El 16 de julio de 2008, una mujer llamada Lerina García Gordo publicó un comentario en un foro en línea pidiendo ayuda. La española de 41 años decía haber despertado en un universo paralelo. Un mundo que no es como el que había dejado antes de irse a dormir. Sin embargo, pequeñas inconsistencias en varios aspectos de su vida comenzaron a convencerla de que ella estaba, de hecho, viviendo en una realidad alternativa.
Esta es la historia de Lerina García Gordo, la mujer que dice ser de un universo paralelo.
En la mañana del 16 de julio, Lerina se despertó para descubrir que sus sábanas eran de otro color. Estaba confundida y perturbada por el hecho de que eran de un conjunto completamente diferente. No eran sólo los colores los que eran diferentes. Al no poder encontrar una explicación racional, Lerina decidió prepararse y dirigirse a su trabajo de oficina. Un trabajo que ella había estado empleada durante los últimos 20 años.
Su auto estaba en el mismo lugar donde lo había dejado la noche anterior. Entró y se fue conduciendo, recorriendo el mismo camino al que se había acostumbrado desde que se mudó a su apartamento hace siete años. Aparte de las sábanas, todo lo demás parecía normal para Lerina. Eso es hasta que llegó a su oficina. Dentro del edificio de oficinas había unas cuantas personas extrañas que no había conocido antes, pero no le levantó ninguna sospecha. Lerina caminó hacia su propia oficina sólo para descubrir que había una etiqueta con un nombre diferente en la puerta de su oficina. No era su nombre.
Entonces pensó que tal vez estaba en el piso equivocado del edificio, pero una rápida observación reveló que estaba en el piso correcto. Ella había ido a la oficina correcta, era sólo que su nombre había sido reemplazado.
Lerina estaba confundida. Se preguntó si le habían despedido y porque nadie se lo había dicho.
Ella sacó su computadora portátil y se conectó a la red inalámbrica de la compañía. Allí descubrió que seguía en la lista de la empresa, sin embargo, mostró que estaba bajo el mando de un gerente diferente, en un departamento totalmente diferente. Su cabeza estaba en una espiral.
Inmediatamente revisó sus tarjetas de crédito, su licencia de conducir y su identificación de trabajo. Todos ellos reflejaban la información correcta hasta donde ella sabía. El mismo nombre, la misma foto, los mismos números y la misma dirección. Sin saber qué pensar, llamó a su trabajo y le dijo que se estaba tomando un día por enfermedad. Las inconsistencias de esa mañana le hicieron pensar que algo estaba mal médicamente con ella.
Se tomó el resto del día libre y se dirigió directamente al consultorio del médico. Allí le hicieron pruebas, buscando señales de cualquier droga ilícita en su sistema. Las pruebas dieron negativo. No tenía alcohol ni drogas en su sistema.
Lerina volvió a casa y empezó a revisar sus archivos personales. Extractos bancarios, cheques personales, facturas, los revisó dos veces. Todos mostraron la información correcta. Así que le vino un pensamiento a la cabeza. ¿Y si esto es amnesia? "¿Y si algo me pasa y no puedo recordar partes de mi vida?"
Inmediatamente se conectó en línea y comenzó a explorar Internet. Vio que las noticias y los principales reportajes eran los mismos que la noche anterior, así que no faltaron días. Por lo que Lerina sabía, se había despertado viviendo una vida ligeramente diferente.
Habían pasado seis meses desde que Lerina había dejado a su novio, con el cual había pasado siete años. Recientemente había empezado a salir con un hombre (Agustin) que vivía en la calle de al lado. Habían estado saliendo por sólo cuatro meses, sin embargo ella lo conocía bastante bien. Cuando ella llamó al número de su nuevo novio, alguien más contestó. Le dijeron a Lerina que no había nadie con el nombre de Agustín, o que coincidiera con su descripción viviendo en esa casa.
La noticia la sorprendió ya que había pasado los últimos cuatro meses conociendo al tipo. Incluso había conocido a su hijo y había empezado a entablar una relación con él. Pero ahora, no había señales de su novio y su hijo. A medida que pasaba el día, ella encontró cada vez más inconsistencias. No tenía otra opción que ir a trabajar al día siguiente y fingir que era empleada.
Aún así, Lerina llamó y llamó, pero nadie había oído hablar de Agustín o de su hijo. Era como si nunca hubieran existido. Ahí fue cuando se enteró de que nunca había dejado a su ex novio. Que habían estado juntos desde hace siete años y no había señales de que se hubieran separado.
Lerina no sabía qué pensar. ¿Qué había pasado con la vida que ella conocía? ¿Qué había pasado con su carrera? ¿Lo había alucinado todo?
Lo único que pensó fue que tal vez tuvo un ataque de nervios en algún momento. Lo suficientemente severo como para implantarle falsos recuerdos en la cabeza, o al menos eso es lo que ella pensaba cuando visitaba una clínica psiquiátrica. Sin embargo, las pruebas concluyeron que ella era de cuerpo sano y mente sana. Los médicos le dijeron que tal vez estaba bajo mucho estrés y que podría haberlo alucinado todo. Una explicación en la que había pensado, pero sabía que no era verdad. Se puso a buscar a su novio Agustín, pero volvió con las manos vacías. Un investigador contratado concluyó que no había señales de Agustín o su hijo en esa ciudad.
Su propia familia pensó que Lerina se estaba volviendo loca cuando preguntó sobre la operación del hombro de su hermana menor. La miraron con confusión mientras Lerina insistía en que su hermana había sido operada recientemente del hombro. Una afirmación que nadie en su familia podía respaldar. Por lo que su familia sabía, no se había hecho ninguna cirugía a ningún miembro de la familia.
Días, semanas y meses pasaron mientras Lerina comenzaba a descubrir pequeñas pero desconcertantes diferencias en su vida. La ropa en sus cajones y armarios que no recordaba haber comprado, entradas de blog que había hecho por semanas, incluso días antes, se habían ido. Los correos electrónicos y los chats ya no se archivaban en su ordenador. Sin embargo, la navegación por los sitios de noticias y blogs, el mundo parecía ser el mismo. Justo como lo había recordado antes de irse a la cama aquella noche de julio.
A medida que pasaban los meses y no podía encontrar respuestas, Lerina se convenció de que simplemente se había ido a la cama una noche y despertó en un universo paralelo. Un mundo en el que su vida había sido alterada por pequeñas decisiones de su pasado.
¿Qué pasó con Lerina García Gordo? ¿Sufrió de una condición médica que la hizo creer que vivía en un mundo alternativo? ¿o realmente se despertó en un universo diferente?
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