La pregunta es: si Mnuchin ya no tiene nada que ver con Goldman Sachs, ¿por qué se reúne Trump con el número dos de dicha organización horas antes de nombrarlo? ¿Es casualidad?
Es tan obvio, que no hace falta añadir nada más.
Estos son los datos. Esta es la realidad. Aquí no hay interpretaciones. Es lo que sucede.
Ahora, es conveniente recordar que durante la campaña electoral, Trump condenó a la candidata demócrata Hillary Clinton por sus vínculos con Goldman Sachs y otras firmas de Wall Street y por ganar cientos de miles de dólares por discursos dados al banco de inversión global y a sus clientes. Trump dijo en octubre que Clinton “se reúne en secreto con los bancos internacionales para trazar la destrucción de la soberanía estadounidense con el fin de enriquecer estos poderes financieros globales, sus amigos de interés especial y sus donantes”.
Y utilizó argumentos similares para atacar al senador Ted Cruz, que le disputaba las primarias en el partido Republicano. Recordemos que Trump lo atacó duramente con el argumento de que su esposa había trabajado para Goldman Sachs.
“Goldman Sachs es dueño de él, hará todo lo que le pidan. No es tan reformista!”, tuiteó Trump el 16 de enero pasado. Un mes después, en uno de sus actos de campaña de Carolina del Sur, el ahora presidente electo dijo: “conozco a los muchachos de Goldman Sachs. Ellos tienen total, total control sobre él (Cruz) tanto como tienen sobre Hillary Clinton”.
Y ahora Trump sirve a esos mismos poderes que tanto criticó. Al menos dijo una verdad “conozco a los muchachos de Goldman Sachs”.
¡Ya lo creo que los conoce! ¡Y les sirve como un criado!
Y durante las elecciones, simple y llanamente, se dedicó a decirle al público lo que quería oir.
Reiteramos pues todo lo que ya hemos dicho hasta ahora: Trump siempre fue el elegido por las élites para ocupar el cargo. Desde el inicio. No era Hillary Clinton. Era él.
Gran parte de la sociedad norteamericana estaba harta del establishment y de los políticos de Washington y necesitaban un líder al que seguir. Y esas élites, como siempre hacen, les han dado el líder adecuado, en el momento adecuado, que les ha dicho lo que querían escuchar. Punto.
Nos han vendido la victoria de Trump como “una gran sorpresa”, como un “terremoto político”, como si nadie ahí arriba supiera que la población estaba enfadada de esa manera con el establishment. ¿Quién con dos dedos de frente puede creerse semejante patraña? Si pueden saber hasta la última frase que escribe cualquiera en Whatsapp ¿cómo no van a saber de antemano lo que piensa la población sobre sus políticos?
¿Es que nos hemos vuelto todos idiotas?
Eligieron a Hillary Clinton, porque sabían que era imposible que la gente la votara, dados sus innumerables crímenes y casos de corrupción. Y por si quedaba alguna duda, volcaron toneladas de la información disponibles sobre sus chanchullos en la opinión pública.
Y lo hicieron a través de los medios “alternativos”, puesto que los medios de masas ya están desprestigiados y la población enfadada con el establishment ya no les cree.
Ha sido una gran operación de manipulación psicológica, que abre un nuevo escenario en la manipulación mediática.
Para entender como funcionan ahora las manipulaciones informativas, debemos comprender la realidad: no hay unos medios de masas que manipulan en servicio de las élites y una resistencia contra ellos formada por medios alternativos.
Esa es la idea romántica que nos quieren vender.
Pero la realidad es mucho más cruda y difícil de digerir.
La realidad es que hay unos medios de masas, que son unos inmensos negocios, y que manipulan en favor del establishment; y hay una constelación de medios alternativos, que vuelcan grandes cantidades de informaciones en las redes y que no sabemos quiénes los controlan ni a quién sirven. De hecho, mucha de la gente que gestiona esos medios alternativos, no sabe a qué intereses sirve cuando replica determinadas informaciones que corren por las redes. (ya pueden imaginarse que para el Robot Pescador, llegar a estas conclusiones no es precisamente fácil ni alentador)
Y entre unos y otros, se conforma un discurso único y se inoculan las mismas ideas en el imaginario popular.
Es lo que ha sucedido con el ascenso de Trump. Entre unos y otros, nos han vendido la misma idea: que Trump es un anti-establishment, que es un terremoto político, que representa la voz de un pueblo enfadado, que es molesto para las élites…
Tanto los medios de masas como los alternativos, nos venden la misma idea: unos atacándolo y tildándolo de populista y los otros aprovechando los presuntos ataques contra él para reiterar la idea de su presunta rebeldía.
Así es como funcionan ahora las manipulaciones sociales.
Y ahora, la idea que nos quieren vender, es que hay una alternativa a las “élites globalistas malvadas” y que el pueblo, con su voto, puede cambiarlo todo. Han creado a los líderes para que la gente enfadada con el poder los siga y les han dado la cobertura mediática necesaria para que cumplan con su función.
Y una inmensa cantidad de personas ha caído en la trampa, aferrándose desesperada y fanáticamente a la idea de que “un líder bueno” plantará cara a “los malos” y los vencerá…
Hay que ver…¡Es tan fácil manipular a las masas!
NOTA:
Al escribir este artículo, la noticia de que Mnuchin ha sido nombrado como Secretario del Tesoro, aún no ha sido confirmada. La razón por la que le damos credibilidad, no es porque lo digan gran cantidad de medios de comunicación de todo el mundo, sino porque lo dice Zerohedge, un medio alternativo partidario de Donald Trump y que ya viene apuntando esta posibilidad desde hace tiempo.
Fuentes: