Juan Bautista, está considerado como el príncipe de todos los santos católicos, es el único que en lugar de celebrar en el santoral el día de su muerte según la tradición común, celebra el día de su nacimiento. Cuando el Bautista de Leonardo mira al observador, éste se proclama príncipe de los santos elevando su índice derecho.
Da Vinci, por lo tanto, en la “Última Cena”, otorga esa potestad y poder a Tomás, otorgándola el lugar que realmente le correspondía. Para Da Vinci, Tomás se postula frente a sus iguales, el resto de los apóstoles, como el primero, el jefe, el Príncipe. Tomás era el hermano gemelo de Jesús, así que por linaje, debería ser quien ocupara el lugar que Jesús iba a dejar, y postularse como futuro líder. Esa es la razón por la que Leonardo lo sitúa el más cercano al maestro, y el por qué de su dedo índice derecho erguido, Tomás se manifiesta a sus compañeros como el sucesor Jesús.
Se cree que la única parte del cuerpo de Juan Bautista que se salvó de la destrucción por el Emperador Juliano, fue dicho dedo, y llevado a Francia por Santa Tecla.
Felipe, de todos los discípulos varones, es el que menos denota una actitud hostil, de enfado o de desaprobación, sino que se encuentra en una gestualidad misericordiosa. Dentro de los Evangelios apócrifos (aquellos no aceptados por la iglesia), el Evangelio de Felipe es el más explícito en el tema del afecto de Jesús por María Magdalena, razón por la cual, la iglesia jamás aceptó su evangelio como verdadero.
En 1.945, se encontraron 13 códices de papiro en Egipto, que contienen más de cincuenta textos, conocidos como los Manuscritos de Nag Hammadi. Casi todas las obras son de carácter herético y reflejan distintas tendencias gnósticas. Se trata de textos que se creían destruidos durante la lucha por los primeros cristianos, donde se guardan el Evangelio de Tomás , el Evangelio de Felipe y el Evangelio de la Verdad.
En el Evangelio de Felipe, el primer pasaje dice: “Tres mujeres caminaban siempre con el Señor: María, su madre, la hermana de ésta, y Magdalena, denominada su compañera”. Es evidente, que María Magdalena era mucho más que aquello que dicen los evangelios canónicos, una vulgar prostituta, sino que realmente fue la esposa de Jesús, y que la iglesia lo único que ha querido hacer durante cientos de años, es infravalorar y destruir quien realmente fue.
El segundo pasaje del Evangelio de Felipe dice: “¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?” La relación entre María Magdalena y Jesús iba mucho más allá de todo lo que nos dice la iglesia y los escritos canónicos, los cuales están manipulados. este es el motivo de que muchos discípulos tuvieran excesivos celos de María Magdalena.
Santiago el Mayor, levanta los brazos interponiéndose en el camino de Felipe y Tomás, como intentado parar su reacción, una actitud un poco extraña, ya que Felipe y Tomás no parecen tener una actitud agresiva ante lo que sucede en la mesa, su reacción es mucho menos hostil de aquello que sucede en otras partes de la mesa.
Estos son los hechos que nos han contado. Esa noche, Jesús revela al resto de discípulos que uno de ellos le va a traicionar. Esa misma noche, durante la cena, Jesús instaura el sacramento de la eucaristía, ofreciendo de forma simbólica a los discípulos pan y vino, representando su cuerpo y su sangre. Y que esa copa o cáliz que Jesús ofreció, representando su sangre, es el Santo Grial, el cual, es una de las reliquias o secretos que custodiaban los templarios y el Priorato de Sión, y que era buscado por la iglesia afanosamente.
Ahora, vamos a analizar la obra de Leonardo, como realmente él quiso que fuera interpretada y las verdaderas intenciones que tenía. Veamos nuevamente el cuadro de la “Última Cena”, y vamos a empezar a analizar todo aquello que quizá uno no se para a observar, que es donde reside el verdadero mensaje y significado de esta obra.
De izquierda a derecha (según contemplamos el cuadro):
Bartolomé se levanta en un gesto de inclinarse hacia adelante.
Santiago el Menor intenta calmar a Pedro.
Andrés se muestra sorprendido por lo que acaba de decir Jesús.
Pedro reacciona violentamente portando un cuchillo.
Judas permanece sentado intentando escuchar a Pedro.
Mª Magdalena está serena y escucha a Pedro.
