No se conoce el número de armas nucleares utilizables en su mano, pero se teme que pueda recurrir a ellas.
Todo lo que se refiere a Corea del Norte está cubierto por una densa manta de misterio. Es una brutal dictadura comunista, que no tiene parangón. Pero su desbocada carrera armamentística deja rastros, aunque sea en países que también son opacos, que son observables por el exterior. El régimen surgido de la guerra que dividió en dos el país no ha abandonado el discurso bélico y la justificación del régimen en el enfrentamiento con el exterior, y en particular con los Estados Unidos.
El último episodio es la amenaza de llevar a cabo un “ataque preventivo” contra los Estados Unidos por lo que define como una política hostil al régimen. Tambié ha amenazado con abandonar el armisticio con el que se firmó la paz de 1953: “Suspenderemos las actividades del representante del KPA (Ejército Popular de Corea) en la villa amistosa de Panmunjom”, que es la frontera entre los dos países.
La advertencia del régimen de Kim Jong-un es la respuesta al acuerdo que han firmado Estados Unidos y China de hacer que las Naciones Unidas aumenten las sanciones contra el régimen.
Un diplomático de Naciones Unidas ha declarado a la agencia AFP que las negociaciones entre los dos países habían sido “muy duras”. Estas sanciones, a su vez, son la respuesta al último test de su armamento nuclear del régimen, del pasado 12 de febrero. Los dos anteriores son de los años 2006 y 2009.
El 15 de abril de 2012 se exhibieron seis misiles susceptibles de albergar cabezas nucleares, en un alarde ante el nuevo líder del país, Kim Jong-un, con motivo del 100 cumpleaños de Kim Il Sung. Uninforme elaborado por los científicos alemanes Markus Schiller y Robert H. Schmucker decía que, en realidad, esos misiles eran falsos. Ese mismo mes se hizo una prueba de lanzamiento de un misil, pero se desintegró a los 90 segundos de su lanzamiento, lo que arrojó nuevas dudas sobre su capacidad militar, lo que a su vez ha encendido el celo del régimen por mostrar su poderío y la medida de su amenaza.
Estados Unidos observa con creciente preocupación la carrera nuclear norcoreana. En junio de 2011, el secretario de defensa Robert Graves desveló que la Administración Obama creía que Corea había desarrollado misiles de larga distancia y “potencialmente, misiles intercontinentales transportables por carretera”, lo que hace de sean mucho más fáciles de esconder. Graves dijo entonces: “Corea del Norte está en el proceso de convertirse en una amenaza directa de los Estados Unidos”.
Esta sospecha se acrecentó, según un informe de los servicios de inteligencia estadounidenses, que llegó a manos de varios miembros del Congreso. Cuatro representantes republicanos firmaron una carta el 17 de noviembre del mismo año al sucesor de Graves, Leon Panetta. “Creemos”, decía la misiva, “que esta información reincide en la necesidad de que la Administración corrija sus prioridades por lo que se refiere a sus misiles de defensa, que deberían haber sido, en primer lugar y de forma prioritaria, misiles de defensa del territorio nacional”.
Es complicado apreciar cuál sea la fuerza real con la que Corea del Norte hace sus amenazas. Uninforme del International Institute Nuclear Strategic Studies de Londres reconocía que “como en la mayoría de las cuestiones que se refieren a Corea del Norte, es difícil responder a preguntas” como “cuántas armas nucleares utilizables” posee, “cuánto plutonio y uranio altamente enriquecido será capaz de producir en el futuro, y con qué calendario” u otras cuestiones relevantes.
Al histórico líder Kim Il Sung, creador del régimen ultracomunista, le sucedió su hijo, Kim Jong-il, padre del actual líder supremo, Kim Jong-un. Éste llegó al poder tras la muerte de su padre, en diciembe de 2011. Los analistas debatían sobre si ese hombre de 28 años iba a abrir mínimamente el régimen. Los lectores de la revista Time le convirtieron en el hombre del año 2012. Pero si alguien ha albergado alguna esperanza, la lógica del régimen o la personalidad del “supremo líder” se han encargado de arruinarla. Un informe del Comité de Derechos Humanos en Corea del Norte, elaborado por Ken Gause,muestra que el liderazgo de Jong-un “puede que sea dependiente de una red de apoyo colectivo”, pero “todos los primeros indicios muestran que gestionará el régimen del mismo modo” que sus antecesores.
De hecho, ha asentado su poder con una importante purga dentro del Ejército. Antes había relevado al poderoso Ri Jong-ho como jefe del Ejército. En un discurso del primero de enero de 2013 hizo dos menciones que hacían pensar en una tímida apertura. Habló de hacer reformas económicas y, dentro del lenguaje belicista habitual, dejó caer que abría la mano a una mejora de las relaciones con el vecino del sur. Sus últimos pasos en las pruebas nucleares apuntan, sin embargo, en una dirección diferente.
Con todo, aunque los Estados Unidos son el enemigo número uno según el régimen, el mayor peligro procede de su principal apoyo, China. El gigante asiático dio un giro histórico con las reformas de Deng Xiaoping, y un país de dimensiones continentales que siempre había vivido hacia adentro ha comenzado a integrarse en la economía mundial. Sobre ese comercio asienta su economía, y su poder. Pero es a costa de estrechar lazos con otras naciones, lo que le resta libertad de movimientos. Sus compromisos con Japón, Rusia y Occidente, aunque conflictivos, le imponen ciertas servidumbres. Y no permitir que las constantes amenazas norcoreanas tengan contenido es una de ellas.
Fuente: http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/internacional/amenaza-corea-norte-20130307