lunes, 15 de octubre de 2018

Qué se oculta tras el símbolo de la NASA

Se acaban de cumplir 55 años de su creación. Todo el mundo ha visto alguna vez su símbolo, su insignia, su logotipo.

Son millones de niños quienes han soñado alguna vez llevarla en su pecho, en su brazo, y formar parte de la agencia más emblemática que existe, la NASA.

Toda marca conocida, tiene su seña de identidad, su logotipo que lo hace único, y que con un solo vistazo, consigue que ya tengas creada una imagen y una opinión sobre ello.

Apple, Microsoft, Nike, Coca-Cola, Lacoste, Chanel, Marlboro, BMW, Mercedes Benz, Disney, McDonalds… ¿quién no reconoce o diferencia estos logotipos, y ya tiene creada una imagen sobre esa empresa? Tras el logo, está el mito, una imagen proyectada que tiene parte de real pero donde se esconden muchos secretos.

Si cualquiera de vosotros, preguntara a su círculo o entorno, cuáles son los logotipos más famosos, es muy posible que se citen la mayoría de los que yo he nombrado. Sería muy extraño que aparecieran corporaciones o agencias gubernamentales.

 Pero si mostráramos el símbolo de la NASA a cualquier persona, todos la identificarían sin dudarlo. Y si preguntáramos qué les evoca, qué es lo primero que piensan sobre la NASA, saldrían palabras como “secretos”, “misterio”, “conspiración”, “grandeza”…

Todas las marcas que nombramos, pertenecen al consumo, a empresas exclusivamente capitalistas, con el único afán de generar dinero, ganancias, de crear su imagen de marca para que tú, al adquirirlo, te creas identificado y posicionado en un status concreto.

Pero la NASA no es un bien de consumo, no es una “empresa” que intente venderte algo material, que te recompense su adquisición, o te reconforte tenerlo, ni siquiera quiere tu dinero y para ello, tenga que emitir anuncios e inventir ingentes cantidades de dinero en publicidad para captar tu atención.

Y aún así, es uno de los logos más reconocibles, que levanta más expectación y admiración. Cuando compras una camisa, un perfume, un vehículo, un ordenador o una comida, su logotipo te acompaña por unos instantes, y te crea la ilusión de pertenecer a un reducido núcleo de privilegiados, pero es ilusorio. En cambio, cuando llevas el símbolo, la marca de la NASA en tu hombro o en tu pecho, es una sensación que va más allá de pertenencia o de status.

Cuando uno lleva el logotipo de la NASA, no es el logotipo quien hace a la persona, sino es la persona quien hace que el logotipo tenga sentido. Es una forma de vida, de pensamiento, de ver el mundo, de comunicarse, de comprender, de transmitir, de esperanza, de relacionarse, de trabajar en equipo, del éxito y fracaso, de volver a intentarlo, de permanecer, de perseverar, de universalidad, de convivencia…

Todo logo nace de una creación, de una intención, plasmar y proyectar en una sola imagen, toda la esencia de lo que hay detrás.

Los colores, las formas, las letras, las curvas y rectas, figuras geométricas… todo es importante a la hora de crear un logo que reúna todas las virtudes y cualidades de una empresa o de un producto.

Si observamos el logo de la NASA detenidamente, lo que todos verían a simple vista, es una esfera azul que representa el planeta Tierra, donde su mayor parte es agua, unas estrellas que representan el Espacio, un vector rojo en forma de ala, que representa la aeronáutica, y por último, una nave espacial en órbita.

Pero lo más importante, no es aquello que se ve a primera vista, sino aquello que está a la vista pero a su vez, permanece oculto. A lo largo del blog, siempre he intentado transmitir al lector, que lo más importante no es aquello que vemos, sino aquello que está al alcance de nuestra vista pero no vemos, ya sea por ignorancia, desconocimiento o por falta de atención.

Para poder ver en toda su esencia, y comprender qué se esconde tras el logotipo de la NASA, hay que conocer algunos datos muy importantes. Y una vez ya se posea toda la información, jamás se verá el logotipo de la misma manera.

Existen tres edificaciones antiguas que, aunque distan en miles de kilómetros unas de otras, sus construcciones son exactamente iguales. Las antiguas civilizaciones, estaban convencidas que sus dioses, provenían de la Constelación de Orión.

Las civilizaciones que mejor reflejaron ese convencimiento, fueron los egipcios, los chinos y los mesoamericanos.

