Los bombardeos franceses se limitarán a ese territorio, ya que París no quiere interferir con sus ataques en el conflicto sirio
Seis meses después del anuncio oficial, el portaaviones «Charles de Gaulle» comenzó a ser operacional este lunes, en el Golfo Pérsico, desde donde 12 «Rafale» y 9 «Super Etendard» realizarán operaciones de información, comunicación y bombardeo de posiciones del Estado islámico, en el marco de la campaña militar que dirige Washington.
Éric Chaperon, comandante del grupo aeronaval que encabeza el «Charles-de-Gaulle», comenta de este modo las operaciones que realizará el navío almirante de la marina de guerra francesa: «El grupo aeronaval que está bajo mi mando integra el “Charles-de-Gaulle”, la fragata antiaérea “Chevalier Paul”, una fragata anti submarinos inglesa, un petrolero de abastecimiento y un submarino nuclear de ataque. La operación está dirigida por los americanos, que movilizaron, en su día, su propio portaaviones, el USS Carl Vinson. Por parte francesa, la presencia de nuestro portaaviones en el Golfo Pérsico es una “señal”. Su reserva de potencia será importante en la evolución de un conflicto previsiblemente largo».
Francia es el segundo contribuyente militar en la guerra abierta contra el Estado islámico, en las fronteras de Siria e Irak. Asociado a las operaciones que dirige la US Navy, el «Charles-de-Gaulle» permitirá a los «Rafael» y «Super Etendard» del arma aérea francesa realizar tres tipos de operaciones: «reconocimiento armado», «información en profundidad» y «bombardeos selectivos».
Segundo aliado de EE.UU.
La primera misión del «Charles-de-Gaulle», desde este lunes, durará poco más de un mes. El portaaviones francés tiene previsto participar en unas maniobras navales de otra naturaleza en el Índico, a primeros de abril.
A mediados / finales de abril, el «Charles-de-Gaulle» volverá al Golfo Pérsico, previsiblemente, para confirmar y consolidar la presencia militar francesa en Jordania (6 caza bombarderos Mirage 2000-D) y Abou Dhabi (9 Rafale, 1 avión espía E3F Awacs, 1 Atlantique 2 y un avión de abastecimiento C-135). En su modestia relativa, esa sólida presencia militar convierte a Francia en el segundo aliado de los EE.UU., con una capacidad de influencia relativa en la marcha de las operaciones aeronavales destinadas a intentar desestabilizar las posiciones terrestres del Estado islámico en las fronteras sirio-irakíes.
Más allá de la campaña militar estricta, larga e imprevisible, el envío del «Charles-de-Gaulle» al Golfo Pérsico también es un «gesto» destinado a confirmar la determinación francesa en la lucha internacional contra el terrorismo islámico, en uno de sus frentes internacionales más inflamables.
La opinión pública sostiene masivamente la presencia militar francesa, contra el Estado Islámico, en Oriente Medio, y contra Al Qaida, en Malí, donde las fuerzas francesas cuentan con un cierto apoyo español.
Descuidar los suburbios nacionales
Algunos expertos, sin embargo, consideran que la «gesticulación militar» en el extranjero, pudiera «descuidar», en cierta medida, el «frente» estrictamente nacional de los suburbios nacionales.
Según el ministro francés del interior, Bernard Cazeneuve, el 90 % de los «voluntarios» a «integrarse» en el Estado Islámico, como «soldados», o en Al Qaida, como terroristas / lobos solitarios, fueron «reclutados» a través de internet. El «Charles-de-Gaulle» puede ser un arma eficaz si la guerra en los frentes sirio-irakíes tuviera que prolongarse «indefinidamente». Pero es sencillamente inútil para combatir matanzas como las que se sucedieron en París entre el 7 y el 9 del pasado mes de enero.
Manuel Valls, primer ministro, ha descartado tales reservas afirmando: «El terrorismo tiene muchos frentes y muy diversas formas. En nuestro tiempo, la seguridad interior y la seguridad exterior son indisociables».
Fuente: El País
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