Las espectaculares tormentas solares son las responsables por pintar los cielos polares de hermosos colores verdes y rosados, pero también tienen un lado oscuro: su poder puede causar estragos en las redes eléctricas y los sistemas de comunicación, además de efectos nocivos en el ser humano y otros seres vivos.
Ahora, un estudio advierte que estos fenómenos podrían originarse mucho más cerca de nuestro planeta de lo que se pensaba. La Tierra está blindada por una burbuja protectora conocida como magnetosfera, que bloquea la dañina radiación solar.
Pero cuando el astro rey ocasionalmente emite chorros de radiación de alta velocidad —y, con ellos, líneas de intensos campos magnéticos—, estos interactúan fuertemente con el campo magnético terrestre.
A medida que este viento solar golpea la magnetosfera, los dos conjuntos de líneas del campo magnético se entrelazan. Esta interacción genera calor y acelera las partículas cargadas —iones y electrones— que trae consigo el viento, debilitando temporalmente el campo magnético del planeta y creando poderosas tormentas magnéticas que se manifiestan como auroras.
Pero dado que estas tormentas son raras y no existen suficientes satélites para observarlas, no está claro donde y cómo sucede la reconexión magnética del campo.
En este contexto, un grupo internacional de científicos liderado por Vassilis Angelopoulos, profesor de física espacial de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), decidió analizar las observaciones de los satélites de la misión THEMIS de la NASA, que estudia las auroras boreales, y los datos de la cámara del Sistema de Imágenes de Emisión Térmica instalado en el orbitador Mars Odyssey 2001.
Angelopoulos y sus colegas encontraron que la reconexión magnética —el evento que desencadena las tormentas— puede ocurrir a una distancia equivalente a tres o cuatro diámetros de la Tierra, algo que no esperaban que pudiera suceder relativamente tan cerca. «Esto nos obliga a revisar los supuestos anteriores sobre el proceso de reconexión», asegura el científico.
¿Por qué son peligrosas?
Partiendo de datos recopilados de un satélite meteorológico más cercano al planeta, los investigadores detectaron electrones energizados después de una tormenta, lo que sugiere que el evento de reconexión provoca que los iones y electrones aceleren a altas energías.
Gráfico que muestra lo que pasa cuando la magnetosfera de la Tierra se enfrenta a una tormenta magnética.
Los tres satélites THEMIS observaron la reconexión de las líneas del campo magnético cerca de la órbita geosíncrona.
El sitio de reconexión (X) creo flujos de partículas energizadas hacia dentro y fuera del planeta. Las partículas que fueron hacia el planeta, llevaron energía a través de las líneas del campo para generar auroras en los polos y fueron detectadas por el satélite (izquierda de la flecha). Imagen: Emmanuel Masongsong/UCLA.
Según los científicos, este último hecho puede dañar los sistemas electrónicos de cientos de satélites en órbita geosíncrona y ser perjudicial para el ADN humano. Las partículas aumentan el riesgo de intoxicación por radiación y cáncer en los astronautas, e incluso algunas pueden ingresar a la atmósfera y afectar a pasajeros de aviones.
Este descubrimiento finalmente ayudará a perfeccionar los modelos predictivos de cómo la magnetosfera responde al viento solar, ayudando a astronautas, satélites y a la población en general a prepararse mejor. «Al estudiar la magnetosfera, mejoramos nuestras posibilidades de enfrentar el mayor peligro para la humanidad que se aventura en el espacio: las tormentas impulsadas por el Sol», concluye Angelopoulos.
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Fuente: Space.com. Edición: RT.
Fuente: Space.com. Edición: RT.
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