lunes, 23 de junio de 2014

Psicopatía en acción: Un profesor universitario egipcio defiende el asesinato de niños de la calle

Un profesor universitario egipcio, Nassar Abdulá, ha publicado un artículo en prensa en el que defiende el asesinato de los niños que viven abandonados en las calles tal como hicieron las fuerzas de seguridad brasileñas en la década de 1990. 

Se estima que hasta un millón de menores de edad podrían estar viviendo en las calles en Egipto. 

© Desconocido

Abdulá, poeta y profesor de Moral y Filosofía Política en la Universidad de Sohag, considera que la "solución" a la cuestión de los niños de la calle de Egipto pasa por adoptar la "solución brasileña". 

"En los 90 los niños de la calle de las principales ciudades de Brasil pasaron de ser una molestia a provocar terror, ya que cometían delitos como violaciones, prostitución o asesinato y la situación económica de Brasil era similar a la actual de Egipto", señala Abdulá en su columna, publicada el viernes por el diario Al Masry al Youm. 

Abdulá considera que la rehabilitación de estos niños de la calle es muy costosa, "por consiguiente, las fuerzas de seguridad brasileñas lanzaron una campaña para perseguir y matar a los niños como si fueran perros vagabundos". 

La "lección" 

"Esa dura solución permitió limpiar las calles de las principales ciudades de Brasil de los niños de la calle. Ocurrió porque los dirigentes políticos tenían la voluntad de reforma y de combatir la corrupción, así como de dar empleo. Esta es la lección que todo el mundo debería aprender del caso de Brasil", concluye. 

El texto fue publicado el viernes en la edición impresa del diario, pero enseguida fue retirado de la edición digital ante la polémica generada, informa el diario estatal egipcioAl Ahram en su edición digital. 

Ya el sábado, organizaciones de defensa de los Derechos Humanos han presentado una denuncia contra Abdulá por incitación al asesinato y poner en peligro la vida de menores de edad. Además, piden una indemnización de un millón de libras egipcias (unos 100.000 euros) para los niños de la calle que se destinarían a un fondo para su protección.
Comentario: No sé que piensa usted, pero nosotros creemos que no podemos simplemente voltear la mirada hacia otra parte y hacer como que no ocurre nada. 

Sólo un auténtico psicópata puede pronunciar semejante sentencia. Sólo un sujeto con una carencia total de conciencia moral, de remordimientos y de empatía, puede pensar de este modo y manifestar tal desprecio por la vida humana. 

Es importante comprender que tipo de "monstruos" conviven con nosotros para poder defendernos, porque como demuestra el estudio científico de Andrzej Lobaczewski, La Ponerología Política, la psicopatía es como un virus que infecta todo lo que encuentra a su paso. 

El modo de pensar de semejantes monstruos, lamentablemente, se propaga en la sociedad resonando en sujetos permeables al odio destilado. Este proceso es conocido como proceso ponerogénico y merece toda nuestra atención para no caer bajo su influjo. A veces estos sujetos saben exponer sus ideas de un modo elegante, bajo cierto marco lógico y sustentándose en paramoralismos que a los ojos ingenuos o a quienes están bajo el efecto narcótico de sus sesgos y creencias, les resuenan como "ideales superiores", casi divinos. 

No quitarle los ojos de encima a estos agentes patológicos que infectan a la humanidad y esforzarse por comprender las dinámicas subyacentes a su accionar, es la mejor forma de mantener activo y vigoroso el sistema inmunológico de las sociedades. 

Es muy importante comprender el verdadero mal de esta sociedad. Recomendamos un repaso al artículo Reflexiones sobre Ponerología Política y, por supuesto, la lectura de"La ponerología política", la obra que bien podría ser la MÁS importante que jamás haya leído. 

Ponerología política
© Les Editions Pilule Rouge


dom, 22 jun 2014 13:05 CDT
http://es.sott.net/article/29019-Psicopatia-en-accion-Un-profesor-universitario-egipcio-defiende-el-asesinato-de-ninos-de-la-calle

Energía Telúrica y Geometría Sagrada (documental)


Escritor asegura que el asesino de John Lennon actuó bajo el control de extraterrestres


Son muchas las teorías que rodean el asesinato de John Lennon debido a su prematura muerte. Aunque hasta el momento la teoría más popular es que Lennon fue asesinado mediante el control mental. Esto se conoce como la teoría del “The Manchurian Candidate”, debido a la famosa película de 1962 en el que un héroe de guerra es programado para asesinar a un candidato presidencial. Esta teoría sostiene que el asesino de Lennon fue programado por agentes del gobierno, activándolo mediante órdenes previamente implantados para matar al ex Beatle.

Y esta teoría no es únicamente de los teóricos de la conspiración, además algunas personas famosas siempre han sospechado de que el gobierno de los EE.UU. es responsable de la muerte de Lennon, incluyendo a su hijo Sean. Pero esta conocida teoría conspirativa a dando un paso más, ya que diversos medios de comunicación han informado que el asesino de Lennon estaba bajo el control de los extraterrestres “oscuros” decididos a erradicar sus mensajes de paz y amor.

Batalla entre el bien y el mal

Mark David Chapman asesinó a Lennon frente al edificio Dakota en Nueva York en 1980. Chapman era cristiano, supuesto drogadicto, abandonó la universidad, hijo de una madre suicida y guardia de seguridad. En resumen la victima perfecta para el control mental. Los teóricos de la conspiración dicen que cuando Chapman entró en la universidad se vio expuesto a la novela “El guardián entre el centeno” de J. D. Salinger, todo un clásico en la manipulación de las mentes. Y curiosamente, durante sus años en la universidad, comenzó a sufrir una crisis nerviosa y empezó a obsesionarse con Lennon. Justo antes de la muerte de Lennon, Chapman afirmo oír voces en su cabeza, quien pensó que era el mismísimo “diablo”.

Pero el experto en conspiraciones extraterrestres Michael C. Luckman, afirma que Lennon era una parte crucial en una batalla entre diferentes especies extraterrestres, dando como resultado su trágica muerte. Luckman, autor de varios libros relacionados con la conspiración extraterrestre, dijo a los medios de comunicación que Lennon recibía regularmente mensajes de seres intergalácticos para que esos mensajes fueran incluidos en su música. Incluso Lennon afirmó ser testigo de un avistamiento ovni:

“El 23 de agosto de 1974 a las 9 horas vi un ovni”, esta es la cita de John Lennon en su álbum Walls and Bridges publicado el 31 de enero 1975.

Según detalló el propio Lennon, en la noche del 23 de agosto de 1974 se encontraba desnudo en su terraza con vistas al East River, cuando de repente alzó la vista para ver lo que era obviamente un impresionante OVNI flotando sobre el cielo. Entonces llamo a su pareja sentimental de entonces, May Pang, para que viese el misterioso objeto.

“Esto es lo que permitió a Lennon recibir mensajes musicales transmitidos desde el espacio y componer canciones de éxito de paz, amor y libertad. Lennon era el candidato ideal para el contacto extraterrestre”, dijo Luckman a los medios de comunicación. “Después tuvo dos encuentros con ovnis, uno en el que pudo haber participado en una reunión con cuatro pequeños extraterrestres grises en los Apartamentos Dakota en la ciudad de Nueva York, donde vivía con Yoko Ono.”

Según explicó Luckman, debido a los mensajes extraterrestres de paz y amor, llevó a la raza extraterrestre rivales a controlar a Chapman para que asesinase el célebre músico y así detener la propagación de los mensajes de amor.

“Chapman culpó al diablo de que le ordenara matar a Lennon, pero realmente él pudo haber estado bajo las influencia de entidades negativas que estaban molestos con el mensaje universal de Lennon sobre la hermandad en la Tierra y querían detenerlo antes de que pudiera llegar a ser aún más fuerte”, añadió Luckman. “Las circunstancias que llevaron a la muerte de Lennon fácilmente puede ser visto como una clásica batalla de fuerzas de la luz y la oscuridad, en este caso, una batalla por el alma del rock ‘n roll.”

Luckman también quiso referirse al proceso de composición de Lennon, el cual afirmó que en muchas ocasiones “se sentía como en un templo hueco lleno de muchos espíritus, cada uno pasando a través de él, cada uno habitándole durante poco tiempo, para sentirse que era reemplazado por otro”.

Está claro que John Lennon ha sido una pieza calve en todo tipo de teorías conspirativas, desde su asesinato utilizando el control mental hasta la intromisión extraterrestre. Pero la teoría de Luckman no es nada descabellada, ya que como hemos comprobado en este último año, que muchos políticos, científicos y funcionarios de gobierno han afirmado que existen razas extraterrestres operando en la Tierra, viviendo entre nosotros. Y está claro que cualquier “ser de luz” debe ser eliminado rápidamente, para así evitar el despertar a la raza humana de su letargo.

Aunque el caso de Lennon es posiblemente el más conocido, muchas personas anónimas en todo el mundo difunden un verdadero mensaje espiritual positivo que sirve para ayudar a todos aquellos en su evolución y así poder hacer frente a la triste realidad de nuestras vidas, que “ellos” nos controlan.

http://www.mundoesotericoparanormal.com/escritor-asegura-asesino-john-lennon-actuo-bajo-control-extraterrestres/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=escritor-asegura-asesino-john-lennon-actuo-bajo-control-extraterrestres

Un objeto extraño en un lago de la mayor luna de Saturno mantiene en vilo a los científicos

Un equipo internacional de científicos está investigando un misterioso objeto que apareció y volvió a desaparecer en un lago gigante de Titán, la luna más grande de Saturno.

© AFP HO / NASA

El año pasado la sonda Cassini de la NASA fotografió la mayor luna de Saturno cuando pasó a su lado, captando una imagen sin precedentes, informa 'The Guardian'.

Cuando los científicos estudiaban minuciosamente las imágenes de Ligeia, un mar de 150 metros de profundidad que se extiende cientos de kilómetros en el hemisferio norte de Titán, vieron una mancha blanca extraña, a más de 6 km de la costa sureña montañosa. Sin embargo, en las anteriores imágenes, captadas en 2007 y 2009, la mancha no aparecía. 

Según las conjeturas de los investigadores, podría ser un iceberg que se liberó de la costa, un efecto causado por la afloración de burbujas o de olas sobre la superficie del lago normalmente plácido.

Los astrónomos han dado a la mancha el apodo de 'la isla misteriosa' hasta que tengan una mejor idea de lo que están viendo. "Por el momento no podemos estar seguros de lo que es, porque sólo tenemos una sola imagen que muestra el objeto, pero no es algo que se suela ver en Titán", dice Jason Hofgartner, astrónomo de la Universidad de Cornell en Nueva York.

"Lo único que podemos decir con certeza es que tenemos que volver a Titán, pero esta vez con una nave para que podamos ver exactamente lo que está sucediendo en los mares de este increíble lugar", comenta John Zarnecki, profesor de ciencia espacial de la Universidad Abierta del Reino Unido.

La luna mayor de Saturno, que cuenta con otras 60 más pequeñas, es el único lugar conocido fuera de la Tierra que contiene líquidos estables en su superficie, así como precipitaciones. Las sondas espaciales han captado decenas de lagos allí. Los tres más grandes llevan nombres de bestias mitológicas, el Kraken, Ligeia y Punga, y son lo suficientemente grandes como calificarlos como mares.

Los niños de Fukushima se están muriendo

Treinta y nueve meses después de las múltiples explosiones de Fukushima, las tasas de cáncer de tiroides entre los niños que viven en los alrededores se han disparado más de cuarenta veces por encima de lo normal.

Más del 48% de los 375.000 de los jóvenes –casi 200.000 niños- examinados por la Universidad Médica de Fukushima en los alrededores de los llameantes reactores sufren ahora trastornos precancerosos de tiroides, sobre todo nódulos y quistes. La tasa está acelerándose.

Se están registrando más de 120 cánceres infantiles donde antes se registraban sólo tres, dice Joseph Mangano, director ejecutivo del Proyecto Salud Pública y Radiación.

La industria nuclear y sus defensores continúan negando esta tragedia sobre la salud pública. Algunos han llegado incluso a afirmar que “ninguna persona” se ha visto afectada por las liberaciones masivas de radiación de Fukushima que, en relación con algunos isótopos, superó las de Hiroshima en un factor de casi 30.

Pero la mortal epidemia de Fukushima es consistente con los impactos sufridos por los niños que se encontraban cerca de Three Miles Island cuando ocurrió el accidente de 1979, y de la explosión de Chernobil de 1986, así como respecto a lo descubierto en otros comerciales reactores.

La Comisión de Seguridad Nuclear de Canadá ha confirmado la probabilidad de que la energía atómica pueda causar ese tipo de epidemias, afirmando que en caso de un desastre en un reactor se produciría “un aumento en el riesgo de cáncer de tiroides infantil”.

Al evaluar las perspectivas de construcción de un nuevo reactor en Canadá, la Comisión dice que la tasa “aumentaría en un 0,3% a una distancia de doce kilómetros” del accidente. Eso supone la distribución de pastillas protectoras de yoduro de potasio y una urgente y eficaz evacuación, nada de lo cual se produjo en los casos de Three Mile Island, Chernobil o Fukushima.

Mangano ha analizado las cifras. A partir de la década de 1980, ha venido estudiando los impactos de la radiación producida por un reactor sobre la salud humana; empezó sus trabajos con el legendario radiólogo Dr. Ernest Sternglass y el estadístico Jay Gould.

En las declaraciones hechas por Mangano para Green Power & Wellness Show en www.prn.fm, confirma también que la salud general de las poblaciones humanas situadas en la dirección del viento mejora cuando los reactores atómicos se cierran y va en declive cuando se abren o se vuelven a abrir.

Los niños de las cercanías de Fukushima no son las únicas víctimas. El operario de la planta, Masao Yoshida , murió a los 58 años de un cáncer de esófago. Masao se negó heroicamente a abandonar Fukushima en lo peor de la crisis, salvando probablemente millones de vidas. A los trabajadores del reactor empleados por contratistas independientes –muchos dominados por el crimen organizado- no se les controla en absoluto la exposición a la radiación. Y la indignación de la gente va en aumento a causa de los planes del gobierno para obligar a las familias –muchas con niños pequeños- a volver a la región fuertemente contaminada que rodea la planta.

Tras su accidente de 1979, los propietarios de Three Miles Island negaron que el reactor se hubiera fundido. Pero una cámara-robot confirmó más tarde lo contrario.

El estado de Pensilvania acabó misteriosamente con su registro de tumores, después dijo que “no había pruebas” de que nadie hubiera muerto.

Sin embargo, una amplia gama de estudios independientes confirma las aumentadas tasas de mortalidad infantil y de exceso de cánceres entre la población en general. El Departamento de Agricultura de Pensilvania y periodistas locales confirmaron también el exceso de muertes, mutaciones y enfermedades entre los animales locales.

En la década de 1980, la juez federal Silvia Rambo bloqueó una demanda colectiva presentada por 2.400 personas que vivían en zonas alcanzadas por la radiación trasladada por los vientos, afirmando que no se había liberado radiación importante como para causar daño a nadie. Y, después de 35 años, nadie sabe cuánta radiación escapó ni dónde acabó. Los propietarios de Three Mile Island han pagado calladamente millones a las víctimas a cambio del secreto de sumario.

En Chernobil, un compendio de más de 5.000 estudios ha arrojado una cifra de muertos de más de un millón de personas.

Los efectos de la radiación en los más jóvenes en las zonas situadas a favor del viento de Bielorrusia y Ucrania han sido horrendos. Según Mangano, alrededor del 80% de los “niños de Chernobil” nacidos desde el accidente en esas zonas han sufrido una amplia gama de impactos que van desde defectos congénitos y cáncer de tiroides a enfermedades coronarias, respiratorias y mentales de larga duración. Los resultados indican que sólo uno de cada cinco de los jóvenes puede ser considerado sano.

