jueves, 31 de octubre de 2013

La gran estafa alimentaria. Aditivos El Glutamato, la Cochinilla y la Tartracina

La gran estafa alimentaria.

 Aditivos. El Glutamato, la Cochinilla y la tartracina


Aditivo alimentario es toda sustancia que, sin constituir por sí misma un alimento ni poseer valor nutritivo, se agrega intencionadamente a los alimentos y bebidas en cantidades mínimas con objetivo de modificar sus caracteres organolépticos o facilitar o mejorar su proceso de elaboración o conservación. 

En este proceso de mejora de la elaboración también se consigue una texturización en la cual los elaboradores obtienen unas ganancias en peso de producto.

Los números “E” o aditivos alimentarios que figuran al dorso de los productos que consumimos, dentro de ingredientes, pueden ser nocivos para nuestra salud, si superamos las cantidades de ingesta diaria admisible (IDA) establecida por el Comité Científico de la Alimentación Humana (CCAH), en Europa. 

Este organismo como ya vimos anteriormente, depende de La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, European Food Safety Authority), un departamento controlado por la bilderberiana Comisión Europea (CE). 

La EFSA proporciona supuestamente a la Comisión Europea asesoramiento científico, que nos venden como independiente, sobre todo aquello que influye directa o indirectamente en la seguridad alimentaria.

Lo realmente controvertido del asunto es la gran ocultación de información sobre las dosis mínimas permitidas, o lo complicado que resulta calcular las IDA establecidas. 

Cuanto más complejo todo mejor, menos gente lo comprende, muchos organismos, CCAH, FAO, JECFA, OMS, CAC, EFSA…, que en teoría actúan independientemente y vigilando nuestra seguridad, pero que realmente sirven a los mismos amos. 

Sólo hay que seguir los nombres. Siempre los mismos patrones. 

Por ejemplo en economía; primas de riesgo, fondos reptiles, productos tóxicos, banco malo, agencias de rating, mercados, fondos buitres, preferentes…, y así podríamos estar horas, al fin y al cabo el mismo patrón, miles de organismos cuando realmente es uno sólo.

Desde 1962, la Comisión del Codex Alimentarius (CAC), que fue establecida por la Organización de Alimentos y Agricultura (FAO) de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha dictado normas internaciones para la salubridad e inocuidad de los alimentos. 

El objetivo del CAC es guiar a las industrias productoras de alimentos y proteger la salud de los consumidores. Al llegar a estas normas, directrices y principios, el CAC se sirve de la labor del Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA), que se formó en 1956 para aconsejar a la FAO y la OMS y, mediante éstas, a los gobiernos miembros de la Organización de lasNaciones Unidas (ONU) sobre el uso de los aditivos alimentarios. 

Como ya sabeis, más tarde se fundó la EFSA (European Food Safety Authority) para revisar la gran labor que hacían los que velan por nuestra salud, ya que infinidad de investigaciones independientes y alternativas, alertaban sobre el peligro de la ingesta de multitud de aditivos en las personas. 

Evidentemente crearon la EFSA para callar las diversas opiniones científicas alternativas sobre seguridad alimentaria, no para otro fin.

Si seguimos los nombres de las empresas bilderberianas que controlan la alimentación, veremos que producen y distribuyen más de 2.150 productos de consumo diario en docenas de países de alrededor del mundo y facturan más de mil millones de dólares diarios por ello. 

Coca Cola,Pepsico, Kelloggs, Nestlé, Johnson & Johnson, P&G, Mars, Kraft, Unilever y General Mills, o el grupo francés Danone, especializado en lácteos y que comercializa más de 30 marcas de productos lácteos y aguas, y la británica Associated British Foods, que comercializa alrededor de una docena de marcas de productos en un total de 44 países.

Casualmente, estas empresas son defensoras de utilizar aditivos en los alimentos, de hecho sus productos están casi siempre compuestos por gran número de transgénicos y aditivos. 

Por supuesto, sus CEO´s asisten regularmente a las reuniones bilderberianas junto con jefes de estado, presidentes, banqueros y demás casta parasitaria de la élite.

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