miércoles, 25 de septiembre de 2013

Akhesa, Reina de Egipto

AKHESA (Ankhes-en-pa-Atón),  LA REINA DE EGIPTO

El primer imperio del mundo.

Nos ubicamos en la XVIII Dinastía egipcia. Epoca de gloria y de gran brillantes para los historiadores.

Es la época del Imperio Nuevo. La cultura egipcia se impone. Es sin duda el primer imperio del mundo.

Encontramos aquí (aproximadamente hacia los años 1552-1306 A.C., y digo aproximadamente ya que la datación va variando de acuerdo a cada historiador. La edad egipcia es imperfecta, basándose sólo en la subjetividad e interpretación de cada investigador. Ver para ello mi trabajo: “El Proyecto Estelar en el Egipto Faraónico” la parte de “La Edad de la Era de las Pirámides”) a grandes Faraones como Tutmosis III, Amenophis II, Amenophis III y a la famosa Reina-Faraón que dejó para todos el magnífico Templo de Deir el–Bahari en la orilla occidental de Tebas, me refiero a Hat-Shepsut.

Y es precisamente Tebas el centro del reino ubicado al sur del país.

Es esta ciudad la del Dios Amón garante de felicidad y de independencia.

Todo Faraón deberá engrandecer y embellecer el Templo de Karnak donde está entronado Amón-Ra el Rey de los Dioses. Así lo solicitaban todos los sumos sacerdotes.

Gracias a esto, mucha gente del clero se beneficiaba en riqueza y en poder. El Primer Profeta, el gran sacerdote de Amón reinaba en un “Estado dentro de un Estado”.

Muchos Faraones desconfiarían de ellos. Ya Amenophis III era consciente del peligro de los sumos sacerdotes y fue él quien inició otras formas divinas, especialmente a Atón , sin duda influenciados por su esposa la Reina Teje.
Le seguiría su hijo, Amenophis IV, conocido como Akhenatón quien desde muy joven supo luchar contra los sacerdotes tebanos.

Más tarde la historia comprobaría que no se equivocaría.

Su tercer hija, cuyo nombre egipcio era Ankhes-en-pa-Atón que quiere decir “Vive para Atón” y aquí la llamaremos Akhesa, viviría en carne propia la traición del clero, complots militares, espionaje y la traición de sus amigos.

Esposa del famoso Faraón Tutankamón , quien la amó desesperadamente. Fue su única mujer. Ella supo imponerse durante su reinado.

Hija y esposa de Faraones, ésta es la crónica de Akhesa, la Reina Sol, llamada así por el destacado egiptólogo francés Christian Jacq, obra del cual está basada parte de esta historia, donde la realidad y la suposición se entrelazan para marcar un período decisivo y enigmático dentro de la Historia grande egipcia.

LA CIUDAD DE LA LUZ

Durante mi estadía en el bello Egipto, visitamos numerosos y diversos Templos y ciudades, visitamos las Pirámides e ingresamos en ellas, descubrimos y “vivimos” la magia misteriosa que hay en ellas, recorrimos el Río Nilo y estuvimos también en lo que otrora era “la Ciudad de la Luz” ó “la Ciudad del Sol”. Hoy totalmente destruída por la erosión. Sus tumbas guardan allí el secreto de un período extraño.

Su Rey el Faraón Amenophis IV, es decir “Amón-está-en-plenitud” al abandonar su culto a Amón y el Templo de Karnak se convertiría en Akhenatón, “El que brilla por Atón”. Necesitaba una nueva capital fundando Aketatón, “El horizonte de Atón”, la ciudad del Sol conocida también con el nombre árabe de Tell-el-Amarna, El-Amarna ó Amarna situado en el Egipto medio. El condujo a unos 50.000 egipcios a la nueva capital transformado de un desierto a un oasis.

Akhenatón reinó durante más de diecisiete años (aprox. 1364-1347 A.C.) acompañado por su esposa la bella Nefertiti (que significa “La Bella ha llegado”), según las esculturas que hemos visto, nos demuestra la belleza real de esta Reina.

Tebas su antigua capital se encontraba a unos 300 kilómetros de distancia más al sur.

Los comentarios en la ciudad no eran nada buenos. Se rumoreaba que el Faraón Akhenatón se encontraba envuelto en su locura mística hacia el Dios Atón y que su esposa, la bella Nefertiti ya no lo acompañaba.

Hacía tiempo que no se veían juntos los Reyes de las Dos Tierras.

Su ausencia en las ceremonias oficiales desataban muchas habladurías.

Padres de seis hijas mujeres, pero sólo la tercera de ellas pasaría a la historia como Reina.
Akhesa tendría entre doce y quince años de edad (resulta imposible determinar la edad exacta de acuerdo a las fuentes históricas). Ya se estaba convirtiendo en mujer.

Era común en ella las escapadas de Palacio para ir a recorrer la ciudad y sentir como vivía la gente en realidad el reinado de su padre.

Su amor al Faraón era total como así también sentía en lo más profundo el poder solar del Dios Atón.
En una de sus salidas es vista por la policía de la ciudad. De pronto, en su escondite es descubierta por dos grandes lebreles, perfectamente entrenados y temibles asesinos.

La princesa Akhesa al verlos los reconoció. Eran sus fieles perros quien desde pequeña ella los alimentaba en la perrera real.

Mahú el Jefe de la Policía respiraba profundamente.

Qué hubiera sido de él si uno de los perros mataba a la hija del Faraón.

Al aproximársele Mahú le solicitó que la acompañara ya que su padre estaba furioso por esta escapada.
Ya en Palacio, ubicado en el centro de la ciudad del Sol es atendida por el Faraón.

Luego de las más variadas charlas su hija le convence para que salga de Palacio. Su pueblo lo requería.

Hacía tiempo que Akhenatón no salía, su tarea dedicada al Dios Atón le llevaba todo el día. Su esposa la Reina Nefertiti vivía en su Palacio Real, ya no lo acompañaba.

Todo el mundo se impresionaba al ver a la princesa Akhesa bajar de Palacio. Su belleza era casi igual a la de su madre Nefertiti. Sus paseos en el carro real con Akhenatón daban inicio a los mas diversos comentarios. Había quienes los adoraban y otros que los odiaban como Mut (cuyo nombre verdadero era Mutnedjenet, supuestamente hermana de la Reina Nefertiti, según algunos historiadores), esposa del General Horemheb.

Este había sido una de las primeras salidas de Akhenatón, conocido también como el Faraón “hereje”. La princesa Akhesa había llamado la atención a todo el pueblo, especialmente al General Horemheb quien había quedado impresionado por su belleza.

Al tiempo la princesa es llevada a la parte sur de la ciudad de la luz. Allí sería perfectamente educada y preparada.

Este Palacio estaba construído en forma de tres abanicos, el primero correspondía para la Reina madre Teje (conocida también por los historiadores como Tii, Tiyi, etc.), el segundo para la Reina Nefertiti y el tercero para la princesa Meritatón, heredera del reino.

Allí conocería al Príncipe Tutankatón, supuestamente hijo de Amenophis III (aunque algunos historiadores consideran que podría haber sido hijo del Rey Faraón Akhenatón ó de algún noble. Su madre habría fallecido al nacer). Para esa época tendría aproximadamente unos nueve ó diez años de edad.

A partir de allí el amor de él hacia la princesa sería eterno.

Los estudios y aprendizajes continuaban, como así también los recelos entre las princesas Meritatón y Akhesa. Más aún, enterada esta última que su hermana se desposaría con el príncipe Semenkh, hermano de Tutankatón, formando así la futura pareja real.

En una de las ceremonias ofrecidas por Akhenatón a Atón, es la princesa Akhesa quien lo salva de un atentado. Querían matar al Faraón. Pero quién. Desconfiaban del general Horemheb perdidamente enamorado también de Akhesa y odiados por su esposa Mut, el divino Padre Ay no podría ser él, el Embajador Hanis, el Jefe de la Policía Mahú, los sacerdotes de Tebas... en fin el poder no lo quería.

Veían al Faraón “hereje” débil, totalmente no apto para su cargo.

Las redadas en la ciudad habían comenzado. Toda la población era requisada. La población escondía sus estatuillas, no podría haber ninguna otra divinidad en sus casas a excepción de Atón. El monoteísmo se imponía. Pero no sería la primera vez que atentarían con la vida del Faraón.

EL DOLOR DE AKHENATON

En uno de los paseos de los príncipes Akhesa y Tutankatón, luego de una velada divertida el príncipe se ve obligado a regresar a Palacio por una grave indisposición.

Los cuidados hacia él fueron totales, al tiempo se repondría, pero sus desmejorías continuarían en su corta vida.

En sus continuas escapadas Akhesa se encontraría con su madre la Reina Nefertiti quien apoyaba plenamente a Tutankatón como futuro Faraón.

Mientras tanto los más diversos comentarios reinaban en la ciudad. El Faraón no existe, no cumple con sus funciones reales, el culto a Atón debe ser eliminado. El General Horemheb debe de reinar. Supuestos vientos de guerra conmocionaban a Egipto.

El clero comenzaría a derrocar al Faraón, que lo veían muy fuerte en sus convicciones religiosas pero muy débil para gobernar.

El dolor de Akhenatón se acrecentaría con la muerte de una de sus hijas y más tarde con la de la Reina Nefertiti.
Ahora se encontraba solo, pensando en dejar el poder a la princesa Meritatón y al príncipe Semenkh.

Casados ya los príncipes Akhesa y Tutankatón, todos veían en ellos a los verdaderos reyes, a pesar de algunos que se resistían.

Otros los consideraban fáciles de manejar, eran apenas unos niños.

Ellos habían contado con el apoyo de la Reina madre Teje, madre de Akhenatón y también el de la Reina Nefertiti. El Faraón veía en Akhesa una verdadera Reina, pero le correspondería a su hermana el trono.

Llevado a palacio el príncipe Semenkh era requerido por Akhenatón para ofrecerle el reino. Este no lo quiso, no aceptó la función, prefería seguir honrando a Atón, ser un sacerdote además no se llevaba con su esposa Meritatón, ésta sería enviada debido a diversos conflictos que originaba a un Templo dejando de lado toda actividad oficial. La princesa Meritatón pasaría el resto de su vida dedicada a la oración y plegaria.

Una vez más el Rey Faraón Akhenatón veía oscura su ciudad del Sol... Se sentía sólo en su reino y en silencio.
La vida del Faraón se extinguía.

LOS NUEVOS REYES

Una mañana es despertada la princesa Akhesa.

Le requerían urgente en Palacio. Su padre no se encontraba bien.

“Es la hora... Atón me llama...” serían sus palabras. Al alba y en compañía de Akhesa el Faraón partía siguiendo la luz de Atón. Pronto se reencontraría con su esposa y sus hijas.

Ella debería seguir su culto, era la única persona en quien confiaba.

El luto había comenzado. Al morir el Faraón el país viviría un período oscuro en que las fuerzas del mal tratarían de invadir Egipto.

El general Horemheb se imaginaba en el poder y a su lado la deseada princesa Akhesa.
El divino padre Ay y parte del ejército representado a través de Nakhtmin apoyaban a los jóvenes príncipes.
De Tebas habían llegado los sumos sacerdotes quienes proclamaron como futuro Faraón al príncipe Tutankatón.

Sin embargo ellos deberían irse de la ciudad del Sol y regresar a Tebas, volviendo a la antigua ortodoxia. Es decir al politeísmo. Tebas volvería a convertirse nuevamente en Capital y en la gran ciudad que siempre fue.
Además el nombre de Tutankatón, “Símbolo viviente de Atón”, debería ser cambiado por Tut-ank-Amón, “Símbolo viviente de Amón”.

Pronto la Ciudad de la Luz se apagaría, el culto a Atón moriría, todos marcharían a Tebas.
Una vez en la ciudad y superadas las pruebas rituales Tutankamón era ya el nuevo Rey Faraón de las Dos Tierras acompañado por su esposa la Reina Akhesa, Ankhes-en-pa-Amón, “La que vive por Amón”, según el clero.

Era el año 1361 A.C. aproximadamente. Se había convertido en el onceavo Rey de la Dinastía XVIII de Egipto.

El joven Rey volvería a establecer el festival de Opet donde el niño Rey sería un Dios viviente.
Varios momentos de tensión rodearían su corto reinado de aproximadamente 10 años. Complots militares, chantajes, espionajes y mentiras formarían parte del mismo.

Todos veían en el General y en los sumos sacerdotes un complot para derrocarlos.

La salud de Tutankamón era regular, en más de una ocasión se desfallecía y se descomponía.
En sus viajes por Egipto quedarían impresionados en Gizeh por la espectacularidad de las grandes Pirámides.

Recorrieron dentro de ellas y vieron la magnitud y la magia de sus antepasados, construídas más de mil años atrás de ellos. Quienes ingresamos a las mismas vivimos el mismo sentimiento de grandeza y magia que irradian éstas.

Pero la felicidad no era total. Akhesa había perdido ya a dos hijas, la Reina no podía ser madre temiendo por su vida personal.
Sin embargo el amor de Tutankamón era total, su amor a Akhesa era eterno.
Era su única mujer.

Supuestos complots continuaban llevándose a cabo. ¿Cómo dos jóvenes inexpertos manejarían el país más poderoso del mundo?.

Maya, el escultor, era el fiel amigo del Rey Faraón. Este le confiaba que Ay y Horemheb dirigían el reino a su gusto.

Por la joven edad del Faraón, no lo consideraban un Rey digno para tomar decisiones de estado.
Sin embargo, demostraría en varias oportunidades la buena toma de decisiones en diferentes hechos.

Una nueva prueba era requerida para Tutankamón que la pasaría gracias al apoyo de Akhesa. El escultor Maya, su amigo fiel estaría muy contento de su Rey. Ahora tendría un gran programa de restauraciones y construcciones donde el nombre Tutankamón se recordaría y se iluminaría por la eternidad.

LA MUERTE DEL JOVEN FARAÓN

La noticia había llegado a la Reina Akhesa. Habían profanado la tumba de su padre Akhenatón.

La ira era total. El General Horemheb le negaba que tuviera algo que ver. ¿Porqué iban a perseguir un cadáver?.

Sin embargo ellos odiaban al Faraón “hereje”, de cráneo alargado, presentando alguna deformación en los rasgos de su rostro y una hinchazón en su vientre, según las esculturas vistas, que lo han hecho célebre así.

También en el Museo Central de El Cairo, Egipto, hemos visto sus representaciones. Existen allí varias esculturas y grabados.

En Karnak, el General era recibido por uno de sus sacerdotes. No había duda que la Reina Akhesa continuaba con la religión de su padre y manejaba fácilmente al joven Rey Faraón, que seguramente continuaría con los ritos de Atón. Algo había que hacer.

Los complots continuaban y el General se veía muy pronto en el poder de Egipto, con el apoyo de su ejército, los nobles y el clero, y tendría a su lado a Akhesa, la mujer que más deseaba.

El Faraón sufría varias indisposiciones al asumir largas horas de rituales y viajes.

El General Horemheb atacaba nuevamente, pero esta vez abiertamente ofreciéndole a la Reina Akhesa que le entregue el poder absoluto de las Dos Tierras.

La Reina supo contener su ira.

Un nuevo rito debería pasar Tutankamón. El nuevo año comenzaba. El Faraón debería ser purificado. En medio del mismo una nueva indisposición sufriría el Rey Faraón, vómitos de sangre y bilis que fueron rápidamente disipados. El Rey debería cumplir la totalidad del rito y así lo hizo.

El Gran Rey-Dios se manifestó a la población victorioso. El nuevo año había comenzado. Las jornadas fueron placenteras y victoriosas para los Reyes. Habían tomado buenas decisiones y firmado decretos que beneficiaban a pobladores y pueblos. Egipto estaba feliz y en plenitud.

Al General le molestaban estos momentos de victoria. ¿Cómo los jóvenes Reyes habían crecido en las responsabilidades de su cargo?.