Médicos por la Responsabilidad Social y la rama alemana de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear han advertido de problemas parecidos en los alrededores de Fukushima.

El Comité Científico sobre los Efectos de la Radiación Atómica de las Naciones Unidas (UNSCEAR, por sus siglas en inglés) ha emitido recientemente varios informes restando importancia a los impactos humanos del desastre. El UNSCEAR está interconectado con la Agencia Internacional de la Energía Atómica de la ONU, cuyo mandato promueve la energía atómica. La AIEA tiene orden de secreto de sumario sobre los hallazgos de la ONU acerca de los impactos sobre la salud provocados por el reactor. Durante décadas, el UNSCEAR y la Organización Mundial de la Salud han impedido que se conozcan los extendidos impactos sobre la salud de la industria nuclear. Fukushima ha demostrado no ser una excepción.

Como respuesta, los Médicos por la Responsabilidad Social y la rama alemana de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear han refutado a través de diez puntos esas afirmaciones, advirtiendo al público de que la credibilidad de las Naciones Unidas ha quedado comprometida. El desastre “sigue avanzando”, dicen esos grupos y habrá que controlarlo durante décadas. “Las cosas podrían ir a peor” si los vientos que han estado soplando hacia Tokio se vuelven hacia el mar (y hacia EEUU).

Hay un riesgo en curso a partir de los productos radiados y entre los trabajadores del lugar porque no se están controlando ni las dosis de radiación ni su impacto sobre la salud. Las estimaciones de las dosis actuales no son fiables y hay que tener muy en cuenta los graves impactos de la radiación sobre el embrión humano.

Los estudios del UNSCEAR sobre la radiación de fondo son también “engañosos”, dicen los grupos, y deben llevarse a cabo nuevos estudios sobre los efectos de la radiación en la genética así como en las “enfermedades no cancerosas”. La afirmación de la ONU de que “no se esperan efectos discernibles sobre la salud relacionados con la radiación entre las personas expuestas” es “cínica”, aseguran los grupos. Añaden que las cosas pueden ir a peor por la negativa oficial a distribuir yoduro de potasio, que podrían haber protegido a las personas de los impactos en el tiroides de las liberaciones masivas del radioactivo I-131.

Además, las horribles noticias de Fukushima sólo pueden ir a peor. La radiación de los tres núcleos perdidos está aún vertiéndose en el Pacífico. El control de las barras de combustible gastadas en las piscinas suspendidas en el aire y esparcidas alrededor del lugar sigue siendo muy peligroso.

El régimen pronuclear de Shinzo Abe quiere reabrir los 48 reactores que quedan en Japón. Está presionando duramente a las familias que huyeron del desastre para que vuelvan a ocupar sus casas y ciudades irradiadas.

Pero Three Mile Island, Chernobil y la plaga de muerte y enfermedad que está surgiendo cerca de Fukushima dejan muy claro que el coste humano de esas decisiones sigue incrementándose y que son nuestros niños los que sufren primero y los que sufren lo peor.

Harvey Franklin Wasserman (1945) es periodista, escritor, activista por la democracia y defensor de las energías renovables. Ha sido uno de los estrategas y organizadores del movimiento antinuclear en Estados Unidos. Es editor de Nukefree.org y autor del libroSolartopia! Our Green-Powered Eart.

Por Harvey Wasserman
Ecowatch.com
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
http://periodismo-alternativo.com/2014/06/23/los-ninos-de-fukushima-se-estan-muriendo/#more-70374

El Simbolismo del Juego de la Oca

EL SIMBOLISMO DEL JUEGO DE LA OCA

Seguramente nunca acabará la discusión que sugiere un simbolismo concreto en los juegos populares y, particularmente, en el Juego de la Oca.

De la Oca se ha venido a decir que simboliza el acceso del alma humana al Paraíso, que es un trasunto del Camino de Santiago, que simula “el itinerario del espíritu que, tras las aventuras y desventuras de su viaje vital, vuelve desencarnándose al seno de la Magna Mater, o también, que representa el viaje post-mortem del alma humana hasta el Empíreo. Se han señalado, asímismo, aspectos alquímicos, masónicos, astrológicos, e incluso tántricos. Y si bien estas interpretaciones, unidas a otras, convienen a la significación del Juego de la Oca, ninguna podría por sí sola definirla ni agotarla completamente. Todas ellas no son sino expresiones particulares del simbolismo de un juego que, en su condición de símbolo, al estar fundamentado en lo inefable, nunca podría ser enteramente expresado en los términos del lenguaje ordinario.

En la mayor parte de las obras en las que se habla del simbolismo del Juego de la Oca, junto a consideraciones de incuestionable interés, hemos observado graves errores que afectan tanto al planteamiento general del tema como a los métodos escogidos para resolver el problema que presenta el estudio de los símbolos. Por un lado, se ha convenido a menudo en enfocar aquél como si se tratara de un “asunto” mitológico o alegórico cualquiera, que tuviera principio y fin en sí mismo, y cuyo contenido, necesariamente finito, pudiera ser objeto de una descripción literaria más o menos detallada y finalmente agotado, sin tener en cuenta la menor de las vinculaciones que pudiera ofrecer con otras expresiones análogas.

LA “COINCIDENTIA OPPOSITORUM”

Merece destacarse que de manera general, el juego, como el símbolo, “entraña las dos ideas de separación y reunión; esto confirma la relación del juego con lo sagrado, en cuanto esta idea de “reunión” es la misma que se halla en términos como religión (religare, reunir), yoga (vínculo, unión), tantra (urdimbre, trama) o, según apuntábamos antes, símbolo.

Paralelamente, esta dualidad se manifiesta en el diseño del tablero, y un buen ejemplo de ello se halla en los escaques blancos y negros del tablero de ajedrez, que se refieren exactamente al simbolismo del que tratamos . En el Juego de la Oca, la oposición se establece entre la forma generalmente cuadrada del tablero, y la forma circular en la que puede inscribirse la espiral, que no es sino una secuencia numérica que concluye en el denario final (la casilla central, cuya cifra es 64, donde 6+4=10), símbolo de la Unidad Principal que “engendra” todos los seres (el mundo manifestado) como la unidad matemática “produce” todos los números. Esta “quadratura circuli” es quizá más evidente en el Parchís, donde adopta los de la doctrina de los cuatro elementos, representados por los círculos de colores figurados en cada una de las cuatro esquinas del tablero, desde los que parten las fichas de los jugadores, trazando asímismo una espiral numerada, hacia el elemento central unificador o “quintaesencia”. En la teoría de los elementos, el centro corresponderá al quinto elemento, es decir, al éter, el primero de todos ellos según el orden de producción. En definitiva, la unión del cuadrado con el círculo, la estrella, el loto, los círculos concéntricos, el círculo con punto central, etc. “simbolizan el final del proceso de “salvación” en las doctrinas tradicionales, es decir, la etapa de la vida espiritual en que se han eliminado las imperfecciones representadas por las figuras irregulares, y también los intereses vitales (monstruos, animales salvajes, pruebas –pozo, posada, laberinto, muerte, en el Juego de la Oca– para concentrarse en la unidad” (el espacio central del tablero, la meta del juego).

(El primer tablero conocido con su cinta de 63 celdillas, número que a partir de entonces se fijó canónicamente. El tablero de madera se conserva en buen estado en el Monastero de Valldemossa, en Mallorca.)

Podrían adivinarse todavía otras relaciones más profundas entre los mandalas y los tableros de juego que insisten en la idea fundamental de la oposición aparente de dos principios complementarios; así se ha dicho que el mandala es “una imagen sintética y dinamógena a la vez” –esto es, reúne y separa, como todo símbolo—“que representa y tiende a hacer superar las oposiciones de lo múltiple y. lo uno, de lo exterior y. lo interior, de lo difuso y. lo concentrado, de lo espaciotemporal y lo extraespacial e intemporal”, en todo lo cual se halla una correspondencia exacta con el programa simbólico” fundamental del Juego de la Oca.

