martes, 15 de julio de 2014

Hitler y la Thule Gesellschaft

“Una leyenda profunda de Oriente nos cuenta que los espíritus del poder del mal son mantenidos cautivos en la noche, sellada por la prudente mano de Dios. Hasta que la suerte, una vez por milenio, concede a un único pescador el poder de romper sus cadenas, si no vuelve inmediatamente a tirar al mar su botín. Para mi padre el destino ha hablado. Dependió una vez de él devolver al demonio a su celda. Mi padre ha quebrado el sello. No sintió el aliento del maligno. Ha dejado libre al demonio, vagando por el mundo.”

Texto de Albrecht Haushofer, ejecutado por la Gestapo en 1945.

Situémonos en una Alemania agotada, derrotada y desgarrada por el fin de la Primera Guerra Mundial, en un mundo en plena confusión que intenta recomponerse. En otra parte, en Rusia, la familia imperial va a ser exterminada en Ekaterinburg; una epidemia que se parece más a la peste que a la gripe mata a 21 millones de personas en todo el mundo (la famosa y mal llamada Gripe Española). Dos años más tarde, se inicia en Estados Unidos la Ley Seca o de la Prohibición.

Busto de Rudolf Glandeck, Barón von Sebottendorf (1875-1945), fundador de la Thule Gesellschaft.

En Munich, Baviera, el Barón Rudolf von Sebottendorf funda, en el seno de la Germanenorde (Orden Germana), una sociedad secreta mágica bautizada con el nombre de “Thule Gesellschaft”. Ese agrupamiento basa sus rituales sobre los de la franmasonería turca a la cual el barón bávaro ha sido iniciado. Pero von Sebottendorf no aporta tan solo rituales…

Posee un antiquísimo recipiente o ampolla de varios miles de años que, según se dice, contiene un demonio. Una entidad eterna extremadamente corrompida que puede ser consultada como un oráculo. Esa botella del tamaño de una naranja y de un blanco lechoso irisado se parece, como dos gotas de agua, a la descrita por Robert Louis Stevenson en su novela “The Bottle Imp.”

Una leyenda pretende que el rey Salomón ha encerrado en ella al demonio Belial, antes de tirarla a un pozo en Babilonia, y que cada mil años este objeto resurge para de nuevo intentar aniquilar la humanidad. Pobre de aquel que se dejase subyugar por el poder hipnótico de la entidad… En la Biblia, el demonio Belial representa el mal absoluto y fue adorado en Sodoma antes de que fuera aniquilada por un diluvio de fuego. Se dice que Atila, el rey de los Hunos, se dejo seducir por él…



Grabado representando al demonio Belial, en un libro esotérico de 1475. Abajo, en la ilustración inferior, el sello de Belial extraído del Diccionario Infernal de Collin de Plancy.

En 1919, siete miembros de la Thule Gesellschaft deciden, contra la opinión del Barón von Sebottendorf, despertar lo que duerme en la botella y consultar el oráculo. Financieramente poderosos, desean saber qué partido sostener en la reconstrucción de una Alemania fuerte y competitiva. Belial puede responder a esa pregunta. Pero su odio por los Judíos, comunistas y masones ahoga cualquier sentimiento de prudencia de cara a los riesgos que entraña una acción mágica incontrolable.

Según el calendario mágico de Croze y Orazi (París, 1896), el mes consagrado a los horóscopos es el de abril. El ritual de purificación indispensable durará un mes y llegará a su punto culminante el 30, durante la noche de los brujos: la Walpurgisnacht. Es el momento más intenso de la magia germánica, el equivalente a seis meses de distancia de la noche de Halloween anglo-americana.

Están presentes en el grupo el príncipe von Thurn und Taxis, la condesa von Weistrap, el barón von Seydlitz y cuatro miembros más que la Historia no ha retenido los nombres… El Barón von Sebottendorf, presintiendo un inmimente peligro, abandonó la capital bávara a toda prisa a principios del mes de abril… y con razón!

El 9 de abril, la revolución roja spartakista estalla en la ciudad; el 26 toman por la fuerza el Hotel de las Cuatro-Estaciones en la Maximilianenstrasse, sede de la Thule Gesellschaft y arrestan a los allí presentes. En el asalto al hotel, muchos objetos son destruídos entre ellos la botella milenaria. El 30 de abril, los siete conspiradores son ejecutados; el mismo día, el cuartel general spartakista es reducido a cenizas a golpe de lanzallamas… un diluvio de fuego. Liberado de su “cárcel”, Belial puede hacer de las suyas.

Dietrich Eckart (1868-1923), Gran Maestre de la Thule Gesellschaft y mentor de Hitler. Abajo, fotografía de Alfred Rosenberg (1893-1946).


Tras el fracaso del “putsch” comunista, los supervivientes de la Thule Gesellschaft se reunen de nuevo; entre ellos destaquemos a Dietrich Eckart, Alfred Rosenberg y Karl Haushofer. En cuanto al Barón von Sebottendorf, éste jamás regresaría a Munich; se instaló en la localidad de Bad Sascha hasta 1934 para después refugiarse en Turquía. Pese a su huída, su intento de echar tierra de por medio no le salvaría de su trágico final.

Para obligar a la entidad a reintegrar su sitio en la botella, se necesitaba estar en posesión de un sello mágico babilónico que se encontraba precisamente en Iraq.

