Recientes revelaciones publicadas en el sitio web de Press TV, el New York Post y Veterans Today han cambiado la historia.
La historia era simple, dos congresistas estadounidenses tuvieron acceso para leer el Informe del Congreso de la Investigación del 11-S, esta vez incluyendo las áreas que el presidente Bush había ordenado eliminar.
Ambos congresistas afirman claramente que las páginas censuradas del informe colocan toda la responsabilidad de la planificación y ejecución del 11-S en una o más agencias de inteligencia extranjeras, no “terroristas”.
Lo que también está claro es que el papel personal del presidente Bush en el encubrimiento de todo esto protegió a los verdaderos autores del 11-S y empujó a los EE.UU. a, no sólo dos guerras dementes sino a aprobar medidas draconianas contra el gobierno de los Estados Unidos.
La NSA y el golpe de Bush en el 11-S
El 11 de Septiembre fue un golpe de estado contra la Constitución. Otros informes publicados esta semana hacen despejar algunas de las razones por las que Bush mintió al pueblo estadounidense, al Congreso, a nuestros militares y a nuestros aliados”. El director de la administración Obama para la Inteligencia Nacional, James Clapper, ha desclasificado nuevos documentos que revelan cómo se le dio a la NSA en primer lugar luz verde para iniciar la recogida de datos de comunicación a granel en la caza de los terroristas de Al-Qaeda después del 11-S. La administración del presidente Barack Obama ha confirmado públicamente por primera vez ‘la existencia de actividades de recogida autorizadas por el presidente George W. Bush,’ tales como cantidades a granel de metadatos de Internet y del teléfono, como parte del ‘Programa de Vigilancia Terrorista” (TSP). Las revelaciones son parte de la campaña de Washington para justificar las actividades de vigilancia de la NSA, a raíz de las fugas masivas de los medios de comunicación acerca de los programas clasificados por el ex contratista de la NSA, Edward Snowden. Clapper explicó el sábado que el presidente George W. Bush autorizó por primera vez el espionaje en octubre de 2001, pocas semanas después de los ataques del 11 de septiembre.”
Podemos probar que Bush era totalmente penalmente culpable por el encubrimiento de las pistas de los responsables del 11-S.
AIPAC a través de Bandar y Bush “bajo un autobús”
Más alarmantemente, los artículos publicados esta semana en New York Daily de Rupert Murdoch, escritos por el miembro del Hoover Institute del AIPAC, Paul Sperry, ahora no sólo culpan al Príncipe Bandar de Arabia Saudita como el cerebro del 11-S sino que también implican a Bush.
De hecho, todo el aparato del AIPAC, el mayor grupo de presión en Washington, participa actualmente en una amplica campaña de presión para impedir que el congreso publique el informe real. ¿Se debe esto a que el verdadero informe acusa a Israel, y no a Arabia Saudita, y el AIPAC quiere que la historia de Murdoch / Sperry prevalezca?
El mito de Bin Laden “se derrumba”
El informe real, descrito como “chocante” por los congresistas que han pedido al presidente Obama desclasificar el informe completo, demuestra que no hubo participación de al-Qaeda, no había razón para invadir Afganistán e Irak y no había razón para cazar al operativo de la CIA, el coronel Tim Osman, también conocido como “Osama bin Laden”.
De hecho, el Embajador Wanta Lee, un ex jefe de inteligencia de la Casa Blanca y el Inspector General del Departamento de Defensa bajo Reagan, ha citado las reuniones entre funcionarios clave del gobierno y “bin Laden”, que asistió a las reuniones celebradas en Los Ángeles y Washington DC, mientras que los EE.UU. supuestamente lo andaban cazando.
Wanta, que estuvo presente durante estas reuniones, afirma que “a principios de 1990, bin Laden, que sufría de enfermedad renal avanzada, fue trasladado a una instalación estadounidense en el Golfo Pérsico. A partir de ahí, bin Laden voló a Los Ángeles, aterrizando en el aeropuerto de Ontario, se reunió por Albert Hakim, en representación del Presidente Bush (41), Oliver North (en libertad bajo fianza de apelación), el almirante William Dickie, el abogado Glenn Peglau y el General Jack Singlaub, uno de los fundadores de la CIA. Hakim era el representante personal del Presidente Bush y responsable general del proyecto. Bud McFarlane, una figura de la contra en Irán indultado por el presidente Bush en 1992, también fue parte del grupo.
Bin Laden luego salió de Los Angeles hacia Washington DC. Allí se quedó en el Hotel Mayflower. Las reuniones se celebraron en el Metropolitan Club en Washington. El Abogado Glenn Peglau se quedó en el Metropolitan. Una vez allí, la habitación de Peglau fue asaltada y los “elementos” eliminados. En ningún momento hay registros, clasificados o públicos, de que este ‘grupo de trabajo’ fuera alguna vez disuelto ni hay constancia de que el estado de Osama bin Laden como un operativo de seguridad que trabajaba para el gobierno de EE.UU. nunca terminara.
En 2001, en su última declaración pública, Osama bin Laden negó cualquier participación en losataques del 11-S. No hay documentos clasificados que aten a bin Laden con el 11-S o le citen como un “agente de la CIA sin escrúpulos.”
