28 January 2023
A finales del año pasado, con el aumento de las nuevas infecciones, el 7 de diciembre de 2022 el Partido Comunista Chino (PCCh) puso fin bruscamente a su política de tres años de “cero COVID”, sin ningún plan de salida. Desde entonces, China se ha visto azotada por un tsunami de infecciones y muertes que ha desbordado hospitales y crematorios.
El Sr. Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa, reveló el 15 de enero que la pandemia se había cobrado 400 millones de vidas en China desde que estalló hace tres años. También señaló que el SARS de 2003 mató a 200 millones de chinos.
El PCCh y sus medios de comunicación se han mostrado inusualmente silenciosos tras la revelación del Sr. Li sobre la espeluznante cifra de muertos. Es probable que muchos miembros del PCCh y funcionarios del gobierno hayan empezado a darse cuenta de lo que está ocurriendo: la plaga del COVID se está ensañando con los miembros y seguidores del PCCh.
El SARS de 2003 fue precedido por las órdenes de Jiang de erradicar a Falun Gong
El PCCh es famoso por sus graves violaciones a los derechos humanos. Entre sus crímenes, el más prolongado y el peor es la represión contra Falun Gong, que ha continuado desde que el exlíder del PCCh Jiang Zemin lanzó una campaña nacional contra Falun Gong en julio de 1999. Prometió erradicar a Falun Gong en tres meses. Sin embargo, a pesar de la represión sistemática mediante la brutalidad y la propaganda difamatoria, algunos funcionarios no se mostraron interesados en la persecución desde el principio, y otros se mostraron sensibles a la persecución que habían sufrido los practicantes.
En tales circunstancias, el régimen de Jiang escenificó el famoso incidente de la autoinmolación en la plaza de Tiananmén el 23 de enero de 2021, víspera del Año Nuevo chino.
En menos de dos horas, la agencia de noticias Xinhua anunció al mundo, en inglés, que eran cinco los “practicantes de Falun Gong” que se habían prendido fuego en la plaza de Tiananmén. Un anuncio tan rápido no tenía precedentes dada la férrea censura de los medios de comunicación controlados por el PCCh. Las pruebas confirman que ninguno de los autoinmolados era practicante de Falun Gong y que todo fue un montaje.
No obstante, el PCCh logró que la opinión pública se volviera contra Falun Gong difundiendo propaganda contra esta práctica en los medios de comunicación estatales, como la televisión, la prensa escrita y las emisoras de radio.
El PCCh hasta incluyó parte de la propaganda en los libros de texto, envenenando las mentes de los jóvenes. Muchos ciudadanos chinos se pusieron en contra de practicantes inocentes de Falun Gong que simplemente querían vivir según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Al principio de la represión, Jiang dio la orden de “difamar su reputación [la de los practicantes de Falun Gong], arruinarlos económicamente y destruirlos físicamente”. En 2002, emitió otra orden para matar a los practicantes por sus órganos.
En aquel momento, un gran número de practicantes acudió a Beijing para hacer una apelación pacífica a favor de Falun Gong. Para evitar implicar a sus familias, empleadores, funcionarios locales y vecinos, a menudo los practicantes se negaban a revelar sus nombres o direcciones.
Como resultado, Jiang y sus seguidores hicieron que estos practicantes, estimados en dos o tres millones en aquel momento, fueran enviados a lugares secretos y asesinados a pedido por sus órganos. Tras salir a la luz en 2006, este horrible delito de sustracción forzada de órganos a practicantes vivos fue calificado por investigadores independientes como “una nueva forma de maldad en este planeta”.
Las consecuencias no tardaron en llegar. En enero de 2003, el Hospital Memorial Sun Yat-Sen de la provincia de Guangdong –un centro implicado en la sustracción de órganos– admitió a un súper propagador del SARS que infectó a 30 enfermeras y médicos, que rápidamente propagaron la enfermedad a más zonas.
Aunque se trataba del mismo tipo de virus que el COVID, el PCCh se refirió al SARS como fei dian (neumonía atípica) para encubrirlo. De hecho, el PCCh también construyó entonces hospitales improvisados para poner en cuarentena a los pacientes de SARS, al igual que hizo con el COVID.
Otra oleada
Hu Jintao, secretario general del PCCh entre 2002 y 2012, continuó la campaña de mantenimiento de la estabilidad con posterioridad al SARS a través del Comité de Asuntos Políticos y Jurídicos (PLAC, por sus siglas en inglés). La persecución a Falun Gong continuó, al igual que la sustracción de órganos. Muchos ciudadanos comunes optaron por permanecer indiferentes ante la persecución a Falun Gong y solo se preocuparon por ganar dinero. Se aplaudía la corrupción y no había normas morales.
