miércoles, 30 de septiembre de 2015

La conspiración del PP para que Mas sea presidente (y no los izquierdistas de Romeva)

Explicada por el ex director de El Periódico. (Hay que leer entre líneas).

En pocas palabras, la Justicia española consigue hacer aparecer a Mas como un mártir para que las CUP piquen y le apoyen en la investidura como presidente, y de esa manera evitan que llegue un ultraizquierdista.

Cada vez queda más claro que el análisis conspiranoico de la realidad es el único que la puede explicar, en un mundo hiperreal, que vive de los titulares y las reacciones emocionales generadas a consecuencia de ellos.

http://www.rafapal.com/?p=70076

¿Quiere España salvar a Artur Mas?

Citarle para declarar como imputado el 15 de octubre puede ayudar a su reelección

Artur Mas votando el 27-S junto a unos manifestantes en contra de la independencia. (EFE)

JOAN TAPIA  30.09.2015 – 05:00 H.

En el conflicto entre los gobiernos de Cataluña y de España, dos políticos tienen mucha culpa por inflexibilidad: Mariano Rajoy y Artur Mas. Cada uno tiene sus razones -que no ignoro- pero ambos tienen el rasgo común de bastante prepotencia (a ratos disimulada por una buena educación) y de la aversión al diálogo si implica someter a discusión alguno de sus dogmas o de los ejes principales de su discurso. Todo lo contrario de Suárez y Tarradellas en el 77, de Felipe González que dijo 'sí' a la OTAN después de decir 'no', y del propio Aznar que pactó con Pujol -y le cedió las competencias de seguridad- tras la mayoría insuficiente del 96.

Y el domingo tanto Rajoy como Mas recibieron un castigo. Empecemos por Rajoy. Haberse parapetado tras el “no a todo por imperativo legal” durante toda la legislatura, haber tenido que improvisar el candidato a la Generalitat y encima haber pisado muy poco Cataluña (excepto para los actos de partido que no exigen dormir en Barcelona) ha tenido su sanción. El PPC ha caído de 19 a 11 diputados, lo que no va a reforzar su autoridad sobre un partido crecientemente nervioso. Anteayer, Aznar emitió un duro comunicado hablando de cinco avisos en cinco elecciones y ayer Esperanza Aguirre, que en septiembre ha recuperado su desparpajo pese a que Cristina Cifuentes la superó en votos, se paseó por Madrid con una chaqueta naranja. Y es que el gran vencedor en Cataluña en el campo no separatista ha sido Ciutadans, el partido de Albert Rivera e Inés Arrimadas, que ha pasado de nueve a 25 diputados.

La Gaviota, menos ocho escaños; El Naranjito, más 16. Resultado: Ciudadanos 25- PP 11. Tras este vapuleo, Rajoy no solo se enfrentará a una mayor fronda interna sino que tendrá un competidor más peligroso en Albert Rivera. ¿Quién será mejor garante de España para una parte del centro-derecha, un presidente que viene de un cuerpo de élite que con todo el poder del Estado pierde ocho diputados en Cataluña, o un joven abogado catalán -ojo, españolista- que con una mano delante y otra detrás (es una exageración) sube el doble de escaños, hace que su partido sea la segunda fuerza catalana y supera al PSC en muchas ciudades del cinturón rojo de Barcelona? 

El resultado de Ciudadanos, que con 25 diputados se convierte en el primer partido de la oposición en Cataluña, perjudicará al PP en las legislativas

Y si Ciudadanos capitaliza el éxito catalán en las legislativas, no solo hará perder diputados a Rajoy sino que puede destruir parte del argumento de la estabilidad económica que el PP ya ha empezado a utilizar. Una posible “pequeña coalición” PSOE-Ciudadanos -como la ha bautizado Ernesto Ekaizer- generaría menos inquietud en los medios económicos que el espantajo que utiliza el 'agit-prop' popular de la coalición PSOE-Podemos-Compromís. La “pequeña coalición” está muy verde todavía pero un Gobierno presidido porPedro Sánchez con Luis Garicano en un relevante ministerio económico es más posible tras las elecciones catalanas.


El otro que ha salido tocado, y quizá más -también por su inflexibilidad y abrazo del independentismo como única y dogmática solución-, es Artur Mas.

Primero, porque con un 48% de los votos a las dos candidaturas independentistas ha perdido el plebiscito en el que había querido convertir unas elecciones autonómicas que adelantaba por segunda vez. El titular del diario 'Le Monde' es revelador de cómo se interpreta el resultado en Europa: “Cataluña: los independentistas ganan las elecciones pero pierden el plebiscito”.

Segundo, porque Junts Pel Sí -la candidatura que unía a CDC, ERC, el sector que se decía “auténtico” de Unió Democrática y las organizaciones nacionalistas transversales- ha bajado de los 71 diputados de 2012 a 62. El gran invento de Junts Pel Sí ha tenido los mismos diputados que Artur Mas cuando ganó las elecciones en 2012 al frente de CiU como candidato 'business friend', apoyado -contra el tripartito- por la derecha sociológica catalana y buena parte de la derecha económica madrileña. Y los diputados de CDC (o de la antigua CiU) han pasado de 62 en 2010, a 50 en 2012 y a 31 en 2015. Sobran comentarios.

El gran problema de Mas es que se ha quedado en 62 diputados (a 6 de la mayoría absoluta) y su reelección está en manos de la CUP, asamblearia y anticapitalista

Con todo, lo más grave es que con 62 diputados de Junts Pel Sí y 10 de la CUP, Artur Mas tiene complicada su reelección como presidente. La CUP, un partido asambleario, independentista y anticapitalista, que ha multiplicado por más de tres sus escaños, había prometido y anunciado durante toda la campaña que no votaría a Artur Mas. Y era algo difícil de incumplir porque muchos de sus electores han votado para enfrentarse tanto a la España que consideran opresora como a la Cataluña que critican por corrupta y capitalista.

