Es la sexta vez que ocurre esto, aunque la primera cuya culpa es de los seres humanos.
Entre 500 mil y un millón de especies animales y vegetales se verán en peligro.
Así se desprende de un proyecto de informe realizado por científicos internacionales para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre biodiversidad, obtenido en exclusiva por la agencia AFP.
Los 130 países miembros de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se reunirán entre el 29 de abril y el 4 de mayo en París para examinar este texto fruto de tres años de trabajo científico.
La primera extinción masiva tuvo lugar hace 440 millones de años, en la transición entre los períodos Ordovícico y el Silúrico.
En esa época, todos los organismos complejos vivían en el mar y cerca de 100 familias biológicas se extinguieron, lo cual representaba el 85 % de las especies de fauna. Existen dos teorías para explicarla.
La más antigua postula una glaciación en el planeta; la más reciente apunta a la explosión de una supernova que irradió la Tierra con efectos devastadores para todos los seres vivos.
Según el último resumen obtenido por la AFP y fechado de enero, «varias pruebas independientes señalan una aceleración rápida, inminente de los niveles de extinción de especies, entre decenas y centenares de veces más elevada que el promedio de los últimos 10 millones de años».
De los 8 millones de especies estimadas en el planeta, entre estas 5,5 millones de especies de insectos, «entre medio millón y un millón de especies estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas», según el texto, cuya formulación puede cambiar según los debates en el seno de la IPBES.
La responsabilidad del humano
La desaparición de esta biodiversidad no solo afectará la naturaleza.
«Alimentos, energía, medicamentos, y demás beneficios que los hombres obtienen de la naturaleza, son fundamentales para la existencia y la riqueza de la vida humana en la Tierra y la mayoría de estos no son totalmente reemplazables», analizan los especialistas en el borrador del informe.
«Alimentos, energía, medicamentos, y demás beneficios que los hombres obtienen de la naturaleza, son fundamentales para la existencia y la riqueza de la vida humana en la Tierra y la mayoría de estos no son totalmente reemplazables», analizan los especialistas en el borrador del informe.
Por ejemplo, más de dos mil millones de personas dependen de la madera como fuente de energía, cuatro mil millones utilizan la medicina natural y el 75 % de los cultivos en el mundo requieren ser polinizados por insectos.
La tercera extinción masiva, entre los períodos Pérmico y Triásico, sucedió hace 250 millones de años.
Fue la que más ha impactado la vida en la Tierra en toda su existencia, tanto es así que desapareció un 95 % de las especies.
Existen dos teorías para explicar lo acaecido: la primera menciona el impacto de un asteroide contra el planeta; la segunda, una erupción volcánica que afectó los niveles de oxígeno de la atmósfera.
El uso de la tierra y los océanos (agricultura, explotación forestal, minas) y la explotación directa de recursos (pesca, caza) son los primeros responsables de esta sombría situación.
El texto relaciona además la pérdida de biodiversidad con el cambio climático, en la medida en que ambos fenómenos están acentuados en parte por los mismos factores, como el modelo agrícola en un mundo cada vez más poblado.
«Debemos reconocer que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son igualmente importantes, no solo para el medioambiente sino también por cuestiones económicas y de desarrollo», indicó recientemente a la AFP el presidente de la IPBES, Robert Watson, instando a una «transformación» de la producción alimentaria y energética.
Entre los períodos Triásico y Jurásico , hace aproximadamente 210 millones de años, se produce una cuarta gran extinción masiva.
Ante la falta de evidencia de fenómenos catastróficos en la época, se cree que la causa debió ser volcánica, el flujo de lava procedente de la región central del Atlántico afectó enormemente al continente Pangea, dividiendo esa región en lo que ahora conocemos como el océano homónimo.
«Si queremos un planeta sostenible beneficioso para las comunidades en el mundo, debemos cambiar de trayectoria en la próxima década, como sucede igualmente con el clima», subrayó Rebecca Shaw, científica en jefe de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).
Asimismo, el informe estima por otro lado que tres cuartas partes de la superficie terrestre, 40 % del entorno marino y la mitad de las fuentes de agua están «gravemente alteradas».
La quinta extinción masiva, que tuvo lugar entre los períodos Cretácico y Terciario, 65 millones de años atrás, es la más famosa de todas porque en esta desaparecieron los dinosaurios.
En ese sentido, las regiones más afectadas son aquellas en las que viven pueblos autóctonos especialmente dependientes de la naturaleza y las poblaciones pobres, que ya son las más vulnerables a los impactos del cambio climático.
Fuente: AFP. Edición: Perfil.
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