LA PARTIDA COMO “RITO DE PASO” O VIAJE RITUAL

Durante la partida, los jugadores parten de la multiplicidad para llegar a la Unidad –es decir, pasan de la secuencia numerada de la espiral a una casilla central sin numeración–; van de lo exterior a lo interior –desde una posición periférica alcanzan la zona interna del tablero de juego–; proceden de lo difuso a lo concentrado –el recorrido en el juego equivale en todos los sentidos a una “concentración”–; en definitiva, los participantes trascienden la esfera espacio-temporal (representada por la espiral, que simboliza aquí el “curso de las formas” del mundo manifestado,esto es, el dominio de los estados cambiantes y de la sucesión temporal –emblemas, números de la espiral– para acceder finalmente a lo extraespacial y lo intemporal, simbolizados por el punto central del tablero, que según su propia definición geométrica, carece de “magnitudes” o lo que es lo mismo, se halla fuera de lo espacial y no está numerado (lo que significa que se dispone fuera de la dimensión temporal o cíclica representada por la secuencia numérica de la espiral).

(Fanes o Aion Mitraico)

Existen aún otras vinculaciones de los mandalas y los juegos, que nos interesa especialmente recoger en cuanto ponen de manifiesto el carácter realmente iniciático del Juego de la Oca. En la práctica ritual del juego, el tablero sirve de soporte para un viaje ritual orientado a través de la espiral hacia la meta central, del mismo modo que en el la meditación, el mandala es “el apoyo del viaje mental hacia el centro del diagrama, hacia la iluminación“.

EL TABLERO DE JUEGO COMO IMAGO MUNDI

De manera análoga a los yantras y los mandalas, los tableros de juego constituyen una imago mundi, una imagen del mundo, presentado en su dualidad fundamental: Cielo (círculo) y Tierra (cuadrado), con sus lados orientados hacia los cuatro puntos cardinales o “extremos del mundo”, en tanto que el punto medio representa el Centro Puro de todas las tradiciones. Hecho a imagen y semejanza del mundo inteligible, el tablero o terreno de juego supone una recreación de la hierofanía original, una reproducción simbólica de la obra ejemplar de la Creación (“En el principio creó Dios los cielos y la tierra” Gn.I,I ), tendiendo a sustituir la anarquía de las relaciones naturales (“la Tierra desordenada y vacía”, Gn.I,II) por un orden y unas reglas que son, a su vez, reflejo de las del mundo divino.

El tablero de juego, como el mandala , es la exposición gráfica del conflicto entre el Orden y el Caos, y la acción de jugar expresa el “anhelo final de Unidad y retorno a la condensación original de lo inespacial y lo intemporal”. Si el tablero de juego es un “esquema” de la Creación, entonces el centro representa el Fiat Lux original (lo que conviene a la idea del Centro como punto que “irradiando” en las cuatro direcciones principales del espacio da lugar todo lo manifestado, simbolismo que puede ser encarado desde dos puntos de vista, según hagamos una lectura descendente o “macrocósmica” (en la que el Fiat Lux determina el momento en que Dios crea el mundo, haciendo del Caos un Cosmos) o una lectura ascendente o “microcósmica” (en la que el jugador, emulando al Supremo Artífice, consigue superar el conflicto, haciendo igualmente un Cosmos del Caos, lo que constituye el instante del Fiat Lux iniciático, que algunos denominan “iluminación”).Por eso se dice en la tradición hindú que, el individuo, en su proceso de liberación de las cadenas de la vida, sigue una trayectoria inversa a la que siguió en el proceso de su entrada en la manifestación.


TODO ESTÁ DISPUESTO SEGÚN EL NÚMERO

Hay efectivamente en el Juego de la Oca un aspecto “aritmológico” de gran relevancia que complementa su parcela iconográfica; de esta configuración numérica devienen además las aplicaciones “técnicas” del juego como instrumento adivinatorio y astrológico que algunos autores han observado muy justamente. En primer lugar, la división de la espiral en 64 casillas (incluída la viñeta central a la que corresponde virtualmente esta cifra) coincide con la del tablero de ajedrez y con la del antecedente del parchís,el caupur, todos ellos basados en el esquema del asthâpada hindú, un diagrama de 8 x 8 cuadrados, del que aquéllas son variantes más o menos complejas; este número 64 es también el de los hexagramas del I Ching cuyas combinaciones, que surgen del “machihembrado” de los dos trigramas básicos, constituyen la totalidad del mundo manifestado.

Del mismo modo se dice que la cifra 63, la totalidad de las “figuras” de la espiral del Juego de la Oca, “es el último número del universo creado, expresa el fin de un ciclo, el cierre de un anillo, el término de una carrera”, y completa el conjunto de la manifestación junto al número 64, que ocupa en el juego la posición central representando la Unidad metafísica (64, por reducción de sus cifras componentes, equivale a 1; 6+4=10;1+0=1). Se podrían aún señalar otras muchas correspondencias, como las 64 puertas del Paraíso de Vaikuntha, morada celestial de Vishnú y equivalente al símbolo cristiano de la Jerusalén Celeste, pero nos limitaremos finalmente a comentar que la cifra que nos ocupa, 64, es submúltiplo del número cíclico fundamental 25920 (el Gran Año pitagórico), que mide la precesión de los equinoccios, lo cual conviene al simbolismo cíclico de la espiral en el juego como representación del mundo manifestado en su doble dimensión de espacio y tiempo.

La espiral numerada constituye entonces, en este sentido, una representación del Cosmos donde se sitúan los “diez mil seres”, conjunto de la manifestación universal, en la cual las diversas cifras corresponderían a los “nombres” de todo lo creado, estos es, las propias criaturas son números, en tanto surgen del Principio que es la Unidad; idea que por otra parte expresan diversas tradiciones en que el Universo es creado a partir del Logos, que admite esa doble significación de número y nombre; por lo demás, la relación estrecha, incluso vale decir la identificación, de la “ciencia de los números” y la “ciencia de las letras”, en razón de las correspondencias numéricas de estas últimas, es evidente en expresiones como la Kábala judía o las doctrinas del Pitagorismo. En cuanto a la división numérica como representación del tiempo, es una idea que se encuentra por ejemplo en Platón, cuando describe la creación del mundo a partir del Paradigma: “Así, cuando hubo ordenado todo el Cielo, (Zeus) hizo de esta Eternidad que siempre permanece en su unidad una imagen sempiterna que se mueve de acuerdo con el número: esto mismo que hemos llamado tiempo”.

(Tablero anónimo del siglo -XVIII impreso en Boloia con dibujos en las esquinas de (lo que parece ser) personajes de la Comedia dell´Arte y una pareja central mirando la oca con avidez. Como la mayor parte de los tableros de la oca, este ejemplar tiene 63 casillas jugables numeradas)
LA ESCALA PLANETARIA EN EL JUEGO DE LA OCA

Se dan en la configuración numérica de la espiral otras cifras muy significativas, especialmente 7 y 9, que fragmentan la totalidad inicial (63) en siete sectores de nueve casillas, división que ofrece un notable parecido con las representaciones tradicionales de la escala planetaria o las figuraciones de los “cielos” o “paraísos” medievales, en los que cada esfera estaba bajo la “influencia” de un astro, y cuya vinculación con el proceso iniciático nos parece evidente. Recordemos en los misterios mitraicos, por ejemplo, el papel de la escala de siete peldaños asimilados a los siete metales astrológicos, o en el ritual masónico, los siete escalones de la escalera de caracol que simbolizan “las siete fases del proceso de iniciación, los siete niveles de consciencia y las siete artes liberales”.

En el juego de la Oca, catorce casillas están ocupadas por una oca; estas 14 ocas se hallan dispuestas al modo de la cosmogonía rosicruciana; siete segmentos consecutivos y centrípetos, integrado cada uno de ellos por nueve celdas rematadas por un ave solar (el fénix, el águila imperial); las ocas se situán aparentemente espaciadas cada 5 casillas de la anterior y cada 4 de la siguiente, pero en realidad están divididas en dos grupos, en los que estas aves aparecen de 9 en 9 casillas, según se detalla seguidamente:


grupo I: 5-14-23-32-41-50-59

grupo II: 9-18-27-36-45-54-63

De manera que el conjunto se presenta como dos espirales gemelas de siete ocas, asociadas respectivamente a los números 5 y 9 (a los que pueden ser reducidas mediante suma de sus dos componentes todas las cifras reproducidas arriba). Podrían tener relación estas dos ocas gemelas con los “dos pájaros, inseparables amigos, que se posan en el mismo árbol; uno de ellos come el fruto dulce, mientras el otro mira sin probar bocado.”(Mundaka Upanishad III,1), que simbolizan el jivâtma y el Âtmâ, es decir, los dos grados del Sí-mismo.

