miércoles, 25 de marzo de 2015

Y el Verbo de la nueva política se hizo carne: 3 claves de la irrupción de Podemos y Ciudadanos

Empieza el año electoral y los discursos, aspiraciones, estados de ánimo y estrategias de los últimos meses comienzan a confrontarse con la realidad del voto. 

Andalucía es el primer choque en una larga campaña hasta las generales. A falta de datos más sólidos, hacemos unos primeros apuntes de urgencia desde el campo de batalla donde el Verbo de la nueva política ha empezado a hacerse carne.

1. Podemos y la gestión de las expectativas.

Podemos daba sus primeros pasos hace apenas un año y sus 15 escaños son un éxito sin ambages. Pero su trayectoria de Podemos no sólo ha tenido lugar en lo real sino en el plano de los estados de ánimo y las expectactivas, y por eso existe la tentación de minimizar sus resultados.

Susana Díaz apostó por unos tiempos que le favorecían, en apariencia, antes de que Podemos pudiese consolidar su organización, su candidata y su propuesta, cualquiera que fuese. Es decir, el viejo aparato socialista jugó con las opciones sobre la mesa de la misma manera que los promotores de Podemos cuando decidieron disparar su bala de plata en los “baratos” comicios europeos.

En tiempos de volatilidad, la apuesta encerraba no poco riesgo, y una derrota en su casa frente al partido que ya se anunciaba como la opción “de cambio” hubiera podido marcar una trayectoria fúnebre para el PSOE a lo largo del año. Pero los resultados la han validado. Los votos morados se han multiplicado por dos respecto a las europeas, estreno electoral del partido de Pablo Iglesias. Eso ha sido así con un entorno y un calendario desfavorables, y con una candidata sospechosa ante la cúpula del partido, cuya naturalidad para la comunicación no acaba de ocultar sus limitaciones. La lectura más evidente es que Podemos está para quedarse, aunque el asalto a los cielos probablemente lleve más tiempo, más trabajo y más renuncias de los que algunos iluminados creen o quieren creer.

A falta de que lleguen más datos, las elecciones parecen confirmar algunas tendencias apuntadas desde mayo de 2014. El voto de Podemos se alimenta de la abstención y castiga sobre todo a IU, pero tiene un carácter más transversal y urbano que el partido de Alberto Garzón. Hasta el punto de arrebatarle al PP el triunfo en Cádiz, epicentro de nuestra crisis laboral. Hasta en Marinaleda, rompeolas de todas las utopías, Podemos rasca un porcentaje más que apreciable a los de Maíllo. Señal quizás de que no pocos prefieren aparcar la pureza ideológica y hasta las servidumbres materiales inmediatas frente a la posibilidad intuida de un impacto más amplio. No obstante, que Podemos empiece a percibirse como “voto útil” es a la vez un as en la manga y un desafío organizativo, discursivo y de expectativas.

2. Ciudadanos y el espacio del centro-derecha.

La otra gran batalla se libraba en el espacio del centro-derecha con PP, UPyD y Ciudadanos pugnando por liderar el cambio “sensato”, “razonable”, de “sentido común” o el tópico que ustedes prefieran para Andalucía.

Que la candidatura del Partido Popular ofrecía poca oportunidad de ilusionarse a los suyos era evidente desde el principio. Los de Génova confiaban en la (presunta) fortaleza de la marca nacional y en el desgaste socialista antes y no en deslumbrar con ideas o personalidades. Con el partido en entredicho en todo el territorio nacional, su líder andaluz estaba abocado a un descalabro como el que se ha hecho realidad. Quizás lo más preocupante para los populares es que no había en apariencia muchas más opciones discursivas ni de personal sobre la mesa. Por muy criticable que sea el “arriolismo”, las alternativas no sobran.

Comprobada la caída del PP, quedaba por ver quién ocuparía el espacio de centro. Ciudadanos concurría con el optimismo que las encuestas, los medios y los ánimos nacionales le otorgan mientras UPyD pretendía desmentir las corrientes de opinión del último medio año, que dan a Rosa Díez por amortizada en su pugna con Albert Rivera.

Con dos candidatos autonómicos poco conocidos, la diferencia de resultados refleja la distinta consideración que hoy merecen en la escena nacional una y otra marca: con un Ciudadanos en ascenso y una UPyD estancada y lastrada por lo que los electores probablemente perciben como desunión interna, encastillamiento y desorientación respecto a su público objetivo. También lo que va de un discurso optimista, movilizador y con un suave populismo orientado a las clases medias, a otro que oscila entre el partido protesta y la bronca hacia electores y opciones afines.

La realidad, al margen de los entresijos de la negociación fallida entre UPyD y Ciudadanos y las razones de unos y otros, es que ambas formaciones se dirigen -o deberían- a un mismo espacio electoral y sociológico, y que el “narcisismo de las pequeñas diferencias” al que se entregan cúpulas y activistas es incomprensible para el grueso de los votantes, más sensibles a lo que los medios y las percepciones públicas transmiten.

Por encima de todo, cabe sospechar que este primer embate del año solidifique algunas tendencias que antes del domingo pertenecían aún al reino de lo especulativo o de lo anímico. La posibilidad de un derrumbe del PP, la aparición de una alternativa viable o no irrelevante en el centro-derecha, la incapacidad de UPyD para capitalizar el trabajo de los últimos años. El votante que pulula a la derecha del cinco en la escala ideológica puede tomar nota de este primer resultado y obrar en consecuencia en sucesivas elecciones. En principio, no son buenas noticias ni para el Partido Popular ni para los magenta.

3. Encuestas 1 – Propaganda 0.

En un año en que tantos se juegan tanto es lógico que las estimaciones de los institutos de opinión sean el centro del debate y conciten esperanzas, rechazos y hasta odios. Tampoco cabe escandalizarse de que unos y otros partidos empleen casi toda la gama del juego limpio y menos limpio para lograr sus fines, o para protegerse cuando no se logran.

Las empresas demoscópicas, como es sabido, tampoco son del todo ajenas a politiquerías y servidumbres, y por eso mismo es banal obsesionarse con ello y no querer ver la realidad que se intuye tras la agregación de sondeos dispares. Pero es de justicia reconocer que las denostadas encuestas han ofrecido en conjunto un panorama no muy alejado de la realidad electoral final: el PSOE ha vencido, el PP se ha desplomado, Podemos y Ciudadanos han entrado con fuerza más o menos matizada, e Izquierda Unida y UPyD han quedado, quizás paradójicamente, mal paradas en el combate entre “vieja” y “nueva” política.

El Verbo de la inferencia estadística también se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros. Hasta la siguiente cita electoral habrá que conformarse con los siempre criticables y a veces interesados sondeos o con el siempre interesado y nebuloso magma de opiniones, estados de ánimo y discursos propagandísticos.

http://www.elespanol.com/firmas-invitadas/y-el-verbo-de-la-nueva-politica-se-hizo-carne-tres-claves-de-la-irrupcion-de-podemos-y-ciudadanos/


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