Las pirámides de Egipto, representan el cinturón de Orión en la Tierra, exactamente en la misma posición y tamaño que éstas. Las estrellas del cinturón de Orión son Mintaka (Delta Orionis), Alnilam (Epsilon) y Alnitak (Zeta Orionis).

Pero si observamos las pirámides de Teotihuacan, la representación y posicionamiento también es sorprendente. 

Es la misma alineación que las pirámides de Egipto, y las dimensiones de las pirámides siguen una correlación en su tamaño con las estrellas que conforman el cinturón de Orión.

Y esta misma alineación perfecta ocurre con las pirámides de China. ¿Es esto una casualidad?

Las tres estrellas están alineadas en dirección sudoeste mientras cruzan el meridiano.

Las tres pirámides están alineadas en dirección sudoeste orientadas al meridión.

La estrella más alta, Delta Orionis, está ligeramente desviada hacia el Este de la diagonal que proyectan las otras dos estrellas.

La pirámide del Sur, está ligeramente separada hacia el Este con respecto a la línea diagonal proyectado por las otras dos pirámides.

La estrella del centro, Epsilon, se encuentra casi equidistante a las otras dos estrellas.
La pirámide del medio, es casi equidistante a las otras dos pirámides.

Es más que evidente, que el tamaño de las pirámides y su posición no es nada casual. Esos dioses que bajaron de los cielos y crearon estas gigantescas estructuras arquitectónicas, representaron la misma Constelación en la Tierra. 

De las miles de estrellas visibles, por algún motivo, civilizaciones que no tenían contacto, que desconocían su existencia, y que estaban separados por miles de km, construyeron las edificaciones más gigantescas para reflejar Orión en la Tierra.

 ¿Por qué esa zona exacta del Universo?

Si observamos nuevamente el logotipo de la NASA, podemos ver en sus varias estrellas, que sí aparece el cinturón de Orión. Hay que observar detenidamente esa parte del logo porque es bastante llamativo.

Si miramos el logo, la línea roja es la línea que une la estrella Betelgeuse, con la estrella Rigel. Si miramos la fotografía de la izquierda, esa línea pasa entre dos de las estrellas del cinturón de Orión.

Sin embargo, en el logo de la NASA, esta línea pasa por fuera del cinturón, justo por fuera de Delta Orionis

. ¿Por qué motivo?

Si en algo se caracteriza la NASA, es por no dejar nada al azar ni al error. Es más, uno de sus lemas es “Failure is not an option” (El fracaso/error no es una opción”.

La órbita de la nave, a su paso por el cinturón de Orión, cuando atraviesa la línea roja, marca un punto concreto en el Universo. Esa desviación que parece casual, insignificante o sin ninguna importancia, plasmada en el Cosmos, son millones de km de diferencia. Justo en esa zona del Espacio, es donde se cree que proceden esos dioses ancestrales.

Así que, la órbita que representa la nave terrestre, inicia su viaje a lo largo del Espacio, atravesando una zona muy específica de la Constelación de Orión, y regresa nuevamente a su lugar de origen. Así que la NASA, desde hace muchos años, es consciente de la posibilidad de que exista allí vida. ¿

Por qué? Quienes hayan leído los episodios dedicados al tema OVNI, ya sabrán muchas respuestas a esta pregunta. El primer logotipo de la NASA se creó en 1.959.

Si observamos esta insignia, hay claras diferencias respecto al logotipo que conocemos actualmente.

El cinturón de Orión no aparece, y la estela, el rastro que deja la nave, se circunscribe a simplemente nuestro planeta y nuestro satélite.

Es una clara alusión a que en esa época, el objetivo primordial de la NASA era llegar a la luna. Lo único que permanece invariable, es el vector rojo.

Ahora bien, este vector rojo ¿representa realmente unas alas para proyectar la imagen de la aeronáutica?

Este vector, no sólo aparece en la insignia de la NASA, sino en muchísimos logotipos. ¿Cómo es posible que este símbolo, lo hayan adoptado diferentes agencias del mundo, para plasmar la investigación aeroespacial?

Por ejemplo, este es el logotipo de la Agencia Aeroespacial Soviética (Роскосмос), donde se pueden ver las mismas similitudes del vector rojo y la órbita.

Uno de los últimos proyectos de la NASA, es el Proyecto Constelación, donde el módulo se llama Orión, y cuya finalidad última es la llegada a Marte con una tripulación.