En este contexto, Artur Mas no puede salir elegido en una primera votación porque se necesita la mayoría absoluta de 68 diputados y solo tiene 62. Y en una segunda votación tampoco porque no sería suficiente el máximo que -al parecer- puede pactar con la CUP, la abstención en esa segunda votación. El resultado sería Artur Mas, 62 votos a favor, 10 abstenciones y 63 en contra de todos los demás grupos parlamentarios. Era imprescindible que la CUP permitiera que por un ratito un mínimo de dos diputados de la izquierda anticapitalista votaran al líder de CDC. 

Imposible no hay nada, porque el mismo Mas gobernó dos años con el apoyo del PPC, pero parece muy difícil. El número uno de la CUP, Antonio Baños, decía ayer por la mañana en TV3 que la CUP estaba dispuesta a apoyar a algún candidato de Junts Pel Sí, o incluso de CDC, pero ponía la condición de que no fuera Artur Mas porque el nuevo presidente no debía estar implicado en casos de “corrupción, recortes y privatizaciones”. Y circulaban los nombres de Raül Romeva, el número uno de Junts Pel Sí, que viene del ecosocialismo, de Oriol Junqueras, líder de ERC, y de Neus Munté, la vicepresidenta actual de Artur Mas, que tendría la ventaja de ser de CDC y provenir de la UGT. Ayer por la mañana en los medios informados -que a veces se equivocan- se aseguraba que Artur Mas era cadáver. 

Pero hete aquí que poco antes de la hora del ángelus saltó la noticia de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) citaba a declarar a Artur Mas como imputado por cuatro delitos. Era consecuencia de la querella de la fiscalía, impulsada por el Gobierno de Madrid, tras el “proceso participativo” del 9-N. Aquella querella que provocó tanta división en la fiscalía y que está en el origen de la dimisión de Eduardo Torres-Dulce como fiscal general del Estado. Aquella querella, que era un intento del Gobierno popular de tranquilizar a la derecha de su partido (supongo que Aznar incluido), indignada con Rajoy por haber “consentido” el 9-N en el que un Mas -aquella noche triunfador- congregó en la Feria de Barcelona a lo más granado de la prensa internacional (unos minutos después de que el entonces nuevo ministro de Justicia, el sucesor de Ruiz Gallardón, farfullara algo en un telediario).

Vídeo: El TSJ de Cataluña cita a Mas para declarar por la consulta del 9N

Y el terreno se ha movido. Para una parte relevante de la sociedad catalana, Artur Mas ya no es solo el 'president' y el número cuatro de la candidatura de Junts Pel Sí (a la que han podido votar o no votar) sino que es un presidente perseguido injustamente (el 9-N fueron a votar 2,4 millones de catalanes) por la justicia española y que, para mayor indignación, es citado a declarar el 15 de octubre, el aniversario del fusilamiento del presidente Lluís Companys tras su entrega por la Gestapo al régimen de Franco. De repente el clima emocional se ha vuelto a disparar por la torpeza -casual o intencionada (como cree mucha gente)- del aparato del Estado.

Admitiendo que la Justicia es independiente y que los tres magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña lo son y no obedecen órdenes, ¿es prudente y equitativo citar a Mas como imputado dos días después de unas elecciones que han significado -como dice 'Le Monde'- una media victoria del independentismo? ¿Era razonable citarle el aniversario del fusilamiento de Companys? Claro, no está en ninguno de los temas de oposición a la judicatura, pero se supone que los magistrados del TSJC tienen un mínimo de cultura general del país en el que residen. O que la deberían tener.

Todos los diarios de hoy abrirán con la citación del 'president' como imputado, la emocionalidad embargará a como mínimo la mitad de Cataluña y la presión arreciará sobre la CUP para que dos de sus diputados voten la investidura del presidente mártir (como Companys). 

Ayer por la mañana era una posibilidad casi remota. Tras el ángelus y la citación, lo era menos. 

Con independencia de toda coyuntura, imputar a un presidente de la Generalitat (aunque haya causa) no es el método inteligente de intentar solucionar un grave desencuentro político. Citarlo a declarar dos días después de unas elecciones que en parte ha ganado es aspirar al Premio Nobel de la inoportunidad. Y en este caso concreto le puede facilitar una difícil reelección. 

Si el aparato del Estado español actúa así (más por culpa de los inspiradores de la querella que de los magistrados del TSJC), es que carece de la prudencia más elemental. 

Mientras escribía me llamó Margarita, aquella compañera de facultad de los sesenta de la que ya les hablé un día, que votaba UCD, luego se hizo convergente y ahora es una independentista algo asilvestrada: “¿Cómo puedes defender el entendimiento con un Estado que quiere procesar al 'president' y humillar a Cataluña? Mira, Carme Forcadell (la antigua presidenta de la ANC y número dos de la lista de Junts Pel Sí) tenía razón cuando dijo en la plaza Cataluña que los independentistas no nos teníamos que preocupar porque tenemos un seguro a todo riesgo. Cuando pasamos un mal momento viene a toda prisa el Estado español en nuestra ayuda metiendo la pata con alguna cafrada”.

Me dejó preocupado. ¿Y si Margarita tuviera razón?

http://blogs.elconfidencial.com/espana/confidencias-catalanas/2015-09-30/quiere-espana-salvar-a-artur-mas_1042550/

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