Bajo la consigna Black Lives Matter (las vidas negras importan) manifestantes dicen combatir el abuso policial en EE. UU. (convencidos que es por persecución racial). Lo que muchos no saben es que las fundadoras de este movimiento, con cada vez más presencia política, respaldan a un tirano como Nicolás Maduro que reprime con violencia a la población civil e incluso arroja tanquetas sobre manifestantes pacíficos.
Desde la empatía, medios, empresas e individuos de todos los colores han adherido a esta causa que ha colmado las calles y las redes sociales, ignorantes del origen de la misma, sobre todo de quienes la dirigen.
Fundadoras de Black Lives Matter están vinculadas a narcodictadura venezolana
Las fundadoras del movimiento, Patrisse Cullors, Alicia Garza y Opal Tometi, públicamente han demostrado un largo nexo con el socialismo y con Maduro personalmente.
En el 2011 Cullors dio su primera presentación ante el Left Forum (foro de izquierda), el congreso anual más grande de la izquierda internacional, denominado «un lugar para personas con ideas radicales». Alicia Garza aparece en la página oficial como oradora destacada desde el 2015.
Al respaldar a un tirano como Maduro muestran que no están en contra de la violencia policial, sino que quieren que pisotear a opositores esté en manos de sus aliados.
El compromiso de las fundadoras de Black Lives Matter con la izquierda radical es tal que Tometi viajó personalmente a Venezuela para supervisar el recuento de votos en las elecciones parlamentarias del 2015.
Es necesario señalar que instituciones internacionales como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea no enviaron representantes a estas elecciones debido a que estaban viciadas.
Entonces en una maniobra de Maduro para hacer creíble su sistema electoral convocó a sus coidearios internaciones para la tarea de fiscalizar el proceso electoral, entre ellos a Black Lives Matters.
Como la oposición ganó dichas elecciones, el movimiento publicó un manifiesto titulado Black Lives Matter en solidaridad con el pueblo venezolano. En dicho escrito las activistas llaman «contrarevolucionarios» a la oposición en Venezuela, término vigente en la Cuba comunista de partido único donde no se permite criterio disidente, mucho menos marchas contra el Gobierno, como las que sí tienen la libertad de hacer Black Lives Matter en EE. UU.
«Ofrecemos esta expresión de nuestra inquebrantable solidaridad con el pueblo venezolano progresista y revolucionario al reflexionar, reagruparse y rectificarse para defender la Revolución Bolivariana», exclaman. Es decir, el respaldo al régimen no se limita a sus fundadoras de forma individual, sino que lo han manifestado a nivel institucional.
Como hecho a destacar, en el día de la historia, una de ellas eligió resaltar el ascenso al poder de Hugo Chávez. La publicación tiene más de una década, de modo que no se trata de una situación coyuntural, sino de una ideología arraigada.
De hecho, en la Cumbre de Líderes Afrodescendiente celebrada en Harlem, EE. UU., Mauro fue condecorado. Entre los panelistas estaba nada menos que Tometi de Black Lives Matter.
Es decir, quienes hoy alegan marchar contra la represión policial en EE. UU. han respaldado públicamente a un tirano que asesina y reprime a quienes levanten su voz contra la dictadura chavista.
Las comunidades indígenas han sido las más afectadas por Maduro
Cuando la oposición venezolana triunfó en elecciones parlamentarias, Black Lives Matter lamentó esto como un «duro» golpe a las poblaciones indígenas y afrodescendientes. No obstante, dentro de la crisis humanitaria que padece Venezuela, las comunidades indígenas han sido las más afectadas por el socialismo del régimen. La miseria es tal que en la frontera con Colombia mujeres indígenas regalan a sus hijos.
Uno de los casos de abuso más sobresalientes por parte de Maduro fue hacia los pemones, pueblo indígena que habita la frontera con Brasil. Luego del primer enfrentamiento fueron asesinados dos indígenas, al menos 22 heridos, cinco con impacto de bala, de los cuales tres necesitaron ser transportados a Brasil para cirugía. Todo por intentar acceder a la ayuda humanitaria que la comunidad internacional enviaba a Venezuela, cuando Maduro lo impidió por la fuerza.
Por causa de la falta de alimentos, los venezolanos bajaron en promedio 11 kilos y más del 60 % de se acuesta a dormir con hambre. Por tanto, la indignación de los pemones se potenció cuando la dictadura pretendía restringir el acceso de comida y medicamentos y muchos huyeron en masa hacia Brasil. Hoy hacen parte de los cinco millones de exiliados.
Black Lives Matter no está en contra del abuso policial
Apoyar a un sistema de gobierno que reprime a las minorías étnicas solo es una de las tantas inconsistencias de Black Lives Matter, un movimiento cuyas manifestaciones han destruido sobre todo a los barrios de población negra e inmigrante, a la que afirman defender.
Sus protestas han conducido a la destrucción de patrimonio material e histórico, incluyendo el mausoleo de un regimiento de soldados negros que batalló en la Guerra Civil y condujo a la liberación de los esclavos africanos, y la mayoría de los policías asesinados por enfrentar a los saqueadores eran negros.
Que las principales víctimas de la destrucción provocada por Black Lives Matter sean negros muestra que no importan todas las vidas negras por igual, sino aquellas funcionales a su causa, comenzando por la exigencia de desmantelar a la policía de Minneapolis, donde un policía asesinó a George Floyd. Esto implicaría destituir al primer jefe de policía negro de la ciudad.
Al respaldar a un tirano como Maduro, Black Lives Matter muestra que no están en contra de la violencia policial, sino que quieren que el poder de pisotear a los opositores esté es en manos de sus aliados ideológicos.
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