Mostrando entradas con la etiqueta SOCIEDADES SECRETAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SOCIEDADES SECRETAS. Mostrar todas las entradas

domingo, 5 de diciembre de 2021

Jack Parsons, el GENIO de la NASA que seguía a Aleister Crowley y al OCULTISMO de Thelema

sábado, 4 de diciembre de 2021

Iglesia Católica y Globalismo (I) El Papel del Papa Francisco en relación a la Agenda 2030


Mateo Requesens.- Ante la inquietud de muchos católicos que me han demandado opinión sobre el papel del Papa Francisco en relación a la Agenda 2030, me ha parecido oportuno iniciar esta nueva serie de entregas sobre la agenda globalista pero ahora centrada en su relación con al Iglesia católica.

El mundialismo tiene su génesis en la cosmovisión de la cultura anglosajona protestante en conjunción con la evolución del pensamiento ilustrado, con particular impulso de la masonería. En La paz perpetua de Kant el globalismo encuentra un referente filosófico para fundamentar la sociedad cosmopolita universal que preconiza, pero despojando al Estado de su fundamento natural, la comunidad nacional. 

Desde un pensamiento más pedestre, el Manifest Destiny imperialista useño, sirvió de antecedente al nuevo orden mundial basado en un idealismo liberal anglosajón, que Woodrow Wilson, autor de los llamados Catorce puntos que sirvieron de base programática a la Sociedad de Naciones, impulsó tras el fin de la Primera Guerra Mundial. 

Se trata de una visión gnóstica dentro del proceso de secularización del luteranismo, que se arroga la interpretación del sentido de la historia y la misión de liberar a los pueblos de todas las ataduras del pasado y conducirlos hacia un futuro de paz y justicia infinitas. Naturalmente el guía de la salvación universal debía ser Estados Unidos. 

Durante la campaña electoral de 1912, la que le llevó a la presidencia a Wilson, este ya empleó el argumento mesiánico: “Creo que Dios ha otorgado las ideas de libertad (…), que hemos sido elegidos, elegidos de un modo señalado, para mostrar el camino a las naciones del mundo cómo han de recorrer los caminos de libertad”.

Por su parte, la masonería siempre hizo gala de un laicismo beligerante contra el catolicismo y de una vocación universalista. 

La secularización de toda la vida pública y privada siempre ha sido un objetivo abierto y declarado de la masonería desde la Revolución Francesa, que pretende sustituir el concepto de Dios por el del “Gran Arquitecto del Universo” y la moral transcendente por un relativismo utilitarista. 

Paralelamente en materia de organización política también han perseguido el establecimiento de la república universal y la tan cacareada paz y bienestar universales, como afirmaban en el Congreso Internacional Masónico de París de 1889 o en el Congreso Masónico de las Naciones Aliadas y Neutrales celebrado también en París en 1917, que apoyó la creación de una institución supranacional para garantizar dichos objetivos, la Sociedad de Naciones. 

En 1962 el “Llamado de Estrasburgo”, elaborado por las principales organizaciones masónicas, insiste en la fraternidad y una política común universal para el crecimiento sostenible del mundo. En el Manifiesto de Atenas del año 2000 los principales “Grandes Orientes” se pronuncian sobre las nuevas tecnologías de la comunicación que auguran una mayor eficacia para la cooperación masónica en el nuevo milenio. Desde sus inicios la masonería ha sido repudiada por la Iglesia católica. 

La primera condena fue del Papa Clemente XII en 1738, recién fundada, pasando por León XIII en su Encíclica “Dieturum illud” y llegando hasta la actualidad, cuando en 1981 la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba que la actitud de la Iglesia permanece invariable respecto a la masonería.

Con el auge de los totalitarismos, tanto marxistas como fascistas, la búsqueda de la mejor forma de organización social se centró en el Estado, en un caso identificándolo con la Nación y en el otro con el Partido o la Clase, con este predominio de los totalitarismos estatistas no se dejaba espacio para el avance de la globalización. 

Tras la Segunda Guerra Mundial la ONU aspira a convertirse en la autoridad política mundial, de nuevo bajo el estandarte de la búsqueda de la paz universal. La guerra fría impide que el mundialismo se desarrolle, pero es en este periodo cuando empiezan a afianzar sus posiciones las organizaciones y redes que van a impulsar la agenda globalista actual. 

El Club de Roma, Population Council, la Fundación Ford, la Fundación Avalon y Fundación Old Dominion, magnates como los Rockefeller y los Rothschild… después vendrían el Club Bilderberg, el Foro de Davos, los Bill Gates, Soros y demás entramados mundialistas que han conseguido trasladar su idea de un nuevo orden mundial, donde el desarrollo ya no esté encabezado por el Estado-Nación, a la Agenda del Milenio o la Agenda 2030, y persiguen la gobernanza mundial a través del consenso capitalismo-socialdemocracia.

 Basta con echar un vistazo a los principales impulsores del mundialismo para darse cuenta de que su extracción proviene principalmente del capitalismo, el mundo financiero anglosajón o judío y la cultura protestante. 

En los años noventa, tras la caída del muro, el capitalismo veía en el enfoque liberal/idealista, librecambista e internacionalista como única forma posible del desarrollo triunfante que Estados Unidos encabezaba.

 La globalización parecía un proceso predominantemente económico y tecnológico, pero tras el 11-S adquiere una sólida perspectiva política cuando el viejo mundialismo capitalista y el postmarxismo se dan cuenta de que pueden encontrarse en torno a las ideas progresistas de los años sesenta con los temas de paz, género y ecología, sin referencia directa a Marx ni a Lenin y con un nuevo concepto de capitalismo inclusivo.

La iglesia contra el marxismo y el capitalismo

La tradición de la Iglesia católica siempre ha sido situarse lejos del marxismo. León XIII en 1891 calificó al socialismo de “un cáncer que pretendía destruir los fundamentos mismos de la sociedad moderna” y Pío XI hizo lo propio en 1937, al afirmar que “el fin del comunismo es destruir la religión y la civilización”, lo cual no evitó el coqueteo católico con el marxismo, especialmente a raíz del Vaticano II y el empeño por secularizar la doctrina social de la Iglesiamen una acomplejada imitación paramarxista, sobre todo protagonizada por la “Teología de la liberación” y los “cristianos de base”. 

El Papa Juan pablo II, en su encíclica Centesimus annus, clarificó la cuestión sin dejar duda alguna: “en el pasado reciente, el deseo sincero de ponerse de parte de los oprimidos y de no quedarse fuera del curso de la historia ha inducido a muchos creyentes a buscar por diversos caminos un compromiso imposible entre marxismo y cristianismo”. 

La crítica al socialismo real de la Iglesia católica es demoledora: “El marxismo ha criticado las sociedades burguesas y capitalistas, reprochándoles la mercantilización y la alienación de la existencia humana. 

Ciertamente, este reproche está basado sobre una concepción equivocada e inadecuada de la alienación, según la cual ésta depende únicamente de la esfera de las relaciones de producción y propiedad, esto es, atribuyéndole un fundamento materialista y negando, además, la legitimidad y la positividad de las relaciones de mercado incluso en su propio ámbito. 

El marxismo acaba afirmando así que sólo en una sociedad de tipo colectivista podría erradicarse la alienación. Ahora bien, la experiencia histórica de los países socialistas ha demostrado tristemente que el colectivismo no acaba con la alienación, sino que más bien la incrementa, al añadirle la penuria de las cosas necesarias y la ineficacia económica”.

Pero no debemos olvidar que tan crítica es la postura de la Iglesia contra el marxismo como contra el capitalismo, en la medida que coincide con el marxismo en reducir totalmente al hombre a la esfera de lo económico y a la satisfacción de las necesidades exclusivamente materiales. El liberalismo/capitalismo se manifestó con fuerza a partir de la segunda mitad del siglo XIX. 

El principio del laissez faire en lo político, económico y moral, sumado a la Revolución Industrial que cambió la manera de producir y desarraigó a millones de campesinos, generó un caldo de cultivo para una tremenda injusticia social. Situación que provocó el nacimiento de los movimientos socialistas que conducían por el camino de la revolución a otra situación de grave injusticia social. 

A finales del XIX en la primera encíclica social de la Iglesia, la Rerum Novarumde León XIII, se critica tanto la propuesta socialista por no respetar la relación del hombre con la verdad o realidad personal, como la liberal capitalista por dejar, so pretexto de libertad de contrato, indefensa a la contraparte, la obrera, que es la más débil, sin que ello sea obstáculo para entender legítima la riqueza siempre y cuando sea fruto del trabajo y el ahorro y no se desentienda de la comunidad y solidaridad. 

Juan Pablo II, en la Solicitudo Rei Socialis reconoce la vigencia actual de aquella doctrina, ya que “en Occidente existe, en efecto, un sistema inspirado históricamente en el capitalismo liberal”; y afirma que “se puede hablar hoy día, como en tiempos de la Rerum novarum, de una explotación inhumana”; y que “a pesar de los grandes cambios acaecidos en las sociedades más avanzadas, las carencias humanas del capitalismo, con el consiguiente dominio de las cosas sobre los hombres, están lejos de haber desaparecido; es más, para los pobres, a la falta de bienes materiales se ha añadido la del saber y de conocimientos, que les impide salir del estado de humillante dependencia”. 

Por todo ello, entre otras razones, “la doctrina social de la Iglesia asume una actitud crítica ante el capitalismo liberal”. Evidentemente eso no quiere decir que la Iglesia católica no defienda la propiedad privada, incluso de los medios de producción, y no apruebe la economía de mercado. Benedicto XVI insistía en su encíclica Caritas in vertiste, “la sociedad no debe protegerse del mercado, pensando que su desarrollo comporta ipso facto la muerte de las relaciones auténticamente humanas. Es verdad que el mercado puede orientarse en sentido negativo, pero no por su propia naturaleza, sino por una cierta ideología que lo guía en este sentido”. 

Al igual que sucede con el marxismo, por supuesto que desde el catolicismo se coquetea también con el capitalismo y especialmente con el liberalismo, existe una corriente católica-liberal que aboga por la conciliación entre capitalismo y catolicismo ya que, aun admitiendo que el sistema capitalista liberal puede tener fallos y dar lugar a abusos, la solución estaría en inculcar a todos, empezando por empresarios y financieros, las virtudes humanas y cristianas.

La Iglesia contra el mundialismo

En la medida de que en la agenda mundialista confluyen las dos tendencias materialistas, la postura de la Iglesia debería ser también crítica y contraria a este proceso de cosmopolitización que se incluye en la Agenda 2030. Al menos hasta la llegada de Bergoglio al solio vaticano se advertía cierta preocupación y recelo. 

De hecho, Juan Pablo II ya advirtió en 1999 que “el proceso de globalización no tiene en sí una connotación negativa desde el punto de vista ético, pero puede adquirirla en los hechos” y reiteró que el divorcio, el aborto, la eutanasia, las relaciones prematrimoniales y el hedonismo son valores “no cristianos” que enajenan el nombre de Dios, en el año 2000 añadiría que la globalización no debe “jamás violar la dignidad humana ni restar importancia a las personas ni a los sistemas democráticos”. 

En la Carta apostólica Novo millennio ineunte afirmaba que “hoy se ha de afrontar con valentía una situación que cada vez es más variada y comprometida, en el contexto de la globalización y de la nueva y cambiante situación de pueblos y culturas que la caracteriza. He repetido muchas veces en estos años la «llamada» a la nueva evangelización. 

La reitero ahora”. Con motivo de la Agenda del Milenio y el alumbramiento de la agenda globalista de la ONU, desde Roma se sucedieron las advertencias de que bajo a la etiqueta de salud reproductiva, se impulsaba la cultura de la muerte ya que se promovía el aborto. 

También dentro del marco de las celebraciones del milenio, en septiembre del 2000, la Cumbre de líderes espirituales y religiosos que se celebró en Nueva York pretendió impulsar una iniciativa unida de las religiones que tenía entre sus objetivos “velar por la salud de la Tierra y de todos los seres vivos”, en una especie de religión natural y ecologista común a todos los hombres. 

Representando a la Santa Sede, el Cardenal Arinze no aceptó firmar el documento final, que colocaba a todas las religiones dentro del mismo proceso de globalización pagano. El Instituto de Doctrina Social Cristiana de Méjico se hizo eco de numerosas voces de teólogos católicos que consideraban que “la Iglesia no puede dejar de oponerse a dicha globalización, que implica una concentración de poder que exhala totalitarismo. 

Delante de una «globalización» imposible, que la ONU se esmera en imponer alegando un «consenso» siempre precario, la Iglesia debe aparecer, semejante a Cristo, como señal de división”.

Benedicto XVI también criticó la agenda globalista, así en enero de 2008 afirmó que “este fenómeno no es sinónimo de orden mundial, sino al contrario” (…) si falta la verdadera esperanza, entonces se busca la felicidad en la euforia, en lo superfluo, en los excesos y uno se destruye a sí mismo y al mundo (…) “La Iglesia cumple plenamente su misión solo cuando refleja en sí misma la luz de Cristo y se convierte así en ayuda de los pueblos del mundo en el camino de la paz y del auténtico progreso”. 

Con ocasión de la reunión de la Academia pontificia de ciencias sociales para su XIII sesión plenaria, Benedicto XVI se refería a que “la globalización ha aumentado la interdependencia de los pueblos, con sus diferentes tradiciones, religiones y sistemas de educación. 

Eso significa que los pueblos del mundo, precisamente en virtud de sus diferencias, están aprendiendo continuamente unos de otros y entablando contactos cada vez mayores. 

Por eso, resulta cada vez más importante la necesidad de un diálogo que pueda ayudar a las personas a comprender sus propias tradiciones cuando entran en contacto con las de los demás, para desarrollar una mayor autoconciencia ante los desafíos planteados a su propia identidad, promoviendo así la comprensión y el reconocimiento de los verdaderos valores humanos dentro de una perspectiva intercultural (nótese que no habla de multiculturalismo).

Pero sobre todo podemos encontrar en su encíclica Caritas in vertate (2009) un verdadero tratado sobre la globalización y sus riesgos, que mantiene la tradicional doctrina de la Iglesia y está llena de advertencias hacía los objetivos mundialistas.

 Frente a un enfoque que se centra en la “colaboración de la familia humana”, el mundialismo aboga por el establecimiento de una gobernanza global. 

Encontramos alusiones al peligro del nuevo Estado-Corporación: “Cuando la lógica del mercado y la lógica del Estado se ponen de acuerdo para mantener el monopolio de sus respectivos ámbitos de influencia, se debilita a la larga la solidaridad en las relaciones entre los ciudadanos, la participación, el sentido de pertenencia…” 

Se niega a aceptar una humanidad guiada por valores materialistas: “La verdad de la globalización como proceso y su criterio ético fundamental vienen dados por la unidad de la familia humana y su crecimiento en el bien. 

Por tanto, hay que esforzarse incesantemente para favorecer una orientación cultural personalista y comunitaria, abierta a la trascendencia, del proceso de integración planetaria”. Incluso se niega la legitimidad al consenso internacional sin respaldo moral: “si los derechos del hombre se fundamentan sólo en las deliberaciones de una asamblea de ciudadanos, pueden ser cambiados en cualquier momento y, consiguientemente, se relaja en la conciencia común el deber de respetarlos y tratar de conseguirlos. 

Los gobiernos y los organismos internacionales pueden olvidar entonces la objetividad y la cualidad de «no disponibles» de los derechos. Cuando esto sucede, se pone en peligro el verdadero desarrollo de los pueblos”.

Benedicto XVI siempre defendió la existencia de unos principios no negociables, que son las pautas que nunca se podrán derogar ni dejar a merced de consensos partidistas en la configuración cristiana de la sociedad: la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su término natural y los derechos de los padres a la educación de sus hijos.

La Iglesia a favor del mundialismo

Pero con la renuncia de Benedicto XVI y el advenimiento de Francisco, parece que el apoyo a la Agenda 2030 del Vaticano ha vencido cualquier reticencia. No vamos a entrar en las teorías que apuntan a que tras estos sucesos se esconde una conspiración, que algunos denominan “primavera católica”, y que forzó la renuncia de Ratzinger debido a las finanzas vaticanas y la acción de la Administración Obama junto a una élite eclesial oculta y fuertemente infiltrada por la masonería, porque no tenemos ninguna prueba sobre ello. 

El arzobispo Viganò sí apuntala esta teoría al sostener que existe una “religión universal deseada por la ideología globalista, cuyo líder espiritual es Bergoglio” y que está auspiciada por poderes secretos… “La sumisión de Bergoglio a la agenda globalista es evidente, así como su apoyo activo a la elección de Joe Biden” para impulsar el gran reinicio que se auspicia desde el Foro de Davos y otras instancias, denunciaba Viganò. 

Sin embargo, Benedicto XVI también rechazó cualquier “teoría de la conspiración” sobre las razones que le llevaron a renunciar al pontificado en 2013. Aunque lo cierto es que nadie tiene claro del por qué se convirtió en el primer Papa en renunciar en más de 600 años.

El caso es que la postura del Vaticano hacía la Agenda 2030 es ahora positiva, ya que “los Objetivos de Desarrollo Sostenible proporcionan un marco para enfrentar los problemas globales, de los que podemos mencionar algunos: pobreza, hambre, educación para todos, destrucción del medio ambiente e injusticia social”. 

El Papa Francisco ha pedido a los católicos que sepamos leer entre las líneas de esos objetivos y soluciones sostenibles: “solo haciéndolo no fallaremos a la humanidad”. Ya en 2015 el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado del Vaticano, apuntaba al cambio desde un respaldo medido al apoyo incondicional. 

Al intervenir ante la mayor concentración de jefes de Estados y de gobierno de la historia convocada por las Naciones Unidas con motivo de los sesenta años de su existencia, afirmó: “La consecución e incluso la superación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio sigue siendo un deber de justicia al servicio de la dignidad humana y, al mismo tiempo, una condición indispensable para la paz y para la seguridad colectiva, incluida la eliminación o reducción sustancial del peligro del terrorismo y de la criminalidad internacional”.

