El lunes 23 de diciembre marca el centésimo aniversario de la creación del Sistema de la Reserva Federal, el banco central de los Estados Unidos de Norteamérica. Notablemente, los grandes multimedios globales mantienen un ensordecedor silencio en torno a este hito clave.
Claramente, les preocupa que cada vez son más los millones de trabajadores dentro y fuera de los EE.UU. que comprenden cuál es la verdadera función de la Reserva Federal en el marco de las estructuras de poder del mundo moderno.
Un siglo de banca central en manos de banqueros privados usureros controlando al dólar como moneda global es suficiente. ¡¡Más que suficiente!!
Entre gallos y media noche…
Hace un siglo, en vísperas del feriado navideño, el Congreso norteamericano sancionó sigilosamente la Ley de la Reserva Federal aprovechando que gran parte de los congresales se habían ausentado a sus casas y que quienes realmente propiciaban la creación de un banco central controlado por los bancos privados permanecían todos en sus asientos listos para votar.
1913: Woodrow Wilson era presidente los Estados Unidos; faltaban ocho meses para el comienzo de la Primera Guerra Mundial, y tres años antes se había realizado una reunión ultrasecreta en la mansión de John Pierpont Morgan, el mayor banquero estadounidense de la época, en la Isla Jekyll cercana a las costas del estado de Georgia.
El servicio de noticias neoyorquino Bloomberg News describió esto en un artículo publicado el 15 de febrero de 2012 como “una reunión secreta que lanzó el Banco de la Reserva Federal… En noviembre 1910, un grupo de líderes del gobierno y hombres de negocios forjaron un nuevo y muy poderoso sistema financiero que ha sobrevivido un siglo, dos guerra mundiales, la Gran Depresión y muchas recesiones”.
Así lo ve Bloomberg. La fea realidad, sin embargo, es exactamente al revés: en noviembre 1910 un grupo de funcionarios de gobierno, poderosos banqueros y hombres de negocios forjaron un nuevo y poderoso sistema financiero que generó, promovió e impuso un siglo de conflictos y genocidios, incluyendo dos guerras mundiales, la Gran Depresión, muchas recesiones y sistemáticos salvatajes de los megabancos utilizando el dinero de los trabajadores.
En 1995, el investigador estadounidense G. Edward Griffin publicó ‘La creatura de la Isla Jekyll’, probablemente el libro más autorizado sobre la FED, como se llama coloquialmente al Banco de la Reserva Federal en círculos financieros y en los grandes medios de prensa globales.
En su obra, Griffin describe como una secretísima conspiración (disculpen, no se me ocurre una mejor palabra…) de poderosísimos banqueros, funcionarios de gobierno y agentes extranjeros que se reunieron para planificar el secuestro de la economía, las finanzas y el dólar de EEUU para poder así librar sus guerras de conquista mundial
En su artículo, Bloomberg describe que el senador del estado de Rhode Island, Nelson Aldrich –cuya hija estaba casada con John D. Rockefeller Jr.– “invitó a hombres que él conocía y en los que confiaba o, al menos, hombres de gran influencia que consideró que podían trabajar mancomunadamente: Abram Piatt Andrew, subsecretario del tesoro; Henry P. Davison, socio de JP Morgan; Charles D. Norton, presidente del First National Bank of New York; Benjamin Strong, otro amigo de Morgan y presidente de Bankers Trust; Frank A. Vanderlip, presidente del National City Bank; y Paul M. Warburg, socio en la banca Kuhn, Loeb & Co. y ciudadano alemán”.
Paul Warburg fue el verdadero mentor de la FED. Resulta interesante señalar que su principal socio en el banco Kühn, Loeb & Co –Jakob Shiff– por aquellos días acababa de financiar a los japoneses en la guerra contra los zares de Rusia, y que poco tiempo después canalizaría U$S 20.000.000 para asegurar la victoria de la Revolución Bolchevique en 1917 a través de un exiliado ruso residente en Nueva York de nombre Lev Davidovich Bronstein (más conocido como Leon Trotsky)…
Ni “Banco”, ni “Reserva”, ni “Federal”
En realidad, se trata de un “Sistema”. Oficialmente, es el “Sistema de la Reserva Federal” que controla por completo al dólar colocándolo no al servicio del pueblo estadounidense sino al servicio de los banqueros dueños de la FED a través de una estructura accionaria muy particular.
Decididamente, la FED no es un “Banco” en el sentido de una institución financiera con la misión de satisfacer las necesidades de crédito de la Economía Real del trabajo y la producción en beneficio de la mayoría de la población trabajadora. Todo lo contrato: la FED financia las necesidades de los Dueños del Poder Global: sus guerras y manipulaciones políticas, sus operaciones clandestinas, la usura, el narcotráfico y a los propios megabancos.
