El Amazonas, el pulmón del mundo se está sofocando, y dejando de liberar aire puro y fresco. Científicos internacionales concluyeron queestá absorbiendo menos CO2 de lo que libera, indicó una investigación liderada por Luciana Vanni Gatti del Instituto de Pesquisas Energéticas y Nucleares (IPEN) de Brasil.
“La vegetación no consiguió absorber todas las emisiones provocadas por los procesos naturales y las acciones del hombre”, reveló el estudio internacional liderado por Luciana Vanni del Instituto de Pesquisas Energéticas y Nucleares de Brasil
En el año 2011 “la vegetación no consiguió absorber todas las emisiones provocadas por los procesos naturales y las acciones del hombre”,reveló el estudio, según IPEN, el 6 de febrero.
“Este año por ejemplo, los incendios lanzaron cerca de 300 billones de kilogramos de carbono y el balance final (volumen total menos lo que fue absorbido), fue alrededor de 60 billones de kilogramos de carbono, agregó.
Para saber cómo respira el Amazonas, Luciana Vanni indicó que en las investigaciones se combinaron mediciones aéreas y terrestres de CO2.
“El CO2, es considerado el principal gas responsable del efecto invernadero”, indicó, según APEN.
“El grupo de científicos descubrió que las cantidades anuales de lluvias en 2010 y 2011 fueron el factor que determinaron la mayor o menor capacidad de absorción del exceso de carbono en la foresta”, relató IPEN.
Una cantidad de precipitaciones mucho menor que el promedio de los últimos 30 años se registró en el año 2010, y este hecho, según el equipo internacional, comprometió las capacidades de absorción de carbono de la foresta, aumentó la mortalidad y la descomposición de la vegetación y modificó el balance entre fotosíntesis y respiración.
Pese a que las precipitaciones en 2011 fueron mayores que el promedio, el Amazonas no se recuperó y se mantuvo liberando más CO2 de lo que absorbió.
Esto permitió comprender que “el volumen de las precipitaciones en la región pueden interferir más que la temperatura en el balance de carbono”,informó IPEN.
El estudio fue desarrollado de acuerdo al Instituto Cooperativo para Investigaciones de Ciencias Ambientales (CIRES) y la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) deEE.UU. Participaron además investigadores de la Universidad de Leeds y Oxford, del Reino Unido, y la Universidad de Colorado en Boulder, en EE.UU. Fue apoyado por la FAPESP y el Consejo de Investigaciones de Ambiente Natural (NERC en sus siglas en inglés), del Reino Unido.
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