Aquí aparece un vector rojo, atravesando tres cuerpos celestes alineados, posiblemente el cinturón de Orión, y rodeados de 10 estrellas. Resulta que la Constelación de Orión está compuesta de 10 estrellas principales: Rigel, Betelgeuse, Bellatrix, Alnilam (Epsilon), Alnitak (Zeta), Seiph, Mintaka (Delta Orionis), Hatysa, Meisse y Tabit.

Y la frase es: “El siguiente gran salto ha comenzado“.

Obviamente, el siguiente gran paso será pisar otro planeta, o conseguir la forma de llegar a otros lugares del cosmos. ¿Será la Constelación de Orión el siguiente gran salto?

El 12 de septiembre de 2.006, durante la misión STS-115, la astronautaHeidemarie Stefanyshyn-Piper, sacó una foto a su compañero Joshep R. Tanner.

La misión comenzó el 9 de septiembre, y tres días después, había que instalar unos paneles solares a la ISS por los astronautas Candarm, Tanner y Heidemarie Stefanyshyn-Piper.

Los tres comenzaron el paseo espacial para instalar el segmento a las 09:17. Durante el EVA (actividad extravehicular), fue cuando se tomó esa instantánea.

A simple vista, no hay nada extraño reseñable, pero si nos fijamos en la escafandra del astronauta, se puede ver reflejado un objeto que proviene del Espacio.

En esa parte no debía haber nada, ni la ISS, ni la luna, ni la nave.

Entonces ¿qué podría ser? Si ampliamos la imagen, el objeto que aparece no tiene nada que ver con algo que debiera estar ahí.. pero estaba.

Es un objeto desconocido con la forma del vector que aparece en la insignia de la NASA y de tantas agencias gubernamentales espaciales de medio mundo. 

La misión STS-115, es conocida por la cantidad de objetos que se vieron y se grabaron por las cámaras de la NASA.

Pero realmente fue conocida por la posterior rueda de prensa pública que dio la astronauta que sacó esa foto, Heidemarie Stefanyshyn-Piper, y lo que en ella aconteció, al afirmar y confirmar, que allí arriba habían visto varios objetos voladores todos los días.

Cuando Heidemarie Stefanyshyn-Piper relataba lo que en esa misión había sucedido y habían visto, sufrió dos desvanecimientos al recordar lo que había presenciado, un síntoma de shock post-traumático.

Los astronautas están fuertemente entrenados y preparados física y psicológicamente, pero lo ocurrido en esa misión, es algo para lo que tal vez no se esté preparado.
¿Es el vector rojo simplemente un símbolo que representa unas alas aerodinámicas, o más bien se debe a objetos vistos durante años, que están muy relacionados con la posibilidad de acceder a otros mundos y poder viajar por el Espacio a grandes distancias?

Parece evidente que el logotipo de la NASA no surgió de la casualidad, y esto sucede con cualquier logotipo que existe.

Existen muchas formas de escribir un número muy grande. Por ejemplo 1.000, se puede escribir 10 elevado a 3; por ejemplo 1.000.000 se puede escribir como 10 elevado a 6… y así podemos seguir porque no existe el número más grande, siempre existirá un número mayor que el anterior. Cuando hablamos de distancias en el Universo, estos números son muy muy grandes, cuando hablamos de distancias, de estrellas, de años…

Un día, el matemático Edward Kasner, profesor de la Universidad de Columbia, le pidió a su sobrino, que inventara una palabra que reflejara un número inmensamente grande, en concreto 10100. El chico lo llamo Googol(gúgol). Esta palabra, debía tratar de plasmar y explicar lo ingente del infinito, que fuera la imagen de un número tan grande que es inimaginable. Pero creó otro nombre también, para un número más grande; 10 elevado a un googol, que lo llamó, googolplex.


El número resultante, es tan grande, que no hay espacio suficiente para poder escribirlo si viajamos hasta la estrella más lejana, atravesamos todas las nebulosas y vamos anotando ceros en cada centímetro del recorrido.

Si viájaramos hasta el 1.600 Amphitheatre Parkway, Mountain View, Santa Clara County, en California (EE.UU), estaríamos justo enfrente de las oficinas centrales de la empresa Google. La Sede Central, el edificio de Google se llama Googolplex.

Pues bien, el nombre tan conocido a nivel mundial de esta empresa, proviene del número Googol. Y le pueden ir añadiendo “ceros” u “oes”, cuantas veces quieran.

Esto refleja que todos los logos, siempre intentan reflejar los inicios de una empresa, que esa imagen plasme la esencia y su finalidad, por qué fue creada.