Tanto Zhou Yongkang (ministro de Seguridad Pública de 2002 a 2007 y secretario del Partido del PLAC Central de 2007 a 2012) como Bo Xilai (gobernador de Liaoning, ministro de Comercio y secretario del Partido de Chongqing) fueron los principales responsables de la persecución y participantes en la sustracción de órganos.
Pronto se produjeron más consecuencias. Tanto Zhou como Bo fueron destituidos en 2013 por abuso de poder y corrupción. Luego estalló una nueva oleada del coronavirus a finales de 2019, que llevó al bloqueo de Wuhan el 23 de enero de 2020 (dos días antes del Año Nuevo Chino).
El virus pertenecía a la misma familia que el SARS de 2003, pero el PCCh -que ahora tenía más peso en la escena mundial- consiguió persuadir a la OMS para que denominara al virus COVID-19 (la enfermedad por coronavirus de 2019). Aun así, el término “COVID-19” reveló una verdad: la pandemia estalló en 2019, no el 23 de enero de 2020, cuando el PCCh cerró Wuhan.
Mirando hacia atrás en la línea de tiempo: 1) el brote de SARS de 2003 bien podría haber sido una consecuencia de la propaganda de odio de la Plaza de Tiananmén en 2001 y la orden de Jiang en 2002 de matar practicantes por sus órganos; 2) como el PCCh no aprendió la lección del SARS de 2003 ni cambió su naturaleza malvada, la pandemia de COVID bien podría haber llegado como represalia contra el PCCh por sus falsedades, maldad y lucha de clases.
Las plagas tienen ojos
En todas las culturas existió la creencia de que las plagas tienen ojos y que se dirigen a determinadas poblaciones en lugar de atacar a la gente al azar. Durante la persecución religiosa de los cristianos en la Antigua Roma, estallaron múltiples oleadas de plagas y tan solo la Peste Antonina (165 – 180) mató al 10% de la población de la época. Sin embargo, tras atender a los enfermos, algunos cristianos no fueron infectados, incluso después de abrazar a sus seres queridos fallecidos con la esperanza de morir juntos.
Una situación similar ocurrió a finales de la dinastía Ming. Aunque la peste alcanzó su punto álgido en 1643 –un año antes del fin de la Dinastía– y mató entre el 20% y el 25% de la población cercana a la capital, la enfermedad pareció perdonar tanto al ejército invasor manchú como a los soldados Ming que se habían rendido.
Después de que el PCCh abriera totalmente el país en diciembre de 2022, su intento de propagar la nueva oleada de la pandemia por todo el mundo fracasó. El aeropuerto italiano de Milán Malpensa, por ejemplo, empezó a controlar a los pasajeros procedentes de China a partir del 26 de diciembre. La mitad de los pasajeros chinos dieron positivo, pero no provocaron una oleada de infecciones en Italia. La mayoría de los países no prohibieron la entrada a los viajeros procedentes de China, pero no se vieron afectados por la última oleada en China. Mientras que casi todo el mundo en China se infectó tras el fin de la política de cero COVID, ningún otro país experimentó una situación similar.
A lo largo de la historia de China se han producido numerosas plagas, entre ellas las de finales de la dinastía Han, finales de la dinastía Yuan, finales de la dinastía Ming y finales de la dinastía Qing. El PCCh ha matado a innumerables personas y ha causado un sinfín de tragedias desde que tomó el poder en 1949. Además, ha impulsado activamente su programa comunista en todo el mundo aprovechando su fuerte poder económico.
A medida que la historia va eliminando al PCCh, es importante que quienes siguen al régimen rompan sus lazos con él. Más de 400 millones de chinos han renunciado a pertenecer al PCCh y a sus dos organizaciones juveniles (Liga Juvenil y Jóvenes Pioneros). También es importante que la gente de fuera de China rechace al PCCh para lograr una sociedad pacífica y segura.
Este artículo fue escrito el 23 de enero de 2023, el 22.º aniversario del incidente de la autoinmolación escenificada por el PCCh y el 3.er aniversario del bloqueo de Wuhan debido al COVID-19.
https://tierrapura.org/2023/01/28/las-plagas-tienen-ojos-que-apuntan-al-partido-comunista-chino/
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