Jesús permanece inalterable ante la reacción de la mesa.
Tomás muestra su índice hacia los cielos mirando a Jesús.
Santiago el Mayor intenta contener a Tomás y Felipe.
Felipe muestra una actitud de incredulidad.
Mateo se dirige a Tadeo y Simón pidiendo vean lo que sucede.
Tadeo intercambia opiniones con Simón.
Simón intercambia opiniones con Tadeo, ambos ajenos a la revuelta.
Leonardo Da Vinci cifró mensajes en la Última Cena, que hablan de la naturaleza histórica de Jesús y su verdadera relación con María Magdalena. Da Vinci, como maestre del Priorato de Sión, estaba en posesión de información que se fue transmitiendo entre los diferentes maestres del Priorato a lo largo de los años y de los siglos.
Jesús ofreció a sus discípulos su cuerpo y su sangre, pero no lo hizo a través del pan ni de una copa de vino, bebida que no hay en la mesa. Lo que realmente presentó Jesús a sus discípulos fue su linaje, su descendencia, el hijo que portaba su cuerpo y su sangre, el hijo que tuvo con su esposa, María Magdalena, el Santo Grial.
Da Vinci, sabedor y conocer de este secreto, conocedor de la existencia de evangelios apócrifos que fueron desechados por la iglesia por ser contraproducente para los intereses de esta, se encuentra que tiene que realizar una pintura que represente la Última Cena. La iglesia tiene una interpretación de lo que ocurrió aquella noche, y no sólo eso, sino que la iglesia tiene el poder, tanto social como político, y cualquier atisbo de blasfemia o herejía, te conducían inexorablemente al dolor y posiblemente a la muerte.
Ante esta tesitura, Da Vinci, poseedor de los hechos reales que le han sido legados desde los primeros maestres del Priorato de Sión, sabía de primera mano que aquello que custodiaban con sus vidas, no era un simple cáliz, sino que se trataba del linaje de Jesús, su descendencia, la cual había que custodiar y salvaguardar de todos los peligros que le acechaban. ¿Cuántas personas, si fueran poseedores de esta información, no habrían intentado atentar contra la vida del hijo de Jesús y María Magdalena? Serían miles de personas quienes hubieran intentado acceder a él, por ello se creó el Priorato y los Templarios.
Hemos analizado la Última Cena según los hechos que nos dice la Biblia. Jesús revela a sus doce apóstoles que uno de ellos, le va a traicionar, que es el instante exacto que pinta Da Vinci, con el consiguiente revuelo que se forma en la mesa. Entre ellos, supuestamente está Juan, a la derecha de Jesús (izquierda según el observador), y posteriormente, Jesús implanta el sacramento de la eucaristía ofreciendo el pan (que representa su cuerpo) y el vino (que representa su sangre).
Ahora observemos nuevamente la misma escena, pero analizándolo con aquello que conocía Da Vinci, donde su verdadera intención debe ocultarla para no ser repudiado y castigado por la iglesia. Jesús, revela a sus discípulos que tiene descendencia, un hijo nacido de su matrimonio con María Magdalena, quien realmente se sienta a su derecha y no Juan. Este hijo, es su Sangre Real, su Santo Grial, quien porta sus genes, su cuerpo y su sangre, la auténtica descendencia del Mesías en la Tierra.
Jesús, para la iglesia, es el Hijo de Dios, y la sola idea de que estuviera casado y tuviera descendencia, son hechos que no puede permitir porque sacudiría sus pilares, y con ello, todos sus bienes, toda su riqueza y todo su poder. Así que Da Vinci, debe ocultar sus verdaderas intenciones, pero se ve en la obligación como maestre del Priorato de Sión, de dejar plasmado a través de mensajes ocultos sus conocimientos.
Vamos a fijarnos donde se dirigen las miradas y los gestos de los discípulos. Bartolomé, Andrés, María Magdalena, Santiago el Mayor y Felipe, no miran a Jesús, sino que todos están mirando a un mismo punto. Por su parte, Tadeo y Simón, dirigen sus manos al mismo punto de la mesa donde el resto está mirando. ¿Qué hay en la mesa para que se centre la mirada y los gestos de los discípulos hacia ello? La respuesta es el Santo Grial. Ahora bien, ¿dónde lo ha ocultado Da Vinci?