Egipto vivía momentos de riqueza y grandeza.

Mientras en Palacio se encontraban compartiendo con los Reyes, el escultor Maya, también Artífice y Superintendente de Finanzas, el Embajador Hanis y el divino padre Ay.

La sirvienta nubia habría traído uvas que sólo Tutankamón comería.

Pronto firmaría el decreto declarando al general Horemheb Gobernador de los Oasis y así terminarían con este enemigo cercano que no los perjudicaría más estando en medio del Desierto.

Pero no llegaría a hacerlo. De repente el joven Rey Faraón se levantaría de su asiento bruscamente dando unos pasos y caería. “Me ahogo....” decía, “Akhesa...” serían sus últimas palabras.

Su cabeza caería hacia atrás y miraría fijamente a la mujer que amó. Su única esposa.

La Reina Akhesa estaba a su lado. El joven Rey Tutankamón había muerto.

Tendría tan sólo 18 años de edad.

LA SOLEDAD DE LA REINA AKHESA

La investigación llevada a cabo por la Reina demostraría que las uvas se encontraban envenenadas con sustancias tóxicas.

Las mismas procederían de los viñedos de los sacerdotes de Karnak. Su padre Akhenatón no se había equivocado. Ellos eran los más peligrosos de todos los hombres.

Setenta días de duelo oficial, donde la Reina Akhesa era la única autoridad reconocida.

Con el cuerpo ya momificado, el sepulcro para el Rey sería el Valle de los Reyes. Allí descansaría junto a sus pertenencias para siempre.
El general Horemheb le pediría que se casara con él y lo nombrara Faraón compartiendo así el trono con ella.

Akhesa consideró imposible esta postura.

¿Cómo casarse con el enemigo de su padre y el asesino de su esposo?. Imposible, exclamaría.

Los funerales se llevaban a cabo, la transformación había culminado. La Reina dejaría alrededor de su cuello un ramillete o collar de flores y hojas antes de ser cerrado el sarcófago.

Los mismos serían descubiertos y encontrados al abrir el ataúd, más de 3.000 años después. 

Ya la momia descansaba eternamente y en paz. La Reina había despedido a quien fuera la persona que más la amara en todo el mundo.

Junto a él, quedarían depositados todos sus recuerdos para el regreso a la vida.
La momia estaría acompañada por diversos tipos de mobiliarios y esculturas protectoras, mantos reales, un gran trono real de oro, junto a jarrones, lechos, cofres, otros tronos, arcos, vasos, vajillas, muebles de oro, juegos y joyas entre otras cosas que marcaban alrededor su marco familiar y ritual al Faraón en su viaje al más allá.

El arqueólogo americano James Breadstad describiría al contenido de estas cámaras como: "Los inmensos e incalculables tesoros de un niño que dominó el mundo mucho antes de que se conociera Creta, antes de que Grecia fuera concebida o Roma creada ... y cuando aún más de la mitad de la Historia de la civilización estaba por escribirse".

Veintidós barcos de tamaños diversos se disponían en su tumba para que el Rey Faraón utilizara para navegar en sus viajes en el otro mundo.
Diversos objetos lo acompañaban, más de cuatrocientos estatuillas de granito, madera, cuarzo, cerámica y alabastros eran depositadas en cajas. Estos se llamaban “fiadores” y eran los encargados de trabajar en lugar del Rey en los campos del más allá.

Poseían casi dos mil instrumentos agrícolas indispensables para su trabajo.
La momia contenía diversos amuletos protectores, entre ellas se colocó en el cuello un amuleto de oro llamado “estabilidad” para que su columna vertebral se irguiera en el más allá. Su cabeza tenía una hermosa diadera de oro. Su cuerpo adornado con distintos collares de oro, cristales coloreados, cornalina y lapizlázul.

En sus muñecas y tobillos se colocaron varios brazaletes, siete en el brazo derecho y seis en el izquierdo, cada uno de sus dedos tenían estuches de oro.

Poseía un delantal que contenía perlas de cristal y cerámica. En su cinturón se le colgó una cola de toro que representaba la potencia del Faraón. Bajo su nuca un pequeño cabezal metálico y bajo el cinturón una daga con la hoja de oro serviría para vencer a los enemigos que se interpondrían en su camino.

Su rostro estaría oculto bajo una máscara sólida de oro decorada con el buitre y la cobra evocando el Alto y el Bajo Egipto. Esta máscara semejaba sus facciones añinadas.

En el mentón la barba terminaba en espiral. Sus manos se encontraban cruzadas sobre el pecho, sujetando los cetros que concedían la soberanía de Osiris sobre los reinos subterráneos.

El cuerpo de la momia del joven Rey había sido colocado en un ataúd de oro macizo.

Tutankamón estaría protegido por tres sarcófagos metidos uno dentro del otro, los dos primeros de madera con incrustaciones de oro y piedras preciosas, y el tercero de oro macizo conteniendo su cuerpo. Todos dentro de un ataúd de granito que los cubriría.

Quienes hemos visto en persona estos tesoros hemos quedado asombrados e impactados por la belleza y magnitud de los mismos. No hay palabras para definir esta grandeza. Varias veces asistimos en Egipto a ver estas reliquias contenplándolo mágicamente.
La Reina recitaba las plegarias de Isis para su resurrección y el divino padre Ay oficiaría la ceremonia, donde el sepulcro se convertiría en lugar de resurrección. Su cuerpo viajaría entre el cielo y la tierra en su morada de regeneración.

“Tutankamón vive y haz que viva tu energía creadora, pasa miles de años en el amor a Tebas con el rostro vuelto hacia el suave viento del norte contemplando la felicidad”, texto grabado por Akhesa en una copa de alabastro con la forma de una corola de loto, depositado en el umbral de la antecámara.

Maya había grabado su rostro en las puertas y en los flancos de naos de oro para que estuvieran juntos para toda la eternidad.

Posteriormente, diversas muestras demostrarían otros grabados de Akhesa en su sepultura.

Ya Tutankamón descansaba eternamente. El sepulcro se había cerrado.

Pasado el período de duelo, la Reina Akhesa debería elegir a su nuevo esposo y próximo Faraón de Egipto. ¿Sería el General Horemheb futuro Rey de las Dos Tierras?.

La sorpresa fue total cuando la Reina designa al divino padre Ay como futuro esposo.
Los comentarios sacudían Tebas. ¿Cómo una mujer joven se casaría con un anciano y convertirlo en Faraón?, ¿Cuánto duraría su reinado?.

Egipto vivía épocas de terror. Una posible invasión hitita acechaba al país.

La salud de Ay no era buena, las decisiones las volvía a tomar la Reina.

El General había solicitado comparecer a Ay para demostrar su incapacidad de gobernar en todos estos meses de gobierno. Era ya un geronte.

Los sacerdotes de Karnak le esperaban. Pero en vez de presentarse el divino Padre lo hizo la Reina quien escuchó las protestas y necesidades del General que solicitaban la renuncia al trono de su esposo.

La Reina Akhesa informaría a la corte que no era necesario, ya que su marido Ay había fallecido durante la noche.

Nuevamente la soledad rodeaba a la Reina.

Akhesa volvía a estar sola.

EL PODER Y LA TRISTEZA DEL GENERAL

Por no haber sido coronado de acuerdo con los ritos sagrados como Rey Faraón, el período de luto se reduciría sólo a un mes de acuerdo a las decisiones del General Horemheb y los ritualistas de Karnak.
Su nombre no figuraría en las listas reales. Los funerales iban a ser discretos.

Mientras duraba el nuevo período de luto y el General se acercaba cada vez más a la Reina para pedirle que se casara con él, un día decidió escribir una carta dirigida al Rey de Hatti, Shubbiluliumas, que sería enviada lo más secretamente posible por su amigo Hannis.

El texto es un documento histórico y real. Dice lo siguiente:

“Al Gran Rey de Hatti, mi Hermano, de parte de la Reina de Egipto. Nuestros dos países viven en paz y conocen la alegría, gracias a los regalos que intercambian”.

