miércoles, 28 de agosto de 2019

Una Nave Alienígena aterrizó hace 3.800 millones de años

Una civilización alienígena sembró la vida en nuestro planeta hace 3.800 millones de años.

Una nave alienígena aterrizó hace 3.800 millones de años

Nuestro sistema solar nació hace «solo» unos 4.600 millones de años, pero otros sistemas solares del universo pueden tener más de 10.000 millones. 

Por tanto, escribió Francis Crick –Premio Nobel de Medicina por el descubrimiento de la estructura del ADN–, esta circunstancia hace posible «la existencia de sociedades tecnológicamente avanzadas en algún otro lugar de la galaxia, antes incluso de la formación de la Tierra». 





De hecho, los últimos hallazgos de planetas extrasolares –localizados fuera de nuestro sistema solar–, les dan plenamente la razón.

 Por ejemplo, el planeta PSR B1620-26b, situado a 12.000 años luz de la Tierra y conocido extraoficialmente entre los astrofísicos como Matusalén, puesto que su antigüedad se calcula en 12.700 millones de años. Por tanto, incluso antes del nacimiento de la Tierra, podría haber existido vida alienígena en Matusalén.

El planeta PSR B1620-26b, situado a 12.000 años luz de la Tierra, es 8.000 millones de años más antiguo que la Tierra 

Crick sugería a la comunidad científica que «tenga en cuenta esta nueva teoría ‘infecciosa’, a saber, que una forma de vida primitiva puede haber sido deliberadamente plantada en la Tierra por una civilización de otro planeta». 

Pero, ¿cómo habría llegado a nuestro mundo? Crick y su colega Orgel sugerían que los microorganismos que hicieron posible el surgimiento de la vida, podían haber sido introducidos en una nave espacial diseñada especialmente para tal misión. 

Viajarían, por tanto, bajo toda clase de medidas para conservarlos adecuadamente, hasta que la cosmonave hubiera alcanzado su objetivo. En este caso, la Tierra. 

La vida llegó del espacio

Los casi 300 científicos, procedentes de 22 países, que se reunieron en 1986 en un Congreso sobre los Orígenes de la Vida celebrado en Berkeley (EE. UU.), concluyeron que la hipótesis de la fortuita «sopa primordial» ya no se podía seguir aceptando siquiera como una remota posibilidad, pues en ese caso debería existir una amplia variedad de códigos genéticos.

 Sin embargo, los descubrimientos en el campo de la genética venían a demostrar, según escribieron estos científicos, precisamente todo lo contrario: «Que la totalidad de la vida en la Tierra, desde las bacterias hasta las secuoyas o los seres humanos, evolucionó a partir de una única célula ancestral». Pero, ¿cómo surgió dicha célula ancestral?

 La mayoría de los asistentes se avinieron a considerar que «el suministro de precursores orgánicos para la vida fue acrecentado desde el espacio», aunque otros, menos cautos, se mostraron convencidos de que una célula plenamente formada había llegado a la Tierra proveniente del cosmos.





En 1989, el premio Nobel de Química Manfred Eigen y su equipo de la Sociedad Max Plank para el Avance de la Ciencia (Alemania) lograron secuenciar hacia atrás el ARN –ácido ribonucleico, que contiene la información genética procedente del ADN para utilizarse en la síntesis de proteínas–, encontrando que el origen de la vida tuvo lugar hace 3.800 millones de años, con una oscilación de más o menos 600 millones. 

Según Eigen, en ese momento pudo aparecer el «gen primordial». Pero añadió que si nuestro código genético tuviera más de 3.800 millones de años, «esto sólo sería posible en el caso de un origen alienígena» del mismo.


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