En Bijbihara, a 43 kilómetros al sur de Srinagar, las gentes del lugar custodian desde tiempos inmemoriales la llamada «piedra de Moisés» (Sang-i-Musa), el famoso «Ka Ka Pal».
Se trata de una piedra que pesa alrededor de 49 kilogramos. La tradición dice que si once personas colocan simultáneamente un dedo cada una en el borde inferior de la piedra, y recitan simultáneamente el mantra «ka ka ka ka ka ka…», ésta se eleva sola. Si la misma operación se intenta con diez personas o con doce, no resulta.
La posible explicación a esta piedra de Moisés, estaría en la obra de historia persa Rauzat-us-Safa, se narra la «Historia de la piedra». El texto literal es el siguiente:
“Se dice que Moisés era tan tímido y tenía tanta vergüenza de mostrar su cuerpo desnudo, que nadie lo había visto nunca. No estando prohibida la desnudez completa entre los hijos de Israel, no la rehuían en presencia de otros. Pero como él fuera adverso a esta práctica, los más malvados entre su pueblo comenzaron a imputarle una enfermedad sucia. Esta sospecha alcanzó tal magnitud, que Dios, para mostrar la inocencia de Moisés, ordenó a una piedra, sobre la que éste había depositado su ropa mientras tomaba un baño, a moverse por sí misma, con las ropas encima de ella.
Cuando Moisés se apercibió de ello salió completamente desnudo del agua y corrió en pos de sus ropas; perseguía de forma tan cegada a la piedra, que no se apercibió de la gente que le miraba al pasar, hasta que ya la había rebasado. Las personas que le vieron pasar no vieron nada excepto la pureza de su augusto cuerpo, lo que hizo que se volvieran más cautos con respecto a la falsedad de sus sospechas, de forma que todos los hijos de Israel se vieron impulsados a reconocer su pureza interna y externa.
Después de este suceso, a Moisés le fue ordenado, por inspiración divina, conservar esta piedra, que necesitaría más adelante. Se dice que esta piedra tiene cuatro caras, de cada una de las cuales manan cuatro fuentes al ser golpeadas con el bastón; al comienzo el agua solamente goteaba, pero gradualmente se hizo tan abundante que fue suficiente para todas las tribus de Israel.”
Estas últimas afirmaciones cuadrarían perfectamente con la abundancia de agua que existe en todo el valle de cachemira. En cuanto a la facultad de elevación autónoma de la piedra, quedaría perpetuada hasta hoy en la práctica de la operación de los once dedos descrita, en la que la piedra se eleva por sí sola. Por otra parte la piedra está situada a escasos quince metros de un caudaloso río, que muy bien pudiera ser el lugar exacto en el que Moisés se hubiera bañado desnudo, según el relato que acabamos de leer.
Posteriormente, junto a la piedra fue erigido un santuario hindú, en cuya cámara central se conserva un precioso mantra, constituido por once lingams, encerrados en el símbolo de la fertilidad. El número de lingams hace así referencia también al número once, requerido para la elevación de la piedra.
En este contexto, la misma voz Ka significa alma en Egipto, significa el doble del cuerpo, o sea «lo que sigue existiendo después de la muerte». En idioma maya, Ka es una partícula duplicativa, es decir, que da su raíz filológica al Ka, doble del cuerpo en Egipto, y para mayor confirmación Kabaguil es el nombre del Dios maya-quiché cuyo nombre significa lo oculto, doble «que no se ve y al mismo tiempo se ve por sus manifestaciones». También puede mencionarse aquí la Kábala, doctrina antiquísima aplicada a los profetas como opuesta al Pentateuco. Kábala, en hebreo, significa recepción, doctrinas recibidas en que los misterios de la deidad y la cosmogonía están ligados. Aquí está claro el significado: «lo que no se ve y al mismo tiempo se ve por sus manifestaciones».
Lo curioso del caso es que se ha informado que también en el Japón existe una llamada «piedra de Moisés», a la que también llaman Ka, pero que presenta la particularidad de llevar inscripciones grabadas en su superficie.
http://www.cristalencantado.com.ar/La-Piedra-de-Moises
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