 Así que no es casualidad el nombre de Google y su logo, el de la NASA y su imagen, el de Coca Cola y su imagen, el de Nike y su imagen, etc…

Que aparezca el cinturón de Orión en el logo de la NASA, y que por allí pase una nave y sea ese punto el de regreso a casa, no es casual, y menos en la empresa del mundo, que menos cree en las casualidades, que no deja nada al azar, y que revisa, analiza, y comprueba todo una y otra vez, sin dejar cabos sueltos.

Cuando se creó la NASA, el primer programa tripulado que vio luz verde, fue elProyecto Mercury. En 1.957, se seleccionaron los 7 tripulantes del primer Programa Mercury.

Ellos eran Walter Schirra, Donald Slayton, John Glenn, Scott Carpenter, Alan Shepard, Virgil Gus Grissom y Gordon Cooper.

Pero uno de ellos, Donald Deke Slayton, por problemas cardíacos, jamás llegó a ser parte de este programa. Pero el logotipo del Mercury era este:

Vemos como el número 7 es totalmente legible. Se decía que el número representaba esos 7 astronautas, pero fueron seis realmente. Y la forma del emblema, nos indica que no es casual la forma que tiene.

En la mitología romana, existía una vara que era portada por los heraldos o mensajeros como el dios del comercio Mercurio (Programa Mercury), considerado el creador de todas las artes y el conocimiento.

Mercurio siempre iba acompañado de esa vara, llamada caduceo.

Este es el verdadero símbolo que sirvió para crear la imagen del Programa Mercury. En la mitología griega, el caduceo fue regalado por Apolo a Hermes (el dios romano Mercurio es el equivalente del dios griego Hermes).

El caduceo está adornado con un par de alas, expresando la rapidez y velocidad con la que el mensajero de los dioses se movía de un lugar a otro, que son los dos salientes que se pueden ver en el logotipo del Programa Mercury.

Así que hay una clara referencia a la velocidad espacial, de llegar a cualquier lugar del cosmos. Nos queda saber entonces por qué aparece una cruz, y el número siete. En muchos capítulos del blog, he venido apuntando, demostrando y analizando, que los dioses que bajaron de los cielos, que aparecen en todas las civilizaciones antiguas, no eran otros que seres de otros mundos, y de donde se han gestado la mayoría de las religiones existentes, sus paralelismos, donde todas confluyen del mismo lugar.

Si vamos a la religión cristiana, la religión más seguida en EE.UU., y analizamos cómo surgió realmente esta religión, tenemos que, desde el solsticio de verano hasta el solsticio de invierno, los días empiezan a hacerse más cortos. La perspectiva que existe en el hemisferio norte, es que el sol parece moverse hacia el sur, volviéndose cada vez más pequeño.

Los días se hacen más fríos, la oscuridad llega antes y las cosechas llegan a su fin. Para nuestros ancestros, todo esto era presagio de malos augurios. Más frío, menos alimentos, menos calor, más enfermedades, más muertes.

Cuando llega el 22 de diciembre, la “muerte” del sol es completa, ya que se encuentra en el punto más bajo en el cielo. En ese instante, el sol deja de moverse hacia el sur, y parece estar quieto durante tres días (22,23 y 24 de diciembre). Esos tres días que el sol parece estar en reposo, el sol se encuentra en una constelación llamada “Cruz del Sur”

Pasados esos tres días, llegando al 25 de diciembre, el sol empieza a ascender hacia el norte, trayendo consigo días más largos, calor y el inicio de las cosechas.

Si hubiéramos vivido en una cultura o civilización, que comprende las estrellas, el ciclo del sol, pero no posee tecnología ni conocimientos avanzados en otras ciencias, donde es importante dominar el ciclo de las estaciones para subsistir, para saber cuándo cosechar, para saber cuándo es más propicia la lluvia, y además, para intentar comprender qué fuerzas o dioses son los creadores de todo ello, y cómo transmitirlo y representarlo, la explicación más lógica que intentarían dar sería:

El sol (dios) ha muerto durante tres días (22,23 y 24 de diciembre) en la cruz (constelación visible en ese instante), y pasados esos tres días, ha vuelto a ascender a los cielos (resucitado).