Del mismo modo, los números 5 y 9 que designan a las ocas gemelas participan del simbolismo de la Dualidad Cósmica y representan, en una de sus acepciones, las dos vías principales (mârgas) de realización metafísica del ser humano. En tanto el cinco es, según la doctrina pitagórica, el número nupcial, emblema de la Hierogamia, conjunción del principio celeste (3) y terrestre (2), representando los cinco sentidos y las cinco formas sensibles de la naturaleza (ciencias cosmológicas), dicho número se vincula a la Vía de los Pequeños Misterios (Bhakti Yoga) o Iniciación Real, que culmina con la realización del “Andrógino primordial”. El número nueve, imagen completa de los tres mundos, de la Gran Tríada (Cielo-Hombre-Tierra), límite de la serie numérica antes de su retorno e integración en la Unidad, se asocia a la Vía de los Grandes Misterios (Jnâna Yoga) o Iniciación Sacerdotal, que cristaliza en la realización de la “Identidad Suprema”.

Estas dos cifras, 5 y 9, aparecen en estado puro en las dos primeras ocas del juego, separadas por el Puente, símbolo en este caso del paso desde la realización de la individualidad integral o “estado primordial” o “Edénico”, meta de los Pequeños Misterios, a la realización de la “Identidad Suprema” u obtención de los “estados supraindividuales”, meta de los Grandes Misterios. En otras palabras, 5 y 9 respresentan al “Hombre Verdadero” y al “Hombre Trascendente”, siendo aquí la significación particular del Puente la del tránsito “de la muerte a la inmortalidad”, el paso de los estados individuales a los supraindividuales. Sobre este punto es necesario aclarar una cuestión de importancia extrema, y es que la dualidad entre las dos vías se presenta en sendos planos de realización horizontal y vertical donde la primera sirve de base o punto de partida a la segunda, lo que en el Juego de la Oca se traduce en el recorrido de la espiral plana hasta el centro del tablero (el Jardín de la Oca, símbolo del Paraíso Terrenal), y la trayectoria del eje vertical que arranca desde ese centro, eje que lleva hasta la obtención de la “Identidad Suprema”, que queda fuera del “programa” del juego como soporte iniciático, al menos en lo que se refiere a su dimensión ritual o activa.

LA DOBLE ESPIRAL

Las dos series septenarias de ocas son una representación del símbolo de la doble espiral, en cuanto emblema de la Dualidad Cósmica, y constituyen probablemente el más relevante de los que se asocian al repertorio simbólico del Juego de la Oca; habida cuenta de su complejidad, nos limitaremos con reseñar algunas cuestiones fundamentales, entre ellas que la espiral del Juego de la Oca es en realidad una doble espiral, que admite dos lecturas, definidas respectivamente por un sentido centrípeto y otro centrífugo, que se asocian a la iniciación “ascendente” y “descendente”, aun cuando sólo el primero de ellos sea el que desarrolle el juego, siendo este movimiento de retorno al origen (centrípeto) el que indica “la vía seguida por el sabio para alcanzar la unión con el Principio”.

Observaremos también que el sentido ascendente y descendente de la doble espiral se relaciona con las dos fases complementarias e inversas de la manifestación universal, denominadas en la doctrina hindú Kalpa y Pralaya, y consideradas como los “días y las noches de Brahma”; concepción de la formación de todas las cosas a partir del Principio Supremo, al cual deben volver en la disolución final al concluir el ciclo completo; son dos “ritmos” que se corresponden en su “despliegue” y “repliegue”, con las dos fases de la respiración (aspir y expir), o del Soplo divino.

Estas dos secuencias de la doble espiral responden a la estructura rítmica del movimiento que tiene lugar en el interior del laberinto, “que procede no de forma rectilínea, sino en un cierto sentido de una alternacia de sístole y diástole”, cuya relación con el nacimiento y la muerte han sido ampliamente discutidas en otras ocasiones para volver a insistir en ellas. Las dos fases de las que acabamos de hablar se encuentran igualmente en la alquimia, donde son llamadas Solve et Coagula, “disolución” y “coagulación”, y ello porque el “Opus Alchimicum” sintetiza simbólicamente el conjunto del ciclo cósmico.

LA DOBLE ESPIRAL Y EL HUEVO DEL MUNDO

A propósito de la doble espiral, René Guénon asegura que ésta “se refiere al simbolismo de los dos hemisferios, uno luminoso y el otro oscuro, (yang, en su sentido original, es el lado de la luz, y yin el de la sombra), que son las dos mitades del “Huevo del Mundo”, asimiladas respectivamente al Cielo y la Tierra.” –y prosigue diciendo–“son también, para cada ser las dos mitades del Andrógino primordial”. Estos dos hemisferios estaban figurados entre los griegos por los tocados redondos de los Dióscuros, que son “las dos mitades del huevo de Leda, es decir, del Huevo del cisne, que, como también el huevo de serpiente, representa el “Huevo del Mundo” de la tradición hindú.” El nacimiento del mundo a partir de un huevo es un mito común a celtas, griegos, egipcios, fenicios, cananeos tibetanos, hindúes, vietnamitas, chinos, japoneses, poblaciones siberianas e indonesias y aún otros. Así, en el Ritual egipcio se da al universo la denominación de “huevo concebido en la hora del Gran Uno de la fuerza doble (…)”.

En la tradición religiosa de la India, el Huevo del Mundo es incubado por Hamsa, una oca sagrada, encarnación del bodhisattva Siddhârta en los jatâka y montura del dios Brahma, que como tal aparece con frecuencia en la iconografía y la escultura ornamental. Las hamsa son también símbolo de las almas que ascienden a las divinas mansiones. En el mito hindú, el huevo cósmico, incubado por la oca Hamsa, se separa en dos mitades para dar nacimiento al cielo y la tierra (la polarización del andrógino, las dos series septenarias de ocas) Así el Brahmânda hindú se separa “en dos semiesferas de oro y de plata”, el huevo de Leda da nacimiento a dos Dióscuros, Cástor y Pólux, dos gemelos, uno mortal (jivatma) y otro inmortal (Atma). El huevo primordial del shinto se divide en dos mitades, una ligera y una densa (cielo y teirra);etc. La palabra Hamsa, en sánscrito, designa además al Hálito divino (que también se asocia a la Creación y la Disolución del Mundo) y a la casta única anterior a las cuatro castas diferenciadas de la sociedad tradicional hindú.

Estableciendo una correspondencia del mito del “Huevo Cósmico” incubado por Hamsa con el simbolismo del Juego de la Oca, encontramos que si la lectura centrífuga o descendente de la espiral designa el nacimiento del mundo por la escisión o fragmentación en dos mitades del Ser original, proceso que en muchas tradiciones se asimila a un sacrificio, la lectura centrípeta o ascendente implica la reunión de las dos mitades diferenciadas del ser humano en el androginismo del Ser total central, lo que implica en este orden de cosas, que el itinerario centrípeto seguido por el jugador concierne al sentido general de la reintegración de lo manifestado en la unidad principial.

LAS PRUEBAS INICIÁTICAS

Volviendo a los números, observamos que también se cuentan entre las casillas que consituyen las “venturas” y “desventuras” del juego hasta un total de siete (el Puente, la Posada, los Dados, el Pozo, el Laberinto, la Cárcel y la Muerte), o nueve según otros autores, que incluyen la duplicidad de los Dados (casillas 26 y 53) y añaden la casilla 63 (la puerta del Jardín de la Oca).