“Hoy sufro una gran desgracia. Soy viuda. Mi marido ha muerto y no tengo hijos. Todos saben que tú tienes muchos. Envíame uno en edad de reinar. Se convertirá en mi marido y será Faraón. Me repugna tomar por esposo a uno de mis súbditos. Si tuviera un hijo, no escribiría a un Rey extranjero rebajándome y rebajando al país. Pero no tengo elección. Puedes creer en mi sinceridad, no intento engañarte. Ya no tengo marido. Dame a uno de tus hijos y lo convertiré en señor de Egipto”.

“ Egipto y Hatti formarían una sola tierra gracias a este matrimonio”.

Para demostrar la realidad de esta carta le había entregado el sello real.

Los complots continuaban. Al General le informaban que Hanis viajaba hacia el Hatti.

El Rey hitita le sorprendió esta carta. Envió a un mensajero, un chambelán hacia Egipto para corroborar. La respuesta fue positiva. Había sido recibido por la Reina.

El Rey de Hatti decide enviar a su hijo, el príncipe Zannanza de veinticinco años de edad acompañado de cincuenta soldados de élite hacia Egipto para casarse con la Reina.

Hanis, mientras tanto informa todo al General Horemheb. ¿Cómo es posible que la Reina hiciera esto?, ¿Otro sería el Faraón?. Imposible replicó.La guardia privada del General los había emboscado y matado a cada uno de los hititas, inclusive al príncipe Zannanza quienes fueron degollados en el acto.

Incendiaron su carro y lograron capturar la carta y el sello de la Reina que llevaba consigo.

La noticia estremeció a todos. El Rey de Hatti declaraba la guerra a Egipto.

La Reina sonreía, su plan había acertado.

Ambos ejércitos estaban frente a frente, los hititas ocupando la mayor parte de Siria.

Las granjas habían sido saqueadas y sus pobladores asesinados.
El ejército egipcio era inferior pero estaba mejor preparado.

Cuatro días de tensa calma, hasta que los egipcios ven como los hititas comenzaban a retroceder. Poco a poco fueron retirándose.

A pesar de no haberse enfrentado, el General volvería a Egipto victorioso. Todo Tebas festejaba al vencedor.

Fue una semana de fiestas y alegrías. Muchos soldados y oficiales serían recompensados por su valor.
Mientras la Reina recibía al General.

Este le interrogaba acerca de la carta y de su sello real. Ella le confirmaría estos hechos.
Si entregaba estos documentos iba a ser juzgada, a cambio le reiteraría que lo designe Rey Faraón. Ella se negaría, ya que su único amor era Tutankamón.

Entonces sucedería lo peor. Era el fin del verano cuando se iniciaba el proceso a la Reina. El lugar: la Sala de Justicia del Palacio. Numerosas personas acudían a ésta. Los sumos sacerdotes de Karnak, los Ministros y Consejeros.
El General como Regente del Reino leería la carta. Todos se asombraban.

La Reina en defensa respondería que actuó en defensa de Egipto. Sabía que buscando a un príncipe hitita y matándolo en nuestro territorio, obligaría al Hatti a declarar la guerra. La intervención del ejército egipcio iba a ser inmediata para defender su territorio. Sin duda no se había equivocado. Los hititas se habían marchado y Egipto había salido victorioso.

Nadie le creía. El General repudiaría también los actos de los Faraones Akhenatón y Tutankamón.
Ella defendería su postura con tesón.

El Sumo Sacerdote de Amón la condenaría también por hereje, sería repudiada y perdía así su condición de Reina. Sus títulos y prerrogativas.

Horemheb también perdía. Jamás podría casarse con la mujer que amaba. Akhesa volvía a sonreír.

LA CONDENA

Akhesa sería trasladada de Tebas hacia Sais, en el Delta.

Mientras la dama Mut convertida en gran esposa real proclamaba como Faraón a su esposo el General Horemheb.

Mut consideraba que la condena a Akhesa de permanecer recluída hasta el fin de sus días en la cárcel de Sais era insuficiente.

Para ello solicitó al jurado nuevamente que la enjuicien. El mismo se llevaría a cabo pocos días después. Fue mucho más severo y se la condenó de “Alta Traición”.

Akhesa sólo escuchaba manteniéndose firme en sus hechos y creencias hacia Atón.

La sentencia del visir fue confirmada. La “Alta Traición” existía, cabría entonces la muerte.
Desde Menphis el Rey Faraón Horemheb recibía la noticia. Pronto regresaría a Tebas y se encontraría con Akhesa.

Sólo le quedaban horas. El amor del otrora General continuaba. Ella le solicitó sólo un pedido que la llevaran a la Ciudad de la Luz donde allí moriría.

El barco real atracaría en Aketatón, “El que resplandece por Atón” ó “La región de Luz del Dios Atón”.
La ciudad estaba desierta. Viento y arena cubría la misma. Akhesa recordaba los momentos de felicidad junto a sus padres Akhenatón y Nefertiti, cuando la ciudad brillaba con su reino y sus pobladores. Eran otros tiempos. Hoy sólo era silencio.

Llegaba el momento. Ella debería suicidarse ya que la Ley de Maat prohibía a un hombre ejecutar a otro en nombre de la justicia.

Su tumba debería ser en la montaña de la ciudad del Sol. Debería estar escondida bajo un montón de rocas como la del Rey Tutankamón e inscribir el Himno al Sol. Era su deseo.

La ciudad no debería ser destruída.

El Faraón la escuchaba.

El veneno que llevaba en su anillo el Rey consistía en un líquido que rápidamente perdería el conocimiento y dormiría eternamente.

¿Por qué todo esto?, se preguntaba el Faraón.
La mujer que amaba nunca había sido suya. El amor que tenía ella hacia Tutankamón era la unión para toda la eternidad.

El tiempo había llegado.

Akhesa bebería el veneno que la llevaría prontamente a la muerte.

La Ciudad de la Luz se apagaba para siempre.


RESEÑAS HISTORICAS

En nuestro viaje por Egipto pudimos admirar la belleza de la Reina Akhesa representada en diferentes momentos junto al Rey Tutankamón.
Sin duda lo había heredado de su madre la Reina Nefertiti, que fuera representada en bellas esculturas, y que también tuvimos oportunidad de ver. 
Nefertiti (cuyo nombre significa, “La Bella ha llegado”), hija de Aya despertó el 6 de diciembre de 1912 cuando Mohammed Ahmes Es-Senussi descubre su escultura mientras cavaba en una área arqueológica. Su cara se convirtió en el símbolo de mayor belleza junto a la máscara de Tutankamón.

Su desaparición es incierta. No hay pruebas reales de cómo murió y dónde fue enterrada. Aún no ha sido hallada oficialmente su momia.

Aunque últimas investigaciones arqueológicas realizadas durante el año 2003 en la zona de El Valle de Los Reyes demostrarían, según la Doctora Joan Fletcher, experta en estudios de momias egipcias, el descubrimiento de la momia real. 

Nefertiti descansaría junto a otras dos momias también mujeres, que habían sido descubiertas en 1898 por el arqueólogo francés Víctor Loret y descansan en la tumba denominada como KV 35. 
Una de las momias presenta la cabeza afeitada ubicada junto a la cripta principal, al lado había una peluca que estudió Fletcher (hoy en el Museo de El Cairo) concluyendo que la misma parecía peinada al estilo de Nubia. Esta región de Africa formaba parte de Egipto durante el reinado de su esposo Akhenatón y hay quienes sugieren también que Nefertiti podría haber provenido de allí.

La momia de Nefertiti presenta un golpe en la boca y la inexistencia del brazo derecho que fue arrancado del cuerpo. Este brazo fue hallado al lado de la momia al ser descubierta doblado en pose faraónica con los dedos agarrando aún un cetro que hoy no existe.

Para la egiptóloga Fletcher despojarla de ese brazo y de su cetro era como despojarla del poder que ejercía sobre los mortales como Faraona, además del golpe en la cara demuestra el odio que se le tuvo a todos los Reyes de este período.