Tampoco mantiene “Reserva” alguna, ya que imprime sin respaldo alguno todo el dinero que los megabanqueros y las élites de poder necesitan para que este mundo “globalizado” siga girando en la dirección que a ellos más les conviene.
Esto incluye impulsar salvatajes hiperinflacionarios –a los que denominan eufemísticamente “Relajamiento Cuantitativo”– para que Goldman Sachs, Bank of America, CitiCorp, Wachovia, HSBC y JPMorganChase se mantengan felices y “saludables”; financiar en forma clandestina operaciones terroristas para derrocar los gobiernos de Irán, Nicaragua, Argentina, Cuba, Venezuela, Siria, Chile, Vietnam y otros; librar guerras a lo largo de décadas contra países como Afganistán, Paquistán, Irak y en África y Latinoamérica; apoyar incondicionalmente los genocidios perpetrados por la “pequeña Israel” contra palestinos encubriendo sus 400 bombas nucleares; y mantener vivos a los vampiros de Wall Street…
Por último, la FED tampoco tiene nada de “Federal” ya que está totalmente fuera del control de cualquier área del gobierno estadounidense. En la práctica, el 95% de sus acciones está en manos de los propios megabancos privados, y no forma parte del gobierno ni responde a ninguno de los poderes del Estado.
Ellos mismos lo dicen…
Durante una entrevista transmitida el 18 de septiembre de 2007 por la cadena pública estadounidense Public Broadcast System (PBS) en el programa ‘News Hour’, el periodista Jim Lehrer mantuvo el siguiente diálogo con Alan Greenspan, que durante décadas fue presidente de la Reserva Federal y directivo de la banca JP Morgan bank:
Jim Lehrer: “Cuál es la relación correcta; cuál debiera ser la relación correcta entre el presidente de la FED y el presidente de los Estados Unidos?”
Alan Greenspan: “Bueno, primeramente, la Reserva Federal es una agencia independiente lo que básicamente significa que no existe ninguna otra agencia del gobierno norteamericano que pueda anular ninguna de las medidas que adoptamos. Mientras este esquema se mantenga vigente –y no existe ningún indicio de que el gobierno o el Congreso o nadie esté pidiendo que nosotros hagamos las cosas de una manera diferente a lo que nosotros consideramos que es correcto– entonces, en verdad, la naturaleza de esa relación es un asunto sin importancia”.
¿Cómo? Sí. Lo que leyeron… Y si usted es ciudadano de EE.UU. haría muy bien en releer este diálogo un par de veces…
La FED yace en la raíz de la condición de “superpotencia” de EE.UU.
Permítanme que describa con un simple ejemplo cómo funciona el fraude de la FED visto desde la óptica de un trabajador residente en la Argentina, país derrotado por los Dueños del Poder Global y mantenido débil y decadente gracias a la mal llamada “democracia”, siempre subordinada al dinero de los megabanqueros que así imponen gobernantes locales alineados a sus intereses:
Cada vez que la Argentina necesita comprar 100 dólares de, digamos, petróleo, medicamentos o componentes tecnológicos, los trabajadores argentinos deben ganar esos 100 dólares a través de exportaciones y trabajo genuino.
En comparación, cada vez que el gobierno de EE.UU. necesita comprar 100 dólares de petróleo, medicamentos o lo que fuera, todo lo que tiene que hacer es pedirle a la FED que imprima esos 100 dólares y asunto concluido… Digamos que así resulta muy fácil ser una “superpotencia”.
De acuerdo: este mecanismo es en realidad mucho más complejo, pero esquemáticamente el Sistema de Poder Global basado en el dólar funciona de esta manera. Esto también explica por qué los Dueños del Poder no toleran que ningún país tenga la osadía de desafiar el poder del dólar.
Cuando la Fed viene marchando…
Veamos también lo que ocurre con el mercado del petróleo. El mismo opera con un monopolio del dólar desde tres grandes centros en Nueva York, Londres y Dubái. Así se asegura que sus “Petrodólares” fluyan una y otra vez por todo el mundo, las 24 horas al día, y que solo alguna parte incidental refluya de regreso al sistema financiero de EEUU.
Esto explica por qué luego que a finales del 2002 Saddam Hussein decidiera realizar en Euros el intercambio de Mil illones de Dólares por Alimentos y Medicamentos que le permitían las sanciones de la ONU, rápidamente fuera visitado por el brazo armado de la FED en marzo 2003.
