Hace sólo unos días, supuestamente, una mujer con síndrome postparto, acompañada de su bebé se salta un control alrededor del Capitolio y se inicia una persecución que acaba a tiros.
Ayer, supuestamente, un hombre se quema a lo bonzo en el parque que está entre el Capitolio y el monumento a George Washington.
Hace sólo diez días, un ex militar que oía a voces se lió a tiros, como recordaréis, en una base militar a sólo unos kilómetros del Capitolio y la Casa Blanca.
Eso es lo que nos cuentan, claro. Demasiadas coincidencias. Demasiadas cosas raras.
A toda la lista de cosas que pueden pasar estas semanas (el anuncio de la NASA era un fake interesado) se suma, también, el anuncio de unos ejercicios para mediados de noviembre de simulación por parte del FEMA de un apagón.
Todo esto está sucediendo cuando el gobierno de los ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (con mayúsculas) está técnicamente en bancarrota, es decir, no puede asumir más deudas porque su nivel de endeudamiento ha sido paralizado por el Congreso de los estados unidos para América (con minúsculas; genuino representante de la voluntad popular).
Los medios oficiales nos cuentan que todo se ha debido a la falta de generosidad de los diputados del Tea Party, que no quieren sanidad para todos.
La realidad es que la llamada “Obamacare” se compone de dos leyes.
-La Patient Protection and Affordable Act (PPACA), Ley para la Protección del Paciente y asequible, que a su vez obliga a la adopción de un seguro muy caro, así como, en la letra pequeña, considera de seguridad nacional la inoculación de vacunas y abre la puerta a la obligatoriedad de llevar un chip con los datos médicos bajo la consideración de la “seguridad nacional”.
-Nacional Defense Authorization Act (NDAA) que autoriza al presidente al asesinato de sus ciudadanos, considerados “terroristas” sin autorización legal alguna, así como su reclusión indefinida, igualmente, sin autorización legal.
Varios estados ya han anunciado que se negarán a ejecutarla, entre ellos California.
Es en estas condiciones, con la anunciada marcha de 2 millones de camiones hacia Washington dentro de una semana, que el último informe de la polémica Sorcha Faal anuncia que el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha recibido de la oficina de Servicios Secretos (GRU) en la que les advierten de un “cambio radical en el gobierno USA en la próxima quincena”.
Por supuesto, con toda la prudencia que hay que colocar estos informes, continúa diciendo que Obama está dispuesto a invocar el capítulo 13 de la Ley 50 de la Constitución, sobre insurrección.
En virtud de ese capítulo, y por necesidad de dar continuidad al gobierno, Obama declararía la necesidad de acogerse al artículo 1621 de la misma ley para gobernar con poderes supremos. En definitiva, DAR UN AUTOGOLPE DE ESTADO. Ese artículo dice textualmente: “el Presidente podría declarar mediante proclamación que las leyes de los Estados Unidos están siendo contrarrestadas, y su ejecución obstruida, por enemigos demasiado poderosos como para ser suprimidos mediante el curso ordinario de la justicia”.
Esas leyes serían, evidentemente, las mencionadas PPCA y NDAA, que, de hecho, significarían la abolición del Estado de Derecho y que, de momento ha significado un recorte en la actividad gubernamental del 15%. Obama (que es catedrático de derecho constitucional, no lo olvidemos) ha dicho en los pasados días que si no se eleva el techo de deuda el próximo 17 de octubre podría comenzar una crisis peor que la que comenzó en el 2008.
Son estas mismas condiciones las que están haciendo, según los supuestos informes rusos que maneja Faal, que los militares norteamericanos se planteen invocar el capítulo 842 de la misma Ley 50 que que les permite impedir que “el partido comunista o cualquiera de sus sucesores destruyan [las garantías legales] del gobierno federal de los Estados Unidos, o cualquiera de sus estados, territorios o distritos”.
En definitiva, contra lo que se levantarían los militares es la implantación del estado policial, la Dictadura que Obama pretende llevar a cabo y que sus controladores llevan planeando desde hace años.
En definitiva, y como podréis ver, este informe está en plena consonancia con lo que está sucediendo ahora mismo en Estados Unidos y nos coloca al borde del final de la partida.
Desde el próximo 11 de octubre (fecha de la marcha de los camioneros a Washington) hasta el 14 de noviembre (ejercicios FEMA sobre un “apagón”) con especial interés en el 17 de octubre (bancarrota legal) cualquier cosa puede pasar.
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