A los miembros de la Thule les era necesario controlar al demonio. Por ello, los otros miembros del grupo tomaron la decisión de alojar a Belial en una criatura sin alma, un golem, facilmente controlable y que sería invulnerable mientras permaneciera el huésped en él. Lo más dificil era encontrar a esa perla rara! Era imperativo encontrar a un ser frustrado, con bajos instintos, facilmente satisfecho por el demonio pero poseyendo excepcionales cualidades de medium; el sujeto perfecto debía haber nacido preferentemente un mes de abril.



El 10 de septiembre de 1919, el Infierno les regaló el sujeto perfecto y buscado en la persona de un pequeño caporal vienés chillón, que respondía al nombre de Adolf Hitler. Acababa de adherirse al D.A.P., el futuro partido nazi.

Hasta 1923, su educación fue a cargo de Dietrich Eckart, gran maestre de la Thule Gesellschaft. A la muerte de éste, un joven oficial nazi iluminado tomó el relevo; miembro de la sociedad secreta, Rudolf Hess se convirtió en el guardián de Hitler. En cuanto a la milenaria botella del malvado genio, ésta fue prudentemente escondida en alguna parte de la ciudad de Bonn. Pero, ¿quién controlaba a quién?

Rudolf Hess (1894-1987).

Poco a poco, Hitler se deshizo de la influencia de la secta. En 1934, durante la famosa “Noche de los Cuchillos Largos”, muchos de los que le estorbaban fueron liquidados. Luego vino la guerra y el Führer pasó a ser incontrolable.

En 1941, los nazis hicieron una desesperada tentativa para hacerse con el sello babilónico escondido en Iraq, país que se encontraba bajo el control británico. Rudolf Hess sabía que si Hitler se suicidaba, única manera de liberar a la criatura demoníaca, él se convertiría automáticamente en el siguiente anfitrión, y eso empezaba a preocuparle muy seriamente…

Albrecht Haushofer (1903-1945).

El 10 de mayo de 1941, a instancias del general Karl Haushofer y de su hijo Albrecht Haushofer, Rudolf Hess cogió un avión y se dirigió a Escocia en la esperanza de ganar tiempo y frenar el conflicto. Entre las propuestas de paz, una cláusula preveía el regreso de Iraq bajo el control alemán. Nadie quiso creer en su historia, al menos oficialmente, y se le hizo pasar por loco.


Rudolf Hess y Joachim von Ribbentrop sentados en el banquillo durante los juicios de Nuremberg, en 1946.

El final es de sobras conocido. Adolf Hitler se suicidó en su bunker de la cancillería de Berlín, el 30 de abril de 1945. Albrecht Haushofer sería ejecutado por la Gestapo poco antes, acusado de trahición. Su padre el general Karl Haushofer y su madre se suicidaron tras serles notificada la ejecución sumaria de Albrecht. Alfred Rosenberg sería condenado a muerte y ahorcado en Nuremberg; el cuerpo del Barón von Sebottendorf sería rescatado de las aguas del Bósforo, aparentemente muerto por ahogamiento (mayo de 1945).

Tan solo Rudolf Hess escaparía al la pena capital, aunque condenado de por vida al encarcelamiento en la prisión de Spandau. Ningún prisionero de guerra fue tan bien guardado como él. Una fotografía de él en su celda de Spandau sería publicada en la revista francesa “Paris Match”, mostrándole flanqueado por los guardias de las cuatro naciones especialmente dedicados a su custodia. Se supone que se suicidó en 1987.

A finales de 1949, tres miembros de una sociedad secreta en contacto con los ejércitos aliados iniciaron unas investigaciones y búsquedas en Berlín y luego en Bonn, para dar con las pruebas materiales de esta descabellada historia. Encontraron la muerte en misteriosas y atroces circunstancias. Un sargento del ejército belga que estuvo al cargo del rescate y traslado de los restos de éstos desde Bonn hasta un hospital militar de Lieja, jamás regresó a su base. Éste llevaba, aparte de los cadáveres de aquellos tres investigadores, unos objetos encontrados en Bonn: una botella rota de vidrio blanco lechoso del tamaño de una naranja, conservada en una caja de galletas, algunos objetos nazis muy curiosos y siete figuritas representando a los protagonistas de la contienda (Hitler, Mussolini, Churchill, Stalin, De Gaulle, Roosevelt, Hess) más una representando a un mago turco de cuclillas, identificado como von Sebottendorf. Todos esos objetos serían cedidos al Coleccionista.

Las figuritas, realizadas como los típicos soldados de plomo de juguete y pintadas a mano, se fechan entre 1930 y finales de 1940; junto con el mago turco, conforman una especie de “ouija” u oráculo que puede contestar a cualquier pregunta referente a la Segunda Guerra Mundial, haciendo pivotar el mago sobre su base y éste contesta señalando a una figurita en concreto. A la pregunta de “¿quién fue el anfitrión del demonio durante la guerra?”, el mago señaló con su varita a Hitler… A la pregunta de “¿adonde huyó Rudolf Hess en 1941?”, señaló a Churchill. A la pregunta de “desde la muerte de Hess y la destrucción de Spandau, ¿dónde se esconde la entidad?”, el mago señaló un ordenador conectado a internet… según los testigos que presenciaron la demostración realizada por el poseedor de esos curiosos juguetes. Éstos añaden que el Coleccionista consiguió hacerse con el famoso sello babilónico que, con tanto ahinco y desesperación, trataron infructuosamente de recuperar los miembros de la Thule en Iraq.


Fotografía de la famosa botella rota que contuvo a Belial y el Sello Mágico Babilónico que sirve para controlar a la entidad demoníaca.

Fuente: Retratos de la Historia

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