En su primera encíclica Laudato si el Papa Francisco asumió todos y cada uno de los postulados de la ONU sobre cambio climático, una de las ideas fuerza sobre la que gravita el gran reinicio de la agenda mundialista. 

En el Sínodo de la Amazonia, celebrado en 2019, la Iglesia Católica da alas al culto a la madre-tierra del indigenismo y adopta un discurso que recuerda al empleado por el movimiento new-age, ya que habla de la “casa común” en términos cuasi-panteístas, además critica el antropocentrismo en un tono que recuerda al movimiento de ecología profunda. 

Tampoco somos capaces de diferenciar el discurso que emplea el Sínodo para analizar la explotación de la Amazonía del empelado por los partidos verdes/marxistas, las conclusiones son idénticas, reina el extractivismo predatorio como el mal mayor. 

También en 2019, en la Conferencia Internacional “Las religiones y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): Escuchar el clamor de la tierra y de los pobres”, la Santa Sede, por boca del cardenal Peter K. A. Turkson, coincidía con el Foro de Davos y la ONU al resaltar “la urgencia de la implementación de los 17 objetivos determinados por más de 190 naciones, y de canalizar la fuerza moral de la religión en la actuación de los objetivos de los ODS. Necesitamos trabajar juntos; porque ninguna fuente de sabiduría puede ser excluida, ¡así como nadie puede quedarse atrás!”. 

El Prefecto del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral aseguraba que “compartimos la visión de los ODS por una amplia gama de razones diferentes. Acogemos de buen grado los objetivos compartidos a los que los ODS han dado voz y propósito (entre ellos, no debemos olvidar, se encuentra la ideológia de género y la salud reproductiva que ampara el aborto); y el propósito es lo que nos motiva a cambiar nuestros estilos de vida, nuestra forma de producir, comerciar, consumir y desechar”.

Más polémica encontramos también en la siguiente encíclica de Francisco, Fratelli tutti, que según sus críticos usa un lenguaje que continuamente evoca reminiscencias masónicas, cuando reiteradamente se alude a la dimensión universal del amor fraterno o se hace expresa invocación del lema de los revolucionarios franceses, libertad, igualdad y fraternidad. 

El arzobispo Carlo Maria Viganò ha llegado a denunciar, como ya hemos dicho, que Francisco es una especie de antiPapa, que está detrás de un “proyecto masón-globalista” que ha infiltrado el Vaticano.

Lo que es indiscutible es que a lo largo de toda a la encíclica se insiste en la idea de sociedad abierta de Popper, que no es precisamente un filósofo católico, y se hace un guiño indisimulado a la social democracia cuando se habla del “desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. 

En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas”. La postura favorable a un gobierno mundial puede deducirse del epígrafe “Globalización y progreso sin un rumbo común” o de las repetidas exhortaciones que consideran “indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, (…) para asegurar el bien común mundial”.

“Hacen falta valentía y generosidad en orden a establecer libremente determinados objetivos comunes y asegurar el cumplimiento en todo el mundo de algunas normas básicas”, o se considera necesaria, como hace el Foro de Davos en su gran reinicio, “una reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones” y sigue, “necesitamos una política que piense con visión amplia, y que lleve adelante un replanteo integral”. 

“La sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes”. 

Una interpretación favorable a la sustitución del Estado-Nación por el Estado-Corporación también tiene su espacio: “Gracias a Dios tantas agrupaciones y organizaciones de la sociedad civil ayudan a paliar las debilidades de la Comunidad internacional, su falta de coordinación en situaciones complejas, su falta de atención frente a derechos humanos fundamentales y a situaciones muy críticas de algunos grupos. Así adquiere una expresión concreta el principio de subsidiariedad, que garantiza la participación y la acción de las comunidades y organizaciones de menor rango, las que complementan la acción del Estado”.

No obstante, existen otras partes de la encíclica que contradicen los objetivos de la agenda globalista. Se predica en favor de la natalidad: “La falta de hijos, que provoca un envejecimiento de las poblaciones, junto con el abandono de los ancianos a una dolorosa soledad, es un modo sutil de expresar que todo termina con nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales” y se argumenta en contra de la pérdida del arraigo, porque “si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío. Además, no se debería ignorar ingenuamente la obsesión por un estilo de vida consumista…” 

También se alerta contra la atomización social: “Destrozar la autoestima de alguien es una manera fácil de dominarlo.

Detrás de estas tendencias que buscan homogeneizar el mundo, afloran intereses de poder que se benefician del bajo aprecio de sí, al tiempo que, a través de los medios y de las redes se intenta crear una nueva cultura al servicio de los más poderosos. 

Esto es aprovechado por el ventajismo de la especulación financiera y la expoliación, donde los pobres son los que siempre pierden. Por otra parte, ignorar la cultura de un pueblo hace que muchos líderes políticos no logren implementar un proyecto eficiente que pueda ser libremente asumido y sostenido en el tiempo”.

Algunos han querido interpretar que el Papa Francisco se coloca en una posición equidistante entre la defensa de las soberanías nacionales y el globalismo. 

No rechaza la sana reivindicación de lo nacional siempre que no niegue “la fraternidad universal que debemos promover por ser hijos e hijas de Dios” (obsérvese el uso del lenguaje inclusivo de la ideología de género), ni apoya el globalismo porque según dice “tampoco estoy proponiendo un universalismo autoritario y abstracto, digitado o planificado por algunos y presentado como un supuesto sueño en orden a homogeneizar, dominar y expoliar. 

Hay un modelo de globalización que «conscientemente apunta a la uniformidad unidimensional y busca eliminar todas las diferencias y tradiciones en una búsqueda superficial de la unidad. […] Si una globalización pretende igualar a todos, como si fuera una esfera, esa globalización destruye la riqueza y la particularidad de cada persona y de cada pueblo». Ese falso sueño universalista termina quitando al mundo su variado colorido, su belleza y en definitiva su humanidad. 

Porque «el futuro no es monocromático, sino que es posible si nos animamos a mirarlo en la variedad y en la diversidad de lo que cada uno puede aportar. Cuánto necesita aprender nuestra familia humana a vivir juntos en armonía y paz sin necesidad de que tengamos que ser todos igualitos».

Puede ser que el Papa Francisco tenga reparos de conciencia frente al mundialismo, pero el caso es que ha apoyado publica e incondicionalmente la Agenda 2030 de Naciones Unidas. 

Personalmente, en 2019, ante la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, Bergoglio arremetía con veladas alusiones contra Trump y los populismos de derechas ya que podrían “comprometer las formas ya consolidadas de cooperación internacional”, haciendo que se corra el riesgo de “socavar los objetivos de las Organizaciones internacionales como espacio de diálogo y de encuentro para todos los países en un nivel de respeto mutuo, y obstaculizar el logro de los Objetivos de desarrollo sostenible aprobados unánimemente por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2015”.

Si a esto unimos otros reveladores comportamientos, como la alianza del Vaticano con el Consejo para el Capitalismo Inclusivo, impulsado por la familia Rothschild y que agrupa a más de 30 grandes multinacionales, todas ellas también relacionadas con el Foro de Davos, nos queda clara la posición del actual Papa respecto de la Agenda 2030. Bergoglio y el cardenal Turskon se reunirán al menos una vez al año con Lynn Forester de Rothschild, los directivos de compañías como Bank of America, BP, EY, Johnson & Johnson, Salesforce y Visa, los grupos de inversión Calpers, State Street y las Fundaciones Ford y Rockefeller o el enviado especial de la ONU para el clima y las finanzas. 

El Papa Francisco en un comunicado hecho público en el mes de diciembre de 2020 anunciaba su respaldo al Consejo del Capitalismo Inclusivo, “se necesita urgentemente un sistema económico que sea justo, digno de confianza y capaz de abordar los desafíos más profundos que enfrenta la humanidad y nuestro planeta. Ustedes han aceptado el desafío buscando formas de hacer que el capitalismo se convierta en un instrumento más inclusivo para el bienestar humano integral”. 

Por su parte Marcie Frost, CEO de Calpers, dijo que la iniciativa provocará “un cambio significativo y que eso se suma a la gran cantidad de compromisos ambientales, sociales y de gobernanza asumidos por la mayoría de las grandes compañías”.

Si tras el Vaticano II la Iglesia católica, en su afán por acomodarse a los nuevos tiempos, pierde la perspectiva intemporal, provocando una crisis que no se superó hasta bien entrado el pontificado de Juan Pablo II, con Francisco se acomete una alianza con poderes globalistas que sin duda acabará volviéndose en contra de la propia Iglesia y acentuará aún más el comprometido proceso de secularización que arrastra la religión católica.