La Cruz del Sur se encuentra en la Constelación de Centauro. Esta constelación era de importancia capital para las civilizaciones que se desarrollaron en su territorio (sobre todo los incas), pues la chakana (la cruz andina), que en el quechua clásico quiere decir “escalera de ascenso y descenso o puente hacia arriba y hacia abajo”, unía simbólicamente el mundo terrenal con el mundo de los dioses y el mundo de los muertos. Es la versión tangible del dios Viracocha, el creador y ordenador del mundo, aquel que bajó del cielo.

Las diferentes culturas amerindias, aborígenes australianos, indonesios, etc… gestaron su cultura a través de esta Cruz del Sur. En muchas banderas, aparece reflejada como símbolo del país; Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Papúa Nueva Guinea o la bandera de Mercosur.

Así que en el símbolo del Programa Mercury, el primero de la NASA, aparece el nacimiento de las religiones, la llegada y el encuentro con los dioses, que nos enseñaron su origen, nos legaron sus conocimientos, y eran capaces de desplazarse de un lugar a otro con extrema rapidez. Ahora bien, si el número siete no se debe a los siete astronautas, ya que realmente fueron seis, ¿qué significa el 7 en el logotipo?

El número 7, es el número más enigmático y mágico que existe. Es el número que más aparece en todas las religiones y representa la Ley Divina que rige el Universo. Desde los comienzos de la creación, ya aparece el siete como número esencial.

En el Génesis, Dios le dijo a Noé: “Mi arco he puesto en el cielo”, para expresar los 7 colores del arco iris. Sin olvidar que Dios creó el mundo en 7 días. La música del Universo está compuesta de 7 notas, y para la reproducción de la vida, el multiplicarse para expandirse, la astrología ubica el matrimonio en la casa nº 7 del zodíaco.

Si hacemos un repaso de la importancia de este número, veremos que su relevancia es universal, desde la creación de todo, la vida, las religiones, la muerte, el perdón, vida más allá de la muerte, la parte espiritual.

Incluso en el terreno y las disciplinas esotéricas, el siete (conocido como “héptada“), es muy importante. Por ejemplo, en el tarot, el nº 7 representa el carro de Osiris, la victoria, el éxito, la verdad y la justicia. Podríamos hacer una lista realmente larga sobre la trascendencia del nº 7.

A los ya mencionados anteriormente:

Siete Sellos del Apocalipisis
Siete principios herméticos
Siete pecados capitales
Siete velos de la danza sagrada
Siete espíritus fueron enviados por Dios a la Tierra
Siete arcángeles
Siete frases y siete palabras pronunciadas por Jesús colgado en la cruz en el Gólgota
Siete días de la semana
Jesús pide que perdones setenta veces siete a quien te ofenda
Siete maravillas del mundo
Siete infiernos
Siete cielos de la religión islámica
Siete edades del hombre
Siete chakras
Siete sacramentos
Siete mares
Siete pastores de Israel
Siete copas de la Ira
Siete trompetas que anunciarán desastres

Son muchas las referencias hacia este número que podríamos encontrar.

El nº 7 es nuestro destino, de aquel que ninguno de nosotros podemos escapar, al igual que ninguno de nosotros podemos desligarnos de nuestros orígenes, de dónde surgió todo, el comienzo de los comienzos. Así que el nº 7 en el Proyecto Mercury, es el destino que le depara a nuestra civilización, a nuestra especie, al ser humano, que es la búsqueda de otras civilizaciones, de otros mundos, y convertirnos en ciudadanos universales.

Si el ser humano no acomete esta misión, está destinado inexorablemente a su desaparación y extinción, al apocalipsis. Y en el nº 7 reside todo ello, la fuerza para el éxito, para alcanzar un estado espiritual perfecto, para conocer la verdad máxima, para convertirnos en dioses.

Y este número, acompañó a todas las insignias de las misiones del Proyecto Mercury. Obviamente, esto no es casual.

Si observamos detenidamete cada insignia de cada misión, podemos ver el nº 7 en todas ellas, en algunas de ellas totalmente visible, y en otras más ocultas pero a ojos de todos.

Así que, parece evidente, que el nº 7 del logotipo del Programa Mercury, no era por los siete astronautas que en un principio lo conformaban, sino que existía un significado mucho más profundo.

Este logotipo reúne toda la esencia del ser humano, su origen y su destino, vinimos de las estrellas, fuimos creados por seres que procedían de ellas y debemos conseguir poder desplazarnos a través del Universo, con la ayuda del caduceo del dios Mercurio, navegando y viajando a velocidades espaciales, llegando a Orión, al resto del Cosmos, ser nuestros propios dioses, y tener la capacidad de crear y generar vida allí donde fuera posible, para perpetuar la vida en el Universo, porque de lo contrario, estamos predestinados a nuestra extinción, porque nuestro destino así nos lo marca.

