¿A qué se debe el interés del Occidente en Ucrania? Una de las principales razones es el acceso a recursos naturales. Se puede comparar a Ucrania con Kosovo, donde EE.UU. tiene el dominio sobre la tercera cuenca ‘hullera’ en importancia de Europa.
La cantidad de carbón en Kosovo y Metojia ronda los 15.000 millones de toneladas, yacimientos tan enormes que serían capaces de abastecer con energía eléctrica a todos los países balcánicos durante varios siglos. Además de carbón, Kosovo posee cadmio, zinc, bauxita, magnesio, cromo, estaño, níquel, plata y oro.
La base de Camp Bondsteel, con 10.000 efectivos de Estados Unidos acuartelados, sirve también como ‘perro guardián’ de un corredor energético que atraviesa la antigua Yugoslavia: el petróleo y el gas del Cáucaso y Asia Central a Occidente pasa por ese territorio.
Desde 2000, Estados Unidos tiene una influencia decisiva en todo lo que ocurre en Kosovo. Sin la aprobación suya no se puede cerrar ni un contrato más o menos importante en el sector energético, en la minería, en el área de las telecomunicaciones. No es casual que el magnate George Soros y el multimillonario estadounidense de procedencia local Sahit Muja hayan cerrado el contrato de exploración de yacimientos hulleros de la zona. Con una tasa de desempleo del 50% y, por lo tanto, la mano de obra casi regalada, Kosovo se convierte en un paraíso para las multinacionales.
A raíz de la agresión militar de la OTAN contra Yugoslavia de 1999, las multinacionales occidentales se apropiaron de instalaciones industriales y yacimientos minerales clave de esta autonomía serbia. Es más, no solo se apropiaron, sino que convirtieron este territorio en campo de pruebas para tecnologías más sucias. Tan sucias que se podría hablar sobre una catástrofe ecológica.
¿Y qué tiene que ver Ucrania?
A Ucrania, uno de los países más ricos del mundo en recursos minerales (primer lugar en yacimientos mundiales de magnesio, cuarto en yacimientos de hierro, además de la existencia de uno de los depósitos de uranio más grandes del mundo cerca de la ciudad de Kirovograd y de riquísimos yacimientos de metales de tierras raras), le toca recorrer el triste camino kosovar en términos de autodestrucción de la economía, transferencia de los principales sectores a manos de las empresas transnacionales y cierre de transacciones que amenazan a la población con una catástrofe económica.
A principios de enero de 2014 se informó de que Ucrania tiene previsto extraer gas de esquisto. Los funcionarios ucranianos encontraron socios para la exploración en Shell y Chevron, en 2012. Según estos acuerdos las transnacionales extraerán el gas de esquisto de dos áreas gasíferas: Olessky (Lvov y la región de Ivano-Frankovsk, en el oeste del país) y Yuzovsky (regiones de Donetsk y Járkov, en el este). Según lo previsto, los trabajos empezarán este año.
Con ello, el país se convertiría en un enorme campo de pruebas para las tecnologías de extracción de este gas, conocidas como unas de las más sucias del mundo.
Un experto ucraniano expresó la opinión general de todos los opositores al gas de esquisto con la siguiente frase: “El problema vino a nuestra casa.”
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