Juicio por el saqueo del Palau: Félix Millet confiesa los pagos a CDC y Gemma Montull reconoce los documentos incriminatorios sobre las mordidas.
A las diez y veinte de la mañana, la presidenta de la sala de la Audiencia de Barcelona que celebra la vista del
caso Palau, Montserrat Comas, leía a
Fèlix Millet sus derechos. Acto seguido comenzaba un interrogatorio fiscal que a las once arrojaba una frase demoledora. "Ferrovial hacía donaciones a Convergencia a cambio de obra pública", declaró el que fuera mandamás del Palau, presidente, vicepresidente y consejero de aseguradoras, entidades financieras, el FC Barcelona y de sociedades empresariales propias.
De cada mordida, Convergencia se llevaba el 2,5%, Montull un 0,5% y Millet, el 1%. El 3% era sólo una "feliz" aproximación que cuajó hasta bautizar el sistema. Fue una confesión de trazo grueso, una vendetta ante el aislamiento social. E incluso una reivindicación de la obra hecha, como en el caso de
Pujol, pues Millet coló siempre que pudo que cuando él llegó al Palau "se caía a trozos y hasta las vigas estaban podridas".
El expresidente del Palau de la Música Catalana, pues, ha cantado de plano. El testimonio del antiguo príncipe de la sociedad civil barcelonesa deja a
Convergencia a los pies de los caballos. El partido de su examigo Jordi Pujol y de Artur Mas contaba con las fundaciones del Palau de la Música para blanquear las mordidas que se cobraban por la adjudicación de obra pública.
El propio Millet entregó a Carles Torrens, tesorero de CDC fallecido en 2005, dinero en efectivo procedente de Ferrovial. Fue una vez y a partir de ahí, declaró Millet, comenzó a ocuparse su entonces número dos,
Jordi Montull, por lo que no sabe si los pagos se hacían en el Palau o en el partido. Salvo por ese detalle y la tendencia de Millet a no entretenerse en menudencias, las declaraciones de Millet reafirman el modus operandi del 3%, aunque en realidad, apuntó, era el 4% porque un 1,5% era para él y Montull, y el 2,5% para la formación nacionalista.
En las horas previas a la reanudación del juicio por el caso Palau se apuntó a un viraje de Millet que se confirmó de cabo a rabo a las preguntas del fiscal en un interrogatorio tenso por parte de Emilio Sánchez Ulled y en el que Millet admitió y confesó casi todo. Hasta este miércoles, el expresidente de Palau había negado la financiación ilegal de CDC a través del Palau. A tenor de la actitud dura del fiscal, no parece que la defensa de Millet haya logrado un acuerdo. No fue óbice, sin embargo, para que Millet dijera alto y claro lo que en Convergencia más temían. Tiró de la manta sin titubeos, aunque a disgusto del fiscal porque el acusado se remitía a Montull para quitarse de encima las preguntas técnicas.
El fiscal mostró diversos documentos con la pretensión de que Millet reconociera faxes, correos electrónicos y otras pruebas mientras que el aludido trataba de explicar que o bien su secretaria o bien Montull eran las personas idóneas para certificar la validez de esas pruebas. "A mí me entregaban el dinero y yo se lo daba a Convergencia". "Yo no entraba si el dinero era por la obra del Metro tal. Es la primera vez que lo veo (un documento), que yo recuerde porque ha pasado mucho tiempo".
Millet arrancó su declaración con un sentido lamento: "Me equivoqué, cometí un error. Lo reconozco todo". En principio no podía haber acusado más dispuesto a colaborar con el fiscal, que le dispensó un trato severo y le afeó las irregularidades conductas y múltiples licencias económicas en su peculiar gestión del Palau. En cambio, sobre la celebración de las bodas de sus hijas en el Palau defendió Millet que en realidad se trató de una operación publicitaria para generar el negocio de las bodas y actos sociales en las instalaciones.
La presidenta de la sala, Montserrat Comas decretó un receso tras el interrogatorio de la fiscalía debido a las urgencias prostáticas expresadas por Montull.
A la vuelta y a preguntas de la defensa, el objetivo era implicar a Mariona Carulla, de quien Millet dijo en al menos tres ocasiones que en razón de su cargo de entonces, vicepresidenta económica, debía estar al corriente de los frecuentes pagos en efectivo que se llevaban a cabo en el Palau, unos abonos escamoteados al fisco y a la Seguridad Social´: "Todo eso estaba bajo el control de Carulla", insistió Millet en alusión a quien le sustituyó al frente del Palau.
Llegó el turno de Gemma Montull, a la sazón exdirectora financiera del Palau e hija del número dos de la estructura societaria del Palau, Jordi Montull. Gemma Montull, que se emocionó varias veces durante el interrogatorio fiscal, declaró que Millet y luego su padre eran los únicos que tomaban decisiones en el Palau, que a pesar de ser directora financiera, su cargo era de pega, hacía lo que le mandaban Millet y su padre y que, en efecto, Ferrovial pagaba a Convergencia a cambio de adjudicaciones de obra pública. "Mi padre me daba directamente órdenes para hacer cuadros de pagos y ante mis preguntas me dice que la Fundación entregaba ese dinero a Convergencia", declaró Gemma Montull, cuya defensa, y la de padre, habrían pactado una sustancial rebaja a efectos de que ella pueda eludir el ingreso en prisión.Gemma Montull | Europa Press
En teoría debía ser la acusada estrella y el fiscal logró que Montull ratificara vía documental todas las ilegalidades vinculadas al lucro de Millet y su padre y a la financiación del partido nacionalista. Sin embargo, la contundencia de Fèlix Millet ensombreció en cierto modo la confesión de Gemma Montull, que también afectó a las prácticas de su padre.
Osàcar, el cortafuegos
Con todo, quedó claro que el fiscal no necesitaba de la incendiaria confesión de Millet, pues tenía material suficiente con las declaraciones de Gemma Montull sobre comisiones y facturas falsas que incriminan al extesorero convergente Daniel Osàcar, a quien le tocó el papel de cortafuegos, puesto que ni Millet ni Gemma Montull superion o quisieron decir quién era el responsable político del partido que avalaba el procedimiento.
A efectos del fiscal, Gemma Montull puso al descubierto la naturaleza del conglomerado y los detalles técnicos necesarios para fundamentar la acusación tanto en lo relativo a Millet como en lo que afecta a la financiación ilegal de CDC.
Dada la crudeza de las confesiones y la rotundidad de las pruebas exhibidas, Artur Mas ha anunciado una comparecencia cuando hayan terminado de declarar los principales encausados por el caso Palau. Con las respuestas de Gemma Montull a su abogado, en las que muy emocionada insistió en que "yo no era nadie, cobraba lo mismo que las secretarias de Millet y de mi padre, entre sesenta y setenta mil euros al año" y "no me he llevado ni un duro del Palau", terminó la sesión que se reanudará este jueves con el interrogatorio a Jordi Montull.