Veamos también el caso de Muammar Gaddafi, que en 2011 estaba a punto de lanzar un mecanismo para comerciar el petróleo libio y del norte de África utilizando una nueva moneda respaldada por oro, el Dinar Oro. También él recibió la visita del premio de la paz Obama y la babilónica Hillary… ¿Se empieza a ver un patrón detrás de todo esto?
Ahora bien: no vayamos a creer que este sistema de esclavitud financiera global de la FED sólo apunta a otros países fuera de EE.UU., pues la realidad es que cuando este sistema nació hace cien años lo primero que hizo fue esclavizar silenciosamente al propio pueblo norteamericano al que se supone que debe servir.
Esto opera así: cada vez que el gobierno estadounidense decide poner dinero en circulación –esos billetes verdes de 1, 5, 10, 20, 50 y 100 dólares que todos conocemos– en lugar de ordenarle a su Casa de Moneda que los imprima al mínimo costo de un par de centavos por el papel y la tinta, en vez de eso el gobierno de EE.UU. le pide a la FED que imprima esos billetes entregándole a cambio Bonos del Tesoro de los EE.UU. que generan intereses. Esto se traduce en billones de dólares en ganancias para la elite bancaria canalizados a través de la FED como instrumento de dominio.
Todo esto fue tan bien planificado hace ya un siglo que justo antes de sancionarse la Ley de la Reserva Federal el 23 de diciembre de 1913, los poderosos banqueros comprendieron que si el gobierno de EE.UU. habría de pagarles gigantescas cantidades en intereses a la FED para que le imprimiera su propio dinero, primero era preciso generar un esquema que le permitiera a ese gobierno apropiarse del producto del trabajo del pueblo norteamericano.
¡Para cerrar ese círculo perverso impusieron la Ley de Impuesto a los Ingresos!
En realidad, se trata de la 16ª Enmienda a la Constitución sancionada en julio 1909 y reglamentada en febrero de 1913. Así, a lo largo de un siglo los banqueros internacionales le vienen robando al trabajador norteamericano logrando que EE.UU. libre sus guerras y globalizando este sistema de dominación. Mientras tanto, los pueblos no parecen tener idea de lo que realmente está ocurriendo.
Claramente, el poder de la FED se ubica tan por encima de la Casa Blanca, el Congreso y la Corte Suprema que en las últimas cinco décadas ha sido imposible llevar a cabo siquiera una auditoria seria de sus libros y registros.
No se crea que no se ha alertado al pueblo sobre esta terrible realidad. Ya en el año 1923 el diputado por Minnesota, Charles Lindbergh –padre del famoso aviador– alertaba diciendo: “el sistema financiero ha sido entregado al Banco de la Reserva Federal, que administra el sistema financiero según la autoridad de un grupo exclusivamente interesado en sus propias ganancias. El sistema es privado y tiene como único propósito obtener las mayores ganancias posibles usando el dinero del pueblo”.
Luego, en los años sesenta, el senador republicano y candidato presidencial Barry Goldwater declaró que “la mayoría de los estadounidenses no entiende cabalmente cómo operan los prestamistas internacionales; las cuentas del Sistema de la Reserva Federal jamás han sido auditadas; opera totalmente fuera del control del Congreso y manipula el crédito de los Estados Unidos”. En la actualidad, el ex diputado Ron Paul también viene dando el mismo mensaje.
Incluso el presidente John F. Kennedy parece haber comprendido este vital tema cuando el 4 de junio de 1963 emitió su Decreto Presidencial Nº. 11110 ordenando al Tesoro de los EE.UU. imprimir dinero público sin interés por un total de 4.300 millones de dólares –cifra enorme en aquellos tiempos– sin darle intervención alguna a la Reserva Federal. Pero también Kennedy se toparía con algunos problemas apenas cinco meses después, un triste 22 de noviembre…
Epílogo
Después de un siglo de tanto descalabro uno creería que algo tan importante como si el banco central de EE.UU. debe seguir siendo privado, o si se lo ha de rediseñar, o si se lo ha de clausurar es un tema que amerita colocarse en el centro de un gran debate público, tanto nacional en EE.UU. como mundial.
Sin embargo, todo lo que percibimos es silencio. Silencio desde el gobierno, el congreso y los políticos norteamericanos; silencio de los líderes mundiales; silencio casi total de los grandes multimedios globales; y también silencio del mundo académico.
Esto permitirá que el próximo 23 de diciembre los megabanqueros parasitarios que gobiernan nuestro afligido planeta puedan celebrar un “Siglo de la FED” que les ha permitido transformarse en “Masters of the Universe”. Seguirán descorchando champaña en Noche Buena y Navidad sabiendo que el jueves 26 podrán seguir crucificando al mundo entero en su altar a la usura.
Business as usual…
Adrian Salbuchi para RT
Video : José Manuel Goig Campoy