Lo que sigue es un extracto de «Los Cristales de Poder y el Encuentro Mundial en Ecuador», de Rafael Calderón, de Misión Rahma.
La experiencia descrita ocurre el 26 de Junio del 2003, en el Parque Nacional de El Cajas, ubicado a 33 Kms al noroeste de Cuenca (Ecuador), ciudad que fue conocida en la antigüedad como Tumibamba.
Agregamos información entre corchetes, para facilitar la comprensión del lector. El video del final es de otro Contactado, el colombiano Carlos Torres.
A la hora señalada en las comunicaciones [telepáticas con los Guías Extraterrestres], nos dirigimos al lugar en el que percibimos que se darían las experiencias, detectamos concentraciones especiales de energía justamente en una zona que resultó estar al pie de un pequeño bosque de árboles de papel.
Trabajamos en grupo para aperturar una puerta dimensional a través de nuestro poder mental y la mantralización de la palabra Zin-Uru. Después de varios minutos,Richard [González, de Perú] se adelantó buscando confirmar que la energía delXendra [Portal Dimensional] estaba ya manifiesta; ratificando que así era, regresó al grupo y dijo:
—La puerta ya está abierta, el que sienta que debe ingresar, que lo haga.
Inmediatamente sentí que tenía un compromiso que cumplir, y no dudé que el llamado a vivir esa responsabilidad en nombre del grupo, me tocaba en esa oportunidad a mí.
Me dije a mí mismo: «Adelante, Rafael, no dudes».
Fui avanzando lentamente y estiré mis manos buscando de esa forma sentir la energía del Xendra.
Al poco tiempo veía una ligera neblina blancuzca azulada, me acerqué hasta ella, cerré los ojos y caminé lentamente. Con mis manos sentí aquella energía y los cambios en la temperatura. En seguida me detuve al darme cuenta que ya me encontraba «adentro».
De inmediato me vi proyectado al interior de la tierra ahí en el Cajas, me encontraba en una galería subterránea de amplias dimensiones, ésta se hallaba en penumbra, podía ver la existencia de estalactitas y estalagmitas; al fondo del recinto aprecié el resplandor de una luz de color verde claro que me llamaba la atención.
Me dirigí hacia aquella luminosidad, y al acercarme... pude ver una gran cámara en donde se encontraban muchos cristales de grandes dimensiones que emanaban aquella luz de color verde, se encontraban apilados de una forma ordenada. De pronto escuché en mi mente que alguien me hablaba; no veía a nadie pero lo escuchaba claramente, como si me hablase al oído y decía:
—En este lugar habitan actualmente de forma física un grupo de Neoatlantes, supervivientes de la destruida Atlántida. Ellos llegaron por el mar, trayendo lo que has visto... Estos cristales tienen un poder muy especial. En la Atlántida —decía—, se manejó un conocimiento y energías muy desarrolladas, entre otras, la de las pirámides y los cristales.
De inmediato me vi proyectado a aquellos días en donde la Atlántida todavía se encontraba en la superficie, conforme aquella voz hablaba, yo veía imágenes de lo que narraba.
Vi a un grupo de hombres de cabeza rapada con un mechón de pelo en el centro de la cabeza, corrían apurados, vestidos con túnicas de color blanco recortadas hasta las rodillas y hasta los codos en sus brazos, colocaban unos cristales de gran tamaño en unas embarcaciones a orillas del mar. En ese momento escuché nuevamente aquella voz:
—En la Atlántida existía un grupo de sacerdotes que manejaban y custodiaban los cristales, se llamaban los KIKIWANIES. Ellos, al saber de la inminente destrucción de su civilización, evacuaron, llevando consigo aquellos cristales. Fueron siete sacerdotes los que llegaron a América, descendieron en las costas y a través de túneles avanzaron hasta esa zona de EL CAJAS, y aquí guardaron su tesoro...
Esta información me estremeció, recordé en ese momento un sueño muy vívido e intenso que tuve hace 12 años, en el cual me encontraba con los mismos personajes, los cuales me decían que en el pasado había tenido una relación con ellos, siendo parte de este grupo de custodios de los cristales; y ahora nos volvíamos a reencontrar...
—Los siete sacerdotes escogieron este lugar por sus condiciones geográficas, telúricas y minerales, ya que al haber tantas lagunas y ser un gran humedal, la energía que emiten estos cristales podía ser controlada y canalizada adecuadamente —añadió la voz.
Recordé que en El Cajas existen grandes yacimientos de Cristales de cuarzo y de mármol, confirmando lo que aquella voz me decía.
Me acerqué a aquellos cristales, los veía con sus formas pentagonales y octogonales, pero daban la impresión de estar inactivos. Enseguida escuché:
—Estos Cristales tienen el poder de eliminar aquella fuerza que envuelve su mundo, y que los mantiene en un tiempo alternativo, diferente, y que hace que todo espíritu que encarna en la tierra, olvide sus experiencias anteriores; los cristales les permitían «recordar» sus existencias (vidas) anteriores y también activar las capacidades psíquicas que por la misma fuerza las pierden.
Inmediatamente se me vino a la mente la imagen de Alcir, elguardián del mundo intraterreno, que de acuerdo al relato de Richard González, y al gráfico realizado de él, llevaba en la cabeza una especie de casco y en la parte frontal tenía un cristal de color verde, ¿sería acaso ese cristal del mismo tipo del que veía ahí en el Cajas, y que permitiría un estado de conciencia diferente a estos habitantes del mundo subterráneo?
También recordé el mito ecuatoriano de la Umiña... todos los relatos al respecto, coinciden en que la Umiña, era una piedra de color verde que proporcionaba ciertos «poderes» a quien las poseía. Además me acordé del Grial y la leyenda que narra que fue creado de una esmeralda verde, caída de la frente de Lucifer...
Me encontraba absorto en mis pensamientos cuando escuché nuevamente:
—Tendrán que venir en otras ocasiones, en grandes grupos de la misión, para activar estos cristales, y ustedes beneficiarse de su influencia como grupo y después envolver todo el planeta y su humanidad, para que este Mundo se eleve a un nuevo estado de conciencia.
»Este lugar ha sido escenario de enfrentamientos —escuché claramente—, entre aquellas fuerzas que están en pugna en su mundo, unos protegiendo este tesoro, y los otros intentando destruirlo».
Mientras tanto veía imágenes de naves en conflicto que enviaban rayos que al chocar con la tierra producían grandes explosiones, y por eso en este lugar se aprecian gran cantidad de rocas diseminadas por todas partes.
Finalmente escuché:
—Pronto recibirán las fechas en que deben volver, hasta tanto los estaremos aguardando.
Lentamente fui regresando, hasta que me encontré con el grupo.
Carlos Torres: El Regreso de los Hombres Azules
Publicado por Xentor Xentinel en 8:47
http://cronicasdelgirku.blogspot.com.es/2009/03/tumibamba.html
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