(Entrada al mitreo de Ostia)

Nosostros nos inclinamos por la primera enumeración, en tanto las siete casillas “fastas” y “nefastas” simbolizan el proceso de “purificación” (el “martirio de los metales” alquímico) a la que ha de someterse el neófito que pretende, tras superar una serie de pruebas, alcanzar el antro iniciático ( el centro del tablero) para obtener efectivamente la iniciación. 

“Todo transcurre en las siete salas laterales del templo: el Sancta Sanctorum en el centro sólo es accesible “cuando de dos se haga uno” y se franquee la puerta de la muerte y de la putrefacción”(J.Browring, 

Panel de trabajo para el 2º grado masónico , 1819.) En el Juego de la Oca, como se explicita en la fórmula masónica precedente, el acceso al Sancta Sanctorum central (la meta) sólo es posible una vez superada la Muerte (casilla 58), cuando “de dos se haga uno”; situada tras la muerte, en la casilla 59, aparecen efectivamente juntos los dos principios complementarios (5 y 9) del andrógino primordial, siendo además el único caso en todo el juego en que ambos dígitos aparecen “reunidos”.



Estas siete pruebas, por otro lado, podrían relacionarse con los siete centros sutiles del ser humano, según la doctrina tántrica (así se dice que “los santos y sabios tienen “siete agujeros” en el corazón”. 

En el Kundalîni yoga, los siete centros sutiles (chakras) son abiertos por las dos serpientes Ida y Pingala, que ascendiendo desde el Mûlâdhâra (centro sutil localizado en la región genital) en torno a un eje alcanzan la cima en el Brahma-randra (la coronilla) donde se sitúa el Shakra supremo, el “Loto de mil petalos”.

 El simbolismo de estas dos serpientes equivaldría al de las dos espirales gemelas del Juego de la Oca, en la que las siete ocas que las constituyen son representaciones de los estados superiores del ser: “viniendo del norte o volviendo a él, estas aves simbolizan los estados superiores o angélicos del ser en curso de liberación y volviendo hacia el Principio supremo” (idéntico significado tienen las alas en las que culmina el caduceo hermético, bastón de Mercurio, el dios hermafrodita, símbolo del andrógino primordial de naturaleza blanca y negra, cuya relación con el esquema kundalínico es evidente).

También las diversas “penalidades” formuladas en los juramentos de los diferentes grados masónicos, “así como los signos que a elas corresponden, se refieren en realidad a los diversos centros sutiles del ser humano”. En alquimia, asímismo, son siete las fases que conducen a la roca central del lapis (la piedra filosofal), las siete fases alternantes del Solve et Coagula (tintura, coagulación, destilación, putrefacción, solución, sublimación, calcinación), compendio de la Gran Obra alquímica. Estas etapas del “Opus Alchimicum”, en tanto proceso circulatorio ascendente y descendente, se representan también como pájaros volando hacia el cielo o descendiendo hacia la tierra.

LA DOBLE ESPIRAL COMO IMAGEN DE LOS CICLOS CÓSMICOS

No nos detendremos mucho tiempo en este aspecto aritmológico o numérico del Juego de la Oca, que bastaría sin embargo para exponer la práctica totalidad de símbolos presentes en el mismo; concluiremos por tanto esta cuestión diciendo que, en un plano macrocósmico, las dos espirales gemelas compuestas por siete ocas equivalen en la doctrina hindú de los ciclos a las dos series septenarias que componen un Manvantara, eras de los sucesivos Manus, legisladores primordiales o “polos” de la manifestación, hasta un número total de 14; y que corresponden también a los siete Dwipas o “regiones” en las que está dividido nuestro mundo, según la misma tradición, o a las “siete tierras” del esoterismo islámico y la Kábala judía; de las que se afirma que “cada una de ellas regida por un “Polo” (Qutb)” hasta un total de siete, todos ellos subordinados al “Polo” supremo. Añadiremos que lo siete “polos” terrestres están considerados como reflejos de los siete “polos” celestes, que presiden respectivamente los siete cielos planetarios”. Del mismo modo, todo este simbolismo cíclico se halla presente en la espiral del juego (que hemos considerado una representación del mundo) igualmente dividida en dos series septenarias, cada una “regida” por dos ocas, una terrestre y otra celeste, que se vinculan a las cifras 5 y 9 que “regulan” el juego, y que dependen del Polo Supremo, siendo éste uno de los significados de la Gran Oca que aparece en el centro de algunos tableros, la cual se constituye , como Brahma, en “el único pájaro en medio del mundo” (Svetasvara Upanishad, Sexto Adhaya, 15)

EL SIMBOLISMO DEL COMBATE Y LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

La Dualidad Cósmica se expresa con frecuencia como un combate entre dos principios antagónicos; en ese caso, conviene recordar que en los juegos interesa no el conflicto en sí mismo sino como medio para la solución de una oposición; siendo el objetivo mismo de la guerra es el restablecimiento de la paz. Por lo demás, esta componente conflictiva o competitiva de los juegos es incontestable: sin disputa, sin drama, difícilmente hay juego.

El tablero de juego, conceptuado como escenario de un conflicto (especialmente en el caso de ajedrez), tiene la significación general de la existencia concebida como “campo de acción” (kshetra) de las fuerzas divinas: “en su significado más universal, el combate figurado por el juego del ajedrez representa –según Titus Burkhardt– el de los devas con los asûras, los “dioses” con los “titanes”, o los “ángeles” con los “demonios”, derivándose de este todos los demás significados del juego”.

En el Juego de la Oca, este aspecto agonístico se presenta de varias maneras, entre ellas, la rivalidad entre cada jugador y sus oponentes, que aparece como una “carrera” hacia la meta; en la lucha individual de cada jugador con las diversos obstáculos que se presentan en el recorrido del tablero; en el conflicto entre la voluntad del jugador contra el “azar” o representado por la tirada de dados (voluntad y destino); pero sobre todo, el conflicto fundamental se da entre lo exterior y lo interior, esto es, las respectivas posiciones del jugador en el inicio y el final del juego.

UN EPISODIO EN LA GUERRA DE TROYA

Por otro lado, la existencia en el juego de esta vertiente agonística tan acusada no debe extrañar teniendo en cuenta que, tradicionalmente, los juegos, como las ciencias cosmológicas y la poesía épica, son creaciones concebidas por los Brahmanes (casta sacerdotal) de un modo apropiado a la naturaleza y a la función de los Kshatriyas (casta guerrera) que es a quiénes se dirige especialmente, en cuanto su ámbito de realización espiritual es el dominio de la acción. En una leyenda que atribuye un origen griego al Juego de la Oca, se encuentran elementos que indican la naturaleza heróica o “caballeresca” del mismo; según apuntan diversos autores, se cree que durante el asedio a la ciudad de Troya, un genial estratega llamado Palamedes, nieto de Poseidón y al que se atribuyen numerosos ingenios y también juegos, como los dados o el alquerque, “creó, con el propósito de ayudar a los soldados a soportar el prolongado asedio, un entretenimiento consistente en un recorrido circular, procedente directamente de una formación de combate, en el que el destino y los dioses regulaban la progresión de los jugadores”.

EL DISCO DE PHAISTOS Y EL ESCUDO DE AQUILES

Al hilo de este espisodio se ha querido ver en el llamado disco de Phaistos, un disco de arcilla cocida impreso por ambas caras con una línea en espiral a lo largo de la cual discurren 61 casillas historiadas con diversas represntanciones, descubierto en 1908 en la isla de Creta y datado como del año 2000 A.C., el antecedente más antiguo del Juego de la Oca. 

Otros autores, sin embargo, siguiendo también la huella troyana, han señalado el escudo de Aquiles, descrito asímismo por Homero –Ilíada, XVIII,478-479– como el auténtico modelo para el juego; en el escudo, que a menudo usaba el héroe como tablero de juego, figuraban, dispuestos a la manera de una danza ritual laberíntica, la tierra y el cielo y todos los astros, y dos ciudades; “en una se celebraban bodas y festines (…) la otra aparecía cercada por dos ejércitos” (se hallan en esta última descripción referencias claras a la dualidad cósmica, por un lado, y al conflicto primordial –una ciudad asediada por dos ejércitos– resuelto finalmente mediante la Hierogamia (son las “bodas y festines” que menciona el texto).