Da Vinci, para poder revelar que el Santo grial realmente es la descendencia de Jesús y María Magdalena, tenía que ocultarlo muy bien, pero a su vez, dejar pistas sobre ello, y que hubiera alguna forma de poder visualizarlo. Para ello, Da Vinci utilizó una técnica que conocemos como estereograma, que son imágenes que permiten obtener una ilusión óptica, es decir, que haya una imagen dentro de otra imagen, pero que siempre una imagen sea la principal, y aquello que se desea ocultar, la secundaria.
Una vez que esta imagen secundaria es visualizada y captada por nuestros ojos, éstos de forma natural convergen sobre la imagen de forma directa. A veces, es necesario un poco de paciencia y concentración para poder ver ciertos estereogramas. Algunas personas lo logran inmediatamente, pero a otras les lleva mucho tiempo lograrlo y otros simplemente no pueden captarlas. Una vez que el cerebro asimila este tipo de visión las imágenes logran visualizarse sin mucho esfuerzo.
Para que el lector pueda visualizar claramente donde está oculto el Santo Grial, lo remarcaré para que todos puedan visualizarlo claramente. Antes de hacerlo, deciros que éste, se encuentra en la figura de Judas. Veamos nuevamente a Judas en la Última Cena de Da Vinci. Judas es la figura que se encuentra sentada, quien mira hacia atrás haciendo un ademán de intentar escuchar lo que dice Pedro a María Magdalena. Observar detenidamente a Judas porque ahí está el Santo Grial, el hijo de Jesús.
Seguramente muchos no habrán podido conseguir ver el estereograma secundario y la figura de un bebé. Esto significa, que Da Vinci ocultó muy bien esta figura que hubiera significado herejía y su destrucción. Así que vamos a remarcar donde se encuentra.
Ahora observar la imagen según lo pintó Da Vinci, y después observar el estereograma desvelando la imagen secundaria. En este punto, ya todos deberían ver sin ningún tipo de problemas en el cuadro original de Da Vinci al bebé oculto de forma clara y nítida.
El bebé está en una posición sentada, y Da Vinci, lo ocultó utilizando la técnica tal que la cabeza del bebé, se confundiera con el cuello de Judas, y su espalda y piernas, con el brazo de Judas. El bebé, gira la cabeza hacia Andrés, y éste, está mirando claramente al bebé, mostrando su gran sorpresa con las manos levantadas hacia el frente y sin parar de mirar directamente a los ojos del bebé.
En este punto exacto, la obra de Da Vinci empieza a cobrar otro sentido y otra dimensión. Jesús, no está diciendo a sus discípulos que uno de ellos le va a traicionar, sino que les está presentando a su heredero, por eso la mesa se revoluciona, porque Jesús es el presunto Hijo de Dios, y no entra en el pensamiento de la época ni en su misión como Mesías, que tenga descendencia.
¿Por qué Da Vinci esconde la figura de su hijo entonces en este personaje? En los manuscritos encontrados en Nag Hammadi, se encuentra el Evangelio de Judas y otros muchos. De estos escritos, se puede observar que Judas era el verdadero discípulo predilecto de Jesús. Solamente es repudiado y tratado como un traidor por los cuatro evangelios canónicos, los aceptados por la iglesia y los que aparecen en la Biblia.
El papiro habla de las revelaciones que Jesús hizo a Judas Iscariote, en conversación privada, tres días antes de la Pascua. Escrito en tercera persona, el texto es un diálogo entre Jesús y sus discípulos, especialmente Judas, que aparece como el discípulo favorito de Jesús. Según este evangelio, Judas entregó a su maestro a los romanos siguiendo órdenes del propio Jesús, quien profetizó: “Tú serás el decimotercero, y serás maldito por generaciones, y vendrás para reinar sobre ellos” (página 47 del manuscrito). Jesús le está agradecido a Judas y lo elogia: “Tú los superarás a todos ellos. Porque tú sacrificarás el hombre que me cubre (…). La estrella que indica el camino es tu estrella”.
Así que Judas, junto a María Magdalena, era el único que sabía que Jesús tenía descendencia, por este motivo, es quien custodia al bebé, porque Jesús es en quién más confía y por eso le reveló el secreto. ¿Cómo podía saber esto Da Vinci, si los Manuscritos de Nag Hammadi no se encontraron hasta 1.945? Lo sabía porque pertenecía al Priorato de Sión, quienes conocían estos hechos de primera mano cuando se crearon, y este es el motivo real de por qué su existencia.