También en su frente presenta una impresión producida por una banda como la que usaban los gobernantes egipcios y la presencia de dos agujeros en el lóbulo de una oreja, que se presenta sólo en esculturas existentes de Nefertiti.

Estudios llevados a cabo a la momia con equipos nuevos de técnica digital de Rayos X en la misma zona del Valle de Los Reyes demostró la presencia de cuentas de oro en su también fracturada cavidad toráxica, que habrían formado parte de un collar ya arrancado.

El misterio continúa. ¿Será esta momia la hermosa Reina Nefertiti?

Muchas obras y esculturas de este período se encuentran en el Museo Central de El Cairo, Egipto. Hay allí más de 120.000 piezas que demuestran los grandes tesoros del antiguo Egipto. Últimamente se han mostrado al público nuevas piezas que se encontraban guardadas en el sótano del mismo provenientes de diferentes dinastías.

Hemos visitado varias veces este Museo y nos sorprendemos cada vez que vamos a él.

Sobre el Faraón Akhenatón, hay varias hipótesis acerca de su tumba. Para algunos historiadores aún no fue encontrada su momia. Habría sido destruída ó bien está oculta en algún lugar de Egipto aún no descubierto, como lo habría requerido su hija, escondiéndolo bajo grandes rocas.

Para otros, se halló el sarcófago que está cubierto de oro, pero la momia contenida en el mismo sigue siendo fuente de polémica. No sería él.

Hay varios momentos inciertos de este período.

Fue su padre Amenophis III quien inició el culto monoteísta a Atón, el disco solar pero no como forma monoteísta como sí lo hizo Akhenatón imponiéndolo en su reino a pesar de las diferencias y problemas con que se encontró.

Escribió el Pequeño y Gran Himno a Atón que aparece grabado en algunas tumbas de diversos funcionarios de Amarna, pero es en la tumba de Ay donde se conserva la copia más completa.
Algunos pasajes del mismo dicen: “... ¡Apareces bellamente en el horizonte del cielo, tu, Disco viviente, que has iniciado la vida! ... llenas cada país de tu perfección. Eres hermoso, grande, brillante y te has elevado por encima del Universo. Tus rayos abarcan las tierras... y las subyugas para tu bienamado hijo...Tú creaste el mundo según tu deseo... Tu eres el señor de todos ellos... Disco del día, grande en Majestad... Tú hiciste el cielo lejano para encumbrarte en él, y mirar a todas las criaturas. Tú eres el único, elevándote en forma de Disco viviente... Tú estás en mi corazón y no hay otro que te conozca sino tu hijo ...”.

Mandó a construír grandes Templos como Gem-pa-Atón es decir “Atón ha sido encontrado”, Hut-ben-ben, “Morada de la piedra primordial de Atón” , Rud-menu-n-Atón-r-neheh, “Robustos son los monumentos de Atón para siempre” y Teni-menu-n-Atón-r-neheh, “Exaltados son los monumentos de Atón para siempre”.

Del Templo Hut-beb-ben se encontraron allí las primeras estatuas del Faraón mostrando los cartuchos de Atón que lleva grabados en sus muñecas la unión a Atón y se lo ve con el estilo Amarna mostrando al Rey con sus deformaciones clásicas. Hay otras descripciones donde se los ve a los Reyes junto a sus hijas.

Fue el hijo del Faraón Amenophis III y de la Reina Teje, teniendo seis hijas con su esposa la bella Nefertiti. Ellas fueron: Merytaton, Meketaton, Ankhesenpaaton (ó Akhesa como la llamamos aquí), Neferneferuaton Tasherit, Neferneferure y Setenpenre.

La historia nos dice que inicialmente la princesa Akhesa fue desposada por su padre Akhenatón. Era sólo simbolismo, ya que el Rey Faraón debería estar acompañado por su mujer y en este caso la Reina Nefertiti se encontraba alejada. Luego se casaría Akhesa con el joven Tutankamón.

Los motivos del alejamiento de la Reina siguen siendo un misterio, las razones de su separación son desconocidas hasta hoy. Como así también los últimos años de su reinado son dispares. En realidad no hay datos fehacientes de lo que sucedió. Algunos historiadores consideran que hubo una guerra civil aunque no hay datos que lo confirmen. El traspaso al príncipe Semenkh tampoco sería, ya que éste continuaría dedicándose al culto de Atón como sacerdote. Aunque algunos egiptólogos e historiadores consideran que sí reinó los últimos años dicho príncipe.

Actuales investigaciones en la región de Amarna mostrarían en una tumba las imágenes que se piensa ilustran la tortura de los que serían los asesinos del Rey Faraón Akhenatón. También aquí hay escenas que muestran al Primer Ministro Ay.

Nos preguntamos entonces: Akhenatón: ¿murió en forma natural ó también fue asesinado?, pero: ¿quién ó quiénes intervinieron en esto?.

En fin el misterio del Rey Faraón Akhenatón continúa en nuestros días.

A la muerte del Rey le sucedió el famoso Tutankamón.

Tanto Amenophis III, Akhenatón y Akhesa no se equivocaron sobre la maldad y el poder del clero. El Faraón Horemheb también vigiló de cerca a los mismos, sin dejar de continuar embelleciendo a Karnak.

Luego de Ramsés III el poder del sumo sacerdote se acrecentó debilitando al poder real. Llegó a tal punto que fue nombrado Faraón un miembro del alto clero de Tebas de nombre Herihor.

El 26 de noviembre de 1922 durante la apertura de la tumba del joven Faraón Tutankamón por parte de Howard Carter y su equipo, en la región del Valle de Los Reyes e identificado como la momia real de la tumba KV-62, cuyos tesoros también hemos visto personalmente destacándose por su belleza y majestuosidad, se encontraron numerosas representaciones de la Reina Akhesa en diferentes edades y momentos.

A las 2 de la tarde de ese mismo 26 de noviembre, luego de diez años de búsqueda continúa sobre la tumba del Niño-Rey, Carter escribiría en su diario personal: “Hice un pequeño hueco en la esquina superior del muro, preguntándome qué me esperaba más allá. ¿Una tumba?, ¿Una cámara real?. Pedí velas y alumbrando a duras penas, miré a través del orificio. Lord Carnarvon, Lady Evelyn y Callender esperaban ansiosos. Sentí como el aire caliente bañaba mi cara; mis ojos tardaron en acostumbrarse a la penumbra. ¿Ves algo?, me preguntó Lord Carnarvon. Yo, que me había quedado sin palabras al observar un desorden de objetos tan extraordinarios como hermosos, le respondí: Sí, y es maravilloso”.

Lamentablemente el entusiasmo de abrir y sacar la momia llevó al arqueólogo Howard Carter y al profesor de Anatomía Douglas Derry a cortar la cabeza de Tutankamón, hacer cortes en el abdomen y quitar violentamente las extremidades de su cuerpo, destruyendo así a la momia y perturbando su descanso eterno que permaneció intacto más de 3.300 años.

Esto se debió quizá a la gran cantidad de ungüentos que contenían las vendas de la momia Real, lo que llevó a desmembrar su cuerpo.

Esto ha llamado mucho la atención como así también algunas manchas halladas en el sarcófago y en las paredes que nadie limpió. ¿A qué se debió esto?, ¿intentaron sellar todo lo más rápido posible?, ¿porqué?.
A los Reyes se los ve juntos en una placa de marfil destacándose su belleza. Entrega a su marido ramilletes de loto y papiro.

También se la encuentra en el respaldo de un trono chapado en oro. Lleva una corona y con su mano derecha hace un gesto de protección mágica hacia el Faraón. Ambos reciben los rayos del Sol.

Sobre las paredes de las capillas de Tutankamón se la ve en diferentes representaciones.

Acompañando al Faraón en sus cacerías, cuando el Rey golpea a un enemigo, cuando tira con el arco, cuando le ofrece el “tallo de los millones de años” y le coloca un collar en su cuello.

Otra de las escenas es la que muestra al Rey derramando un líquido a la Reina sentado sobre un almohadón. Akhesa se dirige a Tutankamón apoyando su codo izquierdo en las rodillas de su marido. Al lado figura la inscripción: “Para la eternidad”.