(imágenes del escudo de Aquiles)




Obviando el discutible valor histórico de esta leyenda, decíamos, se hallan en ella cuestiones muy interesantes desde el momento en que ponen de manifiesto la importancia del factor agonístico y heróico en el Juego de la Oca; en primer lugar, porque se dice que éste fue concebido para los soldados, para los guerreros, de ahí la expresión “juego noble” que se daba al Juego de la Oca en la Edad Media. En segundo lugar, porque se afirma que la estructura del juego procedía de una “formación de combate”, que no puede ser muy diferente de la del Chakra-vyûha, el “orden de batalla impenetrable” de forma laberíntica descrito en el Mahâbhârata, de la Danza de Teseo o el Troiae Lusus, o de las formaciones militares (circunvalaciones) que se empleaban igualmente como medio de ataque o como línea defensiva de una plaza o fortaleza (este mismo sentido se encuentra en el laberinto entendido como “nudo con funciones protectoras” apotropaicas, o como vía hacia el interior, y se halla también las aplicaciones rituales, y mágicas de nudos y lazos a los que corresponden un uso “benéfico” o “maléfico” de aquéllos).


(Chakra Vyhua)





El disco de Phaistos

Basándose en estas concomitancias, se ha afirmado que “el juego de la Oca asocia la progresión heroica en un itinerario de forma laberíntica y la lucha por conquistar una ciudad inexpugnable. En los dos casos el jugador (…) debe alcanzar lo inaccesible, lo que le convierte en héroe.” Lo que merece destacarse aquí, por encima de las posibles semejanzas del laberinto y la espiral del Juego de la Oca y sus correspondencias simbólicas, es la existencia de un simbolismo “caballeresco” fundamental en dicho juego, que hace de su práctica una disciplina “noble”, un “Arte Real”, donde “la razón de ser esencial de la guerra es la de acabar con un desorden y resablecer el orden (…) la unificación de la multiplicidad; la guerra –no limitada a un sentido exclusivamente humano– representa el proceso cósmico de reintegración de lo manifestado a la unidad principial” (Guénon). “Esta es la enseñanza del juego; el kshatriya que se entrega a él no encuentra sólo un pasatiempo, un medio de sublimar su pasión guerrera y su necesidad de aventura, sino también, en la medida de su capacidad intelectual, un soporte especulativo, una vía que conduce de la acción a la contemplación” (Burckhardt). El paso de la acción a la contemplación viene dado por el acceso al punto central del tablero, instante en que cesa el movimiento del jugador. El acceso al centro del tablero determina así la resolución de los conflictos y la obtención de la “Gran Paz”.
EL JUEGO DE LA OCA COMO JARDÍN DE AMOR

En en este contexto épico, además, la coincidencia opositorum de los principios masculino (Yang) y femenino (Yin), que en el Sânkhya hindú es la pareja Purusha -Prakriti, aparece como un matrimonio o connubio entre el héroe y la noble dama, que se produce al final de un viaje, que incluye una serie de pruebas o “trabajos” que aquél ha de llevar a buen término, y que responden en general al simbolismo de las “pruebas iniciáticas”. El significado de tal evento, típico en las sagas heroicas y en la mayoría de las novelas de caballerías, donde presenta los rasgos del “amor cortés”, es el de la repetición ritual de la hierogamia cósmica, la unificación del padre Cielo y la madre Tierra, y se podría interpretar acertadamente este simbolismo en términos tántricos. El Juego de la Oca admite igualmente un estudio según este modelo heróico; sin que nos sea posible insistir en esto ahora, nos contentaremos con señalar algunas claves, entre las que destacamos la idea principal del itinerario del jugador a través de una vía surcada de pruebas como figuración de la “gesta” o “demanda”, con el sentido que aparece en la “Quêste du Sanct Graal”, una búsqueda que culmina con el reencuentro con la amada, llámese a esta Ariadna, Penélope, Beatriz, o la “Dama del Jardín de la Oca”, que espera pacientemente a que el héroe supere la prueba del laberinto, desenredado la tela de araña que ella misma, la manifestación universal (Mâya) teje y desteje afanosamente.






Así como los esponsales entre Zeus y Hera se desarrollaron en el Jardín de las Hespérides, hemos visto que en el Juego de la Oca el encuentro de los amantes se produce igualmente en un Jardín. Esta idea, que se vuelve a encontrar en los “laberintos de amor” tan extendidos entre 1550 y 1650, es de un lado la de la propiciación de la fecundidad y de otro lado la del jardín laberíntico como lugar de intrigas eróticas, y corresponde al concepto del Centro como lugar de los “opuestos coincidentes” que, como vimos con anterioridad, es uno de lo símbolos fundamentales del Juego de la Oca. En éste, el centro se representa como un Jardín, y como tal se identifica con el con el Paraíso Terrenal, del que se dice que era “un Jardín cultivado por Adán”. También aquí se mantiene cuanto dijimos a propósito del Huevo del Mundo y las dos espirales descendente y ascendente, de modo que la expulsión de la pareja Adán-Eva del Jardín del Edén da lugar al origen del mundo y el regreso al estado edénico original, a través de la reunión de las dos mitades del andrógino, determina el regreso al Pardés, a la Unidad Primordial indiferenciada.

Este viaje de regreso al Jardín Edénico es el paradigma de los símbolos de pasaje a los que hicimos alusión al comienzo de este artículo, calificándolos entonces como fundamentales dentro del repertorio simbólico del Juego de la Oca; obviando las múltiples modalidades en que puede presentarse, que podrían asociarse en su mayor parte al sentido general del juego, sólo subrayaremos que, tradicionalmente, el viaje no es la simple traslación en el espacio, sino que esencialmente, implica la idea de cambio, de transformación, de tránsito, y en este orden de cosas es donde cabe ver una identificación con la muerte, entendida en su dimensión más amplia.

LA MUERTE INICIÁTICA

La presencia de la muerte entre uno de los emblemas del Juego de la Oca ha suscitado toda clase de interpretaciones fantasiosas, que no dudan en situar su significado en la base de todo el “discurso” simbólico del juego; se ha llegado a decir que el propósito del juego “no es competir o ganar, sino llegar; o sea, morir”, reduciendo toda la riqueza simbólica del juego a un simple “programa existencial”, e incluso se han propuesto no menos absurdas tesis “reencarnacionistas” carentes de todo fundamento, debidas a una observación superficial y al desconocimiento de las más elementales nociones de simbolismo tradicional.

Hemos de aclarar que, si bien el símbolo de la muerte es uno de los más relevantes en el Juego de la Oca, como justamente ha sido observado, ello no implica que haya de ser contemplado como el objetivo final del mismo, y su posición en el tablero así lo indica expresamente; el “arcano sin nombre”, como reza la lámina XIII del Tarot, se halla en la casilla 58, y no en la viñeta final, situación que le correspondería de ser efectivamente la “meta” del juego, de lo que se desprende que cualquier interpretación del itinerario de los jugadores como un trasunto de la existencia humana es del todo erróneo, o cuando menos, incompleto. Debe haber aquí por tanto otra cosa.

El significado general, en el Juego de la Oca, de la Muerte, es análogo al del laberinto o la espiral, y ello por dos razones simbólicas, la primera de las cuales se refiere al valor “apotropaico” o de defensa que hemos observado en los trazados laberínticos, en los encuadres, las espirales y los nudos, que con este propósito de protección mágica se representaban en los muros de las casas. Como la casilla de la muerte, el laberinto y la espiral “permiten o vedan, según los casos, el acceso a determinado lugar donde no todos pueden penetrar indistintamente”, lográndolo únicamente los que están “cualificados” ; esta idea de “selección” conviene además al sentido de las “pruebas iniciáticas”, de las que la espiral misma no son sino una representación, y no la iniciación en sí misma, que sólo puede tener lugar en el Corazón del Antro Iniciático, en el Centro del laberinto, en la meta final, que se presenta así como un lugar resevado a los “escogidos”.


