Francisco Granados sale del juzgado de Majadahonda. (Efe)
El exconsejero de la Comunidad de Madrid y exsenador, Francisco Granados, actuó ayer a la desesperada para evitar que el juez Eloy Velasco hiciera lo que su abogado ya le había adelantado que pasaría: que le enviara a la cárcel de manera preventiva y sin poder salir. Durante su interrogatorio llegó incluso a reconocer que habría cometido un fraude fiscal aunque prescrito y todo para evitar un mal mayor que pasaría por reconocer que no sólo ha cometido delitos fiscales en la actualidad sino también blanqueo de capitales con origen en la corrupción.
Después de cuatro días meditando en los calabozos de la Guardia Civil tras ser detenido en el marco de la Operación Púnica, el que fuera número tres de la presidenta del PP madrileño, Esperanza Aguirre, optó por tirar por el camino del medio. Era evidente que no podía negar que hubiera tenido una cuenta en Suiza porque hay documentación que lo constata, sin embargo, intentaría dar una explicación lo suficientemente convincente como para que el magistrado de la Audiencia Nacional recapacitara y le dejara en libertad.
Los políticos involucrados en la operación púnica.
No lo consiguió. Explicó que en 1996 abrió una cuenta en el Credit Lyonnais cuando trabajaba para Societé Genérale con el objeto de ingresar algunos beneficios provenientes de acciones o de algún tipo de inversión. Eso sí, lo hizo sin declarar esos ingresos a la Hacienda española, lo que supone la comisión de un delito fiscal, según fuentes jurídicas.
El dinero que ingresó lo cambió a una cuenta del Paribas porque su gestor cambió de banco. Ese dinero, que llegó a ascender los 320.000 euros, los tuvo en esa entidad, a espaldas del fisco español, hasta que en 1999 decidió entrar en política como alcalde de la localidad madrileña de Valdemoro.
Por supuesto que él era conocedor que estando en política no podía tener cuentas en el extranjero. Así que se dirigió al banco para cancelar la cuenta y recuperar el dinero. Fuentes de su defensa señalan cómo Granados ha intentado, en este punto, hacer creer lo increíble. El banco no le dejó cerrar la cuenta. La razón: que se trata de una cuenta codificada que no puede ser cancelada. Según diversas fuentes consultadas por El Confidencial, la mecánica de los bancos en Suiza no es ésa. El titular de una cuenta dispone del dinero como considere. Tiene capacidad para cancelar su cuenta, ordenar transferencias, ingresar dinero o lo que estime oportuno, sea la cuenta cifrada o no.
Una cuenta cifrada significa que para hacer operaciones se refiere a ella con un nombre o una cadena de números, siendo el banco y el titular los únicos que conocen el titular real. El cifrado se usa para operar pero al banco le consta quién es y atiende a sus órdenes en caso de cancelación, lo que contradiría la versión de Granados.
Vídeo: Primera noche de Granados en Soto del Real
Al no poder cancelar la cuenta, el exsenador optó por traspasarla a su amigo de la infancia, el empresario David Marjaliza, a quien le podía interesar tener una cuenta en Suiza ya que, al no ser una persona con suficiente prestigio, tendría complicado que la entidad accediera a abrirle una. Desde ese momento, Granados no fue al país helvético para nada ni realizó ningún movimiento en esa cuenta. A todos los efectos, todo lo que ocurriera en ella sería responsabilidad de Marjaliza.
El único problema de esta explicación es que el titular original de esa cuenta ha seguido siendo Granados a pesar de que, según él mismo sostuvo ante el juez, requiriera a su amigo a clausurar la cuenta una vez que abriera otra en la misma entidad, algo que por lo que ha visto después no hizo. Fuentes de la investigación explican que el intento fallido del exdirigente popular podría haber llevado a abrir nuevas vías para investigar el delito fiscal y el blanqueo de capitales al reconocer que ocultó ese dinero.