Después vendría el Programa Apollo, el que llevó definitivamente al hombre a pisar la luna, y el logotipo también refleja el cinturón de Orión de dentro de la “A”, que realmente representa al vector pero en forma de “A”.

Pero no sólo aparece el cinturón de Orión, sino que está reflejada la Constelación de Orión en su totalidad, con Betelgeuse y Bellatrix en la parte superior, Saiph y Rigel en la parte inferior, la nebulosa de Orión…y resulta que se ve al planeta Tierra, de donde sale una nave desde EE.UU., cruza el Espacio a través del vector para poder llegar al cinturón de Orión, y de ahí al planeta destino.

Si creyéramos que todo aquello que nos ocurre y no comprendemos es casual, nada en el Universo podría ser ya casual, porque se habría convertido en una norma.

 Y la norma, se llama así porque es lo “normal”. Cuando decimos que algo es lo normal, es porque se rige por una norma colectiva, y todo lo que sobresalga de ello, es lo “anormal”.

Cuando desde pequeños se nos exige “seguir las normas”, lo que realmente nos están diciendo, es que debemos comportarnos según aquello que hace la mayoría, ya sea dentro de una comunidad, unas leyes, un comportamiento… para que todo funcione correctamente.

 Esa conducta individual, genera una conducta colectiva que sigue las normas, así que si la norma es no matar a nadie, se considera que esa actitud es lo normal, y matar sería lo anormal.

Pero nadie diría que ha matado por casualidad, violado por casualidad, comido un ser humano por casualidad, mutilado por casualidad… entonces, ¿por qué pensamos que la casualidad existe de forma tan reiterativa? Seguramente sea una forma de pensamiento que nos libera de cierta carga ante aquello que nos parece lejano de entendimiento y comprensión.

Pensamos que encontrarnos con un conocido en una ciudad o país diferente es casual, que trabaje un familiar tuyo en la misma empresa que un amigo es casualidad, que tu hijo nazca el mismo día que alguno de los padres es casualidad, que te guste la misma comida o te guste la misma música que alguien a quien acabas de conocer es casual…

Es realmente absurdo pensar que todo esto es casualidad, cuando es algo normal que a todo el mundo le ocurre o conoce gente de su entorno que le sucede, y pensar a su vez que la vida en la Tierra surgió de forma casual, que el comienzo de las religiones desde tiempos remotos y todas sus coincidencias son casuales, que las civilizaciones antiguas erguían sus construcciones apuntándolas a los mismos lugares del Cosmos por casualidad, que todos los mitos, leyendas y textos antiguos que hablan de lo mismo, sea simple casualidad.

Si reflexionamos sobre esto un instante, nos debemos dar cuenta que es realmente sorprendente qué consideramos casual y qué no.

Si durante esa reflexión, llegamos a la conclusión que es sorprendente, deberíamos empezar a replantearnos si existe la casualidad, y empezar a hacernos preguntas y buscar nuevas respuestas. Y esto es lo único que quiero transmitir desde que creé el blog.

Nos dicen que la casualidad es un suceso imprevisto cuya causa se ignora, yo más bien diría que ignoramos la causa de tantos sucesos, que simplemente lo llamamos casualidad. (Jorge Palazón 24/08/2.013).

http://jorgepalazon.wordpress.com/2013/08/24/que-se-oculta-tras-el-simbolo-de-la-nasa-2/

1 comentario:

  1. Este blog es muy acertado, y al punto quisiera abonar que la letra A, es utilizada en la mayoría de las agencias espaciales en sus insignias, y no sólo en éstas, sino en programas de ciencia ficción iniciadas en los años 60s, como un ejemplo está la saga de Star Trek, donde es portada en el lado izquuierdo de los uniformes de la tripulación, creadores que se adelantaron en el uso ficticio de aparatos que actualmente existen, lo que considero una casualidad. Lo más importante es que las tablillas sumerias encontradas en la ciudad de Nínive en los años 60s de escritura couniforme, fijan que los seres venidos de las estrellas tenían a sus deidades principales al rey An, su descendiente Anu y los demás llamados anunnaki (venidos de cielo), y la última casualidad que la letra A es la primera en nuestro abecedario, todo esto no es una casualidad, Víctor M. Ringo

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