¿Qué 11-S es real?
En 2007, el FBI voló un equipo a Bangkok para entrevistar a ex especialista de inteligencia nuclear soviético Dimitri Khalezov. Khalezov dijo al FBI que, en la mañana del 12 de septiembre de 2001, asistió a una reunión desayuno con el jefe de operaciones del Mossad, Mike Harari y su hijo junto con otros operativos israelíes.
Khalezov informó al FBI de que esta reunión era para celebrar los ataques del 11-S, no como Netanyahu había dicho, como una “casualidad afortunada para Israel”, sino como un ataque del Mossaden los Estados Unidos. En esa reunión, Harari también se atribuyó un papel en el atentado de Oklahoma City. Según Khalezov, Harari le cortejaba para que se uniera a su grupo para una próxima operación, un ataque con bombas en Bali, previsto para 2002.
El 12 de octubre de 2002, un enorme artefacto explosivo devastó casi una milla cuadrada matando a 202 personas. Se culpó a un grupo islámico, no solo del atentado en Oklahoma City, sino también del 11 de Septiembre.
Khalezov dijo a los agentes del FBI que Harari decía que se usaron armas nucleares para derribar las torres gemelas el 11 de Septiembre. Harari también dijo que recibió un misil “tipo crucero”, un misil soviético “Granit” para el ataque al Pentágono, adquirido a través de Victor Bout, el “señor de la guerra”, interpretado por Nicholas Cage en la película del mismo nombre.
Bout, con domicilio en Bangkok, fue junto con Harari y Khalezov extraditado a los Estados Unidos sobre la base de una acusación altamente clasificada acusándolo de abastecimiento de misil teledirigido usado para atacar el Pentágono el 11-S. Bout fue arrestado en Bangkok en 2008, poco después de la visita del FBI. Fue condenado oficialmente por suministrar armas a los rebeldes en Colombia, una actividad en la que Bout había estado involucrado en el nombre de la CIA, sus socios del comercio de armas durante muchos años.
Filtraciones
Hasta ahora, el informe inicial al congreso sobre la falsificación de Bush no puede considerarse como una filtración. Sólo Bush está acusado, los autores del 11-S siguen estando seguros, su identidad sigue siendo protegida por protocolos de seguridad mantenidos por el Presidente Obama, a pesar de las demandas del Congreso.
Las “supuestas” filtraciones reportadas por Sperry en el Washington Post culpan a Bandar y a la inteligencia de Arabia Saudita por el 11-S. Sperry cita a la CIA como fuente pero, muy sospechosamente, parece estar tratando de desviar las posibles consecuencias en contra de Israel cuando o si en breve se hiciera público el informe. La historia de Sperry, coordinada con los movimientos del AIPAC para ahogar la demanda del congreso para desclasificar el informe también puede ser una indicación de que la inteligencia israelí, como indica Khalezov, trabajó con Bush para planificar y ejecutar el 11-S.
Del artículo de Press TV: “Esta semana, los representantes del Congreso Stephen Lynch (D-MA) y Walter Jones (R-NC) han solicitado oficialmente una resolución del Congreso exigiendo al Presidente Obama desclasificar el Informe de Investigación del Congreso fuertemente redactado sobre el 11-S. A los dos representantes sólo se les había dado la autoridad, bajo pena de “secreto de seguridad nacional” para leer las 28 páginas censuradas del informe de 800 páginas que no se habían visto. Lo que ha quedado claro es que el presidente Bush era plenamente consciente de que ni Afganistán ni Irak habían participado en el 11-S y que la acción militar en contra de esas dos naciones se hizo para cubrir la participación de su gobierno en el 11-S, la participación que incluyó el apoyo de agencias de inteligencia del extranjero. Los representantes, al revisar el informe, llegaron a la parte titulada “fuentes específicas de apoyo extranjero.”
Una sección de 28 páginas que había sido “cortada” por la Casa Blanca por orden personal del Presidente Bush. En el informe original dado al Congreso, se estima que entre 5-10.000 palabras fueron omitidas de esta sección con una página tras otra con líneas de puntos en sustitución de texto”.
Esta es sólo la más reciente de las revelaciones de que el AIPAC ha logrado suprimir a través de presionar al Congreso y sus activos potentes en la prensa. Lo que es cada vez más claro es que muchos de los aliados del AIPAC en Washington tuvieron acceso al informe no censurado. Una administración entera, los líderes en el Congreso y el Pentágono, la CIA, la NSA y una docena de otras organizaciones, todos sabían lo que había en el informe del Congreso. Todos ellos mintieron a laComisión del 11-S. Todos ellos ordenaron medidas para suprimir la libertad nacional y masacrar a cientos de miles en todo el mundo, secuestrar y torturar a miles más, todo ello basado en mentiras.
Los países fueron prácticamente borrados del mapa por un capricho. A menudo escuchamos que se pregunta: “¿Cómo podrían estar involucrados miles en una conspiración tan atroz?” Ahora estamos listos para responder. Ha llegado el momento de preguntar.
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