Séralini vuelve a publicar su estudio: El herbicida Roundup y el maíz transgénico son la causa de serios problemas de salud
Un estudio científico que establece relación entre graves efectos en la salud en las ratas alimentadas con el maíz transgénico Roundup Ready, ha vuelto a editarse después de su
polémica retirada tras una fuerte presión comercial. Ahora los reguladores deberían responder y revisar las licencias concedidas a los transgénicos y pesticidas, y los procedimientos que se siguen para la concesión de licencias.
El estudio de toxicidad crónica indaga sobre el impacto en la salud de las ratas al alimentarlas con el maíz transgénico NK603 y pequeñas dosis del herbicida a base de glifosato Roundup.
El estudio originalmente fue publicado en la revista Food and Chemical Toxicoly (FCT) en septiembre de 2012, encontrando daños hepático y renal severos y alteraciones hormonales, incluso con dosis por debajo de los valores permitidos para el agua potable en la UE.
Sin embargo, el editor jefe de la revista se retractó de su publicación en noviembre de 2013, después de
una campaña de difamación sostenida por científicos protransgénicos.
Los efectos tóxicos se encontraron tanto consumiendo sólo el maíz transgénico, que consumiendo sólo Roundup o ambos, Roundup y maíz transgénico. Los resultados inesperados fueron los de encontrar unas altas tasas de tumores y una mortalidad más elevada en los grupos que los consumieron.
Las críticas se han tenido en cuenta en la nueva versión
El estudio
se ha vuelto a publicar en la revista Environmental Sciences Europe. La versión reeditada contiene nuevo material para hacer frente a algunas de las críticas que se hicieron a la publicación original.
También se publican los datos brutos subyacentes a las conclusiones, a diferencia de los datos en bruto que la Industria mantiene en secreto, por ejemplo, para la aprobación de Roundup. Sin embargo, la nueva edición presenta los mismos resultados que en el anterior y las conclusiones no se han modificado.
La reedición restaura el estudio dentro de la literatura científica revisada por pares, para que pueda ser consultado por otros científicos. También se acompaña de un c
omentario por parte del equipo del profesor Séralini (También publicado en The Ecologist), en el que se describe las presiones de los partidarios de los cultivos transgénicos para forzar al editor de FCT a que se retractase de la publicación del estudio.
Los autores explican que la retractación ha sido “un ejemplo palpable de los conflictos de interés entre las evaluaciones científicas y los productos comercializados en todo el mundo. También mostramos que la decisión de retractarse no responde a motivos científicos o éticos evidentes. La censura de una investigación que muestra posibles riesgos para la salud socava la credibilidad de la Ciencia. Por este motivo, hemos considerado su publicación en otra revista”.
El estudio publicado ha sido sometido a una estricta revisión por pares
Claire Robinson, editora de GMOSeralini.org, comentó: “Este estudio ha pasado con éxito por al menos tres rondas de una rigurosa revisión por pares.
En primer lugar, fue revisado para su publicación inicial en Food and Chemical Toxicology, y según los autores se aprobó con unas modificaciones menores.
El segundo examen consistió en el análisis de los datos en bruto por un grupo de personas no identificadas, una revisión organizada por el editor en jefe de FCT, Wallace Hayes, en respuestaa las críticas al estudio realizado por científicos protransgénicos.
En una carta dirigida al Profesor Séralini, Hayes admitía que los revisores anónimos no encontraron anda incorrecto en los resultados, pero argumentó que los resultados no eran concluyentes, y eso justificó su decisión de retirar el estudio:
Una mirada más profunda de los datos en bruto reveló que no hay conclusiones definitivas sobre los posibles daños causados por el maíz transgénico o Roundup en lo que respecta a la mortalidad o la incidencia de tumores. Dada la alta incidencia de tumores en las ratas utilizadas, las Sprague-Dawley, una variabilidad normal no puede excluirse como causa de una mayor mortalidad e incidencia en los grupos tratados.
La justificación dada para la retractación fue muy
criticada por numerosos científicos, y considerado como un acto de censura y de jugar en favor de los intereses de la Industria de los transgénicos”, dice Robinson.
Ahora el estudio ha pasado una nueva revisión por pares, organizada por la revista que va a volver a publicar el estudio, Environmental Sciences Europe.
Que los críticos realicen sus propios estudios
El Dr. Michael Antoniou, genetista molecular que residen en Londres, dijo: “Son pocos los estudios que pasarían un filtro tan estricto por parte de otros científicos. La reedición del estudio después de tres revisiones es un testimonio de su rigor, así como la integridad de los investigadores. Si alguien duda de la calidad del estudio, que vuelva a leerlo en la revista. La Ciencia habla por sí misma.
Si aún reniegan de aceptar los resultados, deberían poner en marcha sus propios estudios de investigación sobre estos productos tóxicos, que están presentes en la alimentación humana y en la cadena alimentaria animal, desde hace muchos años”.
El Dr. Jack Heinemann, profesor de Biología Molecular y Genética de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda, dijo: “Aplaudo la decisión de la revista Environmental Sciences Europe por la republicación del estudio tras una rigurosa revisión por pares, y que se hayan tenido en cuenta las recomendaciones de los revisores, especialmente después de ser testigos de lo que ha pasado con la primera publicación.
Este estudio quizás sea uno de los que más ampliamente ha sido sometido a revisiones de los estudios científicos sobre los transgénicos”.