Ahora contemplemos toda la obra, y vamos donde se dirigen todas las miradas y muchos de los gestos de los discípulos, porque todo empieza a cobrar sentido. La verdadera posición de María Magdalena es junto a Jesús, apoyando su cabeza en él, y el hijo debería estar entre ambos. Esta sería realmente la composición del cuadro sin tabúes, tal y como Leonardo le hubiera gustado plasmar, pero que por imposiciones eclesiásticas y razones evidentes, no podía hacer.
Aquí podemos observar a qué parte de la mesa se dirigen las miradas y los gestos. Judas es el menos sorprendido de todos, y a quien menos le ha sorprendido la revelación, porque él ya lo sabía, es el único de todos los discípulos que lo sabía. El trinomio formado por Simón (Platón), Tadeo (Da Vinci) y Mateo, no miran al bebé, pero sí dirigen sus manos hacia él. Simón y Tadeo hablan entre ellos como si no les sorprendiera la noticia, y realmente es así, porque ambos son conscientes de su existencia. Mateo, en cambio, es el que más gesticula con sus brazos y manos, apuntando claramente al bebé.
Felipe mira al bebé haciendo un ademán de acercarse para contemplarlo mejor, pero Santiago el Mayor se lo impide. Tomás, quien alza su dedo índice a los cielos, indica con su gesto que él, como hermano de Jesús, debería ser el verdadero príncipe, el heredero legal al puesto que va a dejar vacante Jesús, y sabe que con un heredero real, de la sangre de Jesús, ese puesto no lo ocupará. Por este motivo, Santiago el Mayor también le impide el paso con su brazo derecho, para que el revuelo y la consternación no vayan a más.
Pedro es el más enfurecido, portando un cuchillo en su mano derecha y yéndose claramente hacia el centro de la mesa. En el Evangelio de María Magdalena y en otros escritos, se habla de la rivalidad y el odio que Pedro tenía hacia Magdalena. El evangelio apócrifo de María Magdalena (encontrado en el siglo XIX) y los evangelios gnósticos de Nag Hammadi, muestran que ella fue compañera de Jesús y tuvo un papel en la cristiandad de un nivel mayor que el de los apóstoles. Los más de 100 evangelios apócrifos presentan a María Magdalena como la consorte e incluso como la apóstol más cercana a Jesús.
En estos manuscritos, se puede leer: “Pedro, tú siempre has sido irascible. Ahora te veo como un adversario de la mujer. Pero si el Salvador la hizo digna, ¿quién eres tú, de veras, para rechazarla? El Salvador la conoce seguramente muy bien. Eso es porque él la quería más que nosotros. Debemos de estar avergonzados y buscar la perfección como él nos ordenó, y anunciar el evangelio, no añadiéndole ninguna otra regla u otra ley más allá de lo que el Salvador nos ha dicho.”
En el Evangelio de Tomás, Pedro dice: “¡Que se aleje Mariham de nosotros!, pues las mujeres no son dignas de la vida”. En otro Evangelio gnóstico, Pedro añade: ¿por qué tenía que enseñarle a ella cosas que a nosotros no nos enseñaba?”, a lo que otro apóstol le responde: “Bueno Pedro, si él lo ha querido así, si él la ha escogido a ella tenemos que aceptarlo”.
En el Evangelio de Pistis Sophia, Pedro dice a Jesús: ‘Maestro, no podemos soportar a María Magdalena, porque nos quita todas las ocasiones de hablar, en todo momento está preguntando y no nos deja intervenir”. En otro lugar del mismo Evangelio, la Magdalena manifiesta: “Dudo de Pedro, y le temo, porque odia el género femenino”. En este enfrentamiento, tuvo que intervenir Jesús, que dijo: “Quítate de mí Satanás, me eres un escándalo, porque no entiendes lo que es Dios sino lo que es de los hombres.” El odio de Pedro hacia María Magdalena era evidente, y Da Vinci, consciente de ello, lo representa como el más airado, y portando un arma, que seguramente iba dirigido a Magdalena.
En una cultura tan dinástica como la existente en aquella época, un Jesús célibe y sin hijos hubiera sido un escándalo e inaceptable, y se habría visto obligado a explicarlo en el decurso de su vida pública o como parte de sus supuestas enseñanzas. La tradición judaica aborrecía el celibato y era un pecado. Mucho habría llamado la atención Jesús si hubiese predicado el celibato. Pero ese cargo nunca se esgrimió contra él, ni siquiera por parte de sus enemigos más implacables. La vida monástica fue un invento muy posterior del cristianismo, e incluso un personaje tan obviamente misógino como Pablo, admitió que era «mejor casarse que consumirse de pasión».
