El famoso espinosaurio estaba adaptado a una vida acuática. Tenía un tamaño mayor que el “Tiranosaurus rex”
Adaptado. El espinosaurio tenía orificios nasales retrasados, huesos más densos y una cola articulada, todas adaptaciones para moverse en ríos y en lagos (National Geographic).
El mayor dinosaurio carnívoro era el terror de los ríos y lagos, y no de la tierra, como se pensaba. Un nuevo fósil del Spinosaurus aegyptiacus (espinosaurio) indica que era acuático, el primero entre los “dino”, según los estudios paleontológicos.
El espinosaurio era más grande que el famoso tiranosaurio. Medía 15 metros y pesaba hasta 20 toneladas.
Se lo conoce desde hace un siglo, cuando fueron hallados los primeros fósiles.
Pero ahora un nuevo descubrimiento, un repaso de la bibliografía histórica y la reconstrucción por computadora y a partir de escáneres 3D de su anatomía han permitido darle un giro inesperado a la vida de este dinosaurio. El trabajo fue publicado esta semana en la revista Science.
“El espinosaurio, con su hocico como el de un cocodrilo, su largo cuello y su cuerpo parecería un pato con la cola de un cocodrilo pegada”, dice el paleontólogo Paul Sereno, de la Universidad de Chicago, uno de los líderes del trabajo sobre este animal que vivió hace 97 millones de años.
Los restos del nuevo esqueleto fueron hallados en el desierto del Sahara. Pasaron de un comprador a otro hasta llegar a las manos de paleontólogos de Italia, que también participaron de la investigación.
El espinosaurio estaba claramente adaptado al agua. “Trabajar sobre este animal ha sido como estudiar un alienígena venido del espacio. Es el dinosaurio más enigmático que hay y el único que muestra esas adaptaciones”, dice Nizar Ibrahim, líder del equipo.
Según los científicos, pasaba la mayor parte del día en el agua, capturando peces y otras presas acuáticas, con las largas mandíbulas equipadas con dientes cónicos gigantescos.
Como los cocodrilos, tenía pequeños orificios nasales retrasados en el cráneo, lo que le permitiría respirar aunque tuviera parte del hocico sumergido. El centro de gravedad desplazado hacia adelante facilitaba sus movimientos en el agua. La alta densidad de los huesos facilitaba la inmersión, una adaptación conocida en otros animales acuáticos. Las garras grandes y planas le ayudaban a nadar y la cola articulada, a propulsarse.
Otra característica sorprendente es que, según los investigadores, su andar en la tierra era con las cuatro patas. Todos los terópodos, grupo al que pertenece junto con el tiranosaurio, son bípedos.
La característica más impresionante del espinosaurio son unas grandes espinas en las vértebras. Los científicos piensan que era un rasgo de exhibición sexual, una gran cresta visible fuera del agua cuando el animal estaba sumergido.
“Los únicos grupos que se le pueden comparar serían las aves nadadoras, como los pingüinos, aunque la comparación ecológica más certera sería con un cocodrilo. De hecho, la hipótesis más interesante del trabajo es que el espinosaurio sería cuadrúpedo”, dice José Luis Sanz, paleontólogo de la Universidad Autónoma de Madrid.
Fuente: La Voz
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