Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han relatado extrañas experiencias acerca de las interacciones que han tenido con desconocidas entidades no humanas, que parecen existir en un estado cuasi-físico.
El fallecido Terrence McKenna, etnobotánico y autor de libros como Alimento de los Dioses, narró a menudo sus propias experiencias con extraños seres que llamó “elfos fractales”, que parecían habitar el hiperespacio que él denominó “reino DMT,” un estado visionario que es alcanzado bajo la influencia del alucinógeno dimetiltriptamina.
Otros, como el mago Aleister Crowley, afirmó usar la magia negra para convocar a entidades como las que su predecesor John Dee llamaba “Ángeles Enochianos”, así como seres de aspecto alienígena como el famoso “Lam”, que Crowley dijo convocar cuando vivía en New York en la década de los 20.
Mientras que los estados alterados de conciencia parecen revelar reinos “habitados” a las personas que tratan de explorar más allá de los límites de la conciencia, ¿este tipo de experiencias realmente revelan la existencia de extraños seres no-humanos que existen fuera del mundo físico, o son estas entidades sólo fruto de la imaginación?
Cuando se toma en consideración los niveles de la realidad arquetípica que puedan existir en el subconsciente humano, especialmente en lo que se expresa en la obra de Carl Jung, empezamos a ver que hay niveles de realidad simbólica que interactúan con los seres humanos en un nivel subconsciente (o inconsciente). Jung, por todos conocido, llamó a estos seres “arquetipos”, y consideró que, si bien eran los aspectos de la mente inconsciente que podría potencialmente “conectar” todos los seres humanos, en un sentido, y que se remonta a nuestra herencia ancestral como una especie de evolución lenta en a lo largo del tiempo, sin embargo, no era probable que fueran reales, seres conscientes en sí mismos.
Uno no puede dejar de preguntarse, sin embargo, si el mismo tipo de expresiones arquetípicas se están revelando a sí mismas, en cierto sentido, al igual que durante las visiones psicodélicas, del tipo que McKenna y otros han descrito, así como tal vez el tipo de estados alterados obtenidos por los practicantes de magia como Aleister Crowley efectivamente prestan acceso a elementos internos del subconsciente que nos pueden influir diariamente, e incluso son raras veces vistos sin la ayuda de las prácticas rituales que “exponen” tales manifestaciones.
En esencia, este enfoque supondría la existencia de arquetipos mientras que dentro de la mente, y son capaces de influir en nosotros (o incluso aparecer, a veces, como formas familiares como seres o entidades), puede tomar una alteración temporal de nuestra percepción normal del mundo que nos rodea a “acceder” esas formas de pensamiento … y cuando está debidamente acceder, son tal vez lo suficientemente intenso como para justificar la interpretación como encuentros reales con seres reales físicas (o al menos cuasi-físico).
Una reciente discusión que tuve con Rosemary Ellen Guiley sobre su nuevo libro, La Conexión Djinn, hizo que me reflexionara acerca de esto. Hablando con un colega, me confesó su creencia de que “detrás de gran parte del reino paranormal hay algún tipo de componente interdimensional, y así tal vez las entidades que viven en otras dimensiones tienen la capacidad de entrar en nuestra realidad.”
Como Guiley señala en su libro, lo que históricamente y en los términos folclóricos hemos llamado djinns en realidad son entidades espirituales que han existido en el mundo desde antes de que los seres humanos reclamaran su dominio sobre la Tierra, y que estos seres, al igual que las hadas, son inteligencias conscientes de que existen aparte de nuestra realidad, aunque sin embargo en medio de nosotros, en un plano dimensional diferente. Es debido a las limitaciones de la percepción humana convencional, dice Guiley, que somos incapaces de percibir tales entidades, que pueden ser perjudiciales para los seres humanos que tratan de interactuar con ellos.
La completa noción de que las entidades no humanas pudieran existir en medio de nosotros, ya sean los djinns de la antigua tradición, o manifestaciones arquetípicas de dentro de nuestras mentes, es un misterio desconcertante y duradero de la era moderna. En el pasado, los seres humanos daban por sentado que existían tales seres, y rara vez interpretaron su aparente presencia en nuestra existencia; simplemente fueron aceptados como una parte de nuestra gran realidad, y la evidencia de las fuerzas que operan “entre bastidores” en nuestro mundo natural. Ahora, “ellos” son vistos con escepticismo por la mayoría, y si hay algo de verdad de su presencia, -física o de otro tipo-, tiene que ver principalmente con el hecho de que son algo que emana de dentro de la propia conciencia humana.
Parece que cualquiera que sea la interpretación correcta, debe haber algo, incluso un fenómeno que algunos podrían suponer que estuviera enraizado en la mente sería digno de estudio y observación. Mientras me empapo de todo esto, no puedo dejar de considerar siquiera un momento si hay otras fuerzas que no sean humanas que pudieran ocasionalmente tratar de contactarnos a través de las cósmicas barreras del espacio-tiempo y la percepción humana
2013 en Incógnita
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