Sobre la muerte del Faraón Tutankamón, algunos historiadores consideran que murió asesinado de un golpe en la cabeza, y otros envenenado como lo desarrollamos en este artículo.
Estudios “post-morten” llevados a cabo en 1968 por R.G. Harrison, Profesor de la Universidad de Liverpool, cuando practicó diversas placas de rayos X realizadas al cuerpo de la momia reveló el desprendimiento de la parte interior del hueso occipital del cráneo. También se comprobó que faltaba el esternón y algunas costillas.
En 1996 estudios de la Universidad de Long Island revelarían que la hemorragia y forma del derrame producida es debido a un golpe en posición horizontal sobre una posición dura pero realizado una vez muerto. El examen forense determinó que el joven Rey Faraón podría haber muerto envenenado.

La lesión presentada en su cráneo es justo donde se hacía la extracción del cerebro en la momificación. Sin duda ese hueso fue arrancado al introducir las herramientas de extracción del cerebro (o con posterioridad) durante el proceso de momificación. Se descarta de acuerdo a las consultas realizadas a diversos expertos que la muerte de Tutankamón fuera producida por un golpe.

Esto confirmaría igualmente que fue asesinado pero por envenenamiento.

Diversas inscripciones halladas confirman que la muerte no se produjo en forma natural. En una inscripción hallada en su tumba dice: “Vete al asesino real y golpéalo y despiértalo de su muerte para confesar y admitir su crimen...”. En otra, hallada en un pedestal de una estatua de Horemheb: “... hermanos egipcios, nunca olviden que ... han matado a nuestro Rey Tutankamón...”

En septiembre de 2002 se llevó a cabo nuevos estudios sobre esta momia y se revisaron diversas placas radiográficas para saber cómo sería el rostro del joven Rey utilizando diversas y modernas técnicas digitales.
En estos mismos estudios de las placas el Dr. Todd Gray encontró un fragmento suelto de hueso dentro del cráneo en la parte superior izquierdo determinando que la muerte del Rey Tutankamón se debió a causas no naturales. Hay fuertes indicios que sugieren esto.

Científicos y artistas de efectos especiales de Gran Bretaña y Nueva Zelanda aplicaron estas técnicas en investigación de crímenes para hacer un modelo de fibra de vidrio, que según ellos, resultaría la apariencia real del Faraón.

Robin Richards, experto en reconstrucción facial de la Universidad de Londres, escaneó diversas características de personas de la misma edad y cuerpo de Tutankamón para lograr así una aproximación de su rostro, piel y demás características.

Expertos en efectos especiales formaron la calavera dando color a la piel y ojos. Finalmente los escultores dieron el producto final primeramente realizado en arcilla para luego convertirlo en un modelo de fibra de vidrio. El rostro estaba terminado. Deparó muchas sorpresas. Ya que el rostro del joven Rey era muy distinto a la famosa máscara que muestra el rostro aniñado del Faraón.

También se determinó en estas nuevas investigaciones clínicas que el joven Faraón sufría de una enfermedad congénita que afectaba su columna vertebral.

Se identificó una fusión de las vértebras en el cuello de Tutankamón, condición conocida como el síndrome de Klippel-Feil que podría haber impedido al Rey voltear la cabeza sin tener que girar totalmente toda la mitad superior de su cuerpo. Además tendría problemas para caminar, lo demuestra esto los más de 120 bastones hallados en su tumba y hay representaciones que lo muestran así, sostenido por uno de ellos.

En la misma tumba se hallaron dos fetos humanos de dos mujeres hijas de Tutankamón y Akhesa. Uno de estos fetos también tenía la columna deformada de acuerdo a los estudios realizados. ¿Habría heredado este bebé el síndrome de Klippel-Feil de su padre el Rey Tutankamón?.

Otros investigadores de EE.UU, Greg Cooper, ex agente del F.B.I. y experto en análisis de crímenes y Mike King, ex Tte. de la Oficina del Fiscal General de Utah, también experto en análisis de crímenes, iniciaron la reconstrucción e investigación del caso en base a todas las evidencias encontradas. Ellos determinaron que Tutankamón sufrió una muerte violenta y fue por asesinato.

Concluyeron la existencia de cuatro sospechosos principales del crimen del Rey, la Reina Akhesa, el Tesorero Real Maya, el jefe del Ejército General Horemheb y el Primer Ministro Ay. Descartaron a los dos primeros quedando como fuertes sospechosos al General Horemheb y fundamentalmente al ministro Ay, el segundo hombre más poderoso de Egipto.

En la cámara mortuoria de Tutankamón hay pinturas sobre las paredes mostrando una de ellas la “apertura de la ceremonia de la boca” en la cual el alma es liberada y vuelve a nacer. Quien realizó esta tarea fue Ay, quien se convirtió en el próximo Faraón de Egipto. 
Para estos investigadores era el principal sospechoso del asesinato del joven Rey.
También a Ay lo encontramos en otras escenas en esta misma tumba y en otra hallada en la región de Amarna que mostraría la tortura a los asesinos de Akhenatón. Ay aparece en algunos grabados.
Según los investigadores, conocedores de que el comportamiento del pasado es indicativo de las acciones del futuro, Ay sería el asesino.

Como Primer Ministro era el segundo hombre más poderoso de Egipto. Era protector y padre sustituto de Tutankamón. Sirvió para los planes de Akhenatón cuando revolucionó la religión egipcia cambiándose posteriormente durante el reinado del joven Rey a la vieja postura de reinstalar a todos los dioses.

Era un político al servicio de sí mismo. Al morir el Rey tomaría el gran imperio, heredaría la riqueza y poder de todo Egipto convirtiéndose en el próximo Faraón y se casaría con la hermosa y joven Reina.

Para quien esto escribe, sin duda la muerte de Tutankamón se debió por envenenamiento producida por el clero de Karnak con la ayuda del General Horemheb.

A fines del año 2004 se decidió realizar un nuevo estudio a la momia del joven Rey. Y es así que el Ministerio de Cultura egipcio encargó a un equipo de expertos locales realizar un estudio completo que incluía un “escaneo” de cuerpo entero mediante Tomografía Computada (TAC). Estos estudios comenzaron el 5 de enero de 2005 sumándose en febrero del mismo año además de los 9 egipcios, investigadores de Suiza (1) e Italia (2) que realizaron 1.700 imágenes de TAC producidas a la momia durante 15 minutos de exposición.

El grupo de radiólogos y patólogos egipcios dirigidos por la Dra. Madiha Khattah de la Universidad de El Cairo encontró que los restos tenían los brazos y piernas separadas del cuerpo. La cabeza, que estaba sólidamente unida tanto al sarcófago como a la máscara de oro a causa de las sustancias utilizadas por la momificación, se encontró en una sola pieza con la madera del sarcófago. A juicio de los especialistas, la falta y rotura de algunas costillas en el pecho del Faraón fueron causadas por el maltrato que recibió la momia cuando Carter arrancó su máscara y las joyas.

Se estableció que al morir Tutankamón medía 1.68 / 1.70 metros y tendría unos 19 años de edad aproximadamente, de acuerdo a los huesos de sus piernas y las suturas de su cráneo que aún no estaban totalmente cerradas.

Para el Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass anunció que no se hallaron indicios de que el Faraón muriera por un golpe en la nuca, considera que las fracturas halladas “pueden haberse producido” antes de su muerte.

Los estudiosos destacan que a partir del análisis de los huesos se comprobó que Tutankamón gozaba de buena salud y que recibió buena alimentación durante su infancia. Observaron que su columna mantenía una flexión poco habitual, pero –según ellos- no sería producto de alguna enfermedad congénita.

Los estudios revelaron una fractura en el fémur izquierdo, considerando los miembros del equipo como prueba de que el Faraón se había fracturado esa pierna antes de morir.

