fraude y algunas formas de terrorismo, es una fuerte y agresiva fuerza policial.
“Así que me preguntaba: este ataque sobre Wikileaks, con Hillary Clinton diciendo que nuestras publicaciones eran un ataque contra Estados Unidos y contra toda la comunidad internacional; con los ataques públicos y privados por parte del Pentágono, el Departamento de Estado y muchas otras organizaciones, ¿estaban simplemente segurizando la situación? ¿Intentando atraer más recursos, aterrorizar al establishment para que entregara más dinero? Algo había de eso, pero además estaban aterrorizados ante el surgimiento de una nueva percepción pública de su propio poder.”
–Hay una coincidencia interesante: las autoridades de Estados Unidos se victimizaban e inventaban o exageraban los daños causados por las revelaciones de Wikileaks; por otro lado, ese mismo año, Fidel Castro, después de la publicación de los registros de la guerra de Irak, dijo en dos entrevistas [con la directora de La Jornada, Carmen Lira, http://goo.gl/Ec2d, y con Telesur, http://goo.gl/dNXd2] que estábamos ante el arma más poderosa que haya existido, que es la comunicación, que ante ella las revoluciones armadas ya no son necesarias y que Wikileaks se merecía un monumento”. ¿Exageraba?
–Un poco. Es bonito escuchar esas palabras, pero… todo comienza con la verdad y sin ella el próximo paso es imposible. Pero al final todo se reduce a quién tiene el control de la fuerza coercitiva sobre un determinado pedazo de tierra en donde vive la gente.
“Tu correo electrónico está almacenado en Google. Tú pensarías que tu correspondencia con otras personas es un recurso importante para tu vida. Pero si está almacenado en servidores en California, donde Google tiene su sede, los tribunales en California, los tribunales federales, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, ellos controlan eso. Aún así, la fuerza física coercitiva es importante. Y quién controla a la policía y los militares. Pero eso lo determinan las políticas de la información y los flujos económicos. La información es parte clave para determinar eso. Pero cuando ves estos reclamos de resistencia pacífica, puede ser que en varias circunstancias sean la forma más efectiva de controlar la aplicación de la violencia. Aunque, a fin de cuentas, sea siempre una lucha para controlar quién tiene la fuerza coercitiva.
“Regresando a Fidel Castro, estamos en una posición en la que, debido a los avances en la tecnología militar y policial, la diferencia entre un campesino con su rifle y un policía con sus arreos de kevlar es tan grande que no es fácil imaginar insurrecciones armadas sin el respaldo de un Estado. George Orwell escribió en 1945 un artículo, justo después del bombardeo de Nagasaki, comparando los diferentes tipos de tecnología militar. Los rifles, todos podían tenerlos; eran una tecnología militar bastante democrática. Si tienes más gente, tienes más rifles en acción. Y por tanto el éxito militar se relaciona bastante bien con cuánta gente tienes. Pero en el otro extremo, sólo unos cuantos estados son capaces de fabricar armas nucleares porque se necesita de grandes y muy centralizados procesos industriales, así que son una forma militar de tecnología en esencia antidemocrática.
–Pero hoy muchos tienen acceso a Internet, así como casi todos tienen acceso a un rifle.
–A diferencia de los avances en la tecnología militar y policial, que conforman una fuerza muy antidemocrática, está la transferencia horizontal de la información: casi cualquier persona que sepa algo lo puede comunicar, en teoría, a casi todos los demás, aunque las redes de distribución y la publicidad puedan interferir. Se ha creado el más importante campo de educación política masiva que jamás haya existido. El número de personas expuestas, el número de culturas expuestas, el número de idiomas expuestos, el puente geográfico es más grande que en ningún otro momento de la historia.
“La transición clave ocurrió como resultado del ataque contra Wikileaks y sus publicaciones. Si te regresas cuatro años, básicamente Internet era políticamente apática. Tenías pequeñas redes y algunos grupos políticos que lo usaban, pero en conjunto Internet era políticamente apática. Y la gente pudo percibir en tiempo real la guerra contra Wikileaks. Aunque no estuviera en la línea del frente, aunque fuera sólo desde los márgenes, el atestiguar los reclamos, los contrarreclamos, la acción, permitió una comprensión que va más allá de una lección o una lectura de historia. Nuestra lucha geopolítica, contra Estados Unidos y sus aliados, educó a una generación entera en Internet, los despertó a las realidades geopolíticas del mundo, y los despertó a que el Internet es un espacio político, en contraposición a que sólo sea un espacio de comunicación, como el sistema telefónico”.
–Un campo de batalla…
–Un campo de batalla, pero no un campo de batalla distante, sino un teatro de operaciones del que la gente forma parte, que también es suyo. Si hablamos de contribuciones aisladas, creo que ésta es la más importante de Wikileaks: transformar Internet de un espacio políticamente apático a un espacio político y, en el proceso, educar básicamente a toda una generación. Incluso gente de sesenta y tantos años me ha dicho: Porque observé lo que ocurrió, hoy veo el mundo de modo distinto. Pero especialmente las personas de entre 16 y 28 años sintieron que eran parte de ese drama político que se llevaba a cabo. Y muchos de ellos eran parte directa, porque distribuían información, se involucraban en las protestas virtuales. La gente joven estaba interesada, veía que los medios del régimen decían una cosa acerca de nosotros, y luego leían lo que nosotros decíamos al respecto, o leían los cables, o lo que decían sus amigos por correo electrónico, y veían un punto de vista completamente distinto, y tenían más confianza en nuestro punto de vista porque estaba basado en documentos de fuentes primarias que no mienten.
