El pequeño Willie Myrick, de 9 años, fue secuestrado en la misma puerta de su casa, ante un breve descuido de sus padres. Su captor, que había planeado el golpe durante varios días, no sabía lo que le esperaba. El pequeño Willie, aterrado y sollozando sin parar, buscó el refugio en dios, por lo que comenzó a cantar.
El pequeño cantó durante 3 horas para pedir auxilio a Dios.
Mientras el criminal pedía un cuantioso rescate por el pequeño, este entonó una dulce melodía de góspel, aprendidos en la iglesia. Durante más de tres horas, el inocente niño no paró de alabar a dios y de llevar a la extenuación a su captor, que finalmente decidió devolverlo a su casa a cambio de no decirle anda a nadie sobre el suceso.
“Me abrió la puerta y me echó, me dijo que no se lo dijera a nadie y se fue” declaró el pequeño Willie.
A pesar de que ya circula un retrato robot por todo Atlanta, no se ha encontrado al captor.
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