La sola idea que Jesús hubiese tenido una vida sexual, hace temblar a los cristianos y la iglesia, y más si esa mujer es Magdalena, una mujer que según la iglesia era una prostituta. La Iglesia, a través de la manipulación de textos y de mentiras, inculcó en la sociedad que Magdalena era impura, una prostituta arrepentida. Esta interpretación sirve a la iglesia para transmitir dos mensajes importantes: 1.- que María Magdalena y las mujeres en general, eran impuras y espiritualmente inferiores a los hombres, 2.- sólo la Iglesia ofrece la redención.
Da Vinci también dejó otro mensaje oculto. Si trazamos una línea entre las manos de Jesús, María Magdalena y Pedro, obtenemos una exacta imagen de espejo de la Constelación de Casiopea. Da Vinci utilizaba a menudo esta técnica de espejo, que también empleó en la Última Cena, para ocultar mensajes secretos. Así quedaría la línea trazada.
Y esta es la Constelación de Casiopea.
Vemos claramente que una es el reflejo de la otra, vista en un espejo. Los nombres arábigos de las principales estrellas de Casiopea nos facilitan algunas claves de su significado esotérico. Los árabes llamaban a la constelación de Casiopea el Árbol Seder (la misma palabra que el Séder de Pésaj, la fiesta judía celebrada antes de Pascua). Los árabes más antiguos pensaban que esta constelación era una “enorme mano manchada con alheña”, con las estrellas más brillantes representando las puntas de los dedos.
Casiopea está ubicada en un extremo de la Vía Láctea, una zona que se relaciona con lo que se conoce como la Familia de Constelaciones Perseo. Casiopea se encuentra en el signo zodiacal de Aries (el Carnero), donde también están las estrellas Shedir (el busto), Ruckbah (el entronizado) y Dat al-Cursa (el sentado). Los chinos llamaban a Casiopea Ko Tauo (la puerta). Los observadores que miran hacia el norte, pueden ver la estrella que se llama Caph, que significa palma de la mano, al extremo izquierdo de la “W” de Casiopea volteada cabeza abajo.
Casiopea es una constelación circunpolar, es decir, que nunca se oculta en el horizonte. Durante todo el año, Casiopea está siempre visible, trazando círculos alrededor de la estrella Polar del Norte (Polaris). La Osa Mayor se encuentra en el lado opuesto del polo con relación a Casiopea. Así que sirve como guía a todos los hombres cuando están perdidos, una alegoría de la fe cristiana, del mensaje de Jesús, que con su muerte no desaparecerá, ya que deja presenta su legado en la Tierra.
Así que, Da Vinci, dibujó en su obra una “M”, para revelar que en la mesa estaba sentada y presente María Magdalena (de forma terrenal), y también dejó plasmado una “W” a través de la Constelación de Casiopea (de forma celestial). En la mesa, se encuentra el heredero terrenal así como celestial, la “M” y la “M” invertida “W”.
Pero aún queda otro secreto que esconde Da Vinci que data de los comienzos templarios y del Priorato de Sión. El ocultista del siglo XIX Eliphas Levi, decía que los primeros gnósticos, hacían ígneo al Espíritu Santo, y lo adoraban a través de la figura de Baphomet (conocido como Bafometo), en los templos o en lugares secretos.
Los Rosacruces, utilizaban las siglas I.N.R.I. como significado de “Ignea Natura Renovatur Integra, que significa, la naturaleza se renueva por el fuego”. La traducción a estas siglas actualmente, se interpretan como “Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum, que significa, Jesús de Nazaret Rey de los judíos”. La naturaleza se renueva a través del fuego, el conocimiento que te hace ser Dios, ese fuego del Árbol de la Vida.
Baphomet es una figura con cabeza de cabra que se encuentra en varias instancias en la historia del ocultismo. Desde los Caballeros Templarios en la Edad Media y los masones del siglo XIX se utiliza el culto a esta figura. Baphomet representa lo oculto, sobre todo en el ocultismo occidental, gnosticismo, alquimia, la cábala y el hermetismo.