(Continuará)

https://www.alertadigital.com/2021/12/04/iglesia-catolica-y-globalismo-i-el-papel-del-papa-francisco-en-relacion-a-la-agenda-2030/

lunes, 11 de octubre de 2021

Las sociedades secretas más poderosas: ¿Quién maneja el mundo?

viernes, 8 de octubre de 2021

Dante: el poeta que viajó al infierno

Con motivo del 700 aniversario de la muerte de Dante, seguimos sus pasos a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Una visión que, sin duda, ha condicionado el modo en que entendemos e imaginamos los diferentes lugares de ultratumba.

Portada Dante

El pasado mes de septiembre rememoramos el septingentésimo aniversario de la muerte de uno de los genios literarios más notables que ha dado la cultura occidental.

Fue poeta, filósofo y político y se le ha querido hacer hereje, mago u ocultista

Dante fue un prohombre del Medievo cuyas obras y andanzas son tan ricas en matices que no admite una definición monolítica. Concibió una nueva forma de expresar la poesía y contribuyó a la creación de un idioma. Fue poeta, filósofo y político y se le ha querido hacer hereje, mago u ocultista. Tuvo, quizá, algo de muchas cosas.

A Dante Alighieri –al conjunto de sus textos y a su Comedia– hemos de leerlo porque es un clásico y, como tal, tributó, junto con otros muchos, para acrecentar la inmensa raigambre cultural que afirma nuestra civilización.



Precisemos qué entendemos por cultura y por qué la Divina Comedia satisface con plenitud la provisión de la misma. 

Bajo mi modo de ver, la cultura tendría dos componentes fundamentales: el primero, más prosaico, constituido por el conjunto de conocimientos que nos ayuda a entender el mundo y a obtener una visión lúcida de la realidad; bajo esta concepción estarían –aparte de la experiencia vital– la mayoría de las disciplinas formales como la economía, la historia o las ciencias, pero también las tradiciones –escritas u orales–, las leyendas y el folclore que determinan el acervo de los pueblos.

La Divina Comedia constituye una obra cautivadora para los sentidos

El segundo elemento tiene un carácter estético y se aleja de un sentido interpretativo de la existencia, adquiriendo un cariz deleitoso; cultura, en este caso, sería el desarrollo de la sensibilidad y la intuición que nos permiten identificar la belleza de la creación humana –obra, verso o acto–, obteniendo cierto gozo sensual de la misma, así como la capacidad de distinguir lo hermoso de lo zafio, lo sublime de lo frívolo o lo trascendente de lo efímero.

La Divina Comedia constituye una obra cautivadora para los sentidos y vigorosa para el intelecto. El contenido de sus pulcros tercetos nos trae historias reales de traición, lealtad, amor…Nos dibuja una época, su cosmovisión y un mundo que existió y con el que estamos en deuda. Sus versos contienen una miríada de personajes singulares, desde seres mitológicos hasta poetas, pasando por reyes, papas o doncellas.

VISITA AL INFIERNO

El periplo dantesco de la Comedia comienza en la Semana Santa del año 1300. Dante, ofuscado y asediado por tres fieras, encuentra el auxilio de Virgilio, que le guía por el primero de los tres feudos de ultratumba que habrá de visitar: el Infierno.

El reino del Diablo tiene forma de cuña invertida cuyo vértice coincide con el centro de la Tierra. En la intersección del eje de ese vértice con la superficie se alza la eterna Jerusalén. Se divide en nueve círculos donde los condenados reciben su pena según el pecado cometido, atendiendo a la ley de contrapaso: el castigo se vincula a la culpa, bien por analogía o por antagonismo.


El Infierno visto por Sandro Botticelli

Al Infierno se accede por una puerta en cuyo dintel se inscribe una frase lapidaria que llama a la desesperanza. La primera estancia es el Vestíbulo –Anteinfierno– donde los indolentes son hostigados de forma inclemente por insectos mientras persiguen una bandera que avanza sin rumbo fijo, simbolizando la falta de compromiso que tuvieron en vida. 

Le siguen, en orden descendente, los círculos del dos al cinco donde lujuriosos, golosos, avaros, pródigos, iracundos y perezosos son castigados con terribles tormentos por sus pecados de incontinencia y desenfreno.

Cada uno de los círculos del Infierno está diseñado para castigar el alma de los diferentes pecadores: herejes, avaros, lujuriosos, traidores...

En el sexto círculo están los herejes purificándose en fosas llameantes. El séptimo es el de los violentos contra sí mismos, contra Dios y contra el prójimo. Tras este, en los abismos del Infierno, hallamos los círculos octavo y noveno, ocupados por aquellos que cometieron los pecados más graves: los fraudulentos y los traidores.

En el centro de la Tierra, en la última zona del círculo noveno –donde purgan aquellos que traicionaron a sus benefactores–, semienterrado en la superficie helada de un lago se yergue, imponente, la figura de Satanás. De aspecto grotesco y monstruoso, posee tres caras en su cabeza y, por cada una de sus bocas, engulle a eminentes traidores: Casio, Bruto y Judas Iscariote. 

Los vientos que generan el incesante movimiento de sus tres pares de alas de murciélago hacen que el lago se mantenga congelado, no pudiendo escapar de sus aguas ni él, ni las almas pecadoras que se hayan dispersas y atrapadas en el hielo, en una escena tan patética como escabrosa.


Detalle de infierno: Mosaico que representa el Juicio Final por Coppo di Marcovaldo, Museo Baptisterio de San Juan

EL PURGATORIO

Una vez recorrido el Infierno, Dante y Virgilio regresan al "luminoso mundo por una senda encubierta" y llegan, conducidos por un ángel barquero, a la playa de la montaña del Purgatorio. Aquí se oyen recitales de salmos y música, es el reino de la esperanza ya que las almas que lo habitan están llamadas a purificarse y albergan la certeza de que gozarán de la contemplación de Dios una vez culminen la expiación de sus pecados.

Los castigos del Purgatorio también son variados: los iracundos deambulan cegados, los envidiosos tienen los ojos cosidos...

El Purgatorio, estructuralmente, es un negativo del Infierno y se divide en nueve cornisas: el Antepurgatorio, una por cada uno de los siete pecados capitales y, por último, el Paraíso Terrenal, que ocupa la roma cima de la montaña.

Los castigos del Purgatorio también son variados y sujetos a la ley del contrapaso: los soberbios cargan pesadas piedras que les impiden levantar la vista del suelo; los iracundos deambulan cegados entre densas nieblas al igual que la ira los cegó en vida y los envidiosos tienen los ojos cosidos y visten túnicas grises mientras escuchan letanías loando la generosidad, virtud opuesta a su culpa.

Dante, purificado de pecado, se separa de su querido maestro Virgilio, arquetipo de virtud, para encontrarse con su amada Beatriz


Representación del Purgatorio descrito por Dante (Wikipedia)

EL PARAÍSO

Dante, purificado de pecado, se separa de su querido maestro Virgilio, arquetipo de virtud, para encontrarse con su amada Beatriz, que es la fe que aplaca las inclinaciones concupiscentes de su alma mundana y que le guiará por el último de los reinos que transitará, el Paraíso.

El viaje a los reinos del otro mundo de Dante lo es también al interior de nuestro ser

Este, de análoga configuración a los otros mundos visitados por Dante, está dividido en nueve esferas límpidas y concéntricas que, movidas por inteligencias angelicales, evidencian un equilibrio perfecto e incorruptible. Los nueve cielos etéreos, donde los bienaventurados se regocijan en su luminosa infinitud, son coronados por el Empíreo, morada de Dios, donde Dante alcanza la inefable epifanía que le lleva a la comprensión de la Trascendencia.

El viaje a los reinos del otro mundo de Dante lo es también al interior de nuestro ser, a los rincones más atávicos y descarnados del alma donde residen –en pugna– los temores, creencias y anhelos ancestrales del individuo.

A pesar del exorbitante, e insolente, antropocentrismo de nuestra sociedad actual –al abrigo de la tecnología–, el hombre para el que escribe el sabio florentino somos nosotros. Dante transmite verdades absolutas, valores inmutables, inherentes a la esencia humana, de ahí lo imperecedero de su obra.


Criminólogo
7 de octubre de 2021 (13:14 CET)

sábado, 3 de julio de 2021

La mala memoria de la Masonería, Prison Journal, las trasparencias del Vaticano, la ley Zan no sale, el mejor tiempo para ser cura.



Por SPECOLA | 03 julio, 2021

Ya conseguimos introducir los artículos seleccionados, es cierto que muchos lectores se quedan con la presentación y esto les sirve para estar al día, pero los hay que buscan ampliación y profundizar en la reseña y es un espléndido servicio del que no queremos prescindir. 

Poco a poco, día a día, vamos haciendo el archivo de las noticias de este periodo, hasta el momento estamos en más de cincuenta mil noticias citadas que son un buen resumen para entender el tiempo en que vivimos.

Marco Tosatti recoge en su blog una interesante reflexión sobre la masonería y la esclavitud. Vemos cómo proliferan las leyes que pretenden orientar nuestra memoria histórica a donde interesa y no a la realidad de los hechos: «En las escuelas enseñan que la abolición de la esclavitud fue obra de la Ilustración, pero los padres de la Ilustración J. Locke, Voltaire y más tarde los masones hicieron negocios con los traficantes de esclavos. 