Significativas alteraciones bioquímicas y fallos fisiológicos
El estudio analiza los efectos sobre la salud de las ratas que estuvieron alimentada con el maíz transgénico NK603 tolerante a Roundup (11% de la dieta), cultivado con o sin aplicación de Roundup, y con Roundup (0,1 ppb de pesticida, que contiene glifosato y adyuvantes) presente en el agua potable. Se observaron los siguientes efectos:
- Los análisis bioquímicos mostraron deficiencias renales crónicas significativas en todas las ratas que los consumieron y en ambos sexos. El 76% de los parámetros alterados estaban relacionados con los riñones.
- En los machos se encontraron congestiones hepáticas y necrosis, en una relación de 2,5 a 5,5 veces más alta que en el grupo de control. Las nefropatías severas fueron de 1,3 a 2, 3 veces mayor.
- En las hembras, todos los grupos tratados mostraron de dos a tres veces de aumento en la mortalidad, y la muerte era más temprana.
- Esta diferencia también se observó en los tres grupos de machos alimentados con maíz transgénico.
- Los resultados se mostraron dependientes de las hormonas y el sexo, siendo los perfiles patológicos comparables.
- Las hembras desarrollaron grandes tumores mamarios, con más frecuencia que el grupo de control.
- La pituitaria fue el segundo órgano más dañado.
- El equilibrio hormonal se vio alterado por el consumo del maíz transgénico y por la ingestión de Roundup.
- Los machos presentaban hasta cuatro veces más tumores y de mayor tamaño, con un adelanto de hasta 600 días con respecto al grupo de control, en el que sólo se observó un tumor.
- Estos resultados pueden explicarse no sólo por los efectos de la alteración endocrina producida por Roundup, sino también por la sobreexpresión del transgén EPSPS y otras mutaciones insertadas en el maíz transgénico, con sus consecuentes alteraciones metabólicas.
- Nuestros hallazgos implican que los estudios a largo plazo (2 años) de alimentación deben realizarse para evaluar a fondo la seguridad de los alimentos transgénicos y el uso de pesticidas, en su formulación comercial completa.
“En conjunto, las alteraciones bioquímicas y los fallos fisiológicos encontrados en este estudio ponen de manifiesto los efectos patológicos del consumo de transgénicos y Roundup, en ambos sexos, con algunas diferencias.
También demuestra que la conclusiones de los estudios realizados por Monsanto, en los que se dice que no se observaron alteraciones biológicamente significativas en las investigaciones a 90 días, no se sostienen.
Proponemos que se deben evaluar los cultivos transgénicos utilizados en agricultura y las formulaciones completas de los plaguicidas en estudios a largo plazo para comprobar sus posibles efectos tóxicos”.
Las Agencias de Regulación deben tomar en serio estos resultados
El Dr. Heinemann comentó: “Este trabajo aporta nuevos e importantes conocimientos que deben ser tenidos en cuenta por las agencias que evalúan e informan sobre los riesgos de los organismos modificados genéticamente, del uso de plaguicidas en los alimentos y en toda la cadena alimentaria”.
Según Patrick Holden, Director Ejecutivo de Sustainable Food Trust (SFT), este estudio pone de relieve la insuficiencias de las pruebas de seguridad que se han realizado hasta ahora:
“La deficiencia más obvia se refiere al hecho de que el actual proceso de aprobación se basa en ensayos realizados en animales durante sólo 90 días, un tiempo insuficiente si se considera que las enfermedades crónicas en los animales y en los seres humanos se manifiestan por lo general a edad avanzada”.
Una segunda deficiencia, añadió, hace referencia a una Ciencia emergente, la Epigenética, que muestra que el sistema endocrino puede verse seriamente afectado por la presencia de residuos químicos en concentraciones tan bajas como unas pocas partes por mil millones.
“Es preciso un cambio en el proceso de aprobación en base a los LMR (límites máximos de residuos), ya que cada vez es más evidente que estos químicos tienen unos patrones de respuesta no lineales”.
Se precisa de una revisión urgente de las licencias de aprobación de los plaguicidas
Teniendo en cuenta estas preocupaciones, Holden dijo: “Hay argumentos para una revisión urgente del procedimiento de regulación de la concesión de licencias tanto para el herbicida Roundup y una clase de insectividas, los neonicotinoides.Se requiere de una revisión fundamental de todo el proceso de concesión de licencias para los productos químicos agrícolas, para asegurar que se sirve en favor del interés público”.
El Profesor Pete Pyers, Director Ejecutivo de Ciencias de Salud Ambiental y asesor científico del SFT, señala que “de una mínima fracción de los productos químicos agrícolas se han estudiado los efectos en la salud por parte de científicos independientes.
Durante las últimas décadas se ha producido una revolución en las ciencias de salud ambiental, que indica que la proporción de enfermedades atribuibles a la exposición a productos químico es mucho mayor y más importante de lo que se ha dicho.
Las herramientas que tenemos a nuestra disposición para decir lo que es seguro y lo que no son muy defectuosas. No tienen en cuenta las dos décadas de desarrollo en los campos de las alteraciones endocrinas y la Epigenética, sino las pruebas desarrolladas en la década de 1950.
Tampoco reflejan las complejidad de las mezclas, o en la forma en que interactúan los productos químicos”.
Por Oliver Tickell, 25 de junio de 2014
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