“Si bien la fractura por sí misma no habría puesto en riesgo su vida, es posible que desarrollara una infección severa que le provocó la muerte. No obstante, parte del equipo cree también posible, aunque menos probable, que la fractura haya sido causada por los embalsamadores”, informó Hawass, agregando: “Creo que esos resultados cerrarán el caso de Tutankamón y que no será necesario volver a examinarlo. Ahora debemos dejarlo en paz”.
Se encontró que tenía una fractura en el tobillo derecho, una rotura en la rodilla izquierda faltándole la rótula y la piel allí parecía haber sido arrancada, es decir era una lesión violenta, producida aún cuando estaba vivo.
También se encontró una gran inflamación en una muela de juicio por crecer de lado, situada en el seno inferior. Y la falta del esternón delantero, caja toráxica y algunas costillas. Se concluyó en este estudio del año 2005 que no hubo indicios de golpe en la cabeza como se creía durante décadas, ni hemorragia cerebral. Lo que sí se observó es un perfecto agujero circular en la cabeza ubicada en la base del cráneo quizá efectuada por los embalsamadores.

Durante estos estudios también fue hallado el pene del joven Rey que estaba presente en el año 1922 durante su hallazgo, pero había desaparecido en 1968 cuando se le realizaron otros estudios. “Lo han encontrado enterrado en la arena, cerca del cuerpo del Faraón”.

Las 1.700 imágenes obtenidas del joven Rey seguirán siendo estudiadas proximamente. Lo que sí se volvió a comprobar fue la lamentable mutilación que sufrió su cuerpo al ser desenterrado por Howard Carter destruyendo el eterno descanso de la momia.

Las dudas persisten hoy en día, a pesar de los últimos descubrimientos nadie puede confirmar la verdadera razón de la muerte del joven Rey.

Finalmente el cuerpo del Rey Faraón fue llevado nuevamente a su lugar de descanso en el Valle de Los Reyes, donde permanecerá allí eternamente,

También Tutankamón se hizo famoso no sólo por la cantidad de tesoros hallados en su tumba que llevó diez años en desenterrarlos, estudiarlos y catalogarlos, sino también por la famosa Maldición que llevó a varios historiadores a difundirla por la muerte de Lord Carnarvon, quien financió la expedición de Howard Carter, muriendo éste seis semanas después de entrar en la tumba del Rey.

Su muerte se esparció por el mundo al decir que Tutankamón y los dioses habían evocado una maldición a todos aquellos que osaran perturbar su lugar de descanso.

Fue Sir Arthur Conan Doyle quien alentó y difundió ampliamente esta teoría, dando credito a la supuesta inscripción hallada en la tumba: “La muerte tocará con sus veloces alas al que moleste al Faraón muerto”.

Algunos historiadores han contabilizado más de 30 personas muertas, y otras versiones hablan acerca de más de 80 seres fallecidos que han tenido relación con el descubrimiento, desenterramiento, cuidados, estudios, etc. del joven Rey.

Carnarvon había sufrido una picadura de un mosquito el cual se infectó, enfermándose y muriendo prontamente. También su hermana moriría de igual manera en 1929.

Carter descubrió que Tutankamón tenía en el mismo lugar que Carnarvon había sufrido una picadura de un insecto, una depresión circular como una escara justo frente a la oreja izquierda que lo llevó a la muerte producto de la inexistencia de antisépticos o antibióticos produciéndole una sepsis y finalmente su deceso.

Algunos consideran que lo que muestra la mejilla del Faraón es una herida causada por una flecha.

Posteriormente se sumarían otras muertes y hechos extraños que envolverían y agrandarían aún más a la famosa Maldición de Tutankamón.

Hoy la momia Real continúa descansando en su tumba original en un sarcófago de oro en la región del Valle de los Reyes, tumba conocida como KV-62.

Su vida, su corto reinado, su muerte enigmática sumado a la leyenda de la Maldición envuelven al joven Rey Faraón Tutankamón en otro gran misterio dentro de la historia grande de Egipto.

Tanto Akhenatón, Semenkh, Tutankamón y Ay fueron eliminados de las Listas Reales del Templo de Abydos, ya que estaban todos englobados en la “herejía”. Esta supresión simbólica era esencial para los egipcios.

Sobre Horemheb podemos decir que gobernó Egipto aproximadamente hacia 1333-1306 A.C., algo más de un cuarto de siglo. Fue un período próspero y bueno. 

Continuó embelleciendo Karnak, como lo hicieran sus predecesores Akhenatón, Tutankamón y Ay. Mantuvo el equilibrio entre las Dos Tierras. No existió ningún 

problema grave durante su reinado. Mantuvo alejado a los hititas, demostrando un fuerte ejército.

Su esposa Mut (Mutnedjemet del cual se cree que era hermana de la Reina Nefertiti), murió en el decimotercer año de su reinado y fue enterrada en la tumba de la necrópolis menfita. Fue su segunda esposa, ya que la primera murió en el segundo año del reinado de Ay y era de origen no real.

Durante su reinado realizó diversas reformas administrativas y jurídicas.

Al morir fue sepultado en el Valle de los Reyes, a pesar de que había construído su tumba en la Necrópolis de Menphis (ó Menfis) cuando era General.

En febrero de 1986 en la región de Saqqara (ó Sakkara) es descubierta la tumba del artífice Maya, amigo del Faraón Tutankamón.

La región de Saqqara es espectacular. Allí también contemplamos la gran Pirámide Escalonada y el complejo funerario de Zózer.

La ciudad de la Luz ó la ciudad del Sol no la destruiría Horemheb sino en la Dinastía siguiente fue el gran Faraón Ramsés II quien ordenó desmantelar la misma.

Hoy está prácticamente destruído. Queda muy poco de la ciudad. Estudios y trabajos arqueológicos seguramente nos deparará grandes sorpresas.

La joven Reina Akhesa, hija y esposa de Faraones, vivió el poder, la gloria, el amor, el odio y el engaño en su corta vida.

Forma parte de la historia brillante de Egipto. Al igual que sus padres, los Reyes Akhenatón y Nefertiti no se ha hallado su tumba. Se desconoce dónde fue enterrada, dónde está su momia.

El suelo de este hermoso país al que he recorrido ampliamente aún no ha revelado todos sus tesoros. Queda aún muchísimo por descubrir.

Su carta, encontrada en Turquía hace más de 100 años, es un verdadero documento histórico dirigida al Rey de los hititas, fue sin duda lo que selló su trágico destino.

Su luz, ferviente adoradora de Atón como su padre el Rey Faraón Akhenatón iluminó la ciudad del Sol.
Aún hoy todo el Reino sigue siendo un misterio, es fuente de mucha polémica entre historiadores y egiptólogos sobre los sucesos reales que acontecieron en esta Dinastía, entre muchos otros hechos de este enigmático pero grandioso período egipcio.

Guillermo Daniel Giménez.

Necochea, Argentina

PEQUEÑO HIMNO DE ATÓN

¡Oh, Atón viviente, señor eterno, eres espléndido cuando sales! Eres resplandeciente, perfecto, poderoso. Tu amor es grande, inmenso. Tus rayos iluminan todos los rostros, tu brillantez da vida a los corazones cuando llenas las Dos Tierras con tu amor. Dios venerable que se ha formado a sí mismo, que crea cada tierra y lo que en ella se encuentra, todos los hombres, los rebaños y el ganado, todos los árboles que crecen en el suelo. Viven cuando tú apareces para ellos. Tú eres el padre y la madre de todo lo que has creado.

Cuando apareces, los ojos te contemplan, tus rayos iluminan la tierra entera. Todo corazón te aclama al verte, cuando te manifiestas como su señor. Cuando te pones en la región de luz en el occidente del cielo, se postran como si muriesen, con la cabeza cubierta, sus narices privadas de aire, hasta que brillas de nuevo en la región de luz en el oriente del cielo. Sus brazos adoran tu ka, nutres sus corazones con tu perfección. Se vive cuando tú resplandeces, todas las comarcas están en fiesta.