(Este ejemplar contiene el mayor númerode casillas: 142)

El dios egipcio Geb, tocado con una oca sagrada


El connubio sagrado


Geb y Nut


(El mehen, o juego egipcio con un tablero en forma de serpiente enrollada sobre sí misma; su simbolismo participa del propio del Juego de la oca)

LA MUERTE COMO MONSTRUO ANDRÓFAGO

En segundo lugar, el papel de la muerte en el juego corresponde al del “monstruo devorador”, que impide al héroe llegar a la dama, custodia el tesoro o defiende el acceso al antro iniciático, otros tantos símbolos del Centro espiritual; monstruo al que hay que combatir y vencer; y este aspecto se halla igualmente en la leyenda de Teseo y el Minotaruo, que acecha en el centro del laberinto, y asímismo se encuentra en el símbolo de la serpiente enroscada en el Árbol, cuyo esquema repite en el tablero la espiral enrollada alrededor del eje central, donde responde al papel de la serpiente como guardiana de determinados símbolos de la inmortalidad, entre ellos el acceso al Paraíso. En algunas tradiciones, el recorrido de los direrentes estados de la manifestación está representado por la migración del ser por el cuerpo de una serpiente; lo que nos remite al simbolismo del samsara búdico, la rueda de la vida, de la que el ser debe libearse para alcanzar el Nirvana.

Pero la significación más profunda de la Muerte es la que se vincula al simbolismo del “Guardián de la Puerta”, el “Glotón” o “Monstruo Andrófago”, un símbolo de variadas formas que se encuentra representado a menudo en las puertas de los templos de las culturas más diferentes, incluido el arte románico europeo, donde con frecuencia adopta los rasgos de una cabeza de león, o usualmente, como dos leones que flanquean la entrada al espacio sagrado, y cuya versión más primitiva constituía una estilización de un cráneo humano.

Vinculado con la idea de la puerta, cuya función además detenta, Coomaraswamy dice que ese rostro, “es verdaderamente la “Faz de Dios” que a la vez mata y vivifica (no es exactamente una “calavera”, es decir, la “cabeza de un muerto”, sino que es “la cabeza de la Muerte”, o sea la de Mrtyu, otro de cuyos nombres también es Kâla.”, que es también el “Tiempo devorador” (y aquí hay una indicación que explica la relación de Saturno con la muerte), la Muerte representa “la vía única por la que todo ser ha de pasar necesariamente, presentándose así como el “Guardian de la Puerta”, que debe franquear para liberarse de las condiciones limitativas de la existencia contingente y manifestada.




LA DOBLE VÍA DE LA LIBERACIÓN

En el Juego de la Oca, la casilla de la Muerte actúa separando a los jugadores, que hasta entonces han seguido el mismo itinerario, en dos caminos distintos; uno que conduce definitivamente hacia la meta, y el otro que reconduce al inicio del recorrido, de modo que el jugador que cae en la casilla 58, vuelve a empezar el juego. De manera análoga, el símbolo del “Guardián del Umbral” se presenta como una Puerta Doble, en el sentido que se dice de la Muerte que “según el estado al cual ha llegado el ser que se presenta ante ella, su boca es para éste “Puerta de la Liberación” o las “Fauces de la Muerte”.

Estos dos itinerarios simbólicos son los que puede seguir el ser humano en su proceso de liberación gradual, y son descritos de esta forma en un pasaje de la Bhagavad-Gita: “Voy a enseñarte en qué momento (…) los que tienden a la unión dejan la existencia manifestada, sea sin retorno, sea para volver a ella. (…) Estas son las dos vías permanentes, una clara, la otra oscura, del mundo manifestado; a través de una no hay retorno (la que conduce al centro, a la “salvación”); a través de la otra se vuelve hacia atrás (al mundo manifestado, al inicio de la espiral)” (Bhagavad-Gita, VIII, 23.26).Los mitólogos griegos nos dicen que los dioses tomaban esta vía para dirigirse al palacio de Zeus, y que los héroes la seguían igualmente para entrar en el Olimpo.

Estas dos vías, llamadas en el Vedanta Pitri Yana y Deva Yana, o “Puerta de los Hombres” y “Puerta de los Dioses” en la traducción que Homero hace en su Ilíada al describir el “Antro de las Ninfas”, corresponden igualmente a las de las Puertas de los templos del románico occidental, en las que el Cristo Cronocrátor separa a los Condenados de los Elegidos, cuyo significado, vinculado al del Jano bifronte y las Puertas solsticiales, y por lo demás uno de los más complejos del simbolismo tradicional, redunda en los conceptos de la Dualidad Cósmica y la doctrina de los ciclos que ya hemos señalado en diversas ocasiones sobre el significado general del Juego de la Oca. (1)

Todas estas observaciones sobre el simbolismo del Juego de la Oca, aunque incompletas, bastan para poner de manifiesto el grado de complejidad que presentan estas cosas, y cuántas consideraciones es posible señalar en lo que se presenta exteriomente como un mero entretenimiento, cuyo alcance sin embargo es incomparablemente superior, una vez más, a lo que dictan las apariencias.

(En este detalle de un tablero es interesante destacar el “hortus conclusus” que corona el final del viaje: un simbólico Jardín del Eden esperando con las puertas abiertas al ganador. Una imagen que compendia el complejo simbolismo del Juego de la Oca.)

http://www.viajesconmitia.com/el-simbolismo-del-juego-de-la-oca/

Nave extraterrestre vista en una tormenta de eléctrica

Esta fotografía fue tomada el 17 de junio 2013 en TORONTO, CANADA

"El 11 de octubre de 2013, había ido al supermercado local alrededor de las 10:30 pm para coger algunos bocadillos ya que el supermercado cerraba a las 11 pm. Había tormenta, pero el viaje de ida y vuelta solo me tomó unos 15 minutos en total. Cuando salí de mi coche para ir dentro de mi casa, me di cuenta de un vuelo estacionado en el cielo, un objeto en el cielo se oscureció . Aunque yo vivo no muy lejos del aeropuerto local y estoy muy familiarizado con los patrones de vuelo de las aeronaves, esto, no se parecía a cualquier aeronave conocida, jamás había visto en toda mi vida un objeto similar. Saqué mi teléfono Lumia y comencé el modo de grabación de vídeo. El objeto parecía casi cilíndrico y se ilumina desde dentro. 

Simplemente se quedó inmóvil en el cielo, poco a poco y de forma aleatoria emitía diferentes colores. Incluso con todos los relámpagos iluminando toda la zona, todavía podía verlo allí sentado sin moverse en absoluto. El cielo estaba parpadeando debido a los fuertes rayos, comenzó a llover muy fuerte, me dirigí a la casa corriendo por las condiciones meteorológicas. Dentro empecé a jugar con el teléfono tratando de mostrar a mi esposa el vídeo. Como yo no había tenido el teléfono mucho tiempo no pude mostrarle a ella el vídeo, sinceramente no se que paso, supongo que mi inexperiencia con este tipo de teléfonos.

Alrededor de 6 meses más tarde, descubrí que tenía un servicio de nube de los datos del teléfono y pude recuperar aquel famoso vídeo en mi computadora portátil. Yo estaba muy feliz de finalmente poderle mostrar a mi esposa e hijo lo que había visto esa noche, pero lo que no esperaba ver es lo que apareció en el cielo junto con lo que yo había grabado originalmente. Me quedé muy sorprendida al ver a la derecha del objeto flotando lentamente apareció un cono brillante que parecían sentarse inmóvil en el cielo también. Era lo suficientemente brillante para ser visto incluso con los rayos. Yo nunca había oído hablar de nada parecido, así que espero a ver si alguien más ha informado de un incidente similar. 
La parte más sorprendente de este fichero, es que la nave en cuestión parece entrar en "modo oculto" cuando el cielo se ilumina por los rayos de la tormenta".

Dart para Anunnakis
http://www.anunnakis.es/2014/06/nave-extraterrestre-vista-en-una.html