miércoles, 4 de marzo de 2020

Por fin: un cardenal que habla claro

Por callar estamos donde estamos.

La Iglesia en España está desnortada. Nuestros obispos callan ante la división que les ideologies del nacionalisme i el comunisme sembren a les nostres famílies, comunitats, i sobretot a l’Església. 

Nuestros pastores bajan la cabeza ante la ruptura de la concordia y la convivencia que nos tienen reservadas las 2 ideologías -religiones de sustitución- más letales de la historia. 

Hubo un tiempo, fue en 2006, en que la Iglesia proclamaba que la unitat dels espanyols era “un bé moral“, como es natural, pues como decía Santo Tomás la unidad es la paz. Sembla que ja no.

Hoy muchas iglesias catalanas (aunque no llegan a 450 los curas separatistas y son más del doble los libres de nacionalismo) son templos lazis y sedes de soberbia y división.

Tras la Semana de Odio y violencia inaudita en Barcelona, con cientos de heridos, el obispo Omella no se dignó a hacer una sola mención, aportar luz o guiar a sus fieles. Tampoco visitó a los policías gravemente heridos que defendieron nuestra convivencia. Els altres bisbes catalans i de la resta d´Espanya, ni mu. Eso sí, cuando llama la Gene corren a publicar cartitas, notitas i lo que faci falta per no semblar poc nacionalistes.





Tras la profanación de la tomba d´en Francu a la Vall dels Caiguts, con el único objeto de resucitar odios entre hermanos, sólo el padre prior alzó su solitaria voz frente al desafuero. Los obispos, silencio i vergonya; i no parlem de política, sinó més aviat dels drets dels morts a descansar en pau.

No hay liderazgo en la Iglesia en España. No están el vigor, la alegría y el arrojo que sólo surgen del tranquilo arraigo en Cristo y de certeza moral basada en el Amor. No hay ganas de seguir al Maestro al martirio. 

Mejor callar, disimular, no enfadarse, no dividir, ya pasará… O seguramente no pasará, sino que arreciará, y por el camino los pastores habrán perdido el crédito ante millones de fieles que les ven como algo inútil para proteger su fe del ataque de las ideologías.

Pero, queridos obispos, hubo uno que, por no callar, fue torturado y asesinado en cruz hace 2.000 años.

Pero, queridos obispos, por callar estamos donde estamos.

A veure, del Sant Pare Fransiscu:

“La fe no es algo decorativo, ornamental, no es para decorar la vida con un poco de religión, como una tarta a la que se le pone la nata. ¡No! La fe implica elegir a Dios como criterio-base de la vida, y Dios no es algo vacío, no es neutro. ¡Dios es amor! ¡Jesús es nuestra paz, nuestra reconciliación! Pero esta paz no es neutralidad, no es consenso a toda costa.

 No es la paz de los sepulcros. Seguir a Jesús implica renunciar al mal, al egoísmo, y elegir el bien, la verdad, la justicia, incluso cuando eso exige sacrificio y renuncia a los propios intereses. Y eso divide, lo sabemos, divide incluso los vínculos más estrechos“.

Y ya que estamos, de San Juan Pablo II:

Se debe evitar absolutamente un peligro: que la función insustituible de la nación degenere en nacionalismo. En este aspecto, el siglo XX nos ha proporcionado también experiencias sumamente instructivas, haciéndonos ver también sus dramáticas consecuencias. ¿Cómo se puede evitar este riesgo? Pienso que un modo apropiado es el patriotismo. 

En efecto, el nacionalismo se caracteriza porque reconoce y pretende únicamente el bien de su propia nación, sin contar con los derechos de los demás. Por el contrario, el patriotismo, en cuanto amor a la patria, reconoce a todas las otras naciones los mismos derechos que reclama para la propia y, por tanto, es una forma de amor social ordenado”.

Vale, Juan Pablo II era un coloso, un cura que no se amilanaba ni ante la KGB, un pastor que ponía el pecho -literalmente- ante las balas enemigas para cuidar a su rebaño.

Vale, nuestros obispitos son poqueta cosa, algo cobardicas, bastante comodones. Pero parece que un cardenal de España se ha dado al fin por enterado de lo que nos tienen preparados a los españoles:


“Nos encontramos en España con una situación crítica, de verdadera emergencia de cara a su futuro. Muchísimo va a depender de lo que suceda estos días. Lo que digo no es ni retórica ni dramatismo estéril. Es así (…) 

Por eso pido encarecidamente y me pongo de rodillas ante todos, que a partir de hoy, y en los días sucesivos mientras no se aclare el futuro incierto que vivimos ahora en España, que en todas las Iglesias se ore por España, que se eleven oraciones especiales por España, que en todas las Misas se ore por España, en los conventos de vida contemplativa se ore intensamente por España. La situación urge y apremia. Para Dios nada hay imposible. Oremos con confianza a Dios. 





Oremos también en los hogares. Oremos con fe profunda y sencilla el Padre Nuestro donde se contiene todo lo que en estos momentos necesitamos. Es la oración la garantía de humanización de nuestro mundo, de nuestra España porque es la garantía de la recuperación de lo humano y del bien común que sólo en Dios encuentra su fundamento y su verdad“.

Doncs més clar, ni el robatori dels Pujol. Gracias, sr arzobispo. Ahora, para completar su carta y que no quede en palabritas, publique una llamada a que todas las parroquias de su diócesis abran una capilla de Adoración Perpetua. Si, sí: 24 hores al dia adorant el Senyor i pregant. Vostè el primer. Petits cels a la terra. ¿Alguno más se anima a cumplir con su misión? ¿O seguimos callando para no molestar?

Dolça i aconsellada Espanya…

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