Cantantes y músicos gritan de alegría en el patio de la capilla de la piedra levantada (el ben-ben) y en todos los templos de Aketatón, el lugar de rectitud en que te regocijas. En sus centros se ofrecen los alimentos. Tu hijo venerado pronuncia tus plegarias, oh Atón viviente en sus apariciones. Todos aquellos a los que has creado saltan de alegría ante ti. Tu venerable hijo exhalta, oh Atón viviente cotidianamente dichoso en el cielo. Tu descendencia es tu hijo venerado, el único de Ra, el Rey. El hijo de Ra no cesa de exaltar su perfección, Neferjeperure, el único de Ra.

Yo soy tu hijo que te sirve, que ensalza tu nombre. Tu poder y tu fuerza son firmes en mi corazón. Eres el Atón viviente cuyo símbolo perdura, tú has creado el cielo lejano para brillar en él, para observar lo que has creado. Eres el Uno en quien se encuentra un millón de vidas. Para hacerlas vivir, insuflas el aliento de vida en su nariz. Por la vista de tus rayos, todas las flores existen. Lo que vive y surge del suelo crece cuando tú brillas. Abrevados con tu vista, los rebaños triscan, las aves baten alegremente las alas en el nido. Las disponen para orar al viviente Atón, su creador.

EL GRAN HIMNO DE ATON

Adoración de Ra-Horajti que se regocija en la región de luz en su nombre de Chu que es Atón, eternamente viviente; el gran Atón viviente que está en fiesta de regeneración, el señor de todo lo que el disco rodea, señor del cielo, señor de la tierra, señor de la morada de Atón en Aketatón; (adoración del) Rey del Alto y el Bajo Egipto, que vive de Maat, el señor de las Dos Tierras, Neferkeperuré, el único de Ra, el hijo de Ra que vive de Maat, el amo de las coronas, Akhenatón, de gran duración de vida, y su gran Reina amada, la Dama de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Atón Nefertiti, que viva para siempre, en salud y en juventud. El visir, el portaabanico a la derecha del Rey, Ay, dice:

Tú apareces en la perfección de tu belleza, en el horizonte del cielo, disco viviente, creador de Vida; sales en el horizonte de oriente, llenas cada región con tu perfección. Eres bello, grande, brillante, elevado por encima de todo el universo, tus rayos rodean las regiones hasta el límite de todo lo que creas. Tú eres el principio solar, riges los países hasta sus extremos, los sujetas para tu hijo, al que amas.

Te alejas, y, sin embargo, tus rayos tocan la tierra: Estás delante de nuestros ojos, y tu camino sigue siendo desconocido; te pones en el horizonte occidental, el universo queda en tinieblas, como muerto. Los hombres duermen en sus habitaciones, con la cabeza envuelta; nadie reconoce a su hermano. Si les arrebatan sus bienes de debajo de la cabeza, ni siquiera se dan cuenta. Todos los leones salen de sus cubiles, todos los reptiles muerden. El mundo yace en el silencio, es la más profunda de las tinieblas, su Creador descansa en el horizonte.

Tú (Atón) sales al amanecer, en el horizonte, resplandeces, disco solar, en el día, disipas las tinieblas, difundes tus rayos. El doble país está en fiesta, los hombres se despiertan, se mantienen erguidos sobre sus pies. Eres tú quien les hace levantarse. Con su cuerpo que se ha vuelto puro, se visten. Sus brazos hacen gestos de adoración ante tu orto. El universo entero se pone al trabajo, cada rebaño está satisfecho de su pasto, árboles y hierbas reverdecen, las aves, volando fuera de sus nidos con las alas desplegadas, hacen los actos de adoración a tu Potencia vital. Todos los animales brincan sobre sus patas, todos los que vuelan, todos los que se posan, viven cuando tú sales. Las barcas izan las velas, remontando y descendiendo la corriente.

Cada día está abierto, tú apareces. En el río, los peces saltan hacia tu rostro. Tus rayos penetran en el corazón de la Muy Verde (el mar). 
Tú haces que el embrión nazca en las mujeres, tú produces la semilla en el hombre, das vida al hijo en el seno materno, le pones en paz, con lo que detiene las lágrimas. Tú eres la nodriza del que se alberga todavía en el seno, insuflas constantemente el aliento para dar vida a toda criatura. En el momento en que la criatura sale de la matriz para respirar, abres su boca completamente, le ofreces lo que le es necesario. El pajarillo está en su huevo, pía dentro de su cáscara. Tú le insuflas el aliento en el interior, le das vida. Has ordenado para él un tiempo de gestación medido con rigor, haciéndole completo. Rompe su cáscara desde el interior, sale del huevo, pía en el instante fijado, sale y anda sobre sus patas.

¡Qué numerosos son los elementos de tu creación, ocultos a nuestros ojos, Dios único sin igual! Tú creas en universo según tu Corazón-conciencia, siendo así que estabas solo. 

Hombres, rebaños, animales salvajes, todo lo que vive sobre la tierra, desplazándose sobre sus pies, todo lo que está en las alturas y vuela, con las alas desplegadas, los países de Siria y de Nubia, el país de Egipto, tú sitúas cada hombre en su función, le otorgas lo que le conviene. Las lenguas son múltiples, en su manera de expresarse, sus caracteres son diferentes, el color de la piel es distinto, has diferenciado los pueblos extranjeros. Tú creas un Nilo en el mundo inferior, lo haces surgir según tu conciencia para dar vida a los hombres de Egipto, según la manera en que lo has hecho para ti mismo. Tú eres su Dueño, te preocupas de ellos, señor de todas las regiones, sales para ellas. Disco del día, grande en dignidad, das la vida a todo país extranjero, incluso alejado. Sitúas un Nilo en el cielo, que desciende para ellos, da fortunas a las corrientes de agua para regar sus campos y sus ciudades. ¡Cuán excelentes son tus designios, oh, Señor de eternidad! El Nilo en el cielo es un don tuyo a los extranjeros, a todo animal del desierto que anda sobre sus patas; para la tierra amada (Egipto), el Nilo viene del mundo inferior.

Tus rayos amamantan todos los campos, sales, viven, crecen en ti. Regulas armoniosamente las estaciones, desarrollas toda tu creación. El invierno tiene como función dar el frescor; el calor, la de hacer que los hombres te aprecien. Creas el cielo a lo lejos, te alzas en él, abarcas con la mirada toda tu creación, permaneces en tu Unidad. Sales en tu forma de disco viviente, que aparece y resplandece, que está lejano, que está próximo, extraes eternamente miles deformas a partir de ti mismo, permaneces en tu Unidad. Ciudades, regiones, campos, caminos, ríos, todo ojo te ve frente a él. Tú eres el disco del día por encima del universo. Te alejas, ninguno de los seres engendrados por ti existe salvo para contemplarte únicamente.

Ninguno de aquellos a los que engendras te ve, resides en mi corazón. No existe. otro que te conozca, a excepción de tu hijo Akhenatón. Tú le haces conocedor de tus proyectos, de tu poderío. 

El universo viene a la existencia sobre tu mano, como tú lo creas. Sales, y él vive. Te pones, y él muere. Eres la extensión duradera de la vida, todo vive de ti. Los ojos permanecen continuamente fijos en tu perfección hasta que te pones. Te pones a occidente, y todo trabajo se detiene.

Cuando sales, haces crecer todas las cosas para el Rey; el movimiento se apodera de todas las piernas, pones en orden el universo, lo haces surgir para tu hijo, nacido de tu Ser, el Rey del Alto y el Bajo Egipto, viviente de la Armonía universal, el señor del doble país, hijo de Ra, viviente de la Armonía universal, dueño de las coronas, Akhenatón, que la duración de su vida sea grande... que su gran esposa a la que ama, la dama del doble país, Nefertiti, viva y rejuvenezca para siempre, eternamente.

Para la realización de este trabajo de investigacion llamado:

“AKHESA (Ankhes-en-pa-Atón) La Reina de Egipto”, se tuvo en cuenta la obra literaria del egiptólogo francés Christian Jacq llamado “La Reina Sol” acerca del desarrollo de esta parte de la Historia egipcia, sumando además investigaciones propias de Guillermo Daniel Giménez realizadas durante todos sus viajes a Europa y Egipto.

GUILLERMO DANIEL GIMENEZ

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