Todo está inventado. El presidente Pedro Sánchez copió del dictador venezolano Hugo Chávez el show celebrado el jueves para destruir con una apisonadora 1.400 armas intervenidas hace décadas a los comandos de ETA y el Grapo.
El tirano Hugo Chávez montó un show similar en julio de 2012 (pocos meses antes de su muerte) para escenificar la destrucción de 16.000 armas intervenidas en «distintos operativos de seguridad». Su Gobierno vendió aquella operación como un plan para «disminuir la violencia» en las calles. También en aquel caso, la televisión oficialista mostró la escena de la apisonadora convirtiendo en chatarra cientos de armas de fuego.
«Vamos a desarmar. No hace falta que tengas una pistola y una escopeta y un revolver en casa», argumentó Chávez al anunciar este acto, «el 79% de los homicidios en Venezuela son cometidos con armas de fuego. Por lo tanto, cuantas menos armas de fuego haya, mejor».
La intención de Hugo Chávez no era pacificar las calles, sino garantizarse el monopolio de la violencia. La mejor prueba de ello es que, tras dos décadas de régimen chavista, Venezuela es hoy el país más violento del continente y uno de los más violentos del mundo
En 2018 Venezuela registró 23.047 muertes violentas, de las cuales la tercera parte fueron crímenes cometidos por la propia Policía. El régimen chavista ha armado además a grupos civiles violentos, los conocidos como colectivos, que se dedican a sembrar el terror en las calles e intimidar a los políticos de la oposición.
En el caso del show celebrado el jueves en Madrid, el fin era muy distinto: escenificar que España ha pasado página del terrorismo de ETA, para legitimar los pactos del presidente Pedro Sánchez con los proetarras de Bildu, cuyo voto fue fundamental para aprobar su investidura y los nuevos Presupuestos Generales del Estado.
Se trata de que los ciudadanos vean así con normalidad uno de los pagos que Sánchez realiza a Bildu por su apoyo: el acercamiento de presos de ETA con crímenes de sangre a cárceles del País Vasco. El último, el responsable del asesinato del socialista vasco Fernando Buesa, Asier Carrera, que el viernes fue trasladado desde la cárcel de Dueñas (Palencia), donde cumplía condena, al Centro Penitenciario de Álava.
Asier Carrera fue quien accionó el detonador de la bomba que mató al secretario general de los socialistas de Álava Fernando Buesa (hermano del político y catedrático Mikel Buesa) en 2000. Carrera fue condenado a 30 años de cárcel por los delitos de asesinatos, lesiones, tenencia de armas, estragos y colaboración con banda armada.
Pedro Sánchez ya ha comprometido ante el Bildu el próximo paso: cederá al Gobierno vasco la competencia sobre las instituciones penitenciarias. De este modo, los asesinos de ETA podrán obtener beneficios penitenciarios y acceder al tercer grado para salir a la calle.
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