Altos mandos acusaron a Turquía de haber vendido a Irán una de las redes de espionaje que Israel tenía en ese país del Golfo Pérsico, informa el diario Yediot Aharonot. “Siempre supimos que el jefe de la Inteligencia turca filtraba información a los iraníes”, afirma un alto mando al diario, después de que The Washington Post publicara que Irán capturó a una decena de espías israelíes gracias a esta información.
Los agentes, al parecer kurdos y que actuaban desde territorio turco por la relativa comodidad en esos pasos fronterizos, fueron descubiertos el año pasado.
La información fue revelada por el periodista David Ignatius, aunque el Gobierno no ha confirmado ni desmentido los hechos.
Sólo hoy, altos mandos confirman desde el anonimato que las estrechas relaciones que los servicios de inteligencia tenían con sus pares turcos se ha convertido en un bumerán y que información sensible en poder de Turquía ha sido transferida a Irán, acérrimo enemigo de Israel.
“(La cadena) comienza desde el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que es antisemita y simpatizante de los Hermanos Musulmanes, y se proyecta hacia abajo, a todos los (funcionarios) que Erodgan metió (en el gobierno)”, aseguran las fuentes desde el anonimato.
Después de décadas de cooperación secreta de sus servicios de inteligencia, que veían los mismos enemigos en la región, Israel y Turquía firmaron una alianza estrategia a mediados de los noventa, que fue desmoronándose poco a poco desde la llegada de Erdogan al poder en 2003.
Fue la ofensiva militar contra el grupo terrorista islámico Hamás en Gaza en 2008-9 y los incidentes durante el abordaje en 2010 al Mavi Marmara, buque insignia de una flotilla de activistas que se dirigían a la franja controlada por las organizaciones extremistas palestinas para romper el bloqueo marítimo, los que hicieron colapsar las relaciones.
El pasado marzo el presidente de EEUU, Barack Obama, consiguió que Israel pidiera perdón a Erdogan por la muerte de diez activistas islámicos turcos en ese suceso, pero en la práctica las relaciones siguen al más bajo nivel.
Hace tres años, en un comentario grabado por error, el entonces ministro de Defensa, Ehud Barak, reveló que ya entonces Israel temía que información altamente sensible que ambos países habían compartido, así como la tecnología de equipos militares avanzados, acabase en Irán y acusó al jefe de la Inteligencia turca, Hakan Fidan, de ser el foco de las filtraciones.
“Es simpatizante de Irán, (los turcos) tienen bastantes secretos nuestros en sus manos, y sólo pensar que pueden ser abiertos a Irán nos preocupa bastante”, dijo Barak.
Otras fuentes aseguran al diario que la cooperación con Turquía y la venta de equipos sensibles fue suspendida desde el momento en que Israel supo que Fidan “se veía con el más grande de nuestros enemigos (Irán)”.
Desde entonces las relaciones de confianza se transformaron en sospecha e Israel dejó de confiar en él, con quien de todas formas el servicio secreto Mosad siguió trabajando hasta recientemente en otros planos de interés común, como la amenaza que supone para ambos la guerra civil en Siria.
Una destacada fuente diplomática advirtió también al diario de que EEUU, aliado de ambos países, debería replantearse su política de cooperación militar y seguridad con Ankara, sobre todo a raíz “del apoyo velado a Irán, a pesar de las sanciones (por el programa nuclear), y el apoyo de Turquía a organizaciones terroristas como Hamás en Gaza y Al Qaeda en Siria”. EFE y Aurora
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