En Gran Bretaña, la esclavitud fue abolida gracias a hombres de fe como el británico William Wilberforce (1759-1833) y en Estados Unidos con Abraham Lincoln». Aprovechando la peste: «los poderosos en servicio parecen decididos a imponer una nueva forma de esclavitud». «el programa anti-vida y anti-dignidad nació con el compromiso fundamental de los masones». El largo artículo enumera todas las personas e instituciones que están detrás de la ‘promoción del derecho al aborto’. 

Los nombre son conocidos por todos: «Henry Kissinger, Fundación Rockefeller, Jaques Attali, Fundación Bill & Melinda Gates, Warren Buffett, George Soros, Klaus Schwab. En el capítulo de políticos: Bill y Hillary Clinton, Barack Obama, Joe Biden, Justin Trudeau que promueven el aborto, la eutanasia, los movimientos homosexuales, BLM, Antifa, la eugenesia, el terrorismo mediático y el engaño sobre el supremacismo blanco.

En estos momentos controlan casi todos los medios y gobiernos del mundo, utilizando dos organizaciones, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y elementos de la CIA y el FBI. Muy interesante la relación de las empresas consideradas «zombies» creadas por la Fundación Rockefeller en 1978 con sede en Washington, desde el grupo de seniors del G30, con Mario Draghi, el Foro Económico Mundial de Davos. 

Silencian a cientos de médicos que han tratado a miles de pacientes con Covid-19 con medicamentos existentes. Otro nivel es el de los llamados ‘trasportistas’: ONU, OMS, UNICEF, UNESCO y la mayoría de las ONG, que para ser consideradas sin fines de lucro deben adaptarse al programa establecido. 

A todo esto la larga lista de empresas que apoyan a Planened Parenthood y la de ‘tontos útiles’ : periodistas, medios y estrellas del deporte, iglesias y pastores, directores y maestros de escuela. El único espacio que nos queda libre, por ahora, son los sitios y blogs de periodistas independientes que hacen información real seguidos por millones de personas cansadas de la estupidez televisiva y mediática.

Aldo Maria Valli comenta el diario del cardenal Pell, Prison Journal el Diario de prisión: «es, paradójicamente, un libro que da tanta serenidad y es bueno para la fe». «El cardenal ciertamente no esconde los miedos y la complejidad de la situación, pero, siempre tranquilo y confiado, se entrega totalmente a la divina Providencia, no olvida a las personas sin rostro que, a unos pasos de él, se encuentran encerrados en la prisión de máxima seguridad y concluye cada página del diario con una oración. 

El 3 de marzo de 2019, es domingo, el primero sin Santa Misa: “Este es el primer domingo desde hace muchas décadas, quizás desde hace más de setenta años, salvo en caso de enfermedad, que no he asistido ni celebrado la misa dominical. Ni siquiera pude recibir la Comunión».

 “No veo la hora de poder estar al aire libre, no solo para hacer ejercicio, que no es particularmente agradable dado el estrecho y escuálido espacio, sino sobre todo para respirar aire puro, para ver el cielo, las nubes y, a veces, incluso el sol. Estas cosas, una linda ducha caliente, la televisión y la tetera, y la amabilidad de los guardias, ayudan a hacer la vida más que soportable».

Kim Kardashian y sus frescos atuendos siguen siendo noticia buscada, sentimos si alguno de nuestros lectores se ha visto perturbado por nuestra fotografía de ayer, así se presentó en el Vaticano. En el sitio web de los Museos Vaticanos, los visitantes solo pueden acceder a los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina, la Basílica de San Pedro y los Jardines Vaticanos si están «vestidos apropiadamente», no se permite «ropa sin mangas y / o escotada, pantalones cortos por encima de la rodilla, faldas cortas y sombreros».

 “El requisito de la decencia también se extiende a cualquier artículo personal visible y marcas personales visibles similares, por ejemplo, tatuajes, que puedan ofender la moral católica, la religión católica y la moral pública.

El banco suizo UBS ha pagado a Fabrizio Tirabassi, alto funcionario del Vaticano, durante años. Tirabassi, que gestionaba las inversiones, percibiría una retribución por comisiones por operaciones financieras realizadas por la Secretaría de Estado y por la incorporación de nuevos clientes, retribución consistente en comisiones anuales del 0,5% sobre los activos depositados en las cuentas del banco suizo. Sus los abogados aseguran que sus superiores estaban al tanto de todo y que incluso tenía la autorización para operar en las cuentas de la Secretaría de Estado del Vaticano. 

Tirabassi incluso habría ganado comisiones también al proponer inversiones a otras figuras vinculadas a la Curia. La investigación continúa sacando a relucir nuevas realidades hasta ahora ocultas. De todo esto, y de mucho más que iremos sabiendo, nadie sabía nada. Seguimos pidiendo la colaboración de los fieles y seguimos demostrando la absoluta inutilidad para gestionarlas. El asesor Zanchetta sigue desaparecido, trasparencias en el Vaticano solo tenemos las de Kim Kardashian.

La discutida ley Zan tiene muchas posibilidades de no ser aprobada en el senado italiano. Para Salvini la cosa es clara: «Quitemos la ideología de la mesa y la aprobamos en una hora». 

Se propone eliminar el artículo 1, que contiene las definiciones de «sexo», «género», «orientación sexual» y sobre todo «identidad de género»: «la identificación percibida y manifiesta de uno mismo en relación con el género, aunque no corresponde al sexo, independientemente de haber completado un camino de transición”.

 «La libertad de pensamiento y expresión ya está protegida por nuestra Constitución, y no se puede degradar con una ley común». Se solicita especificar que las actividades que se organizarán en las escuelas se realizarán «en respeto a la plena autonomía escolar».

Terminamos con el testimonio de un seminarista que ingresa en el «verano de la vergüenza» de 2018, cuando la historia de McCarrick estalló en público, el documento explosivo del arzobispo Carlo Maria Viganò, que afirmaba que McCarrick era parte de una vasta red: «Lo que extrañamente no se esperaba, incluso después del verano de la vergüenza, era cuán profundamente había penetrado el humo de Satanás en la Iglesia». 

«En gran parte de la jerarquía de la Iglesia, el humo de Satanás es el aire que respiras». «El cáncer del modernismo continúa abriéndose paso a través de cada una de las células del cuerpo de la Iglesia. La jerarquía de la Iglesia está enferma. Entrar hoy al seminario es como entrar corriendo a un edificio en llamas. Sin embargo, si estás llamado a entregarte a Jesús como sacerdote, si el Señor te llama a entrar al seminario, entonces asumes las consecuencias». 

«No hay mejor momento para ser seminarista y sacerdote en la Iglesia». «Si está llamado a ser sacerdote, le insto encarecidamente a que corra hacia el edificio en llamas. Zarpe con el corazón y baje sus redes de pesca. Ve al campo de batalla».

Los seminaristas mártires no son cosa de ahora, en España contamos con el mayor grupo de seminaristas mártires del la historia de la iglesia, son los claretianos de Barbastro, es nuestra fotografía de hoy, estos son los nuestros y nos sentimos orgullosos, mucho.

«¡Señor mío y Dios mío!»

https://infovaticana.com/blogs/specola/la-mala-memoria-de-la-masoneria-prison-journal-las-trasparencias-del-vaticano-la-ley-zan-no-sale-el-mejor-tiempo-para-ser-cura/

jueves, 29 de abril de 2021

El Horror detrás de los Cultos y Sociedades Secretas en Hollywood

domingo, 11 de abril de 2021

La famosa y temida Orden de los Hashshashins

26 FEBRERO, 2015 - 20:09 DHWTY

A finales del siglo XI, un hombre llamado Hassan-i Sabbah creó una orden de Nizaríes Ismaelitas en Persia y Siria: los famosos Hashshashin, los que capturaron muchas fortalezas en las montañas y hasta representaron una amenaza para la autoridad Suní - Seljuk en Persia. Pero quizá los Hashshashins fueron más famosos por la forma en que se deshicieron de sus oponentes: a través de asesinatos altamente cualificados. De hecho, la palabra 'asesino' se dice que debe sus orígenes a dicha orden.

Existen tantas historias sobre los Hashshashins que resulta difícil separar los hechos de la ficción. Para empezar, gran parte de nuestros datos acerca de los Hashshashins provienen de fuentes europeas o de personas hostiles a ellos. Por ejemplo, según una historia escuchada en Oriente por el viajero veneciano Marco Polo, Hassan drogaba a sus seguidores con hachís, llevandolos al 'paraíso'. 

Cuando sus seguidores recuperaban los sentidos, Hassan declaraba ser el único que tenía los medios para volver al 'paraíso'. De este modo, se convertían en ciegos devotos de Hassan, hasta llegar a realizar todos sus deseos. Sin embargo, existen algunos problemas con esta historia. Por ejemplo, el uso de hachís puede ser un falso relato. Parece que el término hashshishi es utilizado por primera vez por el Califa fatimí al-Amir en el año 1122 como una referencia despectiva a los Nizaríes sirios. 