Para Granados, la prueba de que su versión es fidedigna es que en el año 2000, Marjaliza, que también ingresó ayer en prisión incondicional, sacó de la cuenta los 320.000 que realmente le pertenecían y se los devolvió. Otra prueba: después de conocerse que Suiza estaba investigando esa cuenta,Marjaliza regularizó su situación, en 2013, ante la Agencia Tributaria española. Según fuentes jurídicas, pagó 7,5 millones de euros por el dinero no declarado, a lo que se sumó otros 4,5 millones de euros en recargos y sanciones.
Otro intento fallido de escaquearse de la cárcel fue explicar al instructor que los 1,6 millones de euros que hicieron saltar la alarma en Suiza cuando intentó sacarlos de la cuenta no son suyos. La cuenta no es suya y ese dinero tampoco, según su defensa. Por descarte, tendría que ser de su amigo. Ahora bien, él recibió del empresario esa misma cantidad porque le vendió unas casas pero el dinero se lo ingresó en España y no en Suiza.
Tampoco tiene poder para influir
A Velasco no le convenció ninguna de sus explicaciones y sigue manteniendo que Granados ha tenido no una sino varias cuentas en Suiza a través de las cuales ha cobrado comisiones por haber puesto en contacto a diversos empresarios con dirigentes de su partido para que les adjudicaran irregularmente contratos públicos.
Le considera miembro de una organización criminal que se basaba principalmente en el tráfico de influencias para conseguir adjudicaciones. El papel de Granados era poner en contacto a diversas personas y recibir a cambio su comisión, en ocasiones en forma de operaciones inmobiliarias que podría haber recibido como contraprestación.
Granados, junto a González y Aguirre en 2010. (Efe)
El exconsejero de Presidencia e Interior tenía un papel relevante pero el cerebro era Marjaliza, quien optó ante el juez no dar ninguna explicación sobre las sospechas que existen sobre él hasta que no se resuelva por una instancia superior si sufrieron detención ilegal, al pasar más de 72 horas en el calabozo. El instructor ya explicó que los tres primeros días se trató de detención policial y el resto del tiempo de detención judicial, por lo que es posible la retención de otros tres días.
Los investigadores les consideran socios, extremo que Granados ha negado tajantemente. Jamás han tenido negocios juntos. Únicamente son amigos de la infancia, amistad que perduraba en el tiempo. También ha negado que durante sus cargos tanto en la alcaldía como en las diversas consejerías de la Comunidad de Madrid tuviera ninguna capacidad para influir en las adjudicaciones.
Son los consejeros o concejales de cada departamento los responsables de los contratos y, por tanto, él no tuvo jamás ningún poder de manipular o alterar contratos. Si se trataba de un asunto inmobiliario, sería un asunto de la concejalía o consejería de Urbanismo, lo mismo con contratos energéticos o de cualquier otro tipo, según su versión de los hechos.
Una instrucción “etérea”
Su defensa considera que no hay indicios sólidos contra su cliente. Se trata de una investigación “etérea” en la que no existen pruebas de que Granados haya recibido ninguna comisión por influir o por intermediar en la adjudicación de contratos, entre otros, para la multinacional francesa Cofely, que habría recibido varias adjudicaciones, alguna por más de 100 millones de euros, a cambio de comisiones pagadas a través de facturas falsas.
Si Granados está en la cárcel es únicamente para su defensa por la presión mediática que sufre el juez Eloy Velasco estos días y ante la necesidad de la ciudadanía de ver a los políticos presuntamente corruptos en prisión. Por ahora, el asesor de Societe Generale ya ha sufrido su caída. Tras su declaración ante el juez, se le pudo ver esposado, cabizbajo y con aspecto desmejorado mientras le trasladaban a los calabozos para dirigirse a la prisión de Soto del Real, donde ha pasado una noche antes ser trasladado a Estremera.
Fuente: http://www.elconfidencial.com/espana/2014-11-01/granados-reconoce-un-fraude-fiscal-y-deja-a-los-pies-de-los-caballos-a-su-amigo-marjaliza_433708/
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