Luego de intentar extorsionar a compañías aseguradores y corporaciones que estuvieron involucradas de alguna forma con el antes y después del ataque al WTC, los hackers han decidido aceptar donaciones del público para liberar la información confidencial que han obtenido y compromete a varias compañías e instituciones.
The Dark Overload, nombre que reúne a un grupo de hackers, hizo pública una segunda tanda de documentos supuestamente vinculados con el atentado ocurrido el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, así como las claves que dan acceso a más de 7.500 archivos de lo que ha denominado «Capa 2».
El primer lote de los más de 18.000 documentos en total que —afirman— son datos extraídos de compañías aseguradoras, agencias gubernamentales, bancos, aerolíneas y firmas de abogados, fue publicado el pasado fin de semana como «Capa 1», junto con sus respectivas claves de acceso, aunque posteriormente la página donde estaban fue borrada haciendo pensar que las instituciones habían pagado el «rescate» por mantener la información en secreto.
Pero no fue así, resulta que la cuenta de The Dark Overload en dicha página fue bloqueada, al igual que en Reddit, Twitter y Pastebin, en un aparente intento de silenciar a los hackers. (Por) Ahora los documentos están disponibles en el sitio web Busy.org.
El público paga a los hackers
Los hackers en cuestión se dirigieron en primer lugar a cuantos pudiesen estar preocupados por la aparición de sus nombres en los archivos filtrados, exigiéndoles un pago en bitcoins, pero luego empezaron a aceptar donaciones del público —siempre en la misma criptomoneda—, tal vez por el escaso interés de las empresas y agencias cuyos datos iban a revelar.
Así, filtraron el primer lote tras haber recolectado una suma equivalente a 12.000 dólares. Ahora prometen seguir publicando los datos secretos a cambio del dinero del público.
Los documentos filtrados muestran cómo las aseguradoras pugnaron por saber quiénes podían entablar demandas tras los ataques terroristas; mientras que los abogados, en sus correos electrónicos, barajaban arremeterse contra las aerolíneas, fabricantes de aviones, la Administración Federal de Aviación, los propios terroristas o entidades extranjeras.
George W. Bush «enterándose» de los ataques en la mañana del 11 de septiembre de 2001. Según tales documentos, algunos consideraron entablar acciones legales contra Boeing por no haber equipado sus modelos 757 y 767 —utilizados en los ataques— con transmisores automáticos que podrían haber alertado a las autoridades, aunque admitían que su postura era frágil en términos legales.
También se pusieron en evidencia las discusiones de los litigantes sobre si el entonces presidente George W. Bush tuvo conocimiento de antemano de los ataques y si la familia real saudí estaba involucrada en los hechos.
Fue, en definitiva, una discusión de carácter especulativo que no reveló datos sólidos.
Fue, en definitiva, una discusión de carácter especulativo que no reveló datos sólidos.
National September 11 Memorial & Museum, ubicado en el lugar donde se erigían las torres que se derrumbaron en caída libre tras los impactos y misteriosas explosiones reportadas por varios testigos.
The Dark Overload planea publicar gradualmente, en cinco lotes, los documentos que afirma tener en su poder, empezando con la información más «inocente» y terminando con la «Capa 5», que incluiría los datos más comprometedores e impactantes.
The Dark Overload planea publicar gradualmente, en cinco lotes, los documentos que afirma tener en su poder, empezando con la información más «inocente» y terminando con la «Capa 5», que incluiría los datos más comprometedores e impactantes.
El grupo cibernético no disimula que su único motivo es el dinero que quiere a cambio de sus revelaciones, y el público al parecer está dispuesto a dárselo a cambio de revelar la verdad sobre los oscuros intereses que estuvieron detrás del ataque. Todo esto a pesar que el tema es extremadamente sensible de tratar en los Estados Unidos, donde la censura y el bombardeo de los medios masivos han ayudado a crear un muro desinformativo —y algunas veces cómplice— alrededor.
Fuente: RT.
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