Eliphas Levi, el ocultista francés que atrajo la famosa representación de Baphomet, argumentó que el nombre había sido derivado de la codificación cabalística: “El nombre de los templarios Baphomet, que debe ser escrito kabalísticamente hacia atrás, se compone de tres abreviaturas: Tem. OHP. AB., Templi omnium hominum pacts Abbas; “el padre del templo de la paz de todos los hombres.”
Baphomet representa la culminación del proceso alquímico, la unión de las fuerzas de oposición para crear la Luz Astral, la base de la magia y, en última instancia, la iluminación. El concepto de androginidad es muy importante en la filosofía oculta, ya que es el representante del más alto nivel de iniciación en la búsqueda de convertirse en “uno con Dios”.
Las manos de Baphomet forman el signo de hermetismo, que es una representación visual del axioma hermético “como es arriba es abajo”, que aparece en el Kybalion. Esta sentencia resume la totalidad de las enseñanzas y los objetivos del hermetismo, en el microcosmos (el hombre) es como el macrocosmos (el universo). Da Vinci, conocedor de esto, haciendo referencias a los cielos a través de Casiopea y a la Tierra a través de la descendencia de Jesús y María Magdalena, también quiso dejar oculto la figura más trascendental en muchos ritos herméticos.
La primera mención registrada de Baphomet como parte de un ritual oculto, apareció durante la época de los Caballeros Templarios. La primera aparición de la figura de Baphomet, apareció en una carta de 1.098 por el cruzado Anselmo de Ribemont diciendo: “Como el día siguiente amaneció llamaron con fuerza a Baphometh mientras oraba en silencio en nuestro corazón a Dios, y luego nos atacaron y obligaron a todos ellos fuera de las murallas de la ciudad.”
Baphomet representa la realización de esta tarea cósmica a una escala muy pequeña, dentro de uno mismo. Una vez que se logra un perfecto equilibrio en un nivel personal, es donde empieza lo oculto, que se inicia en un punto de la mano hacia el cielo y una mano hacia la tierra: “Como es arriba, es abajo”, es decir, como es en los cielos es en la Tierra, y viceversa.
Ahora bien, ¿dónde aparece esta figura en la obra de Da Vinci? Otro de los trucos y recursos empleados por el pintor, es conseguir que la pintura, vista desde un espejo y superpuesta, refleja nuevos mensajes cifrados. Si hacemos esto con la figura principal de la Última Cena, con Jesús, nos aparece Baphomet.
Da Vinci, como es arriba es abajo, como es abajo es arriba. Nos revela su vinculación a los templarios y al Priorato de Sión, nos revela que es poseedor y conocedor de secretos referentes al Santo Grial, la verdad de lo que custodiaban los Caballeros Templarios, por qué se crearon y por qué daban la vida por ello.
Esa noche, nadie traicionó a Jesús, los evangelios gnósticos, escritos mucho tiempo después, interpretaron y manipularon todo lo que pasó en verdad, porque no podían aceptar que Jesús tuviera descendencia, ya que eso no entraba en la visión del Mesías que tenían. Judas, tal y como muestran los manuscritos gnósticos y apócrifos, era leal a Jesús, seguramente tras María Magdalena el que más, tanto que fue el encargado de proteger al hijo heredero. La iglesia, tachó a Magdalena de prostituta e impura, muy lejos de la realidad, ya que Magdalena pertenecía a una familia real, y era la heredera legítima de Betania, nada que ver con ser una prostituta. Si Judas fue un traidor, es porque fue fiel a Jesús y no lo es para la iglesia.
De este nacimiento, nació la dinastía merovingia, quienes portaban la sangre real de Jesús. Para proteger este linaje, se crea el Priorato de Sión y monjes expertos en caballería y lucha, los Caballeros Templarios. La iglesia, el ala más ortodoxa, no paró de buscar el Santo Grial para destruirlo, y por ende, atacó y destruyó a la Orden del Temple, ejecutando a sus miembros, sus posesiones, sus lugares de culto, requisando todo lo que tenían, en busca de respuestas. Pero nunca llegaron a conseguirlo. El secreto iba pasando generación tras generación a personas muy influyentes, familias reales, adineradas, instituciones secretas… que iban transmitiendo lo que sabían, y lo sabían de mano de María Magdalena y algunos presentes en la Última Cena.
Seguramente, en la actualidad, este linaje sigue vivo, y el árbol genealógico de Jesús esté entre nosotros. Esto es lo que Da Vinci nos reveló, esta es la verdadera historia del Santo Grial.