23/04/201900:54
El primer debate entre los cuatro candidatos a La Moncloa, emitido este lunes en TVE, deja noqueada la opción del pacto de izquierdas e insufla vitalismo al acuerdo de PP y Ciudadanos.
Pedro Sánchez, histérico. Albert Rivera, brillante. Pablo Casado, presidenciable. Y Pablo Iglesias, desaparecido. La síntesis del primer debate entre los cuatro candidatos a La Moncloa, emitido este lunes en TVE, ha dejado noqueada la opción del pacto de izquierdas tras el 28-A y, en contraposición, ha insuflado vitalismo al acuerdo de PP y Ciudadanos.
No hubo sorpresas en que el bloque territorial –Cataluña, en esencia- sería el que suscitaría las mayores broncas. Así fue. También dejó la pregunta más clara, y el mayor y más revelador de los silencios. El del candidato socialista que no pudo, o no quiso, aclarar si, tras la sentencia del ‘procés’, indultará a los presos golpistas.
Esa posibilidad suscitó el ataque conjunto de Casado y de Rivera. Ambos, convencidos de lo hará, y también de que Sánchez volverá a acordar con los separatistas si gana las elecciones. El aspirante de Ferraz calificó de “mentiras” y “falsedades” las afirmaciones de la “derecha” y, en el caso concreto de los indultos, únicamente resolvió con el respeto a la “separación de poderes y el trabajo de la Justicia”, máxime cuando “no hay precedente” de un presidente del Gobierno que haya dicho antes de una sentencia firme qué es lo que va a hacer.
Rivera, convertido en ‘trending topic’ en las redes por colocar en su atril una foto del encuentro entre Pedro Sánchez y Quim Torra en Pedralbes, cargó contra el socialista por hacerse “la foto de 21 condiciones de la vergüenza”, entre ellas, la figura del mediador y consideró que sacar a Sánchez de La Moncloa es una “emergencia nacional” para “devolver la dignidad” a los españoles.
Por su parte, Casado acusó al socialista de pactar medidas “absolutamente humillantes para España” y declaró, tajante: “Usted no da la talla como presidente del Gobierno”. “Por pertenecer en La Moncloa pacta con el Lucero del Alba. Pero lo que es inadmisible es que pacte con aquellos que quieren romperla, los proetarras y los que quieren la vía eslovena”, lamentó el candidato del PP.
Casado, el candidato con más propuestas
Casado supo aprovechar el debate para sintetizar buena parte de su programa. En el cruce de acusaciones, fue el candidato que logró exhibir más propuestas. Así, anunció que, entre otras medidas, modificará la ley de indultos para prohibirlos para condenados por rebelión y sedición, y tipificará la convocatoria ilegal de referéndum, entre otras medidas.
Sánchez intentó rebatir, sin convicción, que no pactará con los golpistas. Aseguró que la independencia de Cataluña “no se va a producir” y matizó también que el problema en esta región “no es la independencia sino la convivencia”. El socialista insistió en este punto en el mismo argumento que repite en campaña: que se dialogará, sí, pero dentro de los márgenes de la Constitución.
Por su parte, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, el gran ‘ausente’ del debate, consideró que España es “plurinacional” y que la “convivencia” en Cataluña no se puede recuperar “con agresividad”. El líder podemita, con humildad impostada, opinó que “hace falta un poco de diálogo y empatía” y menos “gritos” y “insultos”.
En política económica, Rivera y Casado confrontaron su política de bajada de impuestos con el incremento fiscal de la izquierda.
El líder de Ciudadanos avisó de que votar al PSOE o a Podemos, que a su juicio “son lo mismo”, porque dará como resultado un Gobierno que “meterá la mano en el bolsillo de los ciudadanos”. Aunque también atacó a Casado, a quien recordó que estaba “en el escaño” cuando el Gobierno de Rajoy, con Cristóbal Montoro de ministro de Hacienda, aprobó subidas del IVA y del IRPF.
Rivera no escondió sus ataques al líder ‘popular’: “¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel”, resolvió en un momento del debate. Y en otro, acusó a Sánchez de enchufar a 500 amigos en las empresas públicas y de poner al frente de Correos a su ex jefe de gabinete “que no sabe ni pegar un sello”, con un sueldo de 200.000 euros.
Por su parte, Casado -que prometió la “mayor revolución fiscal de la historia”- avisó de la ralentización en la creación de empleo desde que Sánchez está en La Moncloa. “Cuando el PSOE entra por la puerta, el empleo sale por la ventana”, ironizó el dirigente del PP. Además, recordó que el socialista votó como diputado los recortes de Zapatero que supusieron congelar las pensiones y bajar el salario de los funcionarios.
Sánchez intentó rebatir estas acusaciones acusando a los líderes de PP y Ciudadanos de “mentir”. Defendió algunas de las propuestas de conciliación de su breve gobierno, así como la subida del salario mínimo a 900 euros. Un ‘logro’ que fue respondido por Casado, quien le acusó de aprovecharse de los Presupuestos diseñados por el PP, y que, precisamente, rechazó.
Iglesias, también aquí ‘desaparecido’, apenas acertó a defender que se cumpla la Constitución, y su mandato de que los ciudadanos paguen impuestos según sus ingresos y tengan un empleo digno con un salario digno.
Los pactos
La política de pactos también dejó bien visibles las diferencias entre los bloques. El candidato socialista evitó descartar un acuerdo con Rivera, como le reclamó insistente Pablo Iglesias. Sánchez llegó a reprochar a Rivera haber puesto un “cordón sanitario” al PSOE y no a una “ultraderecha” que definió como “temible”, en referencia a Vox, ausente en el debate. Rivera, por su parte, tendió la mano a Casado.
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