Esa es la conclusión a la que ha llegado un nuevo estudio científico, que propone que el misterioso objeto que en 1908 arrasó 2.150 kilómetros cuadrados de bosque en Siberia, era metálico.
La nueva teoría desafía la más aceptada hasta ahora, que afirma que se trató de un asteroide hecho de hielo.
La nueva teoría imagina un asteroide golpeando la atmósfera como una piedra que salta sobre un lago, produciendo la onda expansiva que aplastó todo a su paso.
Bautizado como el evento de Tunguska, es conocido como el mayor meteorito de impacto jamás registrado.
Sin embargo, es todo un misterio: nunca se ha encontrado el cráter que debería haber creado el meteorito.
Entonces, ¿qué fue aquello? Los científicos se han debatido durante años para darle una explicación a aquella explosión que liberó 30 megatones de potencia (las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki registraron la mitad) a una altitud de unos 10 o 15 kilómetros sobre el suelo.
Se han hallado algunos restos podrían ser de origen meteórico, pero aún no hay demasiadas certezas sobre qué fue exactamente aquello. Ahora, un estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society apunta a que, en realidad, este cuerpo tan solo sobrevoló nuestras cabezas.
Se trataría de un gran asteroide de hierro que ingresó en la atmósfera terrestre a una altitud relativamente baja para luego volver a salir de ella, no sin antes crear una onda de choque que devastó parte de nuestra superficie. ¿Hielo, roca o hierro?
«Hemos estudiado las condiciones de paso de asteroides con diámetros de 200, 100 y 50 metros, que constan de tres tipos de materiales: hierro, piedra y hielo de agua, a través de la atmósfera de la Tierra con una altitud mínima en el rango de 10 a 15 kilómetros», escriben investigadores dirigidos por el astrónomo Daniil Khrennikov, de la Universidad Federal de Siberia. Y las conclusiones son claras.
«Los resultados obtenidos respaldan nuestra idea de que el fenómeno Tunguska no ha recibido interpretaciones razonables y exhaustivas hasta la fecha.
Argumentamos que el fenómeno fue causado por un cuerpo de asteroide de hierro, que pasó por la atmósfera de la Tierra y continuó hasta una órbita casi solar».
La explosión en Tunguska aplastó aproximadamente 80 millones de árboles.
El equipo modeló el paso de las tres citadas combinaciones de asteroides para determinar si tal evento era posible matemáticamente.
El hielo, una hipótesis planteada por investigadores rusos en la década de 1970, fue bastante simple de descartar.
El calor generado por la velocidad requerida para obtener la trayectoria estimada habría derretido completamente el cuerpo antes de que alcanzara la distancia que los datos de observación sugieren que cubrió. El cuerpo rocoso también sería menos propenso a sobrevivir.
Se cree que los meteoritos explotan cuando el aire ingresa al objeto estelar a través de pequeñas fracturas en el meteorito, causando una acumulación de presión a medida que vuela por el aire a alta velocidad.
Sin embargo, los objetos de hierro son mucho más resistentes a la fragmentación que los rocosos. Veredicto: hierro Según los cálculos del equipo, el culpable más probable es un meteorito de hierro de entre 100 y 200 metros de ancho que voló una distancia de unos 3.000 kilómetros a través de la atmósfera.
Nunca habría estado por debajo de una velocidad de 11,2 kilómetros por segundo ni a una altitud menor de 11 kilómetros.
Mapa que muestra donde tuvo lugar el evento. Este modelo explicaría varias características del evento Tunguska.
La falta de un cráter de impacto, por ejemplo, ya que el meteorito pasaría rápidamente por el epicentro de la explosión sin caerse.
Por otro lado, la falta de escombros de hierro también se explica por la alta velocidad a la que pasó: el cuerpo se movió demasiado rápido y estaría demasiado caliente para dejar rastros.
Los investigadores dijeron que cualquier pérdida de masa se produciría mediante la sublimación de átomos de hierro individuales, que se verían exactamente igual a los óxidos terrestres normales.
«Dentro de esta versión podemos explicar los efectos ópticos asociados con un fuerte polvo de capas altas de la atmósfera sobre Europa, que causaron un resplandor brillante del cielo nocturno», explican los investigadores.
¿Lo metálico fue un meteorito o algo más?
Uno de los principales problemas cada vez que surge una hipótesis respecto al evento de Tunguska, es que los científicos a menudo se limitan a lo material y no toman en cuenta los testimonios recogidos en aquellos tiempos (algunos de los cuales puedes encontrar recogidos aquí).
Sin embargo, esta nueva propuesta de que se trató de un objeto metálico coincide, tal vez, con la hipótesis más controvertida de todas y la que ha transformado a este evento de impacto en parte de la ufología más primigenia: que lo que se precipitó en Tunguska efectivamente fue un meteorito, pero que la explosión en pleno aire estuvo causada por un objeto metálico, un «misil» lanzado por una civilización extraterrestre para destruirlo o desviarlo de vuelta al espacio, y así evitar una catástrofe natural.
Después de todo, si el objeto que explotó en Tunguska —capaz de destruir por completo una ciudad como Londres— hubiera tocado tierra, los efectos colaterales en la atmósfera terrestre hubieran sido igualmente devastadores.
Dentro de la misma vertiente ufológica, también se sostiene que el objeto que explotó pudo haber sido directamente una nave de origen interplanetario.
Fuente: ScienceAlert/The Siberian Times. Edición: ABC.es.
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