–¿Para qué sirve la verdad, Julian? ¿Para hacer que los sistemas políticos funcionen mejor o para acabar con ellos?
–¿Quieres una respuesta poética o lo abordamos desde otra perspectiva? [Ríe] La verdad es lo único que tenemos. No hay esperanza con nada más. Cada acción, cada decisión, cada pensamiento que tenemos, está basado en lo que percibimos, pero actúa sobre nuestra realidad compartida, en el mundo real. Así que si no estamos pensando la verdad, no pensamos en el mundo en el cual tenemos que actuar. Si no actuamos con base en la verdad, nuestras posibilidades de incidir en el mundo real serán azarosas.
¿Y qué hace la verdad? ¿Hace estallar a los sistemas políticos o permite reformarlos? Puede ocurrir cualquiera de esas cosas, dependiendo de hasta qué punto estos sistemas están basados en la verdad, o no. Si están principalmente basados en mentiras, si la verdad ha fracasado, será un colapso catastrófico (aunque también haya otros factores), como lo fue en Túnez y Egipto. Me parece que estos sistemas llegan a estar tan mal que colapsan. Debes ponerlos en una posición en la cual se expanden tanto que caen al precipicio. En esa medida, cualquier esfuerzo por una reforma que llegue a tiempo es una ventaja. Algunos de estos sistemas se pueden poner parches a sí mismos. Por otro lado, quizá cuando llegues a una posición en la cual puedas derrotarlos, tal vez ello no suceda, o bien ocurra que se expandan más, se vuelvan más dañinos, más poderosos y corruptos. Así que si crees poder conseguir un beneficio para la justicia, intenta hacerlo hoy mismo, porque no sabes cuándo vas a lograrlo.
–¿Hay en Estados Unidos un colapso de eso que se denomina el Cuarto Poder?
–El crecimiento de los medios alternativos, sobre todo en Internet, nos ha permitido ver qué tan corruptos son los medios del sistema. Ahora bien: ¿Puede lograrse con el recurso de Internet que sean más o menos corruptos? No estoy seguro. Por un lado, cuando se señala la corrupción, las imprecisiones, las mentiras y la propaganda, se afecta la reputación de los medios tradicionales, y entonces la información independiente actúa como un incentivo para que se porten mejor. Por otro lado, el mercado de la crítica del poder ahora está mejor atendido por nuevas publicaciones, así que los medios convencionales se sienten liberados de esa tarea; sienten que otros les han quitado ese negocio y encuentran innecesario seguir haciéndolo. De todos modos, recuerda que no lo pueden hacer muy bien: los medios convencionales siempre han estado en el negocio de una facción del sistema que critica a otra. Nunca han estado en el negocio de ser críticos del establishment per se. Siempre han sido muy corruptos.
The New York Times, un caso
“Veamos el caso de The New York Times (NYT): sabemos que en 2003 hubo una historia similar a la de Watergate, de escuchas ilegales; el NYT guardó la historia durante 18 meses para que pasara la relección de Bush. Sólo la publicaron cuando se enteraron de que una publicación rival estaba a punto de darla a conocer. Una institución como el NYT es, salvando la calidad de periodistas individuales, un espacio para que distintas facciones del sistema luchen entre sí en público, o para que hagan públicas sus posiciones. Por eso le gusta a la gente leerlo, no porque sea más preciso que otros periódicos. Comete constantes errores importantes e imprecisiones, y hasta publica historias fabricadas: dijo, por ejemplo, que había armas de destrucción masiva relacionadas con Al Qaeda. ¿Y por qué la gente se toma la molestia de leerlo? Porque lo que dice la gente poderosa es interesante. Si Obama o el CEO de Bank of America o Schmidt, de Google, dicen que los marcianos aterrizaron, sin evidencia alguna, es muy interesante porque representa algo acerca de los propios declarantes, de su posición. Todo lo que tenga que ver con una organización poderosa es interesante por definición, porque puede tener un efecto sobre el mundo. Así que la gente lee el NYT para ver la posición de las diferentes facciones en el régimen. Ese siempre ha sido el caso.
“Vayamos a 1917, cuando Eugene Debs, un agitador socialista estadunidense fue acusado, bajo la Ley de Espionaje –la misma que intentan aplicarme a mí– de hacer un llamado a resistir el el reclutamiento en la primera Guerra Mundial. Debs sólo decía que el reclutamiento obligatorio estaba mal y que la gente debería oponerse a él. Bien, el NYT hizo en su editorial un llamado a que agarraran a Debs, donde fuera que se encontrara, y que lo acusaran bajo la Ley de Espionaje, por un discurso. Así que, en este punto, nada ha cambiado.”
(Con la colaboración e información de Tania Molina Ramírez)
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