En lugar de aludir literalmente a que estas personas tomaran hachís, se tomó como sentido figurado de 'parias' o 'chusma'. Este término fue aplicado a los ismaelitas sirios y persas por parte de los historiadores anti-ismaelitas y eventualmente difundido a través de Europa por los cruzados.


El asesinato de Nizamal-Mulk por un Hashshashin. Fuente de la foto: Wikipedia.

Incluso la reputación de fríos asesinos de hábitos nocturnos recaída sobre los Hashshashins podría cuestionarse. Tal vez una de sus víctimas más famosas sea Conrado de Monferrato, el rey de facto de Jerusalén de finales del siglo XII. Según la historia, Conrado fue asesinado mientras paseaba por el centro de la ciudad de Tiro con un séquito de caballeros. 

Dos Hashshashins, disfrazados de monjes cristianos, caminaron hacia él, lo apuñalaron dos veces y lo mataron. Pese a que no se sabe quien contrató a estos Hashshashins, se suele aceptar que los responsables fueron Ricardo Corazón de León y Enrique de Champaña.


Litografía del siglo diecinueve por Gustave Dore mostrando el intento de asesinato del rey Eduardo Primero de Inglaterra

Lo más impresionante de la audacia de los hashshashins sea, tal vez, su eficiente uso de la 'guerra psicológica'. Infundiendo miedo en sus enemigos, procuraron obtener su sumisión sin arriesgar sus propias vidas. Así, el gran líder musulmán Saladino sobrevivió a dos atentados de los Hashshashins contra su vida. Sin embargo, esto le creó un gran estado de miedo y paranoia, por temor a más intentos de asesinato. Según diversos relatos, una noche, durante su conquista de Masyaf, en Siria, Saladino se despertó y vio una figura abandonando su tienda. 

Junto a su cama observó que había uno bollos calientes con la característica forma de los Hashshashins, junto con una nota sujeta por un puñal envenenado. Según la nota, lo matarían si no se rendía. Obviamente, Saladino decidió acordar una tregua con los Hashshashins.

A pesar de su notoriedad y habilidades, con el tiempo fueron aniquilados por los Mongoles al invadir Khwarizm. En 1256 el bastión de los Hashshashins, que se creía inexpugnable, cayó en manos mongolas. Aunque los Hashshashins reconquistaron Alamit durante varios meses en 1275, al final cayeron aplastados. 

Desde la perspectiva de un historiador, la conquista mongola de Alamit resulta ser un evento muy significativo debido al hecho de que las fuentes que habrían podido contar la historia desde el punto de vista de los Hashshashins, fueron destruidas por completo. Como resultado hemos obtenido una visión un tanto idealizada de esta orden, tal vez mejor vista en los video-juegos de la serie por todos conocida de Assassin’s Creed .

Imagen de portada: Retrato de un artista de un Hashshashin. Fuente de la imagen.


Traducción: Sofia Pollon
https://www.ancient-origins.es/mitos-y-leyendas/el-famoso-y-muy-temido-antiguo-orden-de-los-hashshashins-002377

domingo, 21 de marzo de 2021

El hombre que inició los Illuminati y su frustrada promoción de la Ilustración

18 MARZO, 2021 - 15:28 DHWTY

El Illuminati era una sociedad secreta que se estableció en Alemania durante el siglo XVIII. Los Illuminati tienen una notoria reputación en la cultura popular, ya que están asociados con numerosas teorías de conspiración, incluida la orquestación de varios eventos históricos importantes y el Nuevo Orden Mundial. Además, los Illuminati han inspirado muchas obras de ficción en la actualidad, lo que contribuyó aún más a su mala reputación. Los Illuminati originales, sin embargo, eran muy diferentes de lo que creen los teóricos de la conspiración hoy en día y estaban muy en línea con el movimiento filosófico dominante de ese día, es decir, la Ilustración.

Los Illuminati de Baviera

Los Illuminati, que se refiere históricamente a los Illuminati de Baviera, fue fundada por Adam Weishaupt, un joven profesor universitario alemán del siglo XVIII. Weishaupt nació en Ingolstadt, en el Electorado de Baviera en 1748. Su padre era profesor de derecho y falleció cuando su hijo tenía solo cinco años. 

Weishaupt fue criado por su abuelo, quien también fue profesor de derecho y defensor de la Ilustración. A la edad de siete años, Weishaupt comenzó a asistir a una escuela jesuita ya que su familia era católica. A la edad de 20 años, Weishaupt se había doctorado en derecho.


Adam Weishaupt, fundador de los Illuminati, una sociedad secreta liberal y secular bávara del siglo XVIII. (Rettinghaus / Dominio público)

Varios años después, Weishaupt se convirtió en profesor de derecho en la Universidad de Ingolstadt. Un año después, en 1773, los jesuitas fueron suprimidos y Weishaupt fue nombrado profesor de derecho canónico. Hasta entonces, el derecho canónico era una asignatura exclusivamente impartida por los jesuitas. 

Sin embargo, Weishaupt era el único laico en su universidad que estaba enseñando derecho canónico y los jesuitas, aunque reprimidos, todavía tenían considerable influencia y poder allí. Como Weishaupt era un defensor de los valores de la Ilustración, chocó con los jesuitas de la universidad y comenzó a sentirse frustrado por la forma en que la Iglesia estaba bloqueando sus esfuerzos por difundir sus ideales.

Los masones

Inicialmente, Weishaupt tenía la intención de unirse a los masones, una sociedad secreta cuyos miembros compartían los valores de la Ilustración. 

Aunque no está claro por qué Weishaupt luego decidió no hacerlo, se ha especulado que o carecía de los fondos necesarios para pagar su admisión en una de las logias masónicas o que se sintió desilusionado por muchas de las ideas sostenidas por los masones. 

Sin embargo, Weishaupt se inspiraría en los masones para los rituales y la estructura organizativa de la sociedad secreta que iba a iniciar.



Emblema de la masonería. (kaetana / Adobe)

Orden de los Illuminati

En mayo de 1776, Weishaupt fundó la Orden de los Illuminati, una sociedad secreta cuya misión era "oponerse a la influencia religiosa en la sociedad y al abuso de poder por parte del estado fomentando un espacio seguro para la crítica, el debate y la libertad de expresión".

 La primera reunión de los Illuminati se llevó a cabo el 1 de mayo de 1776 en un bosque cerca de Ingolstadt. Esta reunión incluyó a cinco de los estudiantes de derecho más talentosos de Weishaupt, quienes fueron seleccionados personalmente por el propio Weishaupt. 

Weishaupt luego comenzó a reclutar más miembros de personas de ideas afines que había llegado a conocer en la universidad. Una de las condiciones para la admisión era que el candidato fuera menor de treinta años, ya que Weishaupt creía que después de esa edad era difícil que una persona se dejara influir por nuevas ideas. 

Además, Weishaupt se unió a una logia masónica un año después de la fundación de los Illuminati y también comenzó a reclutar entre los masones para su sociedad secreta.

Los Illuminati se expandieron rápidamente en los años siguientes. Para 1782, esta sociedad secreta probablemente tenía 600 miembros y dos años más tarde la membresía había aumentado a entre 2000 y 3000. 

Los miembros de los Illuminati provenían de toda Europa, incluyendo Francia, Italia, Polonia y Hungría. Si bien los primeros miembros de los Illuminati fueron los estudiantes de Weishaupt, a medida que crecía, llegó a incluir nobles, políticos, intelectuales, médicos y escritores.


Adolph Freiherr Knigge, el reclutador más eficaz de los Illuminati. (Francmasón liberal / Dominio público)

La exitosa expansión de los Illuminati también contribuiría a su caída. En 1784, uno de sus ex miembros, Joseph Utzschneider, escribió una carta a la Gran Duquesa de Baviera, supuestamente revelando las actividades de los Illuminati. Una de las acusaciones formuladas contra sus miembros fue que estaban conspirando con Austria contra Baviera y, por lo tanto, eran una amenaza para el estado. 

El duque-elector de Baviera fue advertido por su esposa sobre los Illuminati y prontamente emitió un edicto prohibiendo la creación de cualquier sociedad no autorizada previamente por la ley. Un segundo edicto, que prohibió expresamente a los Illuminati, se emitió al año siguiente. 

En 1787 se emitió un tercer edicto, que confirmó la ilegalidad de la sociedad y la imposición de la pena de muerte para los miembros.


Joseph Utzschneider reveló las actividades de los Illuminati. (Olaf Simons / Dominio público)

En cuanto a Weishaupt, perdió su puesto en la Universidad de Ingolstadt y fue desterrado. Durante el resto de su vida, vivió en Gotha en Sajonia y enseñó filosofía en la Universidad de Göttingen. Aunque la sociedad secreta de Weishaupt se había disuelto, su legado continuó, como se evidencia en las muchas teorías de conspiración asociadas con los Illuminati. 

De hecho, estas teorías de la conspiración ya estaban en circulación incluso antes de la muerte de Weishaupt en 1830. Por ejemplo, Weishaupt fue acusado falsamente de haber jugado un papel en la Revolución Francesa y de planear una revuelta similar contra el estado bávaro.

Imagen de portada: Triángulo Illuminati y el ojo que todo lo ve en un templo antiguo. Fuente: EdNurg / Adobe

Autor: Wu Mingren

https://www.ancient-origins.es/historia-personajes-famosos/inicios-illuminati-ilustracion-006947

domingo, 7 de marzo de 2021

Últimos días de los Templarios

Un manuscrito perdido durante años desvela algunos puntos oscuros del proceso contra los templarios. ¿Por qué decidió el Vaticano hacer público un documento semejante cuando se cumplían 700 años de la persecución de la Orden? ¿Hay alguna intención oculta en esta revelación?


A comienzos de octubre de 2007, el Vaticano realizaba un anuncio sorprendente: el día 25 de ese mes, el Archivo Secreto pontificio iba a poner a la venta el tomo Processus contra Templarios, compuesto por 300 páginas en facsímil que reproducen fielmente los documentos originales –hasta el momento inéditos– de un proceso judicial contra los célebres monjes-guerreros, llevado a cabo en el castillo real de Chinon.

 El anuncio llegaba el día 13 de octubre. Justo 700 años antes, en 1307 –aunque el prefecto del Archivo Secreto, Sergio Pagano, negó que la elección de la fecha hubiera sido intencionada– los templarios franceses, incluyendo a su Gran Maestre, Jacques de Molay, fueron detenidos inesperadamente por soldados del rey acusados de herejía, sodomía y otros terribles pecados. En realidad, el valioso documento, un pergamino de 700 por 580 mm, había sido descubierto en 2002 por la investigadora italiana Barbara Frale, funcionaria del Archivo Vaticano. 

Sin embargo, la importancia del hallazgo habría aconsejado prudencia y una laboriosa investigación antes de hacer público su contenido. Finalmente llegó ese día y Frale, acompañada por Sergio Pagano, el escritor y antropólogo Valerio Massimo Manfredi y otros expertos, presentó a la prensa el documento papal, también conocido como Pergamino de Chinon.

La existencia del manuscrito se conocía desde hace tiempo, aunque llevaba décadas perdido y no se había estudiado, de ahí su gran importancia. 

Durante la rueda de prensa los expertos explicaron que se ponían a la venta 799 ejemplares (otro más quedó inmediatamente reservado para Benedicto XVI) a un precio de 5.900 euros cada uno, y aclararon que varias universidades y bibliotecas de todo el mundo ya se habían mostrado interesadas en su adquisición. 

El texto, que al parecer data de agosto de 1308, tendría una gran trascendencia, pues su contenido vendría a demostrar que el papa Clemente V –a menudo visto por los historiadores como una «marioneta» cómplice de Felipe IV el Hermoso y, por tanto, culpable en cierta medida del trágico fin de la Orden– había absuelto en esa fecha a Jacques de Molay y sus caballeros. 

Los textos, explicó Frale, "muestran la verdadera actitud de Clemente V respecto a la acusación a los templarios (…) el pontífice era un gran jurista, un hombre astuto, una persona distinta de la que durante tanto tiempo ha sido descrita".

Pergamino de Chinon

EL TEMPLE, EN «SUSPENSO»

Las revelaciones no terminaron ahí. Según los portavoces vaticanos, finalmente y a pesar de la absolución, Clemente V se habría visto obligado a "suspender la Orden, aunque sin disolverla", a causa de las fuertes presiones y el descontento mostrado por Felipe IV, y evitar así un cisma con Francia. Esta decisión se vio plasmada en la bula Vox in Excelso (1312), en este caso sí conocida por los historiadores, pues fue emitida de forma oficial. 

Aunque los investigadores vaticanos compararon la suspensión de la Orden declarada por Clemente V en el Pergamino de Chinon como una especie de "hibernación", Sergio Pagano, el prefecto del Archivo Secreto, se apresuró a descartar cualquier tipo de rehabilitación: "No hay –aseguró–, ni podría haber, ninguna voluntad rehabilitadora de los templarios". Esta aclaración sirvió, al mismo tiempo, para acallar cualquier posible reivindicación por parte de grupos actuales que aseguran ser "herederos" legítimos de la Orden. 

Frale aprovechó la rueda de prensa para añadir que la absolución de Clemente V a los templarios se produjo después de que éstos confesaran y reconocieran una serie de culpas, y tras solicitar el perdón del papa. "La Orden adolecía de graves males, aunque en ningún caso se trataba de herejías", aseguró a los medios de comunicación. A pesar de la gran repercusión mediática –la noticia fue aireada en informativos de televisión y periódicos de todo el mundo– pocos medios profundizaron en la trascendencia y posibles consecuencias de la información dada a conocer, ni tampoco analizaron al detalle cómo fueron en realidad, a la luz del Pergamino de Chinon, los últimos días de la orden más célebre de la Edad Media…

HISTORIA DE UNA CONJURA

Para comprender cómo una Orden rica y poderosa, que disponía de numerosas posesiones en todo el Occidente cristiano y que sólo debía rendir cuentas al Papa, pudo desaparecer por completo en tan poco tiempo, hay que conocer antes una serie de circunstancias históricas que permitieron que el fatal desenlace tuviera lugar. 

Por una parte, la pérdida de los últimos territorios de Tierra Santa, con la caída de San Juan de Acre en 1291, tuvo como consecuencia que las órdenes militares –todas, no sólo el Temple– perdieran gran parte de su razón de ser. Este hecho puso muy nerviosos a los monarcas europeos. La función primordial del Temple –la defensa del reino cristiano de Oriente– había desaparecido, así que tenían las manos –y las espadas– libres para otros menesteres.

Teniendo en cuenta su poder, no es extraño que los monarcas los vieran con malos ojos. A esta circunstancia había que sumar el hecho de que en la época habían arreciado las críticas hacia las órdenes militares en general. Se las acusaba de avaricia y soberbia, y se envidiaba que, por ejemplo, las encomiendas estuvieran exentas del pago de diezmos. 

Por otra parte, el Temple tampoco gozaba de excesivas simpatías ante el pontífice, después de que la Iglesia hubiera intentado una fusión entre la orden templaria y la de San Juan del Hospital. Ya en 1292, el papa Nicolás IV había propuesto dicha fusión en una de sus encíclicas, aunque no llegó a ningún sitio. Clemente V volvió a intentarlo en 1306, pero Jacques de Molay rechazó la propuesta.

Los Templarios habían concedido importantes préstamos al rey Felipe IV para sufragar sus gastos

Finalmente, la cuestión más importante fue, con seguridad, la situación económica del rey francés, Felipe IV el Hermoso. Las arcas del monarca estaban en números rojos desde hacía tiempo a causa de los prolongados conflictos bélicos con Inglaterra y Flandes. 

Le urgía encontrar pronto una solución a ese problema. Felipe tenía una poderosa razón para sentirse incómodo con los monjes guerreros: los templarios administraban el tesoro real, y le habían concedido importantes préstamos para sufragar sus gastos. Así que Felipe puso a los caballeros en su punto de mira. Si desaparecían, su deuda también. En 1306, el monarca no había dudado en expoliar los bienes a mercaderes lombardos y a los judíos, y aquello le sirvió de "ensayo" para realizar algo similar con los templarios.

UNAS ACUSACIONES TERRIBLES

En junio de 1306, el papa Clemente había solicitado a los maestres del Temple y el Hospital que acudieran a Francia para hablar sobre la fusión. Fue en esas fechas, a finales de 1306, cuando Jacques de Molay tuvo conocimiento de que circulaban rumores y acusaciones contra su orden. En un primer momento, Clemente V rechazó aquellos comentarios. 

Todo parece indicar que estos rumores fueron "sembrados" por agentes reales. De lo que no parece haber duda es que Guillaume de Nogaret, mano derecha de Felipe el Hermoso, estuvo detrás de toda la "conspiración". En realidad, Nogaret ya había sido protagonista en otra terrible conjura, la que enfrentó al monarca francés contra el papa Bonifacio VIII. 

Ambos sostuvieron un duro enfrentamiento y Felipe, aunque parezca increíble, llegó a acusar al pontífice de simonía, ateísmo, hechicería y de estar poseído por el diablo. Después ordenó a Nogaret que capturara al papa. Abandonado por todos sus cardenales, Bonifacio VIII se refugió en su residencia de Agnani. El pontífice fue detenido por el agente de Felipe IV, aunque más tarde fue liberado y falleció poco después en Roma.

Muchos templarios confesaron haber negado a Cristo y escupir sobre la cruz, así como haber cometido el pecado de sodomía

Con estos antecedentes, no sorprende que el inefable Guillaume de Nogaret, siguiendo órdenes de su señor, aprovechase las acusaciones vertidas por Esquius de Floyrac, un antiguo templario despechado con su orden. Aquel era el detonante que Nogaret y el rey habían estado esperando. El consejero real preparó un detallado informe y lo hizo llegar a la Inquisición francesa. La conjura contra los templarios era ya imparable. 

Poco después, el 14 de septiembre de 1307, se envió a todos los bailíos de Francia una orden real secreta, que señalaba la fecha del 13 de octubre para caer sobre los templarios. Y así fue. Aquel día comenzó la detención de todos los hermanos en suelo francés, y se procedió a confiscar sus bienes, que pasaron a las arcas reales. A partir de ese momento se iniciaron los interrogatorios, que incluían la tortura, y algunos caballeros reconocieron las acusaciones.

Muchos templarios confesaron haber negado a Cristo y escupir sobre la cruz, así como haber cometido el pecado de sodomía en "caso de calentura", tal y como refleja el historiador Alain Demurger en su trabajo Caballeros de Cristo (Ed. Universidad de Granada, 2002). En un principio, Clemente V, molesto por la osadía de Felipe IV –los templarios sólo debían rendir cuentas al papa– quiso oponerse al proceso.

 Pero cuando De Molay sucumbió a la tortura y aceptó parte de las acusaciones, Clemente se sumó a la conjura y, el 22 de noviembre de aquel nefasto 1307, ordenó la detención de los templarios de Occidente y Chipre. La trama se fue dilatando en el tiempo y, a finales de 1309, unos 600 templarios fueron llevados a París para comparecer ante una comisión pontificia. 

Allí defendieron su obediencia y se retractaron de los testimonios realizados anteriormente. Aquella nueva declaración los convertía en relapsos, y el arzobispo de Sens, Felipe de Marigny –hermano de un importante miembro de la corte– no dudó en enviar a la hoguera a 54 templarios, que fueron ejecutados en mayo de 1310.

DISOLUCIÓN DE LA ORDEN

El siguiente episodio de esta dramática historia tuvo lugar el 16 de octubre de 1311, cuando Clemente V convocó un Concilio en la catedral de San Mauricio. Rodeado por Felipe el Hermoso y un grueso contingente de soldados, el papa se vio obligado a ceder ante los intereses del monarca. 

Clemente intentó retrasar la sentencia todo lo que pudo, pero ante la insistencia de Felipe tuvo que ceder. Y así, durante el Concilio de Vienne de 1312, el papa proclamaba la bula Vox in excelso y el Temple quedaba suprimido de forma provisional. Sólo quedaba resolver el caso particular de los altos dignatarios de la Orden. Un proceso que se había reservado el propio pontífice. La condena fue de cadena perpetua.

Antes de expirar –según la leyenda– De Molay lanzó una terrible maldición contra aquellos que habían causado la ruina de la Orden

En enero de 1313, el papa delegó en tres subordinados para que fueran ellos quienes comunicaran la sentencia a los dirigentes del Temple: Jacques de Molay, Hugues de Pairaud, Geoffroy de Gonneville y Geoffroy de Charney. Y así, el 18 de marzo de 1314 el proceso contra los templarios llegaba a su fin. De Molay y De Charney fueron llevados hasta un estrado colocado para la ocasión frente a la catedral de Notre-Dame de París. 

Los templarios se habían retractado de su confesión y declararon su inocencia. Hasta ese momento se enfrentaban a cadena perpetua, pero aquel gesto les convirtió en relapsos, lo que justificaba su condena a muerte. Felipe el Hermoso no desaprovechó la oportunidad. Así fue como Jacques de Molay y Geoffroy de Charney fueron ajusticiados aquella misma tarde ante el pueblo de París, devorados por las llamas. 

Antes de expirar –según la leyenda– De Molay lanzó una terrible maldición contra aquellos que habían causado la ruina de la Orden: el papa Clemente V y el rey Felipe el Hermoso fueron emplazados por el Gran Maestre a presentarse ante el juicio del Altísimo antes de un año. Y así fue… El ambicioso monarca murió al caerse de su caballo pocos meses después. Al pontífice no le esperaba un destino mejor: una infección intestinal se lo llevó al otro mundo en medio de fuertes dolores.

¿OSCURAS INTENCIONES?

Este fue, tal y como han reflejado los historiadores hasta la fecha, el trágico final de la Orden del Temple. El destino de sus miembros fue de lo más variado, dependiendo del lugar en el que se encontrara su encomienda. Pero, ¿qué es exactamente lo que aporta a este escenario el Pergamino de Chinon publicitado por el Vaticano?

En concreto, el manuscrito pone de manifiesto que a finales de agosto de 1308 una comisión pontificia logró acceder a los líderes de la Orden –en aquel momento recluidos en el castillo real de Chinon– para interrogarlos. El fruto de aquellas pesquisas sirvió al papa para absolver a los caballeros. Esta absolución sólo se produjo después de que los templarios reconocieran haber cometido algunas faltas, aunque nunca la herejía. 

Clemente V, según este texto, habría planificado en un principio una reforma radical de la Orden, así como la ansiada fusión con el Hospital. Pero todos aquellos planes, según se desprende del pergamino, se fueron al traste a causa de la actitud de Felipe el Hermoso, y el pontífice se vio obligado a eliminar la Orden sin abolirla, dejándola en esa "hibernación" que mencionábamos al principio. Finalmente, tampoco pudo evitar el trágico fin de De Molay, devorado por las llamas.

El proceso descrito en el pergamino, pese a reconocer que los templarios confesaron "graves faltas", da a entender que entre éstos no se encontraba la herejía

A primera vista, el anuncio del Vaticano parece una "jugada" destinada a mejorar la imagen de la Iglesia. Por un lado, el manuscrito aparenta rehabilitar la maltrecha imagen de Clemente V, un pontífice calificado de traidor por haber permitido y, quizá, facilitado el fin de la Orden. 

Por otra parte, supone un "hachazo" a los defensores de teorías heterodoxas, pues el proceso descrito en el pergamino, pese a reconocer que los templarios confesaron "graves faltas", da a entender que entre éstos no se encontraba la herejía, tal y como sugieren algunos autores u obras de ficción como El Código da Vinci y similares. 

A pesar de los esfuerzos del Vaticano, los hechos históricos –Pergamino de Chinon incluido– parecen dejar algo claro: Clemente V fue un pontífice débil, atrapado por las maquinaciones de Felipe el Hermoso y Guillermo de Nogaret. Por desgracia para el Temple, el papa tenía fresco en su mente el terrible final que sufrió Bonifacio VIII a manos del monarca francés. 

Quizá temió convertirse en su siguiente víctima, y prefirió sacrificar en su lugar a unos guerreros de Cristo cuyas hazañas y los enigmas que los rodearon terminaron por convertirlos en leyenda.

JACQUES DE MOLAY, EL ÚLTIMO GRAN MAESTRE

En 1293, Jacques de Molay fue elegido Gran Maestre de la Orden del Temple. La elección fue muy reñida, pues el otro aspirante era Hugo de Peraud, tesorero de la encomienda de París y amigo personal del rey Felipe el Hermoso. 

El fracaso de su favorito fue, con seguridad, otro motivo más para que el monarca francés deseara el desastre de la Orden. Algunos trabajos han señalado que Jacques de Molay fue un líder débil y poco inteligente, que con su escasa personalidad no supo hacer frente a los peligros que amenazaban a su Orden.

 Lo cierto es que De Molay tuvo la mala suerte de tomar el mando en el peor momento. La caída de los últimos territorios de Tierra Santa (fue elegido tras la pérdida de San Juan de Acre), la animadversión cada vez mayor de monarcas y la población hacia los caballeros y la ambición de Felipe IV fueron sus peores enemigos. 

Sin embargo, las crónicas refieren que fue un valeroso guerrero y, a pesar de haberse confesado culpable de los pecados atribuidos al Temple (posiblemente admitidos bajo tortura), finalmente defendió su inocencia, aunque sabía que su retractación le llevaría inevitablemente a la muerte en la hoguera.

¿QUÉ PASÓ CON EL TEMPLE?

El destino de los templarios y sus bienes fue muy distinto en función del lugar en el que se hallaban establecidos. En Francia, donde se produjo el mayor número de detenciones, el panorama fue muy variado, tal y como explica José Luis Corral en Breve historia de la Orden del Temple: "Los que se negaban a confesar eran condenados a muerte, los que confesaban sus culpas solían ser perdonados y liberados, pero si se retractaban eran condenados por relapsos". 

En otros reinos el trato fue muy diferente. En la Corona de Aragón, por ejemplo, tras la disolución de 1311 cada templario recibió una renta de entre 500 y 3.000 sueldos y fueron considerados inocentes. Después los templarios aragoneses se repartieron por los conventos del Hospital que había en la Corona. 

En Castilla los templarios fueron igualmente declarados inocentes, y lo mismo sucedió en Inglaterra, donde el rey Eduardo II incluso rechazó las acusaciones y se negó a capturarlos. En cuanto a sus bienes, ocurrió algo similar. Sus posesiones pasaron a manos del Hospital, aunque la Península Ibérica fue un caso especial, pues los de Aragón y Mallorca pasaron a la nueva Orden de Montesa, y en Portugal a la de Cristo, en cuyas filas entraron numerosos templarios.


22